Hannah Arendt, justamente depués del 19 de diciembre de 2001*

Transcripción

1 REV. DE PSICOANÁLISIS, LIX, 1, 2002, págs Hannah Arendt, justamente depués del 19 de diciembre de 2001* **Lía Ricón La REVISTA DE PSICOANÁLISIS ha tenido la gentileza de pedirme que escriba acerca de la mesa redonda dedicada a la obra de Hanna Arendt que fue realizada en la Asociación Psicoanalítica Argentina. Mi contribución pretende enfatizar los aspectos del pensamiento de Arendt que me han parecido más pertinentes para entender la situación actual del mundo y, en particular, la de nuestro país, expuestos muy claramente en los trabajos de los participantes de la mesa. Voy a resaltar lo aplicable a lo que estamos sufriendo en el planeta globalizado del neoliberalismo. No resulta extraño que Hannah Arendt, pensadora de los últimos tiempos, se nos muestre con tal vigencia que no sería necesario el énfasis puesto en el título de este comentario. Sin embargo es emocionante para mí hacerlo de este modo. Lo primero que quiero mencionar es el beneplácito con el que muchos de los miembros de esta institución recibimos estos encuentros en los cuales participan profesionales de otras disciplinas. Salimos así del corralito 1 de lo intrapsíquico que comenzó con la gran revolución freudiana. La propuesta del modelo conjetural del psiquismo, que polemizó con la concepción descriptiva, fenoménica y clasificatoria, es la gran revolución freudiana. Y como toda revolución debe ser entendida en su espíritu y no en su letra, o sea que debe ser permanente e intentar abarcar no sólo las circunstancias presentes en la fascinante Viena de Freud, sino, para nosotros, en el difícil Buenos Aires de hoy. *La renuncia del presidente electo Fernando de la Rúa se produjo como consecuencia de la culminación de un estado de malestar evidenciado por una autoconvocatoria de la ciudadanía (especialmente de la clase media) que, al tamborilear de cacerolas, salió a las calles, plazas y balcones de Buenos Aires. ** Miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina. Dirección: Avda. Pueyrredón 2366, 4º, (C1119ACT) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, R. Argentina. Correo electrónico: <liaricon@fibertel.com.ar>. 1. Corralito, término popularizado por ser la denominación genérica de las medidas económicas sobre depósitos y cuentas corrientes que imposibilitan el uso del dinero que los habitantes del país han puesto en los bancos.

2 196 LÍA RICÓN Recordemos que Freud tiene, por una parte, los llamados escritos sociales, que enfatizan fuertemente los aspectos referidos al medio sociocultural constitutivos del psiquismo y también, por otra parte, a partir del Proyecto de psicología, los trabajos que toman en cuenta el universo que hoy nos están descubriendo las neurociencias. Esto me produce cierta añoranza referida a lo que podría hacer el Herr Professor Freud con todo lo que está pasando en la actualidad. La primera propuesta es que intentemos pensar como psicoanalistas el sentido en el que Arendt y Heidegger, su maestro, sugieren que sería indispensable para atacar esta banalidad del mal en la que estamos sumidos. Podemos empezar preguntándonos: qué es pensar? Qué tenemos que pensar? Para qué pensar? Podemos intentarlo o bien subidos a los hombros de los que nos precedieron o tal vez también a secas, sin datos que produzcan cristalizaciones, sin deseo, sin expectativas de utilidad, en el sentido de Heidegger y Arendt. Con respecto a los totalitarismos que Arendt sufrió pesadamente, ella nos dice que cuando la mentira organizada comienza a dominar la vida de la sociedad y la política es el momento en que tenemos que temer la aparición de un Estado totalitario. El totalitarismo aparece como una mentira monstruosa en la cual se privilegia la posibilidad de encontrar una consistencia del sistema, aunque sea forzando los datos. Se escapa de la realidad a través de la consistencia y de la centralización operada por la adhesión al líder. Esta experiencia del hombre del Estado totalitario está vinculada especialmente al aislamiento y la desolación, al desarraigo y la inutilidad por la que ha sido afectada la población mundial especialmente desde el comienzo de la revolución industrial y que los argentinos estamos sufriendo muy duramente en los últimos tiempos. Se señaló que en los regímenes totalitarios se pone en evidencia la alternativa clásica de la filosofía política entre no tener leyes y estar sometido a las leyes, sin poder pensar fuera de ellas. Se pretende obedecer rigurosamente a leyes, sean éstas naturales o decretadas. Se coarta así el pensamiento que en esta cárcel se desarrollaría sólo a partir de una ley que ya cristalizó algo y mato la creatividad. El tipo de mentira que Arendt describe como especialmente perniciosa es la que se empeña en sustituir la realidad de manera total y equipara la diferencia entre la mentira tradicional y la mentira moderna con la diferencia entre ocultamiento y destrucción. Podemos suponer que lo que se oculta está en alguna parte. Cuando algo se destruye, la intención es que desaparezca. Los argentinos podemos conectar esto con las luchas para que no se haga desaparecer el edificio de la Escuela de Mecánica de la Armada, sino que haya allí un museo. Esto sirve para recordar y, al mismo tiempo, para que el recuerdo que se intente reprimir pueda en algún sen- REV. DE PSICOANÁLISIS, LIX, 1, 2002, págs

