Protagonismo económico de los pobres

Transcripción

1 Protagonismo económico de los pobres Dos aproximaciones al mundo de emprendedores e informales Javier M. Iguíñiz Echeverría Es muy común recibir información o encontrarla en los medios escritos y audiovisuales referida a casos de éxito empresarial desde abajo. En realidad, la novedad es poca. A lo largo del siglo XX en todo el mundo se han puesto de relieve esas trayectorias, generalmente para reconocer y también para legitimar ante la sociedad a gigantes del mercado. En los últimos años en el Perú se repiten hasta una docena de casos emblemáticos. Quizá lo nuevo en la actualidad sea que se destacan sobre todo vidas empresariales que comenzaron con muy poco capital y que todavía no han convertido a sus protagonistas en grandes capitanes de la industria y el comercio y, menos aún, en líderes de los gremios empresariales. El mensaje que domina es: puedes salir de la pobreza; no tanto puedes ser rico o parte de la sociedad de los ricos. No vamos a evaluar en sí mismos los trabajos de corte biográfico que traen ese mensaje. En este artículo queremos avanzar por otras dos vías, complementarias, pero fundamentales; una es la macroeconómica comparativa internacional y, la otra, la que estudia la estructura del mundo de los emprendedores informales presentando información estadística para ello. La intención es esbozar una visión de conjunto que es más compleja y menos triunfalista que las biografías de los exitosos sobre el protagonismo económico de los pobres 1. 1 Eso no quiere decir que no consideremos muy importante su papel en una propuesta de crecimiento económico socialmente inclusivo y descentralizado. Simplemente, nos situa- 19 Páginas 221. Marzo, 2011.

2 Este tipo de planteamientos puede ser visto como una de las expresiones en las que se reivindica el protagonismo económico de los pobres. Muchas veces se esgrimen argumentos proempresario popular en contraposición a la asistencia a los pobres propia de los programas sociales. Estos programas, se dirá, serían ineficientes para sacar a los pobres de su situación y, además, serían corruptores en el sentido de que debilitan o destruyen su fibra combativa y su aspiración de independencia. La otra contraposición en el discurso emprendedurista es ideológica y apunta abiertamente contra el discurso y definición de los problemas sociales que son propios de una perspectiva socialista, especialmente la marxista y estatista. En ella se destacan, entre otras cosas, la inadecuación del diagnóstico de la realidad social, al no tomar en cuenta la enorme proporción de personas que no encajan en un esquema simple de clases sociales capitalistas, el escaso reconocimiento de un protagonismo económico popular, la excesiva concentración programática en servicios sociales públicos, pero, sobre todo, la deslegitimación de la ganancia empresarial como fuente de ingreso y, en lo macro-social, el acento en la gran desigualdad en la distribución del ingreso. No hay duda de que la presencia de microempresas es generalizada. También de que muchos de los que trabajan en ellas buscan empleo. Diversos cálculos avalan la impresión de turbulencia comercial y productiva que se observa especialmente en las ciudades y que revela maneras de luchar por la vida que incluyen un conjunto muy diverso de actividades económicas. Eso afecta la cultura familiar, pues en cada familia hay en un momento cualquiera varias maneras de participar en la economía, sea como obreros, como empleados, como comerciantes, como consultores o como artesanos. La ilegalidad debe ser parte de los valores familiares. En concreto, la base material para ello está ahí, pues cerca del 72% de los hogares a escala nacional tienen al menos una actividad que no está registrada o la conduce alguien que no está registrado ante la sunat mos contra quienes proponen una visión incompleta y triunfalista de las potencialidades de creación de riqueza que posee la microempresa, que se presenta como la panacea para reducir la pobreza. Hemos avanzado múltiples veces argumentos en favor de las pequeñas y microempresas, pero como parte de una estrategia y un conjunto de actores más amplio. Una de ellas: Para un desarrollo económico descentralizado, en Walter Alejos, editor, Evaluación anual y balance del proceso de descentralización, Lima, Congreso de la República, prodes y usaid/peru, José Rodríguez y Minoru Higa (2010) Informalidad, empleo y productividad en el Perú, en José Rodríguez y Albert Berry editores, Desafíos laborales en América Latina después de dos décadas de reformas estructurales. Bolivia, Paraguay y Perú ( ), Lima, Instituto de Estudios Peruanos y Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, p. 162.

