Discurso del Presidente de la Fundación Escuela de la Edificación en el acto conmemorativo de su 25 aniversario (03/07/08)

Transcripción

1 Discurso del Presidente de la Fundación Escuela de la Edificación en el acto conmemorativo de su 25 aniversario (03/07/08)... En este año académico , se cumple el 25 aniversario de la puesta en marcha de los estudios que imparte nuestra Fundación. En el año 1981, a raíz de las demandas que los profesionales de la Arquitectura Técnica manifestaron en el I Congreso Nacional celebrado en Torremolinos en 1976, el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, a propuesta de su Comisión de Docencia, presidida por Pablo Díaz Bucero, fundó la Escuela de la Edificación. En aquel Congreso, se reivindicó la independencia y no supeditación de la profesión recientemente denominada por aquel entonces, Arquitectura Técnica, a la de Arquitectura ya que las competencias de los aparejadores se centraban exclusivamente en el ámbito de las técnicas empleadas en la edificación, (ingeniería de la edificación). Además, hasta fechas recientes, en el sistema universitario español se ha negado a la carrera de Arquitectura Técnica, el acceso a la formación propia de segundo ciclo, al doctorado y a la investigación, llegándose de este modo, a la incongruencia de imposibilitar el acceso de los Aparejadores y Arquitectos Técnicos al ejercicio de determinadas áreas de la docencia universitaria relativas a su profesión, desarticulando así el tradicional carácter gremial irrenunciable para cualquier profesión con raíces históricas. Se creó una institución cuyo objetivo era impartir unos estudios de postgrado, en el ámbito de la ingeniería de edificación, inicialmente dirigidos a los Aparejadores y Arquitectos Técnicos, y al que posteriormente pudieron incorporarse otros titulados de la arquitectura y de la ingeniería, y que comenzó a canalizar las necesidades de formación complementaria que se venían detectando en el sector. 25 años después, la sociedad española ha reconocido estas reivindicaciones y confirmado estos hechos. Primero mediante la Ley de Ordenación de la Edificación y su desarrollo reglamentario, el Código Técnico de la Edificación, en los que entre otras materias, se regulan las profesiones del sector; y recientemente, mediante el Real Decreto 1393/2007 y la Orden Ministerial 3855/2007 de 27 de diciembre en el que se marcan los requisitos del título universitario de grado de Ingeniero de Edificación. Es un hecho fehaciente que la creciente complejidad de las nuevas tecnologías de la edificación y las mayores exigencias de la sociedad respecto a los niveles de calidad de los edificios demandaban entonces, y ahora cada vez más, un profesional del sector de la construcción que dé respuesta a esos retos. Si analizamos el sector industrial de la construcción y del mantenimiento de edificios, podemos concluir que éste exige por un lado, técnicos con una formación amplia que abarque todas las áreas técnicas de conocimiento del sector (capacitado para dirigir, gestionar y coordinar la intervención de los agentes, empresas y actividades que participan en el hecho constructivo), pero también profesionales especializados, que se incorporen en cada fase específica del proceso, y que además, cuenten con los conocimientos globales suficientes para no ocasionar disfunciones al sistema de producción. Estableciendo un paralelismo entre estas necesidades laborales y las posibilidades de formación universitaria de grado existentes, nos encontramos con que, si bien la formación de esos primeros técnicos de carácter general ha encontrado su acomodo en las Escuelas de Arquitectura Técnica y próximamente en las de Ingeniería de Edificación, se detecta un vacío respecto a la formación de ese técnico especialista que la sociedad debe preparar para satisfacer su propia demanda. 1