3 HANNAH ARENDT, JUSTAMENTE DESPUÉS DEL 19 DE DICIEMBRE DE tido ponerse a descansar y de esta manera producir actos nuevos, no reactivos a lo que sufrimos sino fuertemente creativos. No es olvidar el modo de pacificar, sino poder descansar del dolor y empezar un camino nuevo fuera del resentimiento. Arendt plantea sus dudas con respecto a los beneficios de la democracia representativa, cree más en los consejos de ciudadanos y me arriesgo a decir que en la situación actual miraría con simpatía propuestas como las del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Almirante Brown, de cuyo texto voy a hacer algunas citas. Este grupo plantea: [...] la apuesta diaria y permenente es la de rescatar una cultura del trabajo, en la que hombres, amas de casa y jóvenes podamos tener un sentido de pertenencia a la clase a la que pertenecemos [...] hablamos de construcción territorial [...] que se asienta en el territorio, crece y se desarrolla con un sentido de masas. Se trata de una lucha entendida como un proceso prolongado que incluye el concepto de autonomía, entendido como independencia del Estado y autoafirmación en un proyecto en el que van generando cada día aspectos nuevos. Se trata de pensar en una democracia directa en la que la instancia máxima de las decisiones está en las asambleas generales que se organizan con coordinadores rotativos y la participación de todos los que se incorporen a la lucha. Otro aspecto importantísimo de este movimiento es el rescate de la solidaridad más allá de las diferencias que naturalmente puedan existir. Todo esto sería una alternativa real con respecto al poder. 2 Avalando la hipótesis sobre el apoyo que Hanna Arendt daría a este movimiento, recordemos que esta autora simpatizó con los movimientos estudiantiles porque entendió que derivan de lo mejor en la tradición revolucionaria el sistema de consejos, la siempre derrotada pero única consecuencia auténtica de cada revolución desde el siglo XVIII. Un aspecto de su obra especialmente importante para entender la situación de nuestros países latinoamericanos es su informe sobre el juicio a Eichmann en 1963, en el que desarrolla la idea de la banalidad del mal. Eichmann no pudo pensar críticamente acerca de sus acciones. Arendt no entiende sus crímenes como un mal deliberado, sino como un tipo de negligencia burocrática. Podemos decir que un medio sociocultural en el que no se evalúan y ponderan las ideas a partir de una perspectiva que incluya los intereses de todos los seres humanos está en la base de esta banalización del mal. La dificultad para distinguir entre el bien y el mal es planteada por Arendt como la consecuencia de una especie de ausencia de pensamiento, de una incapacidad para pensar, como una superficialidad a través de la cual uno no consigue colocarse en el lugar del otro, en la que no se asume la parte de responsabilidad que por pertenecer a la especie nos es inherente. 2. A un año del primer piquete, en Acontecimiento, revista para pensar la política, número 22, año 2001.