3 I. Emprendedores: buena noticia, mala señal 3 Las cifras internacionales muestran que el nivel del Producto Interno Bruto per capita de los países y la proporción de emprendedores en la Población Económicamente Activa en cada país, esto es, la Tasa de Actividad Emprendedora (tae) tienen entre sí una relación negativa. En el gráfico que mostramos se presenta esa relación. Vamos a entender por emprendedores a los individuos que han iniciado una empresa porque han pagado meses de salarios o que ya la administran por lo menos durante tres años y medio. Ese es el criterio que utiliza el gem 4, entidad que en base a encuestas elabora estas cifras desde hace bastantes años. Emprendimiento y riqueza nacional Como puede observarse, los países ricos tienen una proporción muy baja de emprendedores. Noruega tiene una tae de 7.7%, Estados Unidos de 7.6%, Alemania 4.2%, Italia llega a 2.3%. Por el contrario, entre los países encuestados con mayor tae están Bolivia con 38.6%, Ghana con 33.9%, Angola con 32.4% y Perú con 27.2%. En lugares intermedios de tae se pueden encontrar los países más ricos de América Latina, China y bastantes otros. El Perú se encuentra, pues, más 3 Una versión previa de esta parte ha salido publicada como Emprendores: buena noticia, mala señal, en La República, Domingo, Lima, 6 de febrero del Los datos del tae son tomados del gem (Global Entrepreneurship Monitor), Reporte

4 cerca en emprendedurismo de Uganda que de China o Chile. Entre los 59 países del mundo encuestados en 2010, ocupa el séptimo lugar. Una alta Tasa de Actividad Empresarial es una mala señal, pues sugiere que se trata de un país pobre, incluso los paupérrimos tienen las tasas más altas. Constatado lo anterior, podemos pasar a buscar explicaciones. La pista que podemos seguir con la información mostrada es sencilla y hasta simplista, pero la que relaciona una variable determinada con el nivel del pbi per cápita es una ruta explicativa tradicional en la disciplina económica. A más emprendedores, más pobreza? Descartando la existencia de otros factores, hay en principio dos maneras de leer esa relación estadística en términos causales. Una es la que afirmaría: a más emprendedores, más pobreza económica nacional. Si aceptáramos la sugerencia de causalidad que está implícita en esa frase, podríamos creer que el aumento de los emprendedores, en quienes pensamos principalmente como los microempresarios informales, son causantes de la ampliación de la pobreza. Obviamente, no es difícil encontrar argumentaciones que le den cierto sentido a esa afirmación. Habría muchas. Por ejemplo, se puede considerar que la abundancia de microempresas hace que la competencia entre ellas sea muy dura, ésta baja mucho los precios de los productos y obliga a los emprendedores a ajustar su consumo familiar para sobrevivir lo más posible en tal actividad, o para empezar otra actividad 5. La apuesta de quienes opinan que la abundancia de microempresas es dañina es casi exclusivamente por el impulso a las medianas y grandes, con el consiguiente desinterés por las más pequeñas. Además, pueden ver en esa pobreza un apoyo a la política que prolonga lo más posible la disponibilidad del cholo barato para las medianas y grandes empresas. A más pobreza, más emprendedores Quizá es más común leer esas cifras como indicadoras de que, más bien, a más pobreza, más emprendedores. Recurriendo a una conocida explicación microeconómica, podríamos entender esa frase recordando que los emprendedores tienden a ser pobres que no tienen otra opción que inventarse algún trabajo. A nivel social, la extensión 22 5 Hemos tratado someramente sobre este proceso de dura competencia entre pobres en Competencia en el lado oscuro de los mercados, Páginas, n. 200, Lima, agosto del 2006, pp

