INSTITUTO TECNOLOGICO SUPERIOR DE ALAMO TEMAPACHE LA IMPORTANCIA DEL LIDERAZGO EN LA ADMINISTRACION PÚBLICA Presenta M.A Janeth Olivares Cruz Diciembre de 2012
LA IMPORTANCIA DEL LIDERAZGO EN LA ADMINISTRACION PÚBLICA Liderazgo, es el proceso por el que un individuo ejerce influencia sobre las personas e inspira, motiva y dirige sus actividades para que alcancen las metas, la esencia del liderazgo es contar con seguidores. Uno de los aspectos fundamentales de la gerencia pública, es el liderazgo. Desde la óptica de la Gerencia Pública aún el tema es nuevo, mas sin embargo, cabe mencionar que existen tres grandes teorías las cuales se clasifican en: La teoría de rasgos de personalidad, donde el liderazgo según estas teorías, se ejerce sobre la base de los rasgos específicos personales que posee un individuo y que lo distinguen de los demás, y a través de los cuales puede influir en el comportamiento de sus semejantes. Los rasgos más comunes son los rasgos físicos, como la energía, apariencia y peso, los intelectuales como la adaptabilidad, combatividad, entusiasmo y autoconfianza, rasgos sociales; como la cooperación, habilidades interpersonales y habilidad administrativa y por último los rasgos relacionados con las actividades que son el impulso hacia la realización, persistencia e iniciativa. También la teoría sobre los estilos de liderazgo Esta estudia el liderazgo de acuerdo a los estilos de comportamiento del líder en relación con otros individuos. Es decir, se enfoca a partir de las maneras de cómo el líder orienta la conducta de los miembros del grupo hacia el logro de objetivos. En esta se hace referencia a tres estilos de liderazgo: autoritario, liberal y democrático. 2
Por lo anterior un buen líder en la Administración pública, permite contar con servidores públicos que sirvan a la sociedad de manera eficaz y eficiente, hoy en día se requiere de líderes políticos que contribuyan al desarrollo económico, político y social del país, ya que es un elemento esencial en el desarrollo sustentable y fortalecimiento del país. En esta perspectiva y dentro del marco de la gestión pública, se impone la necesidad de reflexionar sobre el rol de las autoridades decisoras, el contexto en que desempeñan su función, las potencialidades y limitaciones de su ejercicio, a fin de avanzar en el diseño de un perfil de gerente público acorde con nuestra realidad y capaz de enfrentar los desafíos de cambio cultural y organizacional que impone la modernización. El arte del liderazgo consistente, es conquistar el entusiasmo, lealtad, iniciativa y entrega del corazón de sus dirigidos. Esta postura se enrola en la de aquellos que sostienen que para ejercer el liderazgo no es suficiente el instinto que más o menos tengamos para ello. Liderar no es simplemente impartir órdenes, no importa que éstas se impongan con energía y autoridad. Tampoco es doblegar voluntades de los subordinados ni someterlos a designios caprichosos. Todo lo contrario, liderar es principalmente tres cosas Educar, esto es lograr el desarrollo de toda la perfección que la naturaleza humana lleva consigo; Instruir, que consiste en enseñar las nociones técnicas precisas y dirigir los ejercicios prácticos para proporcionar a los subordinados los conocimientos específicos necesarios para llevar adelante su misión; y Conducir, lo cual resulta guiar y dirigir a aquellos de manera tal, que perfeccionando la educación e instrucción en el ámbito colectivo, sean capaces de desarrollar la comprensión y cooperación entre todos. 3
En una palabra, que sean capaces de desarrollarse en equipos de tareas con división de actividades, conformando el todo que haga posible el resultado más elevado del objetivo, y si fuera posible, lograr la excelencia. En ese sentido, el ejercicio del liderazgo entraña tres cuestiones fundamentales, que son: El factor psicológico que se aplica sobre las personas dotadas de inteligencia, voluntad, pasiones y sentimientos. En el ámbito de la Administración Pública, los jefes; no líderes, porque ambos términos no son sinónimos, suelen ser respetados no sólo por su jerarquía, sino por sus años de antigüedad, sus hábitos para con los empleados en tanto los trate bien,mal o con indiferencia, sus modales y el poder que recepten de las más altas jerarquías En cambio un líder guía a sus hombres, obtiene obediencia voluntaria, inspira confianza y despierta entusiasmo, considera la opinión de los miembros de su equipo, lo cual es de suma importancia, con la finalidad de tomar la mejor decisión, es una persona responsable, puntual, etc; señala sólo la infracción, invierte tiempo en enseñar cómo se hacen las cosas, despierta que su gente encuentre interesante su tarea, y piensa en las personas antes que en el objetivo. Con la formación y manera de conducir de los primeros, lo único que puede lograrse es comprar con un salario parte del tiempo de alguien, su presencia física en el lugar de trabajo y su actividad muscular. En cambio para el líder, es natural recibir entusiasmo, lealtad y entrega de corazón, de espíritu y de alma, pero esas virtudes no se pueden comprar, dicen que tenemos que conquistarlas. 4
