MAQUETACIÓN PARA IMPRESIÓN EN PAPEL Y MAQUETACIÓN DIGITAL PARA DISPOSITIVOS

Transcripción

1 MAQUETACIÓN PARA IMPRESIÓN EN PAPEL Y MAQUETACIÓN DIGITAL PARA DISPOSITIVOS Al comenzar a pensar en el tema propuesto, empecé a articular mentalmente las diferencias y similitudes técnicas entre los dos procesos, elaborando y esquematizando tablas para comenzar a escribir, y aunque creo que esto es muy importante, al llegar la hora de la verdad y abordar el blanco (folio o doc) siento que existe un previo mucho más importante. Mi trayectoria en el sector comienza con mi formación académica, mi experiencia en el libro impreso (corrección, maquetación, edición de mesa e incluso marketing y comunicación), como librera (y responsable posteriormente de esa misma librería en Madrid durante casi tres años) y la reciente evolución y alternancia al libro digital, trabajando indistintamente en ambos modos o maneras de entender, vivir y realizar el libro. En el último año he observado cómo el planteamiento respecto a la revolución o evolución de y en el sector se ha dinamizado mucho a pesar de la crisis económica y quizá como una consecuencia lógica de la misma a la hora de optimizar y reajustar tanto procesos como costes y resultados. En el Líber del año pasado la edición digital aún pasaba por ser un tema un tanto marginal, evidenciado por el número de ponencias y mesas redondas en las que se abordaba. Este año en Barcelona, sin embargo, me ha sorprendido la evolución en cuanto a los temas relacionados con ella. Se ha pasado del 20-30% en el año 2011 a un abrumador 80% en este año Rápido, muy rápido. Cuantitativamente muy rápido pero cualitativamente lento, desde mi punto de vista. Me parece muy importante esta apreciación. De la tónica general en el sector en cuanto a la irrupción, lo probable o improbable, la magnitud o insignificancia, el futuro, la perdurabilidad o fracaso de la edición digital, se ha pasado a su indiscutible irrupción en la realidad, a la urgencia sin perder un cierto matiz de escepticismo en mayor, menor o inexistente medida, y la necesidad de los nuevos métodos/maneras de comercialización, la desaparición de algunos elementos de la cadena de valor en la producción del libro, la transformación de otros, la aparición de algunos nuevos y todo lo que ello conlleva: los nuevos editores, la autoedición, la viralización, la visibilidad en la red, el nuevo marketing digital, etcétera. Solo un editor en una mesa redonda habló en este último Liber de la calidad del contenido y de la calidad en la conversión. Me parece lo más importante, la premisa inicial, el punto de partida y no algo que debe darse por supuesto. A mí me importa mucho por respeto al autor, a su obra, al trabajo de todos los profesionales que participan en el proceso de creación, y al lector en aquello que va a comprar, leer y disfrutar. Pero el proceso no es automático. Se generan errores que hay que corregir: tipográficos, de estilo, en ficheros Con un simple clic no se genera una edición digital, se genera un formato digital que requiere una revisión exhaustiva, por respeto y por responsabilidad.

