Educación y Derechos Humanos 1. Almerindo E. Ojeda Universidad de California en Davis

Transcripción

1 1 Educación y Derechos Humanos 1 Almerindo E. Ojeda Universidad de California en Davis 1. Motivación El trabajo en defensa de los derechos humanos (DDHH) es de un gran valor educativo, pues ofrece una serie oportunidades para desarrollar contenidos de enseñanza, metodologías de investigación y educación en valores. Es además una manera de cumplir, al menos en parte, con el compromiso social que toda institución educativa responsable debe asumir. El trabajo por los DDHH debe pues ocupar un lugar destacado en cualquier centro educativo, y particularmente al nivel universitario, que será el nivel en el cual nos concentraremos. Tomemos por ejemplo la oportunidad que ofrece el trabajo en DDHH para desarrollar contenidos de enseñanza. Es claro que los DDHH ofrecen la posibilidad tanto de crear nuevos cursos como la oportunidad de desarrollar nuevos contenidos para cursos existentes. Otra posibilidad interesante es la de usar a los DDHH como mecanismo para articular de manera innovativa cursos existentes. Es posible, por ejemplo, tomar una serie de cursos de ciencias sociales y articularlos temáticamente alrededor de algunos derechos humanos. El trabajo en DDHH también ofrece posibilidades para hacer relevantes al estudiante técnicas y métodos de investigación que puedan parecerle irrelevantes. Tomemos por ejemplo las técnicas estadísticas, el diseño de encuestas, o el desarrollo de técnicas bibliográficas. Al enseñarse estas destrezas en abstracto, se puede dar la impresión de que éstas son forzadas o estériles. Al aplicarlas a algo concreto (si no urgente), la impresión de irrelevancia desaparece (y la motivación del estudiante aumenta). Además de todo esto, la educación en DDHH nos ofrece la posibilidad de realizar algo que se ha venido haciendo cada vez menos en una época como la nuestra, donde la instrucción reemplaza a la educación. Se trata de realizar una educación en valores valores de respeto hacia los otros ( son realmente tales?) y de solidaridad hacia los que sufren. La educación en valores nos ofrece pues la oportunidad de desarrollar la imaginación moral en nuestros alumnos. Finalmente, la educación en pro de los DDHH puede contribuir a cumplir con el compromiso 1 Vaya mi agradecimiento a todos los organizadores del Foro Universal de las Culturas de Monterrey. Agradezco también a los participantes del seminario en la que se presentó esta ponencia, especialmente a la doctora Gabriela Adriana Elizondo, al licenciado Alvaro Pareja Herrera, y a la relatora Adriana López Montemayor. Quedo además en deuda con el Sr. Nelson Martínez Berríos por sus perceptivos comentarios a la versión original de este trabajo.