De tal manera que si estimamos que hay una crisis de liderazgo en toda la Administración Pública nacional y de las provincias como la hay hoy en día se debe a que no están abiertos los canales que permitan que los más aptos sean quienes resulten promovidos a mayores jerarquías administrativas. Por lo regular las personas encargadas son las menos indicadas por la carencia de características para lo requerido. Es casi habitual encontrar en la mayoría de los equipos de trabajo del ámbito público, empleados que resultan imprescindibles en cada lugar y tarea. Ese fenómeno se produce porque son los más aptos, ya por capacidad intelectual, ya por experiencia, ya por carisma natural, son quienes saben cómo hacer posibles las cosas, la tarea propia y la de sus compañeros de labor, la conclusión es que son perjudicados por ser eficientes. Y en muchos casos son verdaderos líderes, son personas que cumplen dentro de su alcance laboral cotidiano, con las cualidades de orientar y llevar adelante la labor, son quienes están prestos a los problemas personales, son aquellos que establecen pautas generales entre el grupo para que las cosas salgan bien, aún a riesgo de que su superior los sancione, porque no está de acuerdo. Ese tipo de liderazgo en posiciones tan incómodas, suele ser torturante y peligroso, pero también puede convertirse en altamente ejemplarizante, a punto tal que los subordinados del jefe se rebelan en contra suyo por apuntalar el clima que genera un par, otro empleado o jerárquico de menor rango. Porque estos sujetos generan un clima, algo parecido a un campo de energía corporal de largo alcance que envuelva el ámbito laboral donde se desempeñan y los convierte en indiscutibles. El fenómeno máximo se advierte cuando el grupo establece su nexo de pertenencia en torno suyo. De ello surgirán básicamente dos actitudes de sus superiores. Una de rechazo y persecución y la otra de aprobación y aprovechamiento. 5
Es obvio que un líder nace como tal, siendo que como dicen ya nacemos con esas aptitudes, es decir, cuando se trae la personalidad de ser líder se puede ser pero no es necesario enseñar a serlo. Existen buenos jefes, pero que no son líderes, precisamente porque un jefe puede ser capacitado para ello en lo que un líder no. Un verdadero líder, es aquél que prepara a otros para que lo sucedan, es una actitud carente de egoísmo que no especula ni oculta conocimientos ni experiencias al otro, y si hace que su subordinado logre destacarse más que él mismo, lo disfruta y no impide su progreso, aunque con ello pierda a su mejor elemento. Es como dicen gente con este don no se compra ni se vende, está en el plano moral de su persona y es anterior a cualquier capacitación o mejoramiento técnico que pudiera haber recibido. En síntesis, hay que plantearse seriamente por qué motivos la Administración Pública no genera líderes ni los capacita, así como tampoco intenta seleccionarlos, descubriéndolos cuando incorpora personal a través de exámenes de ingreso o de promoción. Es importante destacar que un buen líder en la administración publica contribuirá enormemente al desarrollo de políticas publicas, que permitan mejorar las condiciones económicas, sociales y políticas de un país, creando y desarrollando estrategias que permitan lograr un desarrollo sustentable y creciente del país. Ser un buen líder en la administración publica, representa mas y mejores servicios públicos que son otorgados a la población en general, como son; servicios de salud, servicios de transporte, servicios de transporte, servicios de luz, etc; dado que los buenos lideres políticos son los que administran la mayor parte de los organismos gubernamentales. Hoy en día ser un excelente líder de políticas públicas, conlleva a ser un país mas competitivo y mejorar las condiciones de vida de la población en general, coadyuvando directamente al desarrollo del país. 6
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