Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias

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1 Monografía Curso de Capacitación Docente en Neurociencias Alumna: Daniela Fuentes Mail: Facebook: NEURONAS ESPEJO Y EMPATÍA. ESTAMOS BIOLÓGICAMENTE PREDETERMINADOS PARA ENTENDERNOS? Cuenta Plutarco en una de sus historias, que en aquellos tiempos de la antigüedad había un romano que decidió separarse de su mujer abandonándola. Sus amigos le recriminaron por ello, pues no veían claros los motivos de aquel divorcio: - No es hermosa?-preguntaban. -Sí. Lo es. Y mucho. - No es, acaso, casta y honrada? -Sí. También lo es. Extrañados, insistían en conocer el motivo que había llevado a su amigo a tomar una decisión tan extrema. El romano, entonces, se quitó un zapato y mostrándolo a sus amigos, preguntó: - Es bonito? -Sí. Lo es-dijeron ellos. - Está bien construido? -Sí. Eso parece-todos aprobaron. Y entonces él, volviéndoselo a calzar, les aseguró: -Pero ninguno de ustedes puede decir dónde me aprieta. De ahí viene la típica frase que hemos oído alguna vez: Dónde me aprieta el zapato? Nadie puede saberlo sino el mismo que lo usa. Nadie más que uno mismo puede estar en sus propios zapatos.

2 Si bien no nos es posible, ponernos en los zapatos del otro, tenemos la facultad de poder reproducir en nosotros las emociones de los demás. Nos entristece la tristeza ajena o reímos cuando alguien está alegre. Las emociones, pareciera, son contagiosas. Hace sólo unas pocas décadas, un grupo de neurocientíficos, en Parma, Italia, estudiaban en monos macacos, un área de la corteza premotora del cerebro, llamada F5, encargada de planificar, seleccionar y ejecutar movimientos. Los monos estaban conectados a una computadora que monitoreaba la actividad cerebral a través de electrodos implantados quirúrgicamente en sus cerebros. Los investigadores habían logrado identificar las descargas que se producen cuando alguno de estos ejemplares tiene la intención de realizar un movimiento prensil, como tomar un objeto entre sus dedos. La gran sorpresa fue que comenzaron a registrarse descargas en el momento en que un mono vio a una persona tomar una taza entre sus manos. No había intención en el mono, no estaba anticipando un movimiento que más tarde realizaría, solo estaba viendo a otra persona ejecutar el movimiento. Y allí estaba la descarga! Así fue cómo, de manera casual, como suele ocurrir, se realizó el descubrimiento, que en el decir de algunos investigadores prometía hacer por las neurociencias lo que el descubrimiento del ADN hizo por la biología. Lo que el mono ve, el mono hace Este grupo de neuronas, llamadas neuronas espejo o especulares, se activa cuando ejecutamos una acción, por ejemplo, patear una pelota. Lo curioso es que también lo hacen cuando vemos a otro patear una pelota, o simplemente, vemos

3 una pelota, o más aún, al oir la palabra pelota. Y más curioso aún, los investigadores llevaron a cabo experimentos que arrojaron resultados todavía más sorprendentes, estas neuronas pueden anticipar, en un rango bastante acotado, las intenciones del otro, al ejecutar una determinada acción. Por ejemplo, el cerebro de los monos reaccionaba con descargas cuando veían a una persona llevarse un alimento a la boca, pero no lo hacían, o las descargas eran más leves, cuando el alimento era tomado solo para colocarlo en otro lugar. Y es perfectamente comprensible, con un cerebro enfocado estrictamente en la supervivencia, comer o ver a otro comer, resulta mucho más atractivo que sólo mover objetos de lugar. En resumen, estas redes formadas por las neuronas espejo serían las responsables de nuestra capacidad para ser empáticos, para ponernos en los zapatos del otro. Ahora, a la luz de estos descubrimientos, se podría inferir que hay personas que son biológicamente más sensibles a las emociones de los demás? No necesariamente. Esa reproducción de la emoción ajena se activa en nuestro cerebro de dos maneras: Por un mecanismo de imitación Por una toma de perspectiva

4 En el primer caso, el mecanismo de imitación, apela a nuestro arcón de los recuerdos, a la base de datos de emociones vividas por nosotros directamente, y archivadas en nuestra memoria. En el segundo caso, la toma de perspectiva, consiste en imaginar lo que el otro está sintiendo. Para esto, es necesario detenerse a aprender y aprehender al otro, observarlo, saberlo. Hasta aquí, pareciera que podemos escaparnos de la predeterminación biológica, para ser más o menos empáticos. Y es entonces cuando aparece en escena la investigación del Dr. Baron-Cohen, con la sorprendente conclusión de que nuestras capacidades empáticas estarían determinadas por las cantidades de testosterona que hayamos recibido en nuestra vida intrauterina. Esto, independientemente de que seamos hombres o mujeres. Los individuos que durante su vida fetal han recibido mayores cantidades de testosterona, parecieran inclinarse más por el análisis y la comprensión de los sistemas, ya sean las matemáticas, la física o el funcionamiento de un mecanismo, les interesa descubrir las leyes y las normas que rigen dichos sistemas. Las personas cuyo nivel de testosterona es menor, se inclinan más por comprender las emociones propias o las de los demás, hablar de ellas, reconocerlas, reproducirlas. Es entonces nuestra biología, un condicionante para entendernos? No, si tomamos en cuenta que somos seres sociales, con la capacidad de adaptarnos a un medio ambiente en constante cambio, que tenemos el mejor don con que la naturaleza pudo dotarnos: LA CAPACIDAD DE APRENDER, DE SUPERARNOS A NOSOTROS MISMOS.

5 Bibliografía: LAS NEURONAS ESPEJO. Empatía, neuropolítica, autismo, imitación o de cómo entendemos a los otros, Marco Iacoboni - Katz Conocimiento- Ebook Entrevista al Dr. Baron-Cohen Capacitación Docente en Neurociencias - Asociación Educar Materiales clases 1 a 16 - Capacitación Docente en Neurociencias -Asociación Educar