61. Qué divinamente canta,! Compositor: Anónimo Poeta: Anónimo Fuente: Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisoa [CPMHL] Edición: Mariano LAMBEA y Lola JOSA (Introducción y edición crítica) La música y la poesía en cancioneros polifónicos del siglo XVII. Volumen V Cancionero Poético-Musical Hispánico de Lisoa. Volumen II Madrid: Sociedad Española de Musicología. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2006 ISBN: 84-00-08475-6 ISBN: 84-86878-84-5 (Ora completa) ISBN: 84-86878-05-5 (Volumen II) En este documento se halla la edición anotada del poema, la partitura con la transcripción musical a notación moderna, incluida la composición de la voz perdida, y el facsímil parcial de la ora.
92 MARIANO LAMBEA Y LOLA JOSA si mi pecho era de ronce, 15 es ronce ya, que no siente. 3 Ese espejo cristalino en que me veo mil veces, si era espejo de mi llanto, de mi risa hoy serlo quiere. 20 4 Ese cristal es retrato de mis males y mis ienes, si ayer llorar me enseñaa, agora reír me advierte. 5 De tu desdén el que adora 25 es eterno penitente, mas el que deja de amarte no tiene de le pese. Ya no siento, Clori, 61 1 Qué divinamente canta, Cloris, aquel ruiseñor, si puede cantar suave metido en dura prisión! 15. ronce: firme, constante (Aut.). 16. siente: de nuevo, estamos ante el juego de significados aierto en los versos 11-12. 17. espejo cristalino: el agua de la fuente. 17-20. Véase la nota a los versos 1-2. 23-24. Se vuelve a retomar el motivo que are el romance y que se canta en la seguidilla. 24. agora: ahora. 26. penitente: término común en el campo semántico de la religión de amor de la lírica hispánica. Véase la nota al verso 8 del romance 35 «Si entre risueños halagos». 28. No tiene motivo para nada (Aut). El romance se cierra rindando el juego de la dole significación oscilante entre el amar y el desdeñar; el primer nivel de lectura en todos los casos se mantiene en la irreverencia amorosa exaltada en la seguidilla, pe en su segundo nivel de significación, encontramos siempre una acepción propia de un yo lírico amante. 61. «Qué divinamente canta,!» 3. Al verso le sora una sílaa, como ocurre en los versos 13 y 17, pero deemos mantener la interjección (que es la susceptile de ser suprimida) puesto que cuenta, en cada tercer verso de cada cuarteta, con su propia nota musical, ya que el compositor incrustra las notas de la interjección del inicio del estriillo (v. 5) en el inicio de cada tercer verso de las demás estrofas; si: se en el MS 12. 4. dura prisión: una jaula.
CANCIONERO POÉTICO-MSICAL HISPÁNICO DE LISBOA 93 Ay, dulce pajarillo!, 5 cantas, dices, lloras Lo que canto es llanto, gemidos, suspiros, mi lier lloro y suspiro. 10 2 La liertad oprimida, aunque sea por amor, ay!, es siempre desasosiego, que la aflición es pensión. 3 Aunque canta, tamién llora, 15 que el traajo vinculó ay!, lágrimas a la armonía como celos al amor. Ay, dulce pajarillo!, 7-10. En los orígenes de nuestra cultura occidental, encontramos al ruiseñor y su armónico canto vinculado con el dolor; la fuente, el Liro IV (511) de las Geórgicas, ya que Virgilio retardó con saio acierto el desenlace de la historia de Orfeo intercalando la que ia a convertirse en una clásica comparación protagonizada por la delicada ave: cual la afligida Filomela, que a la somra de un álamo llora la pérdida de sus hijos que el insensile larador al acecho arreató del nido, implumes todavía; llora ella la noche entera y posada sore una rama comienza de nuevo su lúgure canción y llena los lugares vecinos con sus tristes quejas (Virgilio, 1990: 383). El poeta llama al ruiseñor por el nomre de quien fue metamorfoseada en tal por piedad de los dioses, para que se salvara de la cruel persecución de su malvado cuñado, Tereo. Además fueron los poetas romanos los que, generalmente, difundieron la metamorfosis de Filomela en ruiseñor en lugar de golondrina, que era el pájaro que los griegos le asignaron en la transformación. Y le es mucho más apropiado ser ruiseñor, si reparamos, asimismo, en la etimología, ya