El Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México y la ciudad de La Vegas son realidades

Transcripción

1 Nunca he estado en Las Vegas El Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México y la ciudad de La Vegas son realidades muy diferentes y lejanas, pero en ambas caben las réplicas, las recreaciones del pasado y la simulación de lugares y espacios. En Las Vegas es posible visitar recreaciones de ciudades como Paris en París Las Vegas Hotel & Casino, Nueva York en el New York New York Resort, Venecia en The Venetian, la provincia italiana de Bellagio en el Hotel Bellagio, el desierto del Sahara en el complejo del mismo nombre. En el Caesars Palace pueden ser vistas esculturas, un teatro coliseo y fórums de compras del antiguo imperio romano mientras el hotel y casino Luxor, con una pirámide de vidrio que alberga habitaciones y otros dos edificios en forma de zigurats y una dorada esfinge gigante, conforma una ciudad egipcia. Nunca he estado en Las Vegas, ni en los Estados Unidos pero después de mi última visita al museo no pude evitar pensar en Las Vegas. No haber estado en Las Vegas no es importante para mí, pero sí lo es mencionar que tampoco lo es para los fines de la comparación entre ambos sitios, puesto que con la mucha información visual existente, podría incluso simular haber estado allí. En el Museo de Antropología, en el que sí he estado montones de veces, el templo maya de Hochob y la pirámide del sol representan a dos culturas enteras en un mismo sitio. Gran parte de las réplicas son de tamaño natural y se encuentran en los jardines continuos a cada una de las salas temáticas. Estas transmiten la sensación de encontrarse en los templos y vestigios del pasado. Aun estando en la cafetería es posible observar entre las hierbas, estelas y esculturas. El ambiente maya, es el exterior más logrado.

2 En mi visita encontré una garza en el estanque al centro del patio, que representa un sistema lacustre y de chinampas. La garza cogió un pez carpa y lo devoró al lado de una escultura moderna. Pensé que al igual que los templos, aquello le daba un plus de realidad a la visita y la volvía más atractiva. Puede ser algo similar o equivalente a los flamencos y la vida silvestre, alguna vez hubo pingüinos, en el hotel Flamingo en Las Vegas. En este marco la naturaleza se convierte en un modo más de atracción o un elemento del realismo de las réplicas, pero también un elemento estético, como las macetas dentro de los edificios o el lobby de los hoteles. Como sitio de atracción mundial, Las Vegas se ha construido en gran medida por las referencias del pop y de la cultura visual que nos dicen que de eso se trata. Me pregunto si esto resulta suficiente para comprender una ciudad entera en la que nunca he estado. Sin embargo, creo que muchos de nosotros podríamos pensar en Las Vegas sin siquiera poder recordar el origen de la información visual que tenemos acerca de esta ciudad. Yo fui capaz de recordar algunas películas, Casino de Martin Scorsese, Fear and loathing in las Vegas, una parte de The Godfather y Leaving Las Vegas con Nicolas Cage y algunas series de tv que efímeramente se localizaron ahí. Al menos en Google Maps no parece una ciudad para disfrute del peatón. El Strip de Las Vegas es la franja comercial donde se concentran la mayor parte de los hoteles, casinos y resorts. Es una de las avenidas más filmadas y fotografiadas en el mundo. Con 6.4 Km, resulta demasiado larga y debe ser recorrida en auto, ya que la cercanía de las construcciones no es más que un efecto óptico, dadas las grandes dimensiones. Las simulaciones a gran escala son parte del atractivo turístico que ofrece la ciudad. No obstante me inclino a creer que la totalidad de Las Vegas podría ser una simulación a gran escala en medio del desierto de Nevada. Se trata de la ciudad norteamericana que más rápidamente creció en medio de la nada después de la legalización del juego en 1931, y donde el alcohol y el

3 entretenimiento son accesibles las 24 horas del día y donde las restricciones morales se solventan en el dicho lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas. Las réplicas que se encuentran en el Museo de Antropología pueden resultar a primera vista una simulación muy pobre en comparación con Las Vegas, aunque sea sólo por el hecho de pensar aquello como una ciudad entera y el museo como un recinto. No obstante, cabe la posibilidad de descifrar un lenguaje común en ambas. Este me parece que tiene que ver con el traslado mental al visitante a un otro sitio, algo así como las cabinas de vuelo o los viajes virtuales a Marte de El Vengador del futuro. Esta función también la cumplen los parques temáticos al simular espacios y realidades en torno a un tema o una idea que sirve de guion y nexo de unión. En esos lugares la realidad ordinaria es suspendida, desplazada o en todo caso, alterada. Un término en el que se puede pensar para definir este tipo de relación, es el de simulacro, introducido por el teórico Jean Baudrillard quien menciona a Disneylandia, el parque temático más conocido del mundo, como el ejemplo perfecto de la relación específica con lo real que constituye un simulacro. Designar algo como simulacro es señalar una maquinaria de confusión que opera mediante una realidad distorsionada de mundos pasados y futuros. El simulacro no es lo real o lo auténtico (por ejemplo Disneylandia o la réplica de la cueva de Lascaux construida a 500 m de la original) y no lo identificamos como tal. El problema es que los simulacros nos hacen creer que el resto del mundo (el resto de los Estados Unidos o la auténtica cueva de Lascaux) sí pertenece a lo real cuando, como sugiere Baudrillard, lo real mismo es mediado por representaciones de la realidad con las que ya no podemos relacionarnos directamente.