2 2 social de una institución educativa responsable sea ésta pública o privada: la educación no sólo de los pupilos de la institución, sino la educación de la comunidad en general. El trabajo en pro de los DDHH pasa por seis momentos. Nace como una toma de conciencia de los derechos que todo ser humano tiene como tal. Este es el primer momento. Después se convierte segundo momento en análisis de la comunidad (local, nacional, regional, o internacional) a la luz de estos derechos. Es triste reconocer que dicho análisis generalmente nos lleva a descubrir violaciones sistemáticas a estos derechos. Esto nos lleva al tercer momento del trabajo en DDHH: la documentación sistemática de estas violaciones. Esto implica trabajo de recopilación, análisis, y organización de testimonios y evidencia suplementaria. Luego viene el cuarto momento del trabajo en DDHH. Éste es el más arduo, pues consiste en acciones de reclamo por el fin de las violaciones, por el reconocimiento de culpas, por la sanción de los culpables, y por la reparación a las víctimas. Se trata del difícil paso de la verdad a la justicia. El quinto momento del trabajo en DDHH es tal vez el más humano de todos y por ello, quizás el más grato. Consiste en la facilitación del arrepentimiento de los victimarios, el perdón concedido por las víctimas, y la reconciliación de la población en general. De esta manera, el trabajo en DDHH nos lleva, en su último momento, al trabajo en prevención de violaciones futuras a los DDHH. Esto implica una variedad de acciones la preservación de la memoria, la investigación de las causas del abuso, la aprobación de leyes e instituciones de amparo, y el desarrollo de propuestas educativas, por citar algunas. Cada uno de estos momentos ofrece grandes oportunidades educativas. La toma de conciencia de los DDHH se puede adquirir por vías legales, filosóficas, artísticas, o religiosas. Y cada una de estas vías puede definir un objeto particular de estudio. La conciencia de los DDHH se puede lograr, por ejemplo, en un contexto legal a través de un estudio detallado de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o de los excelentes reportes de las comisiones de la verdad en Sudáfrica o en una variedad de países latinoamericanos (véanse, por ejemplo, los reportes de Guatemala, la Argentina, o el Perú). O podría lograrse en un contexto histórico (si no filosófico o religioso) a través de un estudio de los escritos de Bartolomé de las Casas. O en un contexto literario a través de una lectura de la autobiografía de Rigoberta Menchú. Y, en un contexto artístico general, el cine o géneros emergentes como el de la palabra hablada (poesía con o sin acompañamiento musical) ofrecen posibilidades crecientes para una toma de conciencia de los derechos que todo ser humano tiene como tal. La identificación de violaciones a los derechos humanos se logra a través de la recopilación de datos. Estos datos pueden estar ya recopilados (por los medios de comunicación o los estudios de investigación), o pueden estar todavía por recopilar (a través de entrevistas y encuestas). Ambos casos ofrecen posibilidades educativas sustanciales. El primero conduce a

3 3 la crítica de las fuentes cómo evaluar la veracidad de presuntos datos ; el segundo al diseño de entrevistas y encuestas veraces. La documentación sistemática de las violaciones a los derechos humanos requiere preparación en teorías, métodos y técnicas provenientes de la historia, las ciencias sociales, y la estadística. Más aún requiere de paciencia y cuidado virtudes invalorables del estudioso. Requiere también de estrategias de presentación de la información. Esto implica tanto talento pedagógico como manejo de diagramación. Finalmente, las acciones de reclamo y prevención refinan una serie de destrezas que las instituciones educativas deberían tener a bien impartir desde el ensayo de persuasión y la carta al editor (o a las autoridades competentes) hasta la oratoria, la producción artística, y las relaciones públicas. Por otro lado, este momento del trabajo en DDHH ofrece grandes oportunidades de civismo en particular la oportunidad de obtener una comprensión práctica del proceso legislativo. Me refiero a comprender cómo es que una propuesta legislativa se convierte en ley y cómo servir de catalizador de este proceso. Pocas lecciones de civismo pueden ser más importantes. 2. Implementación La incorporación del trabajo en DDHH en las actividades de un centro educativo puede darse a muchos niveles. Puede ser, simplemente, que un profesor incorpore material de DDHH dentro de uno de sus cursos. O podría ser que lo incorpore en varios. Podría ser también que un grupo de profesores incorpore dicho material en varios de sus cursos. O que la facultad en pleno decida establecer una especialidad una secuencia de cursos, un diploma, una maestría, un doctorado en derechos humanos. En cualquiera de estos casos, sería de gran utilidad establecer un centro de derechos humanos dentro de la misma institucion educativa. El establecimiento de dicho centro es totalmente factible. En la primavera del 2005, un grupo de profesores fundamos el Centro para el Estudio de los Derechos Humanos en las Américas (CSHRA) en el seno de la Universidad de California en Davis. La misión de este centro es la de apoyar esfuerzos para recoger información sobre DDHH en nuestro hemisferio, interpretar esta información desde perspectivas interdisciplinarias, desarrollar instrumentos legales apropiados, crear currícula relevante, y expandir los DDHH en las Américas a través de la acción reflexiva. Actualmente, nuestro centro viene desarrollando dos proyectos: Testimonios de Guantánamo y Neurobiología de la Tortura Psicológica. El objetivo del primero de estos proyectos es reunir testimonios de abuso en el centro de detenciones de la base naval estadounidense de Guantánamo, agruparlos según el tipo de abuso alegado y la fuente del testimonio brindado,