2 Es verdad que aquí podría debería matizar o apuntar que, efectivamente, se generan con un clic formatos digitales en China, la India o en algunas empresas informáticas o meramente tecnológicas, pero esto no asegura su transformación a una edición digital, que, desde mi punto de vista, como ya apuntaba anteriormente, requiere una revisión y adecuación formal y cualitativa a la edición impresa. No se trata, como escuché en Barcelona, de unos eurillos y unas horitas, se trata de una dimensión nueva del trabajo editorial o de una extensión evolucionada del mismo. Un formato digital es algo sencillo, y puede ir desde la reproducción sin más de un PDF al famoso clic y transformación a epub, en el mejor de los casos con ciertas adecuaciones de estilo pero sin mayor control ni eficiencia. Y no hablo por hablar. Es una realidad. Difícilmente, o en cualquier caso de un modo un tanto irrelevante e irresponsable, podremos pretender grandes ventas de una edición no adecuada. Es importantísimo que surja ya una segunda fase y adecuación, un ajuste de los precios, la reivindicación respecto al abusivo 21% de IVA, etcétera, pero partiendo de un libro no solo cualitativamente digno, sino que, al menos, pueda estar a la altura de su original en papel. MAQUETACIÓN PARA IMPRESIÓN EN PAPEL Una vez hecha la primera corrección de pruebas de un manuscrito (original, traducción, edición revisada) se realiza la maqueta o definición- diseño del libro. Esta puede realizarse en dos programas que aún conviven (a pesar del imparable protagonismo del programa de Adobe) QuarkXPress o InDesign, muy similares en su concepción, desarrollo y posibilidades. Estos programas se estructuran como una especie de mosaicos compuestos por lo que se denominan cajas y que varían dependiendo de su contenido (imagen o texto). Estas cajas se pueden combinar de múltiples y diferentes formas, enlazándolas o colocando unas sobre otras. Partiendo de un documento en Word, y siguiendo las indicaciones del editor de mesa responsable de la obra que puede formar parte de una línea editorial o implicar un nuevo diseño, el maquetador define y aplica todas sus características y/o especificaciones tipografía o tipografías a utilizar, márgenes, interlineados, encabezados, notas través de las llamadas hojas de estilo, plantillas que recogen estas especificaciones y que se van aplicando debidamente en: títulos, subtítulos, párrafo a párrafo, en encabezados y pies, etcétera. Es necesario respetar la composición y las pautas definidas por el editor y revisar las mismas: espaciados, encabezados y pies de páginas, índices y notas, paginación, saltos de párrafo y página, control de líneas viudas y huérfanas. En caso de que el libro requiera imágenes o ilustraciones, se analiza su calidad y peso, se adecúan y se vuelcan en la maqueta, en los lugares indicados por el editor. Se incluyen también los pies correspondientes con los estilos necesarios. Una vez terminado este proceso, se imprime un nuevo juego de pruebas ya maquetado para su revisión y una nueva lectura del texto, se incluyen después las correcciones o modificaciones que hayan surgido tras la revisión o nueva lectura, se comprueba su inclusión y se cierra la maqueta, generando un PDF con las imágenes y las fuentes tipográficas utilizadas. Listo para imprenta.

3 MAQUETACIÓN DIGITAL Efectivamente, tal como plantea el título del artículo se maqueta nuevamente en digital, lo cual requiere una nueva revisión y corrección para que la edición digital sea cualitativamente igual (a pesar del cambio de formato) a su correspondiente edición en papel. En primer lugar aclaro que hablamos de la edición digital más sencilla con la creación de formatos epub o mobipocket (los dos más extendidos), con hipervínculos en índice, notas y créditos y sin más elementos multimedia, ya que la inclusión de estos procesos requiere una mayor complejidad y la incorporación de otros profesionales (diseñadores, programadores, etcétera). En este artículo me refiero únicamente a la edición digital simple realizada por un editor- maquetador que va incorporando en su haber (profesional y formativo) nuevas tecnologías y posibilidades. Para ello, normalmente la editorial le entrega, para su conversión a digital, un formato PDF o una maqueta. Los procesos son los siguientes: 1. Maqueta en QuarkXPress El programa no permite exportar a formato epub; es necesaria la importación de la maqueta a InDesign. 2. Maqueta en InDesign Siempre que la maqueta se realice creando y utilizando adecuadamente las hojas de estilo (tanto de párrafo como de carácter), y se tengan en cuenta los espacios en blanco (saltos de línea, saltos de párrafo), las cajas contenedoras del texto y las de imagen (esto es fundamental, pues si no se vinculan adecuadamente no mantendrán el orden ni la estructura del libro impreso; este problema no está generado, por ejemplo, en la edición en papel, porque esta se cierra en un PDF para impresión y no se reconocen estos fallos de ejecución), si hubiera tablas, gráficos, etcétera. Además, deberán revisarse y eliminarse todos aquellos elementos que hacen referencia al libro impreso: depósito legal, ISBN o pie de imprenta, por ejemplo. Inclusión de metadatos (inexcusable e ineludible para su visibilidad en red) y creación de Toc, o tabla de contenidos, que también se utiliza como índice. Una vez terminado el proceso, se exporta desde el programa directamente a versión epub. Si este se realiza adecuadamente y la maqueta se construye, se define y se crea correctamente de la manera antes resumida (utilizando hojas de estilo, vinculando estructuradamente las cajas de texto e imagen, etcétera) el epub estará bien. Pero si las maquetas no siguen estas pautas, generarán múltiples errores que posteriormente habrá que determinar y corregir a través de programas editores que te permiten, a través de código (XHTML*), modificar y subsanar estos fallos. Los llamados validadores o programas de validación nos marcarán la pauta. Por supuesto, es incuestionable su uso y comprobación.

