BLOQUE 2: LA LENGUA ORAL. Tema 1. La caracterización de la lengua oral

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1 BLOQUE 2: LA LENGUA ORAL Tema 1. La caracterización de la lengua oral 1.1. Introducción En cualquier tipo de sociedad o grupo humano y animal, sus miembros se organizan entre sí gracias a la existencia de la comunicación. Esto es, mediante el conjunto de actuaciones encaminadas a establecer contactos y transmisión de información entre los integrantes de dicha sociedad o grupo. Por tanto, no nos equivocamos si afirmamos que la comunicación oral es un elemento imprescindible, biológica y existencialmente, para la formación y realización del ser humano, en tanto que individuo y en tanto que miembro de una sociedad, ya que la mayor parte del conocimiento humano se transmite gracias al lenguaje oral. En tal sentido, afirma María Victoria Reyzábal que, ya desde niño, el ser humano emplea el mecanismo del aprendizaje a través de las preguntas. El juego oral pregunta/ respuesta es una de las primeras y principales formas de interacción cognitiva, lo que subraya la importancia de ser capaz de comprender adecuadamente lo que dice el otro y de hablar con claridad y precisión para uno y para los demás. Siempre teniendo en cuenta que hablar no es pronunciar palabras, sino recrearlas en la construcción de cada discurso (Reyzábal: 1993, 21). La lengua oral es anterior a la escrita y, por tanto, esta última representa una configuración de aquélla, en la que desaparecen algunos elementos característicos de la oralidad, como pueden ser el ritmo, el volumen, la entonación, etc., que, de algún modo, se sustituyen en la lengua escrita mediante los signos ortográficos. Para ver la importancia de la lengua oral, resulta interesante tomar en consideración los objetivos propuestos para el alumnado de Educación Primaria por parte de María Victoria Reyzábal: 1

2 Comprender mensajes orales, relacionándolos con las propias ideas y experiencias, interpretándolos y valorándolos críticamente y aplicándolos a nuevas situaciones de aprendizaje. Utilizar la lengua oral para intercambiar ideas, experiencias y sentimientos, adoptando una actitud respetuosa ante las aportaciones de los otros y atendiendo a las reglas propias de las situaciones comunicativas de diálogo, conversación, debate, etc. (mantener la atención, respetar los turnos, formular preguntas, realizar aportaciones, argumentar, etc.). Expresarse oralmente teniendo en cuenta las características de las diferentes situaciones de comunicación y respetando las formas básicas de la lengua oral (progresiva corrección en la pronunciación, en las estructuras morfosintácticas, en las estructuras textuales, en el uso del léxico, etc.). Utilizar en los discursos orales diferentes recursos expresivos lingüísticos, paralingüísticos y no lingüísticos (movimiento corporal, música ) para interpretar y transmitir mensajes con una determinada intención comunicativa y representativa. Explorar las posibilidades expresivas de la lengua oral, desarrollando la sensibilidad estética y buscando cauces de comunicación creativa en el uso autónomo y personal de este código. Utilizar el lenguaje oral como instrumento de aprendizaje y planificación de la actividad, elaborando y anticipando alternativas de acción para la realización de tareas concretas, memorizando informaciones y revisando el proceso seguido. Reconocer y respetar las peculiaridades de las diferentes lenguas o variedades dialectales en sus manifestaciones orales. Reconocer la existencia de diferentes usos y registros en las producciones lingüísticas propias y ajenas, comenzando a establecer relaciones entre aspectos formales y organizativos sencillos de las mismas y considerando las intenciones comunicativas a las que responden. 2

3 Comprender y producir discursos orales con características literarias, reconociendo y disfrutando sus recursos expresivos y su riqueza estético-lingüística. Valorar la literatura de tradición oral como patrimonio cultural enriquecedor (Reyzábal: 1993, ). En esta misma línea se expresan Luis Alberto Hernando Cuadrado y Alberto Hernando García-Cervigón, quienes hablan de que el objetivo fundamental de la didáctica de la lengua oral debe ser lograr que los alumnos se expresen correctamente en los aspectos ortológico, morfosintáctico, léxico, semántico y social, y que comprendan lo que escuchan, para así poder lograr una buena comunicación. Y, como objetivos más específicos de esa lengua oral, señalan los siguientes: Hablar con libertad y seguridad, sin temor a posibles críticas. Saber escuchar con atención y respeto a los demás, sin interrumpir, distraer o intentar acaparar la conversación. Desarrollar ideas que faciliten la eficacia comunicativa y eviten la divagación. Adquirir un vocabulario rico y variado que permita participar activamente en las actividades comunicativas. Enriquecer la sintaxis, familiarizándose con las exigencias de la concordancia, los nexos y las estructuras básicas del idioma, evitando los estribillos y las muletillas. Pronunciar correcta e inteligiblemente los sonidos con vista a la obtención de una expresión clara y precisa. Adecuar el tono de voz, la entonación y el ritmo de la frase a cada tipo de mensaje para que la elocución resulte equilibrada y armónica. Transmitir coherentemente las ideas, opiniones y conceptos subjetivos, siguiendo un orden lógico. Exponer ordenadamente las secuencias espaciales y temporales de carácter objetivo. Adoptar una actitud positiva hacia el planteamiento de problemas en grupo y la búsqueda de las correspondientes soluciones (Mendoza Fillola: 2003, 269). 3