4 4 y colocar todo esto en la página web del centro conforme vamos avanzando. El segundo de nuestros objetivos busca identificar los efectos físicos de la tortura psicológica sobre el sistema nervioso de sus víctimas, para contribuir así a la comprensión, documentación, evaluación, recuperación, y prevención de esta perniciosa y creciente práctica. El proyecto de Testimonios de Guantánamo se encuentra en internet en la página web del CSHRA (véase Aquí se encontrarán vínculos a las dieciocho fuentes independientes de testimonio de abuso en Guantánamo que tenemos en este momento. Las fuentes son (a) los presos mismos, (b) sus abogados, (c) el capellán musulmán que los servía antes de ser acusado de espía y encerrado en solitaria por setentaiséis días, (d) ciertos agentes de la FBI, (e) algunos abogados fiscales del gobierno hastiados de la injusticia que debían impartir, (f) los interrogadores, (g) la crónica de un interrogatorio particularmente agresivo, (h) los miembros de los juzgados de los detenidos, (i) un policía militar que se ofreció a hacer de detenido en un ejercicio de extracción forzada, (j) un traductor que presenció el uso pretendido de sangre menstrual contra un interrogado, (k) un preso convertido en informante de la CIA, (l) los médicos a cargo del hospital donde se practicaba la alimentación forzada de los huelguistas de hambre, (m) los representantes de la Cruz Roja internacional, (n) ciertos agentes de inteligencia británicos, y (o) la agente frente a la cual los marineros se jactaron de abusar de los reos, (p) los reportes del Departamento de Defensa, (q) el manual de operaciones de la prision, y (r) anónimos. En la realizacion de este proyecto, los estudiantes de la universidad han jugado un papel crucial. Los estudiantes nos han ayudado a encontrar testimonio en los medios de comunicación, a identificar los vínculos rotos de las páginas web, a identificar los nombres de los presos liberados, a confeccionar tablas que crucen nombres, nacionalidades, edades, lugares de nacimiento y números de serie de los presos, a preparar los legajos de los presos (y ponerlos en línea), a transcribir los testimonios orales, etc. Los colegas de la universidad también han sido de gran utilidad en este proyecto. Siendo el árabe la lengua franca de muchos de los presos de Guantánamo, los expertos en lenguas y culturas semíticas de nuestra universidad nos han brindado apoyo en la traducción de testimonios y en la decodificación de las convenciones de los patronímicos semíticos. Los especialistas en religión musulmana nos han ayudado a comprender, por ejemplo, la importancia de los viajes y donaciones de caridad en la religión musulmana (viajes y donaciones que han sido muchas veces interpretados, erróneamente, como actos de contacto y apoyo al terrorismo internacional). El proyecto sobre la neurobiología de la tortura psicológica se inició con una pequeña conferencia (un taller de especialistas) en el año 2006 (véase El resultado de esta conferencia será un volumen titulado The Trauma of Psychological