2 Por otra parte, esta necesidad de técnicos especialistas con conocimientos globales, queda patente en el propio mercado de trabajo, con la demanda permanente de profesionales preparados para gestionar el complejo proceso que supone la construcción de un edificio y a los que es necesario dotar de conocimientos en aspectos económicos, financieros y de mercadotecnia; urbanísticos; de diseño y respuesta a las necesidades planteadas; de ingeniería del proceso (construcción, estructuras, instalaciones, etc.); de explotación y mantenimiento del patrimonio construido; y todo ello integrado con el conocimiento de los sistemas de gestión: de calidad, de prevención de riesgos laborales, de medioambiente y de gerencia de riesgos empresariales. La carencia de esta formación ha sido resuelta por el sector de forma parcial, mediante la acogida en el mismo de técnicos especializados, procedentes de otras titulaciones no relacionadas directamente con la edificación y cuyas carreras no la incluyen como objetivo formativo específico. No obstante, esto no ha venido sino a corroborar, y el tiempo nos ha dado la razón, que la necesidad de ese profesional altamente especializado es perentoria, y por tanto, lo es y lo ha sido la implantación de estudios de postgrado que lo formasen. Es un hecho constatado, que los planteamientos que dieron origen a la constitución de la Escuela de la Edificación, no sólo siguen estando vigentes sino que, con las cada vez mayores exigencias del sector a lo largo del tiempo transcurrido, se han confirmado. En estos 25 años, la Fundación ha cumplido con creces las expectativas, siendo un referente de la enseñanza de postgrado de las técnicas y de los sistemas de gestión empleados en edificación. La Fundación entiende que el ejercicio real de las profesiones técnicas, posterior a la etapa de estudio de las carreras oficiales, requiere de una formación a cargo de las empresas o un proceso de auto-aprendizaje por parte de los profesionales preocupados por realizar bien su trabajo. Con los estudios de postgrado se ha conseguido mediante unos programas muy enraizados en las demandas del sector, facilitar este aprendizaje de lo concreto, de las técnicas realmente empleadas. Este conocimiento de las necesidades del sector y la vocación universitaria de la Fundación, se ha substanciado en unos programas, que al margen del prestigio y reconocimiento nacional e internacional, intentan cubrir dos aspectos igualmente importantes: La formación altamente especializada en el conjunto de las técnicas que intervienen en el proceso edificatorio, desarrollada por el Programa Máster de Estudios Superiores en Ciencias e Ingeniería de Edificación, cuyo origen se remonta al año académico y que con una carga lectiva de 220 créditos y una duración mínima de cinco años, se imparte desde 1984 en colaboración con la UNED. La formación de especialistas en aspectos concretos de la edificación, que se canaliza a través de cinco programas Máster con una duración de entre dos y tres años, y diecisiete Cursos de Especialidad que se imparten desde 1992 en colaboración con la Universidad Politécnica de Madrid. Estadísticamente, el perfil del alumno es un profesional de la arquitectura o de la ingeniería que desarrolla su labor, bien en el ejercicio liberal, bien en los departamentos técnicos o de gestión de empresas promotoras, constructoras, instaladoras, de ingeniería o de consultoría y con fuertes deseos de conseguir un alto nivel de conocimientos en un plazo razonable de tiempo. A modo de información, la fundación imparte anualmente una media de horas de clase, por más de 270 profesores, a más de 700 alumnos. Las titulaciones de los alumnos en 2007 han sido: 2

3 Arquitectos Técnicos 27% Ingenieros Técnicos Industriales 19% Ingenieros Industriales 14% Arquitectos 13% Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos; Ingenieros Técnicos de Obras Públicas e Ingenieros Civiles 16% Otras titulaciones 11% Cabe destacar también, la labor editorial de la Fundación, altamente solvente y muy demandada en el sector, con más de 60 libros de texto y monografías publicados, y desde el año 2004, los Premios de Investigación Fundación Escuela de la Edificación que con carácter bienal se han venido celebrando. Asimismo, el segmento de la formación permanente, con la programación de cursos monográficos a medida, de corta duración, dirigidos a entidades y empresas, ha experimentado en los últimos años un auge en el volumen de actividad de la Fundación. Sin duda, la estadística antes reseñada, refleja un hecho significativo de esta Fundación del Colegio de Aparejadores, y es que se ha convertido en un punto de encuentro de todos los profesionales involucrados en la edificación. Esta circunstancia, presente en las aulas tanto por la titulación de los profesores, como por la de los alumnos, representa más allá del indiscutible prestigio de los docentes, de la calidad y rigor de los estudios ofrecidos y del nivel profesional alcanzado por los alumnos, un hito sin precedentes que dice mucho de la vocación de servicio a la sociedad que desde su origen ha caracterizado a la Fundación. Ahora bien, contrariamente a lo que pueda parecer, nos encontramos en un momento crucial en el que, lejos de estar al final de un trayecto, estamos alentadoramente al inicio, ya que se ha de producir la integración de la estructura universitaria española en el Espacio Europeo de Educación Superior. En el ámbito del postgrado, conviven a fecha de hoy dos modelos: el de títulos propios (que en las Universidades Públicas adoptan un sistema de gestión en regimen de autofinanciación), y desde hace tres años, el de títulos oficiales de máster (que en las universidades públicas y en la práctica, se están poniendo en marcha sin presupuestos específicos). Se ha debatido mucho en estos años sobre los aspectos docentes y las implicaciones académicas e incluso profesionales que los nuevos modelos de Bolonia suponen en el ámbito del postgrado oficial, pero estamos muy lejos de conseguir unos sistemas de gestión adecuados, y por ello se requiere un análisis en profundidad de los mismos, que permita que estos estudios puedan alcanzar la utilidad y el prestigio internacional que todos deseamos. Las Universidades han sido capaces en numerosas ocasiones de poner en marcha y mantener programas propios de postgrado que han alcanzado un gran prestigio y que han supuesto una fuente de ingresos, adoptando en la gestión de los mismos modelos flexibles y criterios empresariales. En la enseñanza oficial de postgrado de orientación profesional, especialmente en ingeniería y en arquitectura, es también imprescindible incorporar en los temarios y en los cuadros de profesores, la experiencia de la industria, de las empresas y de los profesionales. Sin estos componentes, no será posible en ningún caso alcanzar el nivel deseado. Confiamos en la oportunidad que brinda este proceso de armonización de la educación superior en el espacio europeo, para que la sociedad adopte programas formativos que den la mejor respuesta a sus necesidades y sean referente internacional de calidad. E instamos a los poderes públicos para que faciliten a sus universidades, medios, estructura y sistemas de gestión que permitan alcanzar este reto. 3