que, musicalmente, es más evocadora. En cuanto a la poesía española, después de Garcilaso, raro es el lírico de la Edad de Oro que, en un momento u otro de su producción, no aluda al ruiseñor según lo fija Virgilio en este pasaje que hemos transcrito. Asimismo, si en el romancero viejo y en la poesía de cancionero que tanto traemos a colación en nuestros estudios el ruiseñor aparece en poquísimas ocasiones (Malkiel, 1975: 107 y 112), en el romancero lírico podríamos decir, incluso, que es extraño el compendio de romances en el que el ruiseñor no aparezca en numerosísimas ocasiones por tratarse de un elemento poético de imprescindile incursión en un arte poético-musical, y por el protagonismo que por la misma causa tiene el mito de Orfeo en los versos de esta sutil manifestación artística del arroco hispánico. No casualmente, Virgilio alude al dolor y al canto del ruiseñor a propósito de Orfeo y la muerte de su Eurídice. Sin emargo, más allá de todo ello, y eso es lo grandioso, el ruiseñor se convirtió en una criatura mitológica en la que se cristalizó una eterna emoción humana (Malkiel, 1975: 117). 11-12. Alusión a la cárcel de amor de origen trovadoresco en cuanto a la pérdida de liertad y el freno para el desenfreno con palaras de Johan Huizinga, «La estilización del amor» (Huizinga, 1990: 155) que impuso aquella erótica y que ia a condicionar durante siglos el código erótico de la lírica europea. 14. aflición: aflicción, se entiendie que de amor; pensión: traajo, [ ] cuidado (Aut.). 15-18. Cuarteta que manifiesta de manera explícita la vinculación del canto del ruiseñor con el dolor que comentamos en la nota del estriillo. 16. traajo: prisión (Aut.); vinculó: aseguró (Aut.); en MS 11, MS 12 y MS 13, avinculó, pero enmendamos por tratarse de un error del copista.
[ Tiple 1º Tiple 2º Alto Tenor 61. Qué divinamente canta,...! A 4 Anónimo 2 3 2 3 2 3 V 2 3. Qué di - vi - na - men - te Transcripción musical: Mariano Lamea Edición de la poesía: Lola Josa can -. Qué di -. Qué di - vi - na - Guión 2 3. 6 n ta, vi - na - can - men- te can - ta, ta, Clo- ris, a - Clo - quel rui- se - ris, ñor, a-quel rui-se - ñor, V. Qué di - n men - te n vi - na - can - men-te can - ta, ta, Clo- ris, a - Clo- ris, a - quel rui- se - ñor, a-quel ḃ quel rui- se - ñor, rui-se - ḃ ḃ ñor, rui-se - ñor, 16 si ḃ pue - de can - tar su - a - ve me - ḃ ti - do{en du - n ra pri - sión! V si si si pue - de can - pue - de can - pue - de can - ḃ tar su - a - tar su - a - tar su - a - ve ve ve me - me - me - ti - do{en du - ti - do{en du - ti - do{en du - ra pri - ra pri - sión! ra pri - sión! sión!
245 26 Estriillo Ay, dul - ce n pa - ja - ri - n llo!,.. di - ces, V.. 35 llo-ras, Ay, dul - ce V Dul-ce n pa - ja - ri - Ay, n llo,. pa - ja - ri - llo, a n a 44 V. a pa - ja - pa - ja - ri - n ri - llo!, ay!, llo!, di - ces, di - ces, ay!, ay!,. llo - ras,...... di - ces,. di - ces,. di - ces,. llo - ras llo - ras llo - ras ay!, di - ces, llo - ras n..
246 52 ṅ.. n n Lo que can - to es llan - to, ge - mi - dos, mi li - er - llo - ro{y sus -. Lo que can - to es. llan - to, ge - mi - dos, mi li - er - V.. n 60 Lo que can -. ay!, to es. llan - to, ge -. mi - dos, sus - pi - ros, V llo - ro{y sus - n.. que, sin. mi li - er - Lo que n can - to. es llan - to, ge -. mi - dos, sus -. pi - ros, 67 V mi li - er - n. mi li - er - li - er - li - er - mi li - er - mi li - er - llo - ro{y sus - n llo - ro{y sus - llo - ro{y sus -
247 75 V llo- ro{y sus - sus- llo-ro{y sus - pi - ay!, ay!, llo-ro{y sus - ṅ n llo-ro{y sus - llo - llo-ro{y sus... pi - ro{y llo ro{y sus... sus - sus... llo-ro{y sus... pi - n ro. ro. ro. ro. ] 1 Qué divinamente canta, Cloris, aquel ruiseñor, si puede cantar suave metido en dura prisión! 2 La liertad oprimida, aunque sea por amor, ay!, es siempre desasosiego, que la aflición es pensión. 3 Aunque canta, tamién llora, que el traajo vinculó ay!, lágrimas a la armonía como celos al amor. Estriillo - Ay, dulce pajarillo!, cantas, dices, lloras -Lo que canto es llanto, gemidos, suspiros, mi lier lloro y suspiro.