Los Arquetipos del Tarot

Transcripción

1 Un arquetipo es una Emanación Divina que inunda el universo. La palabra arquetipo proviene de la palabra griega arjé, principio u origen; y del verbo tipo que significa modelar y del correspondiente sustantivo que indica un patrón o imagen. Por lo tanto, arquetipo es el patrón original o primordial del Poder de Vida. Los arquetipos son emanaciones divinas que carecen de forma y son irrepresentables y que sin embargo inundan e impactan nuestro Campo Vital activando patrones de energía y se nos hacen concientes a través de sus efectos. Los arquetipos pertenecen al mundo divino del espíritu, sin imagen o forma, un mundo dentro de la mente del Creador que establece los patrones de manifestación de vida. Estos patrones de manifestación, los efectos de los arquetipos en la vida, podemos identificarlos, visualizarlos y representarlos con imágenes. Lo que llega a nuestra conciencia son imágenes arquetípicas, manifestaciones concretas y particulares que están influidas por factores genéticos, socioculturales, familiares e individuales. Las fuerzas arquetípicas se hacen sentir en nuestras vidas activando patrones de energía en el campo vital y nos encontramos actuando y experimentando esquemas preformados de conducta personal. Prestar atención en lo arquetípico nos revela la importancia de nuestras imágenes para convertirnos en quienes somos. Las imágenes arquetípicas nos refieren a un modo de responder a nuestro campo personal de experiencia en la vida con la imaginación. Hablamos de una forma de ser que está abierta a muchos niveles de significado, abierta a resonancias, ecos y conexiones asociativas y sincrónicas, no solo causales. De esta manera, las imágenes arquetípicas nos pueden llevar a apreciar y nutrir nuestra capacidad de responder al mundo de manera simbólica, de conectarnos con el mundo interior y liberarnos de la ilusión de separación entre lo interno y lo externo, lo divino y lo humano. La capacidad de creación de imágenes es tal vez la función más importante, más allá de la razón es la que nos hace humanos. Terapia del Campo Vital, 2005,

2 Los Arquetipos del Tarot Prestar atención a las imágenes primordiales grabadas en la psique y reproducidas durante miles de años en la vida humana nos permite conectarnos y alinearnos con la voluntad rectora del Ser, esa parte sabia y poderosa que conoce y sirve al propósito de nuestra existencia. Estas imágenes, de las cuales los Arcanos del Tarot son parte, no son ideas traducidas sino el lenguaje natural del alma con el que podemos indagar y descubrir que es justamente lo que necesitamos en un momento y una situación determinada para restaurar el balance y la salud en nuestras vidas. La Realidad y el Tarot Las imágenes simbólicas arquetípicas expresadas en las cartas del Tarot son puertas hacia la realidad trascendente más allá de las apariencias. Los maestros de sabiduría dicen que la única diferencia entre ellos y el hombre dormido es la forma en que ellos piensan!. La gran mayoría piensa en términos de la apariencia de las cosas. Ellos piensan en términos de la realidad interna arquetípica. Nosotros sabemos acerca de la gente, ellos conocen a la gente!. Arcanos Mayores del Tarot Terapia del Campo Vital, 2005,

3 Intelecto Comunicación El Mago Amor, Creatividad La Emperatriz Conciencia Superior El Loco Dirección Lenguaje La Carroza El Colgado Inversión Los Amantes Discriminación La Justicia Ajuste El Diablo Temores La Torre Destrucción El Sol Orden La Gran Sacerdotisa Memoria, Multiplicación La Fuerza Sugestión Temperancia Prueba El Emperador Visión, Razón El Ermitaño Asimilación La Muerte Imaginación Construcción La Estrella Visión El Hierofante Intuición La Rueda de la Fortuna Ciclos El Juicio Transformaciones Entorno Familiar Experiencia El Mundo Limitación La Luna Conciencia Corpórea Los Arcanos del Tarot en el Campo Vital Una Representación Simbolica Terapia del Campo Vital, 2005,

