"Acerca Del Origen: Psicoanálisis Y Fertilidad."

Transcripción

1 "Acerca Del Origen: Psicoanálisis Y Fertilidad." (*) Escuela Freudiana De Buenos Aires María Gabriela Pedrotti Es por el hecho de haber nacido de un ser que lo ha deseado o no deseado, que por este sólo hecho lo sitúa de una cierta manera en el lenguaje, que un parletre se encuentra excluido de su propio origen. (Respuesta de J. Lacan a una pregunta de M. Ritter.) La práctica clínica de estos últimos años me ha llevado a atender personas que consultan por trastornos de fertilidad. Este trabajo es el que da inicio a un intento de formalizar algunas cuestiones que en su repetición fueron ocasionando mi deseo de hacerlo. Mucha es la bibliografía escrita al respecto que apuntan en su mayoría a plantear una nueva identidad para lo humano. Eva Giberti en un libro titulado "Los hijos de la fertilización asistida" se plantea: "Cuál será la calidad humana de estos sujetos a advenir; dice: Los interrogantes se incrementan a medida que nos alejamos de la escena primaria. Esta neo-identidad es el resultado de la aceleración y globalización de la historia y la tecnología: embriones congelados, clonación, hijos nacidos de padres muertos, mellizos que nacen con diez años de diferencia. Salida de la madre para retornar a ella, ruptura absoluta de la línea sexualidad-procreación. O sea que el origen de la vida, ya no depende de la sexualidad, se define en el laboratorio, y se pregunta: La organización social seguirá girando en torno al Edipo? O bien serán clanes de cubetas científicas con leyes propias?" El malestar que éstas y otras muchas lecturas me ocasionaron, me llevó a formular sostenida en mi práctica mis propias preguntas. En principio lejos está mi deseo de plantear una especialidad, aunque haya especificidades en esta práctica, mas bien quisiera pensar la llegada de un hijo como hecho de discurso, aunque este acontecimiento esté atravesado por diferentes avatares que reclamen la colaboración de la tecnología en su búsqueda. - Página 1 de 6 -

2 Las mujeres con trastornos de fertilidad no hacen conjunto, no hay la mujer con trastorno de fertilidad, hay cada mujer. De hecho se constata, que la maternidad, puede bien adoptarse, o se puede tener en la panza nueve meses a un niño y no adoptar la maternidad, que se dé de hecho no significa que se inscriba de derecho. La maternidad, no es cuestión de la biología, y si así lo fuese el obstáculo en el caso de desear un embarazo, habría que diferenciar si esa dificultad funciona causando el sujeto hacia la práctica que ella requiere, o bien lo deja al sujeto identificado al resto como deyecto, causando así su parálisis y anomia, tomando entonces decisiones por descarte. Tres cuestiones guían mi trabajo, interrogantes que pueden ser leídos desde los tres registros que nos propone Lacan RSI. Desde lo simbólico: que es un padre, que es una madre y que es un hijo. Desde lo real, qué efectos tiene el encuentro con lo imposible en ese paciente, qué lugar ocupa la ciencia para cada uno de ellos. Desde lo imaginario, la pregunta que comanda es por qué a mí. Otras tienen y yo no. Estos registros es posible articularlos con la grilla de los tiempos de la falta, del Seminario de La relación de objeto, en el orden previamente escrito, las operaciones serían castración, privación y frustración. Más adelante retomaré esta cuestión. Volviendo a la pregunta situada en el campo simbólico, qué da origen a un hijo? Recibo una mujer en mi consultorio que dice estar en tratamiento in vitro. Como es rutina en estos institutos, la mandan a tener unas entrevistas con "psicología", porque según su médico le va hacer bien. Cuenta que la psicóloga le plantea si está decidida a contarle a su futuro hijo su origen. Se angustia. Me pregunto y retomo la cita del comienzo, de qué origen se habla?. Pareciera ubicarse el origen en el encuentro del óvulo con el espermatozoide, como si allí se constituyese la mater-paternidad. Quién sabe de qué escena se es origen, más que como una versión fantasmática? El origen ya está cifrado por el fantasma. No es acaso la relación a la falta, lo que determina la posición de un padre, de una madre, de un hijo? Con respecto al padre, Lacan es claro, Padre no es un espermatozoide, dirá en el Seminario 17, y en el 22, padre es aquel que hace de su mujer causa de su deseo. Del lado varón, las dificultades más escuchadas vienen por el lado de la potencia fálica, en general - Página 2 de 6 -

