Educación para la Seguridad Vial y la movilidad segura de los jóvenes

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1 Educación para la Seguridad Vial y la movilidad segura de los jóvenes Instituto de Seguridad y Educación Vial Bolívar CP 1066 Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina Tel.Fax: (54 11) / 4986 / info@isev.com.ar

2 Educación para la Seguridad Vial y la movilidad segura de los jóvenes Conferencia brindada en las jornadas Trayectos de Formación en Seguridad Vial dirigidos a los profesores del nivel secundario Pcia. de Santa Fe Rep. Argentina Por Dra. Marta Eugenia Fernández Las sociedades actuales, al igual que las del pasado, se enfrentan a riesgos que afectan al conjunto, los cuales no pueden ser resueltos en forma individual solamente, sino que requieren de un abordaje común. El vehículo automotor, ha sido sin duda, uno de los inventos más revolucionarios de los últimos tiempos. Con él, el hombre ganó la posibilidad de trasladarse de un lugar a otro, sin necesidad de recurrir a su esfuerzo propio, ni utilizando la fuerza de animales. Las distancias han podido ser cubiertas en lapsos muy breves y de manera cómoda. La expansión que ello trajo es increíble, no sólo por la posibilidad de ver facilitados los desplazamientos de las personas, sino también de mercaderías y productos. El automotor se ha constituido entonces, en un aliado de la sociedad contemporánea, un objeto útil que facilita la vida, el intercambio comercial, el turismo, las relaciones humanas.pero también se constituye en un elemento de conflicto y de daño para esa misma sociedad. A nivel mundial, la Organización Mundial de la Salud OMS - 1 nos informa que por año, alrededor de 1.2 millones personas mueren por causas vinculadas con los siniestros viales; 3000 por día en todo el mundo. Además de un saldo muy negativo a nivel de lesionados por esta causa, el cual se calcula llegaría a aproximadamente a 50 millones de personas, por año. Nuestro país, ostenta también un significativo número de personas fallecidas, el cual podríamos calcular en aproximadamente 7500 muertos 2 por año, entonces, nos ubicamos en un punto de conflicto: el vehículo automotor tan necesario y funcional a nuestras sociedades es, al mismo tiempo, causa de una de los problemas de salud más importantes a los cuales se debe enfrentar y, en ello reside también su gran desafío: el de hacer posible un uso seguro del mismo, aprovechando las ventajas y posibilidades que brinda. 1 Informe Mundial sobre Prevención de los Traumatismos Causados por el Tránsito: Resumen Organización Mundial de la Salud Ginebra Datos proporcionados por el Observatorio de Seguridad Vial Agencia Nacional de Seguridad Vial. 1

3 Las intervenciones sociales que se pueden realizar para lograr disminuir una estadística creciente, son variadas. Sin embargo, creemos necesario destacar el papel preponderante que en este aspecto le damos a la educación para la seguridad vial. Y esta tarea de educar para lograr una movilidad segura y sostenible. No es ni fácil ni sencilla. Retomando las características que ostentan las actuales comunidades, podemos decir que existe una fuerte presencia de contenidos poco favorables al logro de tal propósito. Muchos son los elementos que contribuyen o favorecen el riesgo vial, ponemos como ejemplo la importancia que damos a aspectos vinculados con la velocidad, la instantaneidad, la búsqueda de emociones fuertes, de prestigio social, de placer individual todos aspectos que combinados conforman una mezcla explosiva a la hora de movernos en el sistema del tránsito. El ritmo de vida con el que cada uno de nosotros se desenvuelve en la vida cotidiana, no es precisamente el tempo que nos ayudaría a desplazarnos en forma segura en los desplazamientos que efectuamos en la vía pública. En este sentido, sería bueno recordar la inscripción presente en el Expreso Darjeeling Himalayo de trocha angosta en la que se lee: Lento se escribe con cinco letras y también vivir; rápido se escribe con seis letras y también muerte. Cuando hablamos de educación, debemos pensar más allá del ámbito institucional de la escuela; si bien ésta es quien históricamente ha sido la encargada de transmitir los conocimientos de manera organizada, existen otros ámbitos que se encuentran involucrados en ésta función. La familia, como microsistema, es el punto de partida desde el que se debería comenzar a asumir la necesidad y la importancia de las normas y valores sociales. Ese primer núcleo social, ha de poder transmitir al niño, desde un comienzo, conceptos de auto cuidado y responsabilidad en sus desplazamientos. Pero también la ciudad se constituye en un marco y en un agente educador. La ciudad ya no es, sólo el conglomerado urbanístico y de pobladores, sino una gran alma, una ciudad viva, un cuerpo que siente, que se mueve, una ciudad con corazón propio, un ambiente y un contexto global de vida y aprendizaje en opinión de Ramón Moncada. La Ciudad Educadora no es, pues, un fin predeterminado. Es una propuesta en continua construcción, una historia que se va recorriendo, al tiempo que permite identificar el camino por el cual se habrá de transitar. Una utopía a la que vale la pena apostarle. Es, también, la posibilidad de materializar las ideas y propuestas de los estamentos que conforman el tejido social de la ciudad. Se trata, en síntesis, de un proyecto para construir ciudadanía y democracia. Es un propósito de construir ciudad para más y mejores ciudadanos. Este proyecto de ciudad tiene como eje articulador la formación de una nueva ciudadanía. 2