4 Los buscadores del Ser espiritual tratan de encontrar la realidad interior de quién y qué es el hombre, así como la naturaleza del proceso de la vida. El Tarot es una fuente de imágenes de esa realidad, que sobrepasa con mucho las palabras en su poder de revelación, ya que las imágenes que impactan al ojo del hombre e ingresan en las profundidades de su mente son una fuente universal de información. Los dibujos, imágenes y símbolos, son el lenguaje común de la subconsciencia, sin importar las diferencias en los lenguajes escritos o hablados. La subconsciencia universal del hombre entiende perfectamente los conceptos presentados en el Tarot, lo que explica la sensación de familiaridad que uno siente con él, aún en su primer contacto. Debido a la capacidad única del Tarot de presentar la realidad interior subyacente a la vida misma, es verdaderamente una herramienta importante para el trabajo terapéutico y de desarrollo espiritual del hombre. Trabajar con el Tarot es como insertar nuevos y radicales conceptos sobre nosotros y nuestras vidas en nuestra base de interpretación. Simplemente comenzamos a ver las cosas de una manera diferente y esta se siente adecuada, correspondiendo a nuestra percepción consciente de la realidad interna. Nuestro Campo Vital es ajustado a las influencias vibratorias más armónicas que inundan el universo, nos ayuda a descubrir y conectarnos con el propósito de vida. Antiguamente se le llamaba al Tarot, Liber Mundi, el libro del mundo, ya que representa una visión iluminada del mundo y de la correcta posición del hombre en la vida. Esta visión es transformadora ya que nos alinea con la fuerza que sostiene y preserva a la vida misma, en esto reside la esencia del alimento espiritual contenido en el Tarot. El uso del Tarot permite sintonizarnos con patrones de energía coherentes y es de gran utilidad para invertir la penetrante imagen externa de creencias limitantes y apariencias. Aquellas apariencias que nos dicen que estamos solos en el mundo, separados de nuestros compañeros humanos y de nuestro Creador; que estamos a merced de un destino caprichoso, con una injusticia desenfrenada, con accidentes y suertes impredecibles, con un adversario inventado, la causa personificada de nuestros males. Las imágenes del Tarot le proporcionan a la conciencia del hombre la seguridad que necesita sobre el orden, la justicia, la continuidad de la existencia y el propósito que rigen a la creación divina. El diseño de cada carta del Tarot está basado en la sabiduría eterna descubierta y experimentada por los sabios de todos los tiempos, y que es el fundamento interno de todas las expresiones verdaderas de luz, vida y amor. A través de cientos de años el Tarot ha probado ser una herramienta muy efectiva y segura para modificar los estados de la conciencia necesarios para realizar transformaciones positivas en la personalidad y en el cuerpo del hombre. Funcionan tanto como imágenes para meditación como llaves de los planos internos de conciencia. Como vemos, su uso como sistema adivinatorio nunca fue el propósito de su creación. Sin embargo, debido a que está Terapia del Campo Vital, 2005,

5 construido a partir de imágenes arquetípicas de realidades trascendentes su simbolismo puede revelar aspectos atemporales de la psique. El Mago El Loco La Emperatriz Los Amantes El Emperador La Fuerza El Colgado La Justicia El Diablo La Torre El Sol El Ermitaño La Muerte La Estrella El Juicio El Mundo La Carroza Temperancia La Rueda de la Fortuna La Gran Sacerdotisa El Hierofante La Luna Patrones de Energía en el Campo Vital Los Arcanos Mayores en el Árbol de la Vida Cuando se usa apropiadamente, el Tarot despierta en el interior de quien lo usa estados específicos de conciencia ya sean éstos intelectuales, emocionales o místicos que le permiten entender su vida y avanzar en el desarrollo espiritual, produciendo un efecto curativo integral. Esto hace del Tarot una herramienta terapéutica excelente. El concepto de terapia espiritual, en el sentido más amplio, es el de facilitar la comprensión y el uso de los medios prácticos por los que las fuerzas espirituales que subyacen al universo y compenetran toda la naturaleza del hombre, pueden ser utilizadas y dirigidas hacia la creación de una nueva realidad, una vida más sana y llena de riqueza. Naturalmente que sin la ayuda universal, tal ideal es imposible para toda la humanidad. No obstante, cada uno puede comenzar para sí mismo la tarea de curación. En otras Terapia del Campo Vital, 2005,