4 Clausura del acto conmemorativo del 25 aniversario y palabras de agradecimiento del Presidente de la Fundación Escuela de la Edificación (03/07/08)... No queremos dejar pasar esta ocasión, sin manifestar que los éxitos que celebramos en este 25 aniversario, han sido posibles gracias al concurso de muchas personas. En un acto como éste, convocado por una entidad con recursos limitados y que, por su naturaleza, deben ser aplicados a su objeto fundacional y en el que irremediablemente el aforo es un condicionante, se cometen multitud de injusticias a la hora de materializar los agradecimientos debidos. Quisiera en primer lugar, dar las gracias a los aparejadores y arquitectos técnicos que en el I Congreso de 1977, manifestaron y expusieron unas inquietudes que todos teníamos. Gracias a Pablo Díaz Bucero y a los miembros de la Comisión de Docencia del Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, que canalizaron aquellas demandas, en la propuesta de creación de esta Fundación y la puesta en marcha de unos programas formativos rigurosos y acertados en sus contenidos. Gracias a la sensibilidad demostrada en 1981 por la Junta de Gobierno de este Colegio presidida entonces por Eduardo González Velayos, y a la Asamblea de Colegiados que aprobaron y dotaron su constitución. Gracias a todos los profesionales y profesores que colaboraron en la elaboración de las propuestas que condujeron a unos planes de estudio de postgrado, fiel reflejo del saber necesario para un ejercicio profesional altamente cualificado. Gracias a los sucesivos rectores de las Universidades Nacional de Educación a Distancia y Politécnica de Madrid por valorar nuestra colaboración en sus programas de postgrado, y en especial gracias a los directores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la UNED y a los directores de la Escuela de Arquitectos Técnicos de la UPM que nos han apoyado y prestado la estructura necesaria para su desarrollo. Gracias a los directores de los cursos de especialidad y programas máster por su apoyo, colaboración y actitud desinteresada. Gracias a los empleados de la Fundación, que se esmeran cada día con su trabajo para mejorar lo que ya es bueno, y en la detección e implantación de nuevas propuestas formativas. Muchísimas gracias a más de 480 profesores que dejan en las aulas lo mejor de sí mismos: la transmisión de su conocimiento y experiencia a las nuevas generaciones. Sea extensivo a todos ellos este pequeño homenaje que hoy se ha substanciado de forma simbólica en sólo algunos de ellos que participaron en los orígenes de la Fundación. Y sobre todo, gracias a los alumnos que han pasado por las aulas, en primer lugar, porque ellos son los verdaderos protagonistas y razón de ser de esta Fundación, y porque hay que reconocer de manera encomiable, el espíritu que les ha animado a todos ellos a realizar estos exigentes estudios, compatibilizándolos normalmente con el desarrollo de una actividad laboral, ya que su fin primordial consiste en la superación personal encaminada a desarrollar con más eficacia su profesión. Y en segundo lugar, porque día a día con su trabajo, han sido los responsables directos del prestigio alcanzado por la Fundación. 4

5 No me queda más que agradecer la presencia a todos los que nos acompañáis en este acto, a los miembros de la mesa, y en especial a la Señora Doña Esperanza Aguirre que nos honra con la presidencia del mismo, y como Presidente también de este Colegio quiero expresarle que en la casa de los aparejadores puede sentirse como en su propia casa, y la emplazamos para que nos acompañe en el acto institucional conmemorativo del centenario de este edificio en la fecha que estime oportuno. 5