4 La ciudadanía se alcanza en la relación dialéctica entre el ser humano y la ciudad: mientras ésta lo ciudadaniza, aquel la humaniza. En esta relación, la ciudad adquiere unas características especiales que la hacen ser más o menos humana, más o menos habitable. Isidre Molas Batllori lo resume así: Una ciudad que asume el pluralismo, deberá cultivar la tolerancia como uno de sus más significativos valores. Vista como elemento individual y colectivo protector de la libertad de todos, la tolerancia reviste tal importancia que muchas veces requiere ser protegida contra los intolerantes. Sin solidaridad el principio de la conciudadanía es puramente formal y vacío, también la tolerancia ilimitada es sólo la libertad de los más fuertes. 3 Así como la familia nos guía acerca de lo que es valioso o disvalioso, la ciudad hace lo suyo. Si sigue insistiendo en priorizar los desplazamientos en vehículos motorizados de transporte individual, por encima de los peatonales, del transporte público o de bicicletas; si no fomenta el cuidado y disfrute de los espacios comunes.sabremos qué valor está imprimiendo a su movilidad. La seguridad vial es una construcción común, todos estamos llamados a producirla y sostenerla. Sin embargo, existe un espacio privilegiado a la hora de generar cambios positivos en el comportamiento de los ciudadanos. Ese sitio es la escuela, lugar que debería poder continuar la educación recibida en la familia, fortaleciendo y sistematizando las estrategias que nos ayudan a realizar acciones seguras en el tránsito. Muchas veces, la escuela es primer ámbito en donde los niños se aproximan a cuestiones vinculadas con la seguridad vial, distintas razones pueden haberlo alejado de ese conocimiento cotidiano que se vivencia en el seno familiar. Muchos niños hoy se encuentran abandonados en el tránsito, debido a la falta de información familiar acerca de las destrezas seguras para desenvolverse en la vía pública. Si la familia no estuvo presente, la escuela ha de poder dar una respuesta positiva a la necesidad que todos los niños y los jóvenes tienen de que se les informe acabadamente sobre los riesgos del tránsito y, también será la que continué dicho entrenamiento, de una forma más sistemática, al contemplar las distintas etapas evolutivas del ser humano. Entendemos por educación para la seguridad vial, toda acción educativa (inicial y permanente), que trata de favorecer y garantizar el desarrollo integral de la persona, tanto a nivel de conocimientos (habilidades cognitivas, señales, normas, habilidades y destrezas) como a nivel humano (conductas, hábitos positivos de comportamiento vial, valores individuales y colectivos) que 3 El Palimsesto de la Ciudad: Ciudad Educadora Jahir Rodríguez rodríguez Colombia