4 *XHTML, lenguaje de programación. 3. Formato PDF A través de un programa de conversión, transformamos el formato del documento a XHTML y realizamos la maquetación digital en un programa editor. La fórmula a aplicar es muy similar a la de la maquetación para papel, ya que se trata de mantener y adecuar la estructura del libro previamente definida por el editor. Ahora no se trabaja el texto como un mosaico de cajas: es un texto corrido al que aplicar nuevamente hojas de estilo, en este caso denominadas CSS. El modelo a seguir ha de ser el PDF y la idea a conseguir, su fidedigna reproducción. Nuevamente nos encontramos con la creación de elementos como la Toc, la inclusión de los importantísimos metadatos, etcétera. Para ello la aplicación de los estilos debe ser cuidadosa y detallada, ya que la conversión de lenguaje no es ni perfecta ni totalmente automática: cursivas, puntuación (los puntos suspensivos, por ejemplo, dan bastantes problemas), saltos de página y línea, etcétera. De ahí parten muchos de los errores que se achaca a la mala edición digital y que, desde mi punto de vista, proceden de la inadecuada (a veces por falta de formación específica) o excesivamente rápida conversión. Ineludibles nuevamente los validadores. Con una puntualización muy importante: estos validadores detectan errores de código o de configuración estructural, no los ortotipográficos o de estilo que se pudieran generar y que, desde luego, no estaban en el PDF- edición papel. En ambos casos, sea el origen de la conversión una maqueta o un formato PDF, la revisión debe ser exhaustiva, detallada y precisa. Vuelvo a insistir en la necesidad de una adecuación cualitativa y no únicamente cuantitativa. DIFERENCIAS Y SIMILITUDES El concepto inicial tanto en la maquetación para la edición en papel como para la edición digital es el mismo: la estructura clara del libro y de todos los elementos que contiene. Y desde este planteamiento hay que aplicar en los programas adecuados las órdenes necesarias (llámense cajas y hojas de estilo o etiquetas y CSS) para un resultado óptimo: la lectura, independientemente de su formato, el disfrute del tacto de las páginas de papel, su fragilidad y su consistencia, o la practicidad y el regocijo de un lector electrónico. La diferencias están en el cómo, y las similitudes en el planteamiento y en el resultado. Implican obviamente en ambos casos la adquisición de unas habilidades así como de una experiencia y, desde luego, creo que una formación

5 previa que ayude a la optimización y a la verdadera calidad. En realidad es el reflejo de una evolución y la imagen de una perspectiva del futuro. CONCLUSIÓN Creo que al final de lo que se trata, en este cambiante y confuso torbellino digital, es de un reto y de una toma de conciencia en el sector editorial en cuanto a una nueva concepción del libro. No se trata de una pérdida sino de una apertura a nuevas dimensiones donde la palabra siga teniendo la relevancia que merece y donde los cambios de concepto o de estructura externa no dañen, perjudiquen o desvirtúen su esencia. Pero para ello y dentro de un reconocimiento de lo inevitable (de la convivencia del libro en papel con el libro digital), y antes de cómo, cuánto, dónde y de qué maneras comercializar el nuevo formato, deberíamos tener una conciencia clara y una evolución real hacia lo digital, es decir, hacia ser editores en papel y en digital, y hacia empezar a pensar en digital, y comenzar ya a preparar nuestros libros y la realización de sus maquetas destinados a su producción tanto en papel como en los nuevos formatos. Por motivos obvios: costes, resultados y visión de futuro. El libro en todas sus posibilidades. Reivindico, por tanto, la calidad por encima de todo y la necesidad de la transformación, el libro es el objetivo último y su cuidado y amor en papel se deben saber trasladar a los nuevos, y no por ello menos cuidados, formatos. Elena Rueda Blanco Editora digital El poeta <edición digital>