5 5 Torture [El Trauma de la Tortura Psicológica]. El volumen recoge artículos sobre la historia y la naturaleza de la tortura psicológica (TP); reflexiones éticas sobre el rol de psicólogos en la TP, la secuela psiquiátrica de la TP y la base neurobiológica de ésta. El volumen cierra con un par de estudios de caso escritos por un abogado y un psiquiatra con acceso directo a víctimas de TP actualmente detenidas. Este volume se encuentra actualmente en prensa, y aparecerá publicado en la primavera del Es de esperar que este volumen estimule el estudio de la tortura psicológica, como práctica perniciosa, con una serie de herramientas, especialmente las neurobiológicas. Dado el carácter técnico de este tema, los estudiantes de la universidad han jugado un papel menor aquí que en el proyecto de testimonios de Guantánamo. Sin embargo, también aqui pudieron colaborar, preparándose intelectualmente para la conferencia y colaborando con su organización. 3. Reflexiones a partir de nuestra experiencia La creación de nuestro centro de DDHH puede ofrecer una serie de lecciones a aquellas instituciones que quieran crear en su seno un centro de derechos humanos. Para empezar, hay que identificar un grupo de colegas que quieran compartir visiones y repartir el trabajo. El grupo no tiene que ser grande. De hecho, un grupo de no más de cinco o seis académicos sería ideal. Segundo, hay que tratar de aprovechar las oportunidades de financiación que ofrecen las universidades y otros centros educativos para gestar nuevos proyectos interdisciplinarios. Aqui, el apoyo financiero no tiene que ser masivo. Lo único esencial es contar con una computadora actualizada con accesso a la internet. Una vez obtenida esta, se puede crear la página web del proyecto. Una vez creada ésta, el proyecto existe. De haber más fondos, puede resultar útil invertirlos en crear un evento cultural o intelectual que tenga atractivo popular. En nuestro caso, la universidad nos proporcionó fondos suficientes para organizar Una Conversación Sobre Guantánamo. Este fue un evento que reunió, en un mismo escenario, al primer abogado defensor de los presos de Guantánamo (Michael Ratner), al capellán militar musulmán que sirvió a los presos de Guantánamo antes de ser él mismo acusado de complicidad con el terrorismo y encarcelado por setentaiséis días en solitaria (James Yee), a un historiador de la tortura psicológica en el siglo veinte (Alfred McCoy), y a una conocida periodista a cargo de dirigir la conversación (Amy Goodman). El evento fue exitoso, atrayendo a concurrencia suficiente para realizar un segundo evento al año siguiente. Este segundo evento recaudaría fondos para un tercer evento y así sucesivamente. De tener mucho éxito, estos eventos producen fondos que pueden destinarse a otros fines (conseguir medios de comunicación, materiales de oficina, etc). Una vez organizado un evento exitoso, es recomendable crear un producto asociado. Un libro

6 6 de actas, un número de una revista dedicado enteramente al tema del evento, un DVD, etc. Este producto sirve para difundir las actividades de la nueva iniciativa y para recaudar fondos. Clave para el éxito del proyecto es la participación de un individuo que se entregue, prácticamente de lleno al proyecto. Este individuo estaría apoyado, por supuesto, por un asistente y por los otros cuatro o cinco colegas que forman parte del núcleo gestor del proyecto. Pero es él quien debe correr con la responsabilidad principal de sacar el proyecto adelante y coordinar los esfuerzos del grupo. Casi tan importante como el individuo gestor es la identificación de uno o dos temas (y no más) para la nueva iniciativa. Este tema o temas sirven de foco a las actividades del grupo. Dicho foco es esencial, pues los derechos humanos son un tema tan amplio que se corre el riesgo siempre de diluir esfuerzos prematuramente. No toda organización puede tener la cobertura de Amnistía Internacional. Ni siquiera Amnistía Internacional la tuvo durante sus comienzos. Un error común de una organización incipiente de DDHH es aspirar a financiamiento de grandes fundaciones (La Fundacion Ford, La Fundacion Carter, etc). La verdad es que no hay suficientes fundaciones para financiar todas las iniciativas de DDHH que pueden o deben emprenderse. Y, como es fácil de imaginar, estas fundaciones tenderán a apoyar a las iniciativas establecidas y no iniciativas emergentes, ya que las primeras representan bajo riesgo para una fundación mientras que las segundas son de alto riesgo para ellas. De hecho, nosotros mismos caímos en este error al solicitar becas a grandes fundaciones. Fue una gran inversión de tiempo sin ningún retorno. La lección que derivamos de esta experiencia es que debemos crear un historial de logros antes de aspirar al apoyo de estas fundaciones. Otra lección que derivamos fue que estas fundaciones tienen preferencia por organizaciones que defienden los derechos humanos en los ambientes mismos en los que se dan los abusos las llamadas organizaciones sobre el terreno (organizations on the ground). Esto podría ofrecer posibilidades a centros fuera de los Estados Unidos. En nuestro caso particular, más útil que la financiación de grandes fundaciones fue el apoyo que recibimos localmente en nuestra comunidad. Quizás el caso más notable de esto fue el caso de Transcend, una compañía local de traducciones que se ofreció a traducirnos al inglés, sin costo alguno para nuestro centro, un libro completo (las memorias de Mehdi Ghezali, un preso sueco en Guantánamo que ya ha sido liberado). El valor monetario de esta traducción es de 10,000 dólares. Estas memorias fueron luego incorporadas a nuestro proyecto testimonial. Como si esto fuera poco, un escritor de la comunidad se ha ofrecido a producir un script basado en esta traducción con el fin de llevarla a la escena o a las pantallas del