5 permitan afrontar el fenómeno circulatorio en perfecta armonía entre los usuarios y su relación con el medio ambiente, mediante actuaciones legales y pedagógicas, implementadas de forma global y sistémica, sobre todos los ámbitos implicados y utilizando los recursos tecnológicos más apropiados. Y todo ello teniendo como objetivo final el logro de una adecuada seguridad vial 4 Esta educación que proponemos no es algo que brindará sus frutos en el largo plazo solamente, no está concebida para las generaciones futuras, para los conductores de mañana solamente; estamos hablando de un proceso que comienza hoy acercando a los niños y jóvenes conocimientos, habilidades, destrezas que los ayuden a generar actitudes de auto cuidado y protección en el rol que hoy desempeñan en la vía pública en su carácter de peatones, pasajeros o conductores de bicicletas o ciclomotores; es una educación pensada para el niño o joven que es hoy, para que desde ahora comience a discriminar situaciones de riesgo, para que pueda elegir la conducta más segura y, desde ya que ese proceso deberá seguir presente mañana, cuando llegue a ser conductor de automóviles o como cuando adulto, siga transitando y desplazándose por itinerarios más complejos. Al haber generado en su niñez y adolescencia habilidades y estrategias preventivas, tendrá más posibilidades de desenvolverse en forma segura en la etapa adulta. Muchas veces se desconfía de la educación vial como herramienta para disminuir los siniestros de tránsito. Hay modelos mundiales que apelan, aún hoy, a la implementación de sistemas sancionatorios como medios para lograr dicho fin. Incluso el Informe Mundial producido por dos organismos internacionales como lo son la OMS y el Banco Mundial, han omitido referirse a la educación como paliativo de ésta endemia actual. Las sanciones son eficientes en sociedades donde las reglas se cumplen por el mayor número de individuos, donde la excepción es el comportamiento inadecuado. La nuestra es una sociedad que padece mucho de eso que menciona como la anomia boba ; muchos somos los que incumplimos las reglas, los que no percibimos el por qué, el para qué de su cumplimiento en un paisaje así, qué posibilidades hay de que se pueda controlar con eficacia?, qué sistema podrá dar respuesta a una mayoría infractora??? Las sanciones cobran su razón de ser cuando surgen del seno de sociedades que valoran el apego al cumplimiento de la norma. Operan con eficacia cuando el mayor número está convencido de la necesidad de cumplir los mandatos legales establecidos; no son eficaces cuando una mayoría tiende a ignorarlas, porque en estos casos lo que se valora socialmente es el incumplimiento. La educación es un lugar a donde aún hoy, podemos seguir recurriendo para revertir los valores imperantes en nuestra sociedad. La escuela es mejor destino que la cárcel y hoy, los infractores de tránsito saben que ese lugar les 4 Educación para la Seguridad Vial - Violeta Manzo Pérez España

6 está reservado para el caso que comentan acciones contrarias a la vida y la salud de sus miembros. Educación y sanción no son contarios sino complementarios. La educación vial debemos brindarla a todo el conjunto, todos debemos poder acceder a los conocimientos necesarios para no vernos involucrados en siniestros viales; la sanción en cambio, debería estar presente para aquella minoría inadaptada que, incumpliendo las reglas, ponen en riesgo al conjunto. El medio más apto para revertir las tendencias que surgen desde el seno mismo de la sociedad es, generando espacios de debate y de reflexión que pongan en crisis lo obvio, que permitan un análisis crítico de la realidad, que planten la duda en medio de tantas certezas y, que en definitiva se atrevan a cuestionar el status quo imperante. Hoy resulta crucial, reflexionar desde la duda, desde lo complejo, desde los interrogantes y no, como estamos acostumbrados desde la pretensión de brindar una respuesta única y categórica a los problemas que enfrenta la ciudad y sus ciudadanos. Debemos reconocer la dificultad, aceptar la complejidad, la incertidumbre y la necesidad de diversificar las posibilidades y las soluciones, si no queremos frustrarnos a la hora de educar en seguridad vial. La educación para la seguridad deberá entonces, partir de la realidad concreta, del momento actual, con todo el contenido positivo y negativo que éste arroja, para desde allí, poder brindar estrategias de seguridad que permitan a sus miembros desplazarse sin riesgo de verse involucrados en siniestros de tránsito, y, para ello deberá fundar dicho proceso educativo en una base firme de valores universales, tales como el respeto a la vida, la propia y la ajena, al medio ambiente, la solidaridad, la paz. Los jóvenes y la seguridad vial Los jóvenes representan en nuestro país, uno de los grupos más vulnerables a los siniestros de tránsito. Aproximadamente un 10% del total de las víctimas mortales fueron jóvenes en el pasado 2008, según datos los datos estadísticos suministrados por la Agencia Nacional de Seguridad Vial. Los jóvenes tienen características específicas debido a la particular etapa evolutiva por la que atraviesan. Ni del todo niños, ni completamente adultos, los jóvenes adolescentes que concurren a los distintos establecimientos secundarios, requieren de una formación e información que les sirva para no verse implicados en siniestros de tránsito, y dicha formación va a tener que contemplar sus características particulares si pretende convertirse en un elemento de prevención adecuado. Por eso se hace necesario conocer qué riesgos presentan los adolescentes y, en tal sentido, destacemos los siguientes aspectos: 5

