Juan Manuel González Gavira D.N.I J. Detección de la Dislexia. La falta de información y formación provoca que habitualmente se cometan

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1 Detección de la Dislexia La falta de información y formación provoca que habitualmente se cometan graves errores por parte de los padres y profesores que en determinados casos tachan a sus hijos/as o alumnos/as de ser un poco holgazanes, perezosos o torpes sin tener en cuenta que detrás de ese comportamiento puede destaparse un problema real conocido como dislexia. La dislexia la define M. Thomson como " una grave dificultad con la forma escrita del lenguaje, que es independiente de cualquier causa intelectual, cultural y emocional". Por tanto se caracteriza porque las adquisiciones del individuo en el ámbito de la lectura, la escritura y el deletreo, están muy por debajo del nivel esperado en función de su inteligencia y de su edad cronológica. Es un problema de índole cognitivo, que afecta a aquellas habilidades lingüísticas asociadas con la modalidad escrita, particularmente el paso de la codificación visual a verbal, la memoria a corto plazo, la percepción de orden y la secuenciación. No obstante, aunque este autor reconoce que la dislexia tiene carácter persistente, afirma que con ayuda, un tratamiento adecuado y una detección precoz, se puede evitar que los niños terminen por aburrirse y abandonen la formación académica sin tener oportunidad de comprobar todo lo que pueden conseguir gracias a su gran capacidad intelectual..

2 En general, cuando los profesores de secundaria vemos que un alumno tiene muchas dificultades para leer y escribir, no sabemos cómo tratarlo. Se supone que un estudiante de ESO ya lo sabe hacer. Diferentes estudios ponen de manifiesto que los trastornos del aprendizaje afectan a entre el 20% y el 25% de la población. De todos ellos, la dislexia es más frecuente, y su prevalencia es de entre el 10% y el 15%. Esto significa que en cada aula hay como mínimo un niño disléxico. Como señala la neuróloga pediátrica Anna Sans. Al igual que hay estudiantes que no tienen habilidades para la música, la pintura o el deporte, un disléxico tiene dificultades para leer y escribir. Nunca tendrá una lectura fluida y automática, aunque puede desarrollar habilidades para compensar este déficit crónico, añade Sans. El problema es que la dislexia no se detecta precozmente. Cuando el alumno de educación infantil o del primer ciclo de primaria tiene dificultades en la lectoescritura, éstas se atribuyen a la inmadurez. Más adelante, si el niño no lee ni escribe correctamente, es porque es un vago. Un estudio llevado a cabo por la Profesora Francisca Dolores Serrano sobre la dislexia (Universidad de Granada) destaca las siguientes conclusiones: 1) Que hay personas que manifiestan este problema a través de dos factores fundamentales: los errores ortográficos al escribir y las confusiones al leer, así como la lentitud con la que hacen ambas cosas, una situación que persiste, aunque el castellano tiene una estructura simple y pese a años de aprendizaje y tratamiento.

3 2) Que las dificultades afloran de forma más clara y, por tanto, eso facilita el diagnóstico, cuando los requisitos de la escritura y la lectura se hacen mayores. 3) Que existen dos tipos de disléxicos: los superficiales (que tienen que leer letra a letra para poder comprender el texto) y los fonológicos, que al no reconocer la correspondencia entre sonido y letra cambian o inventan las palabras que leen. De una forma u otra y aunque este problema es de carácter, Serrano insiste en que tanto la evolución del niño como la consecución de sus objetivos dependen de los padres y profesores, que han de estar atentos y percatarse del problema a tiempo para que, a través de un tratamiento adecuado, estos alumnos/as puedan explotar al máximo las grandes cualidades intelectuales de las que están dotados. Por tanto, la dislexia no es el resultado de una falta de motivación, de una discapacidad sensorial, de un entorno educativo y ambiental desfavorable, o de otras condiciones limitativas, pero si puede aparecer junto a ellas. De todas formas se están alcanzando algunos avances en este campo como lo demuestra los trabajos serios y rigurosos de La Asociación de Dislexia de Euskadi que está consiguiendo la implicación de la administración autonómica para el desarrollo de la L.O.E. y la aplicación de medidas reales y efectivas para la intervención en el aula

4 de los niños/as con dislexia u otras dificultades específicas de aprendizaje. De hecho, han logrado que todos los estudiantes que finalicen 2º de Bachillerato y estén diagnosticados de dislexia, problemas de lectura, escritura, comprensión lectora, de razonamiento lógico matemático, cálculo, problemas con la 2ª ó 3ª lengua, y quieran dar continuidad a su formación académica superior, tengan la oportunidad de recibir unas adaptaciones en los exámenes de Selectividad en el presente año académico Por tanto, el disléxico necesita una reeducación específica. Pero para ello padres y profesores, con la ayuda de las administraciones educativas e institucionales, debemos formarnos e informarnos de las peculiaridades y síntomas que pueden indicarnos la existencia de un alumno/a disléxico. Esto puede provocar la detección temprana del problema y la consiguiente búsqueda de soluciones que conlleve que el alumnado afectado no entre en un proceso de desmotivación y pueda proseguir adecuadamente su proceso de aprendizaje.

5 BIBLIOGRAFÍA TOMATIS, A.A. (1994). Educación y dislexia. Madrid: CEPE. González L. La reeducación de las dislexias evolutivas: sus fases. CL.E, Asturias, España JORDAN, D.L. (1982). La dislexia en la escuela. Barcelona: Paidós. MARTÍNEZ, Mª J. y otros (1981). Problemas escolares. Dislexia, discalculia, dislalia. Madrid: Cincel- Kapelusz. SHAYWITZ, S.E. (1997). Dislexia. Investigación y Ciencia, enero, 1997, THOMSON, M.E. (1992). La dislexia. Su naturaleza, evaluación y tratamiento. Madrid: Alianza Editorial.