4 198 LÍA RICÓN No puedo evitar compartir con mis colegas algo que me tranquiliza con respecto a mi tarea docente. Siempre he tenido especialmente en cuenta un aspecto que coincide con el pensamiento de Arendt. Me refiero a la insistencia en la necesidad de poder pensar sin diagnósticos, sin códigos, sin jurisprudencia, sin ley, en seco desde nuestra condición humana. No me pasa inadvertido el hecho de que se trata especialmente de una expresión de deseo, un modo de transitar un camino interior utilizando el saber previo, un permanente devenir cambiante. No se trata de un lugar real al que podríamos acceder. Si llegamos a alguna parte, sabemos que ya perdimos, porque lo que cuenta es cierta vaga necesidad de dispersión en un camino que tenemos que animarnos a recorrer, la aceptación de una multiplicidad sin centros ni referentes fijos. En nuestra práctica clínica, lo enunciado por Arendt como estar desposeído de uno mismo equivale a no poder conectarse con uno mismo, a no poder meditar para encontrarnos con lo que hemos llegado a ser y somos en cada momento, como resultado de las cristalizaciones de nuestra conexión con el mundo externo y de las vicisitudes de las identificaciones. Se trataría de poder tener momentos de autoabastecimiento en una vida que resulta placentera por disfrutar de la propia compañía. En esta instancia del diálogo interior nos enfrentamos con las polémicas que surgen de la imposibilidad de ser coherentes y de integrar totalmente todo lo que sentimos, recibimos, procesamos, metabolizamos. Resulta tranquilizador para nuestra condición de psicoanalistas darnos cuenta de que nuestra tarea es justamente conseguir este diálogo interior en cada uno de nuestros analizados y que como docentes también nuestra labor es ayudar a que quienes trabajan con nosotros puedan seguir sus propios caminos de pensamiento y no sentirse entorpecidos por la acumulación de datos, de teorías armadas, de sistemas completos y convincentes. Dijo un astrofísico (Feinman) que los jóvenes son tan geniales porque no saben todavía tantas teorías. En este comentario quiero insistir especialmente en las características que tanto Arendt como Heidegger dan al acto de pensar. Heidegger dice que el pensar no tiene más fin que su propia realización, no resulta de un análisis de datos, no conduce a un saber, no es una experiencia útil. Enfatizo estos aspectos porque resultan muy impactantes para lo que se dice comunmente del pensar. Creo que podemos entender a Heidegger y a Arendt si recordamos que la sociedad moderna se organizó alrededor de la utilidad en todos los sentidos, y en los tiempos que corren parece indispensable que podamos tener a este respecto un pensamiento crítico. Otro de los planteos de Arendt que merece ser repensado en la situación actual es el referido a las relaciones entre la ciencia y la filosofía, y entre la filosofía y la política. Parece que seguimos cautivos de un absoluto kantiano, de un deber del imperativo categórico, que debería estar por REV. DE PSICOANÁLISIS, LIX, 1, 2002, págs

5 HANNAH ARENDT, JUSTAMENTE DESPUÉS DEL 19 DE DICIEMBRE DE encima de todos los intereses particulares. El planteo arendtiano implica ocuparse de los hombres y no de responder la pregunta platónica por el hombre. Los conceptos que estoy mencionando están claramente desarrollados en las ponencias y en la discusión de los cuatro participantes de la mesa redonda. Repetirlos pretende ser no una mera vuelta sobre lo mismo sino un intento de conectarlos con la situación actual e incorporar su vigencia. Canetti, E.: Masa y poder, Madrid, Alianza, Freud, S. (1921): Psicología de las masas y análisis del yo, A. E., XVIII, Bibliografía