5 de la pobreza económica y una demanda reducida por asalariados adecuadamente pagados da lugar a la creación de actividades microempresariales, cosa que en ese contexto es casi siempre obligada por las circunstancias y ocurre con muy poco capital, con muy baja productividad y competitividad. Por eso casi siempre tienen que ser informales y precarias, de poca duración. En otros casos se hace de la necesidad virtud y se termina aceptando esa situación e incluso encontrándole un gran atractivo. Se trata de una variante de las preferencias adaptativas que se estudian en economía y que llevan a desconfiar de ciertas encuestas. Por eso, las encuestas no logran afinar bien en la distinción entre informales por opción y por necesidad. En algunos casos más, esas iniciativas son producto de una voluntad de independencia, del deseo de no tener patrones, de ideas que producen ilusión, de vocaciones empresariales auténticas. Parecen no ser la mayoría de los microempresarios. II. Informalidad, riqueza y pobreza La información más detallada sobre el mundo económico de los emprendedores es la recabada a propósito del intento de entender las características del llamado sector informal o mundo de la informalidad. Por eso, en esta segunda parte vamos a recoger información que nos permita acercarnos en algo a niveles de mayor detalle sobre la realidad económica de los emprendedores. Enfoque productivista y legalista Una de las maneras de aproximarse a esa realidad empresarial ha sido la que la ha dividido en formal e informal. La informalidad es uno de los términos que pretende expresar a ese mundo o submundo. Sin pretender entrar a cabalidad a esa problemática, recordaremos que con ese término los analistas se refieren a veces a las empresas de muy pequeño tamaño y/o a sus trabajadores. En general, tienen un bajo nivel de productividad. En esa concepción, las cifras más comparables disponibles son sobre la fuerza de trabajo, ya que la de número de empresas es más difícil de conseguir y comparar. La definición productivista, que es base de las cifras que siguen, afirma que son informales los trabajadores de empresas privadas pequeñas, autoempleados de baja calificación y trabajadores sin ingresos 6. Con este criterio, el promedio de 18 países en América Latina era, a comienzos de la década pasada, 60.4% de la fuerza de trabajo, y el correspondiente al Perú 69.5%, uno de los cuatro más altos. 6 Rodríguez e Higa (2010: 118). 23

6 Otras veces adquiere una connotación legalista, esto es, el incumplimiento de leyes y normas tributarias, laborales, de cobertura de salud o seguridad social. Las cifras que siguen en este párrafo se obtienen definiendo a los trabajadores informales con el criterio de si tienen seguro social cuando se retiran. En esta definición legalista el promedio de informales para 10 países latinoamericanos estudiados era 55.3%, mientras que en el caso del Perú llegaba a 70.2%. En el Perú la informalidad es, en efecto, muy alta. Hay, obviamente, una relación entre las dos, ya que son las empresas con poco capital las que, por sus dificultades para competir en sus mercados, muy a menudo se ven obligadas a reducir costos evadiendo leyes, pero también empobreciéndose familiarmente. Por eso el mundo de la informalidad y el de la pobreza se yuxtaponen mucho más de lo que las experiencias de éxito empresarial sugieren. Las diferencias de productividad Ello es natural, pues la baja productividad 7 es la que explica que las actividades informales ocupen cerca del 45% de la fuerza laboral empleada, pero sólo den cuenta de alrededor del 9% de la riqueza generada anualmente 8. Las cifras sectoriales en el 2008 muestran que, en manufactura, el aporte a la riqueza en el país es el 5.2%, en construcción el 8.4%, en comercio el 18.9% y en servicios el 9,8% 9. En otras palabras, baja productividad, mucho trabajo y poca riqueza económica a nivel del país. Las diferencias de productividad entre formales e informales son una aproximación a la competitividad de quienes operan en rubros del mercado similares. Si el Valor Agregado por Trabajador (vat) promedio de la economía es como 100, el del sector no informal es 162.7, mientras que el del sector informal es 22.2, y ello sin contar actividades agropecuarias y forestales 10. Si se estandarizan las cifras para hacer la comparación de los valores agregados, suponiendo que todos laboran 40 horas, Rodríguez e Higa encuentran que, en promedio, durante el periodo , el vat de las empresas informales manufactureras es algo menos de la décima parte, 9.6%, del de las formales de ese rubro. En el caso de la construcción la cifra es 12.1%, en el comercio 12.6% y en servicios 18%. En conjunto, la cifra es 13.2%. En otros términos, las empresas 24 7 El diferencial de productividad es clave para establecer el potencial de las unidades económicas para permitir una vida adecuada a los participantes en ellas. 8 Rodríguez e Higa (2010: 120-1). 9 Rodríguez e Higa (2010: 159). 10 Rodríguez e Higa, (2010: 163)

