I Encuentro hacia una Pedagogía Emancipatoria en Nuestra América

Transcripción

1 Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini I Encuentro hacia una Pedagogía Emancipatoria en Nuestra América DIRECTORES DE LA PUBLICACIÓN: PABLO IMEN PABLO FRISCH NATALIA STOPPANI Publicación Anual - Nº 1 ISSN: X 1

2 Título de la publicación: I Encuentro hacia una Pedagogía Emancipatoria en Nuestra América Directores de la publicación: Pablo Imen, Pablo Frisch, Natalia Stoppani Título del artículo: "Taller colectivo de edición. Una experiencia formativa en contextos de encierro". Autor/es del artículo: Taller colectivo de edición Director del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini: Prof. Juan Carlos Junio Subdirector: Ing. Horacio López Director Artístico: Juano Villafañe Secretario de Ediciones y Biblioteca: Jorge C. Testero Secretario de Investigaciones: Pablo Imen Secretario de Comunicaciones: Luis Pablo Giniger Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini. Av. Corrientes 1543 (C1042AAB) - Ciudad de Buenos Aires - [011] De los autores 2

3 El Taller Colectivo de Edición. Una experiencia formativa en contextos de encierro Resumen El Taller Colectivo de Edición se concibe como un encuentro de trabajo en torno a la publicación de una revista. Funciona en el marco del Programa de Educación en Cárceles, de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, y mantiene encuentros semanales en los Centros Universitarios de las cárceles federales de Devoto y Ezeiza. El equipo de coordinación del Taller se compone de cinco miembros, estudiantes, graduados y profesionales de diversas disciplinas (Letras, Sociología, Periodismo, Trabajo Social y Edición). En el cruce de nuestras impresiones acerca de lo que la práctica en común nos deja se compone este breve trabajo expositivo. Cómo fue que dio inicio esta práctica, qué entendemos por editar, cómo pensamos la organización de un colectivo de trabajo horizontal en la toma de decisiones, qué desafíos se nos presentan para que eso funcione y cuáles son las particularidades de proponernos publicar revistas que expresen la voz de las personas privadas de su libertad ambulatoria, son algunos de los temas que abordaremos. No perdemos de vista que cumplir con nuestros objetivos excede el marco retórico. El Taller se propone, por ello, como un espacio donde sostener auto-organización y construir, desde la solidaridad y desde un compromiso que se renueve a cada paso, un presente distinto, que nos tenga como participantes activos y proyectando en libertad como personas plenas de derechos. El desafío es muy grande porque el contexto es difícil. Tal vez por eso, las aspiraciones no tengan límite. Reconociendo nuestra identidad cultural Un grupo de personas que tenga entre sus objetivos la construcción de un proyecto emancipador, capaz de unirse al mundo en la espontaneidad del amor y del trabajo creador (Erich Fromm, 1974), no puede dejar de lado, entre otras cosas, el contexto en el que lleva a cabo su práctica. Es por eso que nos parece importante mencionar un hecho que forma parte de nuestra actualidad (agosto, 2013): Alejandro Marambio ha sido nuevamente designado como director del Servicio Penitenciario Federal (SPF). 3

4 Marambio era el director del SPF al comienzo del Taller y sus políticas signaron la aparición de la revista La Resistencia. Durante su gestión, los abusos sobre los derechos humanos se multiplicaron. En el 2010, cuando el Taller comenzaba, el Centro Universitario de Devoto fue allanado y clausurado en el marco de una investigación por secuestros virtuales que al día de hoy no se han comprobado como ciertos. Esto supuso, en su momento, la restricción de ingreso al CUD para todos los estudiantes no inscriptos a alguna carrera universitaria. Luego de una huelga de más de 40 días llevada adelante por los coordinadores internos de algunas facultades (FyL entre ellas), el Centro fue reabierto para los estudiantes no universitarios, pero las condiciones no serían las mismas. Los problemas con las bajadas seguirían presentes hasta mucho tiempo después. El Taller de Edición, con ese nombre, nació en el CUD, dictado por Rubén Calmels, docente de la carrera de Edición. De las clases, que duraban un cuatrimestre, resultó la publicación de una producción en formato tabloide, compuesta por notas de opinión, cuentos, poesías e historietas, que se llamó La Resistencia. Por razones de salud, Calmels debió abandonar el taller y su coordinación quedó a cargo de un grupo de graduados y estudiantes de la Carrera. Este grupo, con nuevas incorporaciones, coordina el taller hasta el día de hoy, reformulado como Taller Colectivo de Edición. En el marco antes mencionado se gestó la primera publicación en formato revista. Tomó el nombre de su antecesora, pero resignificada: La Resistencia se hallaba entre los pocos estudiantes que podían acudir al taller a discutir ideas, pensar la situación reinante y posicionarse frente a ella. Siendo la revista el eje, buscamos que la práctica editorial no estuviera enseñada por un profesor, sino puesta en práctica colectivamente. Los profesores pasarían a ser coordinadores, brindando su experiencia editorial y el marco operativo, pero decidiendo de igual a igual las decisiones de publicación. De esta manera, las clases mayormente expositivas pasaron a ser mayormente prácticas; los saberes de los participantes, muchos de los cuales o tenían experiencias editoriales previas, o asistían a otros cursos extracurriculares en el CUD, o cursaban otras carreras, fueron incorporados a la discusión al mismo nivel que los saberes de los coordinadores para 4