4 Saber si podemos acceder o no a lo real, es una discusión filosófica muy amplia. No obstante, una característica del concepto de lo real, es ser un concepto de totalidad, es decir, refiere la totalidad de lo real, mientras que nuestra experiencia de ello es a todas luces parcial. Y esto puede ser determinante también para que sea posible escribir sobre Las Vegas, o incluso sólo pensar en ese sitio sin haber estado allí y en gran medida gracias a una cultura visual demasiado bien consolidada pero siempre obtenida por nosotros de una manera parcial. El concepto de simulacro puede aportar mucho a investigar el fenómeno que sucede en este tipo de sitios, pero es importante resaltar que no necesariamente el simulacro tiene algo que ver con mundos de fantasía como Disney, ni se trata de una mera imitación de lo real, y en ello cabe la posibilidad de que no toda réplica sea un simulacro. En el caso del Museo de Antropología resulta algo forzado pensarlo de esta forma debido a la finalidad educativa de las reproducciones y del recinto. No se puede decir lo mismo de la total adherencia al espectáculo de las réplicas de Las Vegas, incluso podría decirse que existe una especie de realidad- Las Vegas como la realidad que se puede esperar del sitio, una realidad- erupción del volcán de The Mirage Hotel que a cada hora de la noche es acompañado del sonido grabado de volcanes reales. Por otra parte, en el Museo de Antropología, las réplicas mostradas al visitante son exclusivas de la cultura local. Las salas temáticas, arqueológicas y etnográficas, pretenden abarcar las culturas que se manifestaron o se manifiestan únicamente en la extensión del territorio nacional. Es por ello que las réplicas no son ambivalentes culturalmente lo que sí sucede en Las Vegas donde el hotel Luxor es legítimamente tanto egipcio como americano y es posible que también haya réplicas mayas.

5 La capacidad de reunir realidades diferentes está presente tanto en Las Vegas como en el museo y en los parques temáticos. Se trata de una simultaneidad, conjunción y concentración de tiempos heterogéneos. Esto resulta más evidente en los museos de historia natural que pretenden abarcar la totalidad del tiempo, el prehistórico y el posthistórico, el de las primeras bacterias y protozoarios, pero también la futura colisión de la Vía Láctea con la galaxia más cercana. El ordenamiento temático de las salas hace evidente una estructura mental en la que el tiempo es un sustento abstracto. Se puede pasar de un tiempo a otro, sin importar la extensión cronológica de estos. Esta ficción del tiempo resulta en algo como el estar en el templo maya y pasarse después por la cafetería moderna. La simultaneidad de tiempos y realidades está facilitada por un complejo físico, arquitectónico, los hoteles, casinos, resorts y el museo. En Las Vegas existe un fenómeno de comunicación simbólica a través de una arquitectura comercial. El edificio puede ser una forma de anuncio o el anuncio una forma de edificio (pienso en algo como The Forum Shops en el Caesers Palace, un conjunto de tiendas alrededor de un foro romano). A este fenómeno se refieren Los arquitectos Robert Venturi y Denise Scott Brown, autores del clásico Learning from Las Vegas, aparecido en Pedro Ramírez Vázquez es el arquitecto del Museo Nacional de Antropología inaugurado en 1964 con el fin de conservar y exhibir el acervo arqueológico y etnográfico del país. Desde su planeación hubo un interés porque la visita resultara atractiva visualmente, incluso que fuese considerada como un verdadero espectáculo, en palabras del propio arquitecto. Ramírez Vázquez optó por un señalamiento que indicara la entrada principal al museo, una vez que decidió que esta no se ubicara directamente sobre la avenida Reforma. De inmediato se pensó en una gran pieza arqueológica lo suficientemente apantallante, hubo varias ideas, la de colocar un Atlante de Tula o el Calendario Azteca, se pensó incluso en una cabeza olmeca de La Venta, pero la idea fue

6 desechada porque al lado del museo iba a parecer una pelota de ping- pong. Entonces se optó por el monolito que representa al dios Tláloc del pueblo de San Miguel Coatlinchán del municipio de Texcoco. Con un peso de 167 toneladas y por orden expresa del entonces presidente Adolfo López Mateos, se trasladó a la Ciudad de México en una plataforma- tráiler construida en Alabama especialmente con este fin. Este monolito resulta lo más parecido a un anuncio luminoso de La Vegas. Durante las noches el Tláloc tiene desventaja respecto a ellos y de día el sol parece agobiante en la imagen que ofrece Google Maps del Strip. En mi visita virtual e inmediata a Las Vegas, no me detuve a observar otra parte de la ciudad que a lo mejor hubiera resultado más real, más cotidiana, más urbana y habitacional, más lejana a la vida del juego, el dinero, el consumismo y el aspecto de tienda departamental enorme. Pero me pregunto si acaso las miles de personas que llegan ahí, cada semana a instalarse, procedentes de todas partes del mundo, van a ver otra cosa o están dispuestas a omitir la visita a las grandes atracciones. En el museo las réplicas resultan igual de imprescindibles para el visitante. No obstante, las piezas arqueológicas auténticas también ofrecen un gran atractivo, sobre todo si son de gran tamaño como la piedra del sol. Pero una vez más hay que establecer la diferencia: lo auténtico no es característico de las réplicas, estén donde estén. Esto no significa que no coincidan con la autenticidad más simple y común de las palmeras junto a los hoteles, o el desierto que hace de fondo a los anuncios luminosos. De todas formas, cabe esperar que por el momento el Museo de Antropología no se asimile demasiado a Las Vegas.