6 palabras, un terapeuta es un compañero y guía en el proceso de transformación hacía un estado más positivo y coherente con la corriente de vida. Sin embargo, es labor de cada individuo realizar dicha transformación positiva. El terapeuta no puede hacer por otro el trabajo de desarrollo personal, el intentar hacerlo es quitarle al individuo una oportunidad de crecimiento espiritual. Para aproximarnos al trabajo terapéutico con el Tarot es importante asumir una actitud diferente hacia la vida misma. Verla desde un marco de creencias diferentes, aunque no le pedimos que crea ciegamente en los siete principios que a continuación se enumeran. Sí le pedimos que no los descarte sin haberlos puesto a prueba, tanto racionalmente como internamente. Medite en ellos y pronto descubrirá el funcionamiento oculto del Tarot. 1.- Yo, como alma encarnada, soy algo más que la suma total de todas mis acciones y todas mis experiencias. 2.- No existe separación entre yo y el resto de los seres humanos; no existe separación entre yo y el resto del universo. 3.- La separación que siento del resto del mundo es un efecto de las facultades de concentración y discriminación. 4.- Yo soy el creador de mi propio universo. Todas las circunstancias de mi vida son creaciones mías. Aun aquellas que parecieran provenir de otros o del exterior. 5.- Yo soy es el centro de energía divina dentro de mi propio universo. Soy un canal para el poder ilimitado del Creador, a través de mí el poder de vida se manifiesta en el mundo. 6.- Yo percibo y experimento el universo a través del lente de mi propia creación. 7.- Yo afecto y modifico el universo constantemente. Mis pensamientos, imágenes, emociones, campos energéticos y actos afectan y modifican el universo que percibo. Mi universo, y por lo tanto, mi realidad se transforma constantemente. Cada uno de nosotros creamos nuestra propia realidad y las experiencias en nuestra vida, somos la fuente creadora de nuestro propio universo. Sin embargo, difícilmente somos conscientes de lo que creamos y de las fuerzas en nuestro interior. Por algún motivo, nuestra sabiduría y poder internos no funcionan, se nos ha olvidado que poseemos una chispa divina que nos hace regentes de nuestro universo. No vemos capacidades y habilidades dentro de nosotros, posiblemente esto se deba a conflictos dentro de nuestro propio universo o de una ignorante interpretación de las experiencias en la vida. Aplicamos energías en niveles inadecuados o actuamos en momentos erróneos Terapia del Campo Vital, 2005,

7 para buscar solucionar problemas o satisfacer los deseos e intenciones que se han apoderado de nuestra conciencia. Pareciera que estamos perdidos en nosotros mismos, enredados en nuestra propia creación, sin saber nuestro lugar, ni el propósito de nuestra vida. Aquí es donde el Tarot tiene su utilidad, busca ponernos en contacto consciente con el principio rector divino que hace que nuestro universo (y por lo tanto el de los demás) se desarrolle en un proceso armónico hacia la riqueza y el bien. El hombre es parte de un vasto universo, y comparte con todo lo que le rodea, una esencia básica que establece la unidad en la creación. Esto lo podemos ver desde la composición de las partículas atómicas de las estrellas, hasta las cadenas moleculares que conforman el ADN en cada célula de nuestro cuerpo y que nos permiten observar la unidad biológica de los seres vivos en este planeta. Lo que realmente distingue al hombre del resto de la creación es el desarrollo de su conciencia. Ésta lo hace un ser racional con la capacidad de elaborar abstracciones, crear imágenes e ingresar a una realidad interior diferente a la del mundo físico exterior. Si definimos al mundo físico como todo lo que no es el Yo Superior, todo el entorno y todo lo que está fuera del centro de toda la conciencia, entonces descubrimos que el hombre observa e interactúa con el mundo o la realidad exterior. Aquí regresamos de nuevo a la idea de unidad, ya que para que pueda haber una interacción debe haber algo en común, el hombre y el mundo comparten una realidad. En el proceso evolutivo, la interacción con el mundo inicia de una manera elemental, podríamos decir primitiva y dual (calor-frío, duro-blando, áspero-suave, luz-obscuridad, arriba-abajo, etc.). El hombre es sensible al exterior y es de este mundo exterior que recibe información. Percibimos a través de nuestros sentidos físicos, una gran cantidad de datos que nos permite funcionar como humanos. Es a través de esta interacción que se establece un contacto entre el Yo Superior y el mundo exterior. Con los datos percibidos, puede darse el pensamiento abstracto que es una realidad interior, que ya no es física sino metafísica. Debemos tener en cuenta que los datos que pasan por nuestros sentidos son interpretados de una manera subjetiva, y por lo tanto, incomunicable. Yo no puedo tener la certeza de que tú ves lo que yo veo, aún menos que sientes lo que yo siento. Existen diferentes niveles de estímulo y diferentes reacciones en todas las personas. Tenemos limitaciones cualitativas y cuantitativas. El conjunto de ideas, sentimientos, historias, experiencias y creencias (conscientes o inconscientes) que compartimos es lo que conocemos como cultura. La nueva cultura para la humanidad es la que ha venido a llamarse la era de Acuario, y establece que existe una Terapia del Campo Vital, 2005,