7 informales, vistas en su conjunto y por rubros gruesos de actividad, están muy lejos de competir con las formales. Muy lejos están, pues, de ser una alternativa capaz de sustituir a las formales o de liderar actividades sectoriales. Se acercan entre sí? El crecimiento acerca la productividad de formales e informales? Durante un periodo tan dinámico como el de , la brecha de productividades formal/informal se mantuvo más o menos incólume. En manufactura se amplió, pues si en el primer año era de 11.3% de la productividad en las empresas formales, en el último, previo a la crisis reciente, se situó en 9.6%; en construcción se mantuvo, 12.8% y 12.7%; en comercio se agravó, pasando de 15.2 a 11.3%, quizá debido a la expansión de centros comerciales; en servicios bajó un poco, 14.6% y 13.6% 11. Del mundo de la informalidad surgirán empresarios muy capaces de superar las condiciones de partida y trascender el mundo de la baja productividad e informalidad, pero no serán ya representativos de lo que dejaron ni de las potencialidades de los que se quedan. Claro está que, al interior del sector informal, hay diferencias apreciables. Niveles y diferencias entre informales El mundo de la microempresa es complejo, pero es el lugar de los pobres y de la reproducción de su pobreza, mucho más que el mundo de los empresarios emergentes. A la vez, emergen de ese sector nuevos empresarios que alcanzan escalas de producción importantes. En el Perú, el 2009, el 80.5% de los pobres extremos y el 77.4% de los pobres no extremos laboraba en empresas de uno a cinco trabajadores (incluye las rurales). Pero también encontramos que en el mundo de la microempresa se puede escapar de la pobreza, ya que el 62% de los no pobres labora en esas micro-iniciativas que estamos llamando empresariales, aunque sean organizaciones de una sola persona (placera en el mercado, consultora, comerciante, etc.) 12. No toda actividad en pequeña escala es conducente a la pobreza. En los países ricos la inmensa mayoría de empresas son muy pequeñas, pero tienen altos niveles de productividad. Una manera de diferenciar países ricos y pobres es de acuerdo a la productividad de sus pequeñas empresas. 11 Rodríguez e Higa (2010: 164) 12 Evolución de la pobreza al 2009, Lima, inei, 2010, p

8 Los ingresos de los informales son, como es natural, diversos. La mayor dispersión de ingresos se da, con toda seguridad, entre los empleadores, pero no hay, que sepamos, un estudio de la distribución del ingreso al interior de la población que vive laborando en actividades informales. Algunas cifras del minucioso estudio reciente de Rodríguez e Higa nos pueden aproximar a esa distribución. Refiriéndonos exclusivamente a los conductores de iniciativas económicas, los autores llegan a la conclusión de que el valor promedio de las ganancias netas más el valor del autoconsumo ha estado muy cerca, si no por debajo, del valor del salario mínimo vital (smv) en la mayor parte de los años considerados (138). Más precisamente, en el 2008 el 51.9% de los conductores de las unidades de producción informales llegaban a un ingreso promedio mensual igual o menor a un smv. El 19.8% lograba uno que se situaba entre más de medio y un smv. Otro 12.5% de los conductores obtenía entre más de uno y un salario y medio. Sólo el 15.8% conseguía más de un smv y medio al mes (137). Es evidente que los informales que han logrado salir de la pobreza son una pequeñísima parte de este 15.8%. Conclusión: biografia y estadísticas No es la oportunidad de evaluar la literatura que reseña trayectorias de vida de esforzados empresarios que han salido de la pobreza y de la informalidad, pero deseamos concluir estas dos aproximaciones al protagonismo económico de los pobres en el mundo de las unidades económicas informales, generalmente empresas de muy pequeño tamaño, y esperamos que esas brevísimas y parciales disquisiciones hayan indicado suficientemente que el asunto es complejo. El emprendedurismo del que se trata en nuestros países es, en cantidad y en calidad, una manifestación de gran esfuerzo e ingenio y de muchas otras cosas positivas, sin duda, y en ese sentido es una buena noticia. Pero el fenómeno del emprendedurismo es una expresión de la pobreza y del subdesarrollo de los países y, entonces, una mala señal. En general, se reduce conforme los países aumentan la producción y se hacen más productivos y competitivos. El capitalismo parece progresar reduciendo la proporción de emprendedores en su sociedad. Menos proporción de emprendedores en la población parece ser una señal de progreso económico, aunque la proporción de pequeñas empresas dentro del total de empresas sea siempre enorme 13. Cantidad Según el Banco Central de Europa, en la eurozona las pymes representan el 99% de la población empresarial, un 60% de la facturación agregada y el 70% del empleo (Emilio Ontiveros (2011) Pymes sin crédito, El país. Negocios, Madrid, 30 de enero, p. 20).

9 no es lo mismo que calidad y aquélla puede atentar contra ésta, contrariamente a lo que afirman los textos de enseñanza. Por ello, las frecuentes y estimulantes historias de exitosos empresarios que surgieron desde escalas ínfimas de actividad deberían venir acompañadas de más estadísticas de comparación internacional, como las que usamos en la primera parte, y sobre la estructura interna de los países y del mundo de los informales. 27