7 En términos generales, los expertos en seguridad vial han comprobado que, como conductores de vehículos, los jóvenes se ven mayormente involucrados en siniestros debido a tres cuestiones fundamentales: debido a su edad, a su poca experiencia y, en cuanto al sexo, al ser los varones a diferencia de las mujeres, quienes resultan más implicados. Experiencia: En lo que se refiere a los factores relacionados con la experiencia, aprender a conducir exige tiempo y necesita bastante práctica hasta conseguir alcanzar un nivel suficiente de competencia. Esto es una verdad universal para todos, no sólo para los jóvenes. Con el tiempo, las acciones propias de la conducción, tales como el cambio de marchas, mirar por el espejo retrovisor, mover el volante correctamente midiendo cada situación, reaccionar adecuadamente, etc., se van automatizando. A pesar de ello, para los conductores noveles estas acciones requieren una atención especial, lo que aumenta la carga de trabajo mental global y posiblemente distrae su atención de la carretera. Por ello, la atención de los conductores noveles se sobrecarga fácilmente y presentan una capacidad relativamente escasa para combinar acciones simultáneas. Edad Evidentemente, la inmadurez física y emocional, así como los estilos de vida asociados a la juventud pueden aumentar el riesgo de colisión y la posibilidad de que ésta sea más grave. Los jóvenes se encuentran normalmente en un periodo de rápida maduración según van probando límites y afirmando su independencia. Están en una fase con una alta intensidad social, que les exige estar activos por la noche y durante fines de semana, en grupos y, a veces, hay que incluir el abuso de alcohol o drogas. Sexo Los hombres jóvenes conducen más que las mujeres jóvenes y tienen más colisiones mortales por kilómetro conducido. Además, las investigaciones han revelado que, en líneas generales, son más propensos a presentar una conducta más arriesgada, antisocial, en búsqueda de la velocidad y de sensaciones, que la que presentan sus homólogas femeninas. También son más propensos a sobreestimar sus capacidades al volante y más fácilmente influenciables por sus amigos. Es precisamente la interacción entre los factores de experiencia y edad, agravados por las diferencias de sexo, lo que hace que los riesgos de los jóvenes conductores se transformen en una situación única, aunque la experiencia tenga un impacto global mayor que la edad en la reducción del riesgo. Es difícil precisar las razones que explican la forma en que la edad, el sexo y la experiencia se combinan de modo tan destructivo entre los jóvenes en la carretera y el por qué algunos jóvenes son más propensos al riesgo que otros. Hay una multitud de factores involucrados, incluyendo el desarrollo fisiológico y emocional, la personalidad, las normas sociales, el papel de los jóvenes en la sociedad, las circunstancias socioeconómicas del individuo, incapacidad para 6

8 ciertas habilidades, las tareas de la propia conducción, y el tipo de conducción que adoptan frecuentemente los conductores noveles. Ciertos tipos de personalidad son propensos de modo particular a una alta siniestralidad. Las normas sociales, incluyendo la presión del grupo así como el énfasis en la cultura de rebeldía de los jóvenes pueden afectar al estilo al volante, igual que lo hacen los ejemplos dados por los modelos de conducta. El alcohol, las drogas, el cansancio, las emociones y las distracciones en el interior del coche (como es el caso de los teléfonos móviles) representan un impedimento para las capacidades del conductor. Desde el punto de vista económico, los jóvenes tienen más posibilidades de conducir vehículos viejos con niveles de seguridad inferiores. Las investigaciones recientes indican que el área del cerebro responsable de inhibir los impulsos y de ponderar las consecuencias de las decisiones que se deben tomar puede estar infradesarrollada hasta bastante después de la adolescencia, con lo que probablemente este hecho afecte a la conducta al volante 5 Además de la importancia de la experiencia, la edad y el sexo analizados, existen un número de asuntos secundarios, como el desarrollo biológico, la personalidad, las circunstancias, el papel de la juventud en la sociedad, el estilo de vida, la disminución de facultades y el tipo de conducción que se lleva a cabo, entre otras cuestiones, también colaboran en el riesgo de éste universo específico. Sin embargo, más allá de todo, existen innumerables posibilidades de incidir a través de la educación, para lograr una mejor seguridad vial en los jóvenes. Los profesores de las distintas disciplinas, pueden generar contenidos específicos a fin de transmitirles conocimientos que los ayuden a no verse involucrados en siniestros de tránsito. Autora: Dra. Marta Eugenia Fernández Consejera Directiva del Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV) Buenos Aires Rep. Argentina marta_fernandez@isev.com.ar 5 Jóvenes conductores: el camino hacia la seguridad vial Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico OCDE