5 construir conocimientos colectivamente y así materializarlos en la revista. La incorporación de nuevos coordinadores de otras áreas (Letras, Sociología, Periodismo y Trabajo Social) conformó un grupo de trabajo interdisciplinario. Hacia un pensar certo El Taller nació desde el principio como continuador de un proyecto anterior, pero en medio de un marco desfavorable que lo obligaba a repensarse a sí mismo. Por el contexto mismo de producción, el espacio se convirtió en una instancia de reflexión crítica de la realidad circundante y del carácter político de la edición. Habiendo pasado tres años desde el inicio y con la posibilidad de replicar parte de la experiencia con un nuevo grupo y una nueva revista en Ezeiza, sostenernos como un colectivo editor amplio, integrado por personas privadas de su libertad ambulatoria y por estudiantes de diferentes carreras universitarias con acceso a la cárcel, nos exige una revisión permanente de las formas que estructuran nuestra manera de funcionamiento. Expuestos a la aceptación implícita de una lógica que reproduzca, sin transparentar, las formas organizativas piramidales tradicionales, nos encontramos continuamente ante el desafío de reconocer nuestras limitaciones para trabajar como un grupo plenamente horizontal y hacer todo lo posible para que esas limitaciones se diluyan. Siguiendo a Jo Freeman (1973) entendemos que gran parte de este desafío pasa por la difusión de la información que hace posible la toma de decisiones. Citamos: Cuando una red informal divulga nuevas ideas e información del grupo fuera del mismo, está desencadenando un proceso de formación de opinión sin contar con aquel. Cuanto más se conoce sobre el funcionamiento de cualquier cosa y mayor es la información de lo que ocurre, mayor será la eficacia política de los miembros del grupo. Parados desde ese lugar nos rehusamos a asumir nuestro rol como el de profesores. En el Taller cada persona tiene su voz, comenta, crítica, opina, comparte su experiencia. En la medida que aumenta la identificación de cada participante con las revistas producidas, la construcción colectiva, humana y de conocimiento, se incrementa. Si nos cabe un rol diferenciado al del resto de los participantes, este es (en primera instancia) el de lograr que el poco tiempo compartido sea lo más productivo 5

6 posible, mediar para que todos los temas de discusión se agoten sin que nadie se quede con la intención de intervenir. Nos interesa destacar al respecto cómo poco a poco fuimos experimentando en Devoto, que ni siquiera esta función mediadora dependía exclusivamente de nosotros: ahora los compañeros más viejos toman para sí el objetivo de nivelar la información compartida con los más nuevos. Y más allá de las cuestiones que nos vinculan significativamente con la institución (la elaboración de un programa del Taller o la participación en reuniones de la Facultad) y de las que requieren de un enlace por fuera del encierro (administrar los blogs y facebooks de las revistas, diseñar e imprimir), nos proponemos no tener una injerencia mayor en el rumbo de las publicaciones que el resto del grupo. Nuestra verdadera operación pedagógica, si la hay, es defender la propuesta de un espacio horizontal donde dejamos de ser profesores para pasar a ser integrantes de un colectivo editor. Esto nos aporta gratificantes resultados. La puesta en funcionamiento de una forma de organización cooperativa, que escapa a los métodos extendidos de organizar la vida y el trabajo, posibilita, en el contexto de la cárcel, un espacio para que la palabra de la persona detenida, silenciada y deslegitimada por la sociedad en general, encuentre su lugar; nos construye a todos como sujetos que aprenden a escuchar y a ser escuchados, y a tomar decisiones a partir de una búsqueda común y plural, y por lo tanto crítica; nos interpela como participantes en tanto sujetos que se apropian del mundo y lo modifican con su palabra, sus opiniones y reflexiones; y promueve un compromiso permanente hacia el grupo al que pertenecemos y con la sociedad en la que vivimos. Todo esto se desarrolla vivencialmente, experiencialmente. Cada participante trae sus propuestas (temas para ser tratados, cambios en el diseño, textos o dibujos para ser publicados, etc.) y estas son discutidas por el grupo. Esto no quiere decir que no haya instancias teóricas, donde quienes sepan más acerca de determinado tema realicen explicaciones expositivas. La solidez de la dinámica radica justamente en poder aprovechar esos saberes teóricos de cada miembro para llevarlos a la práctica en la construcción de la publicación. 6

7 Es así que nos acompaña de manera permanente la reflexión sobre la edición en tanto disciplina. La entendemos en principio como una práctica creativa definida por el acto de generar una publicación que envuelve una serie de procesos que le dan su especificidad: desde el trabajo con los materiales, textos, imágenes, hasta la concepción de una fórmula para dar a conocer esos contenidos. Pero también la edición es un producto histórico, con sus tradiciones y sus condicionamientos tecnológicos; que trabaja con lenguajes y formas diversas; y su producto es un objeto económico. Nuestro campo de intervención es entonces amplio y se encuentra en el cruce de diversas disciplinas. En ese cruce, en los intercambios, se configura lo específico editorial: la publicación como red de relaciones que puede ser considerada a partir de un objeto material o inmaterial (papel-bits), pero también como un entramado de prácticas, un intercambio social, un texto que nos interpela a partir de los modos en los que nos conectamos socialmente en ese entramado. Bibliografía Fromm, Erich. El miedo a la libertad (1947). Barcelona: Ed. Paidos, Freeman, Jo, The Tyranny of Structurelessness", The Second Wave: Berkeley Journal of Sociology, Vol. 17, Freire, Paulo. Pedagogia de la autonomia (1996). Mexico DF: Siglo XXI, Freire, Paulo. La educación como práctica de la libertad. Bs. As.: Siglo XXI,