3 ligado al recuento y a la calidad de los espermogramas. Un ejemplo, un hombre espera del otro lado del biombo que a su mujer la inseminen con semen de donante anónimo. Él consulta porque no se puede conectar con el futuro hijo, ni con la panza de su mujer, Así como al pasar, cuenta, que cuando el médico está por realizar la inseminación, frente a la muestra del donante, dice: "estos espermatozoides sí que tienen polenta". Avancemos en la cuerda simbólica. En Freud encontramos que en las ecuaciones simbólica, pene = heces = niño = regalo = dinero. Hay una contigüidad, falo = niño. Lacan, en el Seminario 4, nos advierte que es necesario que la madre esté privada del falo para que un niño ocupe su lugar. O sea que es necesaria una operación. Cuando digo que es necesaria una operación, digo que no es natural, la operación aquí sería la frustración, que en el campo imaginario triangula madre falo- niño. O sea que cuando una madre plantea el deseo de un hijo, hay que escuchar bien qué se demanda allí. Otra paciente plantea: "esto de tener que pagar para tener un hijo, no me va ("ustedes saben que estos tratamiento son muy onerosos"). "No debería tener que pagar por un hijo. No quisiera tener que pasar". Interrogo el fallido: " pasar?". Pido asociaciones. "Sí", dice, "pasar de un lugar a otro. Me cuesta dejar de ser hija". Ahora bien, Freud nos enseña, que el objeto se alcanza por la vía de una búsqueda del objeto perdido. La repetición, es la función que marca justamente su desencuentro. En la letra que repite, hallamos la fijación del sujeto al objeto, y también su salida. Pero es en esa actualización, en ese presente, que los analistas podemos hacer que esa vuelta se viva un poco distinta. En esta práctica me he ido dando cuenta que brecha amplia que hay entre la medicina y el psicoanálisis. Para la medicina las vueltas suman y para el psicoanálisis restan. Las vivencias que relatan la mayoría de estas pacientes, con respecto a lo largo y extensos de los tratamientos, se anuncia más o menos así: "otra vez no pasó nada". Hacer pasar nada, nada como esa segunda muerte en cuanto producción de un nuevo sentido, es lo que los analistas podemos hacer pasar. Cómo? Leyendo a la letra lo que se dice en cada vuelta como diferente. Haciendo fertilizar la letra sin olvidar que lo real que nos atañe a los analistas no es la biología, sino que lo real es que no hay relación sexual. La biología es terreno de la medicina. Desde Kierkegaard, sabemos que la repetición es siempre buscada pero nunca satisfecha. Cómo soportar entonces Esa hiancia que se vuelve a inaugurar, cada vez que lo esperado falla? He observado que frente a esta espera hay tres respuestas que parecieran responder a tiempos subjetivos distintos. La formulo como pregunta. Es lo mismo desesperarse que deprimirse, que entristecerse. No marcarían estas expresiones tiempos distintos en relación a la falta? - Página 3 de 6 -