7 7 cine o la televisión. Más allá de la comunidad local, los abogados que trabajan en DDHH tienen gran interés en colaborar con organizaciones que hagan sus casos conocidos en la sociedad en general. En nuestro caso, hay cientos de abogados que trabajan actualmente con presos de Guantánamo. Nuestro centro ha establecido contacto con ellos, les pide entrevistas, materiales sobre sus casos, o clarificación sobre los procesos que siguen sus clientes. Toda esta información pasa a enriquecer la documentación sistemática que el centro busca realizar. La razón de ser de cualquier organización, sea ésta de DDHH o no, es que hay cosas que se pueden hacer colectivamente que no se pueden hacer individualmente. Es por esto que es esencial que un grupo de DDHH emergente forme grupos de trabajo formados por profesores, estudiantes, visitantes a la institución, etc. Muchas veces no se necesita mucho para convencer a los participantes. A veces, sólo la oportunidad de servir en una causa noble atraerá a individuos valiosos. En el caso de nuestro CSHRA, el proyecto de la neurobiología de la tortura psicológica fue emprendido con el apoyo del Center for Mind and Brain [Centro para el Estudio de la Mente y el Cerebro] de nuestra universidad. Es importante incorporar en las labores del centro a una variedad de individuos o grupos. Al lado de investigadores en DDHH hemos visto cómo traductores, neurobiólogos, escritores, y abogados pueden colaborar. También otros artistas de la palabra y artistas plásticos pueden colaborar en la creación de eventos o materiales de difusión del centro. De este modo se amplía la base de participantes y de interesados en las labores del centro. Del mismo modo, es importante buscar de colaborar con otros grupos u organizaciones afines. Los grupos de DDHH son, por supuesto, la primera posibilidad. Muchas ciudades albergarían (si no albergan ya) a grupos de Amnistía Internacional. Pero las alianzas no deben limitarse a grupos de DDHH. Muchas veces hay organizaciones religiosas, pacifistas, o de justicia social con las que pueden establecerse relaciones valiosas. Nuestro grupo, por ejemplo, ha empezado a entablar relaciones con los grupos locales de Physicians for Social Responsibility [Médicos con responsabilidad social]. Estos nos vienen ayudando a interpretar la información médica que podemos obtener sobre los presos de Guantánamo (reportes forenses o información sobre las huelgas de hambre, por ejemplo). Para un estudiante, el simple ofrecimiento de unidades (o créditos) educativos puede hacer atractiva su participación en un grupo de DDHH. También la oportunidad de recibir entrenamiento a través de una pasantía puede resultarle de valor profesional en el futuro. O la posibilidad de obtener una buena carta de recomendación de un profesor puede ser motivación suficiente. Tanto en los mercados de trabajo como en la academia se valora, crecientemente, la participación de los estudiantes en iniciativas que evidencien su potencial

8 8 de liderazgo. En conclusión, el trabajo en DDHH es de un gran provecho educativo. Para implementarlo en una institución pedagógica, puede resultar útil fundar un centro de DDHH en el seno de dicha institución. Esta, por lo menos, ha sido nuestra experiencia. Esperamos que dicha experiencia incentive la creación de centros de DDHH en otras instituciones educativas (y que éstos aprovechen tanto de nuestros éxitos como de nuestros tropiezos).