8 unidad inherente entre nuestra percepción de aquello afuera con aquello adentro. Cuando cambia una cultura significa que han cambiado las ideas explicativas entre las relaciones entre el yo, la divinidad y el universo. La realidad está conectada con la cultura. Podemos definirla como la interpretación que hacemos de las relaciones y experiencias que tenemos con nosotros mismos, con los demás, con el medio ambiente, con el universo en general y con el Creador o el concepto de Dios. Uno de los temas que han inquietado a los grandes sabios de la humanidad es el concepto de realidad. Para fines prácticos, podemos decir, que existen tres tipos de realidad: externa, interna y trascendente. Sin embargo, no debemos olvidar que sólo son divisiones convenientes para ayudarnos a entender el concepto, ya que la realidad, al final de cuentas, es una. La realidad externa es objetiva en el mundo físico, y una de sus características es que busca el consenso o el convencionalismo social; es una realidad compartida en mayor o menor grado que nos da un sentido de pertenencia. En este tipo de realidad las meras impresiones de las formas temporales y espaciales son transmitidas por los sentidos a la mente; y el entendimiento las traduce en sensaciones, emociones, pensamientos e imágenes. Esta percepción ingresa a los niveles subconscientes y nos conecta con nuestra historia personal de experiencias y con los patrones de creencias personales. De ahí Surge la interpretación. Si la percepción es una experiencia significativa, generará un cambio en nuestra realidad, y veremos nuestras circunstancias personales y al mundo que nos rodea de una manera diferente. La realidad interna es experimentada cuando se expanden los límites de nuestra percepción cotidiana, más allá de los sentidos físicos, haciéndonos conscientes de un mundo interior oculto lleno de fuerzas, imágenes y experiencias subjetivas muy personales. La realidad interna afecta nuestro cuerpo, emociones y mente de la misma manera que la externa. Cuando imaginamos que exprimimos un limón en nuestra boca, en poco tiempo nuestras glándulas salivales empezarán a trabajar. Si recordamos una situación tierna y amorosa, como la de sostener un bebe recién nacido en nuestros brazos, un sentimiento específico se despierta en nosotros. Si visualizamos una junta de negocios, nuestra mente es estimulada y podremos elaborar complicadas estrategias de negociación. En ninguno de los tres casos anteriores se experimentó una realidad objetiva física y aún así sucedieron cosas dentro de nosotros mismos. La experiencia interna es muy real en su propio mundo y puede producir cambios importantes en nuestras vidas. Al conectar o sintonizar nuestra conciencia con una realidad trascendente, sucede una experiencia profunda y transformadora que nos revela una realidad divina, la cual puede Terapia del Campo Vital, 2005,

9 ponernos en contacto con el Ser Superior (la divinidad que compartimos todos los seres humanos). Cuando existen incongruencias entre los tres tipos de realidad, el ser humano experimenta una gran insatisfacción en la vida y surge un deseo de cambiar. Inconscientemente o conscientemente buscamos ajustar nuestra realidad para adaptarnos de una manera eficiente, y así enfrentar las siempre cambiantes circunstancias de la vida. Cuando el cambio se logra experimentamos éxito, alegría y plenitud, hemos pasado por una etapa de confusión y caos llegando a un nuevo punto de estabilidad y paz. Sin embargo, la modificación o construcción de una nueva realidad es un proceso en el cual se puede experimentar dolor debido a que nuestra personalidad y los patrones inconscientes oponen resistencia al cambio. Debemos entender que todo cambio tiene su origen en el Ser Superior, en su búsqueda incesante de experimentar la vida y evolucionar. El Tarot Terapéutico es una herramienta poderosa para realizar cambios positivos y liberarnos del dolor producido por la falta de adaptación a una nueva y más perfecta forma de vida. Podemos ver las cartas del Tarot como el alfabeto simbólico para establecer una comunicación con el Ser Superior, a través de las cartas él se comunica con nosotros para revelar una realidad oculta que explica de una manera satisfactoria las circunstancias de nuestra vida y al mismo tiempo, nos indica las acciones necesarias para sintonizarnos con una nueva realidad que nos permita solucionar nuestros problemas y obtener nuestros deseos. Terapia del Campo Vital, 2005,