Estilos de aprendizaje.

Transcripción

1 Estilos de aprendizaje. El mundo sería mejor si reconociéramos la potencialidad que hay en ser diferentes, en vez de, tratar de hacernos iguales. Pérez Córdoba. Caracterización de los estilos de aprendizaje de acuerdo con el origen de las sensaciones: Se establecen estilos de aprendizaje a partir de los órganos de los sentidos que dan origen a las sensaciones que sirven de base para la adquisición del conocimiento. Estilo Auditivo: Aprenden fundamentalmente por medio de instrucciones o comentarios impartidos en forma verbal. 30% de los estudiantes son de estilo auditivo. Requieren la presencia de sonidos que refuercen su proceso de aprendizaje. Disfrutan jugando. Escriben suave y no siempre de forma legible. Hablan mientras escriben. Recuerdan los nombres y olvidan las caras. El ruido y los sonidos se convierten en elementos distractores. Recuerdan lo escuchado, en especial con la música. Los juegos con imágenes les resultan molestos y poco atractivos. Estilo Visual: Las personas que poseen este estilo de aprendizaje poseen distintas características, basadas en uno de sus cinco sentidos el cual corresponde a la vista, 40% de los estudiantes son visuales, entre éstas características se pueden citar: Aprenden mirando y escribiendo. Pueden tener una tendencia a ser verbales, es decir, a enfatizar en el uso de palabras; así como también pictóricos, recurriendo a las ilustraciones. Tienen una imaginación vivida, es decir relacionada con las experiencias reales de la vida. Piensan en términos de imágenes. Usan colores. Las expresiones faciales dan a conocer sus emociones, es decir, son transparentes.

2 Así mismo posee una serie de desventajas de las cuales son importantes mencionar: pueden volverse dependientes de la tv, cine o videojuegos, recuerdan con facilidad las caras pero no los nombres. Estilo Kinestesico: Aprenden por medio de sensaciones percibidas a través de la discriminación motora gruesa (músculos grandes del cuerpo). En otras palabras aprenden con todo el cuerpo. Aprenden haciendo, experimentando con el cuerpo. No son buenos lectores. Se caracterizan por tener una ortografía pobre. Recuerdan lo hecho, no lo visto ni lo hablado. No escuchan bien. Tocar y manipular se convierte en un mecanismo fundamental de aprendizaje. Prevalece la fuerza física. Son impulsivos. Para aprender requieren manipular materiales. Les encanta jugar y aprender jugando. Referencia Bibliográfica: Pérez Córdoba, R. A. (1998). Los estilos de aprendizaje y estilos de enseñanza. Impresora Tica S. A., Costa Rica.

3 Estrés Definición: Es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. El estrés es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, a pesar de lo cual hoy en día se confunde con una patología. Esta confusión se debe a que este mecanismo de defensa puede acabar, bajo determinadas circunstancias frecuentes en ciertos modos de vida, desencadenando problemas graves de salud. Cuando esta respuesta natural se da en exceso se produce una sobrecarga de tensión que repercute en el organismo y provoca la aparición de enfermedades y anomalías patológicas que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano. Causas: Los llamados estresores o factores estresantes son las situaciones desencadenantes del estrés y pueden ser: Cualquier estímulo, externo o interno que propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo Situaciones que fuerzan a procesar información rápidamente Estímulos ambientales dañinos Percepciones de amenaza Alteración de las funciones fisiológicas (enfermedades, adicciones, etc.) Aislamiento y confinamiento Bloqueos en nuestros intereses Presión grupal Frustración Referencia bibliográfica: Leza, J. (2005). Mecanismos de daño cerebral inducido por estrés. Ansiedad y Estrés, 11 (2-3),

4 Autoestima La auto-estima se define como la estima que la persona posee en sí, y que se refleja por medio de sus palabras y acciones en el contexto en que se desenvuelve y el período de formación de la autoestima, según Erikson, se ubica de los 0 a 5 años, momento en el que la mayoría de niños y niñas están con su familia o al menos con alguno de sus progenitores (Papalia, 2004). Según D Mézerville (2004) la autoestima tiene seis componentes: 1) La autoimagen que es la capacidad de verse a sí mismo, no mejor ni peor, sino como la persona que realmente es. 2) La autovaloración es apreciarse como persona importante para sí misma y para los demás. 3) La autoconfianza se caracteriza por creer que se puede hacer bien varias cosas y sentirse seguro de realizarlas. 4) El autocontrol consiste en manejarse correctamente en la dimensión personal, cuidándose, dominándose y organizándose de manera adecuada en la vida. 5) La autoafirmación se define como la libertad de ser uno mismo y poder tomar decisiones para conducirse con autonomía y madurez. Se caracteriza por la capacidad individual de manifestarse abiertamente a la hora de expresar los propios pensamientos, deseos y habilidades. 6) La autorrealización consiste en el desarrollo y la expresión adecuada de las propias capacidades para vivir una vida satisfactoria que sea de provecho para sí mismo y para los demás. Estas dimensiones se consolidan en la persona mediante las acciones de ensayo y error que durante su vida va experimentando en interacción consigo y con las personas que le rodean. Por lo que es importante que esa interacción se desarrolle, desde edades tempranas, con la intencionalidad de guiar esas acciones hacia el logro de dichas dimensiones (Robles, 2010). Cuando un niño tiene deficiencias en estas dos dimensiones de tipo inferido y observable podemos hablar de baja autoestima. Erikson, citado por Papalia (2004), afirma que un determinante de la autoestima en la etapa de la niñez intermedia es la visión que tienen los niños de su capacidad para el trabajo productivo. Por lo que es necesario que los mayores proporcionen a los niños, en esta etapa, un ambiente consciente, seguro, de respeto a sus iniciativas, de promoción de sus intereses y aptitudes, de honestidad en las relaciones, de confianza y afecto. Esto con el fin de favorecer la superación de la crisis de esta etapa y, por ende, el crecimiento psicológico; de lo contrario,

5 aclara el autor, si el ambiente es rígido, inestable, poco afectivo e inseguro para el niño la crisis se expresa en su dimensión desfavorable y sus consecuencias se sentirán en el desarrollo de la personalidad adulta. Ser autónomo, según Robles (2010), es conseguir la máxima independencia en todos los aspectos de la vida. La autonomía empieza a formarse de la manera más natural e inmediata en las actividades cotidianas de la infancia. Estas son importantes ya que procuran una autonomía física, intelectual y afectiva de forma que el niño adquiere la capacidad de valerse por sí solo y de responsabilizarse de su cuidado personal y así su autoestima crecerá progresivamente. Referencias bibligráficas: D Mézerville, G. (2004). Ejes de la salud mental: los procesos de la autoestima, dar y recibir afecto y adaptación al estrés. México: Editorial Trillas. Papalia, E. y otros. (2004). Psicología del desarrollo de la infancia a la adolescencia. México: Editorial McGraw-Hill Interamericana. Robles, M. (2010). Acciones que realizan tres subsistemas conyugales para el fortalecimiento de la autoestima de sus hijos e hijas en edad escolar que asisten al Colegio Sagrado Corazón y el rol de la persona profesional en Orientación en la potenciación de dichas acciones. Tesis no publicada para optar al título de Licenciatura en Orientación. Escuela de Orientación, Universidad Católica de Costa Rica, Moravia, Costa Rica.