4 1.2. Rasgos de la lengua oral La lengua utiliza por el ser humano es, esencial y primariamente, oral, como lo prueba el hecho de que se aprende a hablar antes que a escribir e incluso la circunstancia de la existencia de lenguas en las que no existe la escritura. Además, si tenemos en cuenta que el diálogo es una de las necesidades del ser humano, entenderemos rápidamente la importancia vital del lenguaje oral. Un lenguaje oral que, por otra parte, es el principal artífice de los cambios y la evolución que se lleva a cabo en las distintas lenguas, dado que, al ser más directo, más espontáneo y más vivo, el lenguaje oral está más abierto a modificaciones y cambios que el lenguaje escrito, que posee un código más conservador y elaborado. Entre los rasgos característicos de la lengua oral, podemos señalar los siguientes: Un acto de comunicación oral se establece de manera casi inmediata entre emisor y receptor y, por ello, apenas existe un intervalo de tiempo muy breve entre el momento en que se produce la emisión del mensaje y la recepción del mismo. En ese acto de comunicación, emisor y receptor se encuentran en una misma situación o contexto, lo que permite una mejor comprensión del mensaje. Esa comunicación oral facilita la posibilidad de utilizar elementos deícticos (señalizadores), gestuales, intencionales y no lingüísticos, que permiten completar el significado y la comprensión del mensaje. En la comunicación oral, al ser mucho más rápida y menos elaborada que la escrita, son frecuentes las interrupciones por parte de cualquiera de los interlocutores, así como la presencia de elipsis, divagaciones y digresiones, y la falta de precisión y concisión. En la lengua oral tienen una especial relevancia el nivel fónico o fonético y el nivel léxico-semántico. Resulta que, de todos los niveles lingüísticos, en la lengua oral son particularmente 4

5 importantes aspectos tales como la pronunciación y el uso de un determinado léxico, por ejemplo, el correspondiente a un nivel coloquial del lenguaje, el empleo de palabras sinónimas o polisémicas, etc. Igualmente, en la lengua oral son muy frecuentes las repeticiones, las interjecciones, las exclamaciones, las onomatopeyas, etc. Del mismo modo, en la lengua oral existe una menor preocupación por aspectos relativos a la sintaxis y la morfología, siendo muy frecuente la aparición de incorrecciones gramaticales, tales como anacolutos (faltas de concordancia entre los elementos de una oración), barbarismos (empleo de palabras equivocadas o inexistentes), etc. También es habitual el uso de dichos, refranes y frases hechas, que, en algunos casos, se dicen de forma abreviada, bien por motivos de rapidez en la expresión, bien porque se dan por sabidos por parte del interlocutor o bien por motivos irónicos, fingiendo no querer decir aquello que realmente se deja traslucir Recursos empleados en la lengua oral Dado que durante la comunicación oral apenas hay tiempo para cuidar la expresión, emisor y receptor han de confiar en sus respectivas habilidades y grado de preparación para llevar a cabo eficaz, adecuada y correctamente el acto de comunicación. De ahí que se pueda echar mano de ciertos recursos que posibilitan la consecución de esa eficacia y corrección, tales como pueden ser las repeticiones (para insistir o remarcar lo que se dice); las aclaraciones o ampliaciones; el empleo de comparaciones, metáforas, hipérboles, etc.; la subida o bajada del volumen de la voz, o el uso de un ritmo variado y ajustado al tono que se quiere emplear. Como bien apunta Reyzábal, el uso de figuras retóricas no es exclusivo de los textos literarios y de los textos escritos, sino que también puede darse en la lengua oral. En tal sentido, recoge las siguientes palabras de Umberto Eco: La retórica, o al menos esa parte de la retórica que es la elocutio, permite 5

6 cualquier sustitución, tanto por semejanza como por contraste, de la parte por el todo o de la causa por el efecto (y viceversa) e incluso por antítesis y oposición (lo poco por lo mucho como en la litote, o lo mucho por lo poco como en la hipérbole, o lo blanco por lo negro, como en la ironía (Reyzábal: 1993, ). Entre las figuras más usuales en la lengua oral, Reyzábal señala la presencia de algunas de las que vamos a incluir en el apartado correspondiente al lenguaje literario, como son: la hipérbole, la metáfora, la metonimia, la sinécdoque, la personificación o prosopopeya, la perífrasis, la antítesis, la ironía y el eufemismo. 6