4 Cómo volver a instalar, después de cada fracaso, nuevamente la causa si no sosteniendo que la categoría de lo imposible como real no torne imposible el milagro de la vida, sino que justamente lo haga posible. Cómo soportarlo, si no es en transferencia sosteniendo en ese tiempo la apuesta del deseo, del lado del analista, y haciendo transmisión en acto, de que lo imposible no es inoperante? Volver a escuchar la letra, para seguir. Una paciente dice: "no puedo concebir que me pase de vuelta lo mismo". Leo: desea concebir otra cosa. Retomando la cuestión del objeto, en la clase 2 del Seminario 4, Lacan habla de la idea neurótica de un objeto armónico, que por su naturaleza, consuma la relación sujeto objeto. Pero aclara que Freud nos dice que hay en ese registro una hiancia, algo que no va. Que no anda. Entonces frente a esta problemática me preguntaba no se tratará de hacer entrar, de hacer más soportable aquello que no va, que no anda, encaminando lo que no anda en los desfiladeros de cada subjetividad? Porque lo que no anda, puede presentarse en cada sujeto en distintos aspectos de su vida, porque lo que no anda es una pregunta que tal vez pueda acompañar a estos sujetos, más allá que las respuestas médicas. Porque aunque la medicina respondiese científicamente, el sujeto está en otro lado. No constituye identidad, como plantea Eva Giberti, la cantidad de óvulos, la calidad de embriones, la capacidad tubaria, etc. Por otro lado, otra cuestión bastante frecuente es el "no entiendo, si." Sobre todo en los casos de esterilidad sin causa aparente. El afán de entender, de hacer entrar todo en la dimensión simbólica, conlleva la implacable pelea con lo real, o la renegación: "No puede ser, se olvidaron de hacerme algún estudio, voy a cambiar de médico". Lo que no se entiende en la dimensión yoica es expulsado y rechazado y por supuesto la culpa la tiene el otro: médico, marido, biología, instituto. Esto lleva a veces a causar el cese de los tratamientos, sumiendo al sujeto las más de las veces, en una depresión, o en una cuestión de destino: "a mi no me tocó", pero al modo de la resignación cristiana: "a otra si y a mí no", "no importa, yo pongo la otra mejilla". Porque bien puede ser enunciado de otra manera, como: "a mi no me tocó esto, voy a buscar.". En la primera posición, la masoquista efectivamente uno podría decir: hay algo que no fue tocado. Otro es el caso, como decía, de quien se arrima por su recorrido a tomar la decisión de adoptar, legitimándose la adopción como un lugar de llegada, de conquista, y no una opción de última. Se escucha a menudo: " para qué tanto sacrificio? La mujer pone el cuerpo, ella es la que más sufre". Qué es este poner el cuerpo? He podido corroborar que para muchas mujeres, poner el cuerpo, estaba bien anudado a su deseo, y si bien no es sin consecuencias, se - Página 4 de 6 -

5 soporta. Hay para quienes la entrega es un sacrificio al otro que le demanda lo que ella no termina de despejar, y efectivamente, aquí el costo no es simbólico, sino real. Qué estatuto tiene entonces, el cuerpo que allí se pone? Y cuál es la escena imaginaria que la sostiene? Creo que quedará pendiente para otro trabajo, la frecuente erotización que se produce con el médico actuante. Me gustaría recordar, que la experiencia de la privación solo puede ser bien soportada, si la castración funciona, esto es: sabemos que la ausencia de algo en lo real es puramente simbólica. Si un objeto falta de su lugar, es porque mediante la ley definimos que debería estar ahí. Retomando lo dicho al principio, recordemos que los tiempos de la falta son tres. En la castración, hay una falta fundamental que se sitúa como deuda, en la cadena simbólica. El afecto, como expresión aquí, sería la tristeza. En la frustración, la falta solo se juega, en el plano imaginario, como daño imaginario, cuando falta aquí el objeto que causa, el afecto se expresa en desesperación. Y en la privación, la falta está en lo real, límite o hiancia real, que esté en lo real quiere decir que no está en el sujeto, la expresión aquí sería la depresión. Me pregunto: la relación al deseo de un hijo, es como cualquier otra? Y por qué llega a volver tan locas a las mujeres, cuando ello falta? Si la mujer queda reducida sólo a parámetros de cantidad, fechas y calidad, queda anulada por una respuesta que las más de las veces, tira abajo, aunque los médicos pongan buena voluntad para levantar el ánimo. Entonces, me sirvo de una cita de L Etourdit: la vida sin duda reproduce, sabe Dios qué y por qué. Pero la respuesta no hace cuestión, sino allí donde no hay relación para soportar la reproducción de la vida, salvo en aquello que el inconsciente formula: cómo el hombre se reproduce?, al reproducir la pregunta, que hace ex sistir al inconsciente. La ciencia se ubica, para algunas mujeres, como el lugar de la excepción. Suplencia de la función fálica, se entregan al médico en búsqueda de conseguir la relación que falta y, por supuesto esto también falla, lo cual genera un peregrinaje para ver quién sí es el proveedor del don. La mujer tiene un goce adicional suplementario, respecto a lo que designa como goce la función fálica. Pero Lacan aclara, en el Seminario Aún: "dije suplementario y no complementario, sino hubiéramos ido de vuelta a parar al todo". Creo que cuando la suplencia se suple con el complemento, genera indefectiblemente, enloquecimiento. - Página 5 de 6 -

6 Para concluir: Es cierto que buscar un niño implica escribir una carta a Paris, pero en ese viaje, esa carta se encuentra con recónditos lugares que exceden su letra. Para que advenga la noticia, la feliz noticia, hay que soportar que lo real cave el surco de lo que lo distancia del falo. Allí entonces podrá, no sin paciencia, advenir la sorpresa. - Página 6 de 6 -