Cultura y potencialización Cultura y potencialización del vinculo del vinculo adictivo

Transcripción

1 Cultura y potencialización Cultura y potencialización del vinculo del vinculo adictivo Premio MSP 2007 Ps. Waldemar Fernández Abril

2 El Psicólogo Waldemar Fernández Pena, es socio fundador e integrante del Equipo Técnico de CONVIVIR desde su fundación en CONVIVIR es una Organización de la Sociedad Civil (OSC) dedicada a la intervención en temas educativos, violencia, adicciones, disfunciones familiares, trastornos severos de conducta y otros problemas inherentes a la convivencia social contemporánea. Para ello, gestiona distintos programas sociales, donde busca promover la participación comunitaria, a través del fortalecimiento de las redes de protección social para garantizar derechos a las poblaciones más vulnerables. En el marco del convenio con el Mides, y el Programa Construyendo Rutas de Salida, CONVIVIR trabajó con familias acogidas al Panes, en talleres socioeducativos multifamiliares, para brindarles posibilidades de desarrollo personal e integración social. A través del Programa Infamilia, gestiona un Servicio de Orientación, Consulta y Articulación Territorial, teniendo como objetivo general, mejorar las condiciones de vida e inserción social, de los niños/as adolescentes en situación de riesgo y vulnerabilidad social y de su entorno familiar, promoviendo la participación comunitaria, a través del fortalecimiento de las redes locales, como una vía de abordaje de la atención en forma integral de las familias. En convenio con el Mides, Infamilia, CETP-UTU, CES (Consejo de Educación Secundaria) gestiona programas, con el propósito de contribuir a la inserción socioeducativa de adolescentes con problemas de vinculación a la educación media formal, mediante el desarrollo de distintas modalidades de intervención, destinadas a fomentar las competencias básicas para el ingreso y permanencia en los ámbitos educativos, mejorando la confianza en sí mismos, enfatizando sus potencialidades, para de este modo autogestionar sus procesos de aprendizaje. 2

3 AGRADECIMIENTOS La publicación de este trabajo se debe al apoyo de mucha gente, sin esa colaboración hubiera sido muy difícil. Mi gratitud entonces a todos lo que me han ayudado a preparar este libro: A mis padres que me enseñaron lo mas importante: a amar la vida. A Gloria que estuvo siempre, a mis hijas, María Victoria y María Paz, a Matías, gente joven que se comprometió con ganas en el armado y el diseño. A Conrado Arbiza cuya generosidad hizo posible que pudiéramos disfrutar de su talento en los dibujos que ilustran estas páginas. A la Prof. María Elena Benia que corrigió los primeros textos y a María del Carmen Carrera compañera de muchas horas de trabajo. También quiero agradecer a los amigos que apoyaron y en especial a Martha y Ana María que me tuvieron tanta paciencia. Finalmente a la Academia Nacional de Medicina, a la Junta Nacional de la Droga y al Ministerio de Salud Pública. A todos, muchas gracias. 3

4 Prólogo Es para mi una alegria que Waldemar Fernandez me haya pedido prologar su libro, dándome de esta forma una participación simbólica en el mismo. El análisis que realiza el autor de la problemática adictiva, de las formas en que se van generando los vínculos adictivos, no se acota solamente a la descripción y explicación del fenómeno, sino que permite al lector una visión clara y realista de la complejidad de la problemática, con el objetivo de accionar sobre la realidad para modificarla. Aborda en forma integral, comprometida, con rigor técnico y sentido práctico, los diferentes componentes que generan o pueden generar los vínculos adictivos, al decir del autor; fenómenos complejos múltiplemente determinados. A su vez despeja creencias y mitos, como ser, que la drogadicción es como una enfermedad contagiosa, resultado de las malas juntas ; así como la que reduce las adicciones sólo al abuso de sustancias. En la construcción del psiquismo, el autor nos expone el largo camino que transita el sujeto, desde su nacimiento hasta la constitución de su psicodependencia, condición necesaria para desarrollar una drogo-dependencia, que lo empuja a generar vínculos adictivos, con objetos adictógenos, convirtiéndose más tarde en el síntoma ruidoso del abuso de drogas. Plantea que cualquier objeto puede ser transformado por el sujeto en objeto adictógeno, en tanto que el principal factor, no está en el objeto mismo (drogas, trabajo, psicofármacos, teléfono, computadoras, acumulosis, etc.) sino en el propio sujeto. Finalmente plantea desde el marco social el esquema: Individuo-Familia- Sociedad. Si al sufrimiento psíquico, se suma el sufrimiento social ambos se potencian, 4

5 haciéndose intolerables, agregándose además los mensajes publicitarios, que trasmiten la existencia de soluciones mágicas para resolver los conflictos. Plantea como alternativa de Prevención el cuestionamiento permanente de nuestra calidad de vida como forma de evitar el surgimiento y permanencia de aquellos conflictos que empujan al consumo abusivo de sustancias, mejorando el contexto familiar y social, preparando a las familias para el mejor manejo de los conflictos, posibilitando una mejor y mayor educación, en definitiva mejorando las condiciones de vida. Finalmente, deseo que este libro sea para Waldemar un estímulo para seguir produciendo; y se constituya en una herramienta de trabajo útil para los profesionales de la salud, la educación, y la intervención social y comunitaria, en la tarea de continuar investigando e interviniendo; y sobre todo para poner todo nuestro esfuerzo en la PREVENCIÓN. Lic. María del Carmen Carrera Psicóloga 5

6 Cultura y potencialización del vínculo adictivo INDICE Caminar descalzo entre vidrios rotos... Pág 7 Antecedentes... 9 Vínculos adictivos De qué se trata? El ser humano entidad Bio-Psico-Social Vínculos adictivos : Grados, diversos tipos Lo común y lo diferente.- Marco Social y concepto de salud/enfermedad en el tiempo La época actual, potenciadora de los vínculos adictivos Tipos de Vínculos Adictivos y su valoración social El papel de los medios de comunicación La familia principal grupo de referencia La estructura psíquica y los aspectos individuales Las adicciones fenómenos múltiplemente determinados El síntoma ruidoso de lo adictivo y lo que permanece oculto Una alternativa de prevención Bibliografía

7 ... La vida, como no es impuesta resulta gravosa, nos trae hartos dolores, desengaños, tareas insolubles. Para soportarla no podemos prescindir de calmantes. Los hay de tres tipos: poderosas distracciones, satisfacciones sustitutivas (sublimación), sustancias embriagadoras que nos vuelven insensibles... Sigmund Freud El malestar en la Cultura Si yo predico en contra de la artificial vida moderna de placeres sensuales, y pido a los hombres y mujeres que retornen a una vida resumida en Charca (conocida rueca hindú) es porque sé que no hay manera de detener nuestro descenso a un estado más denigrante aún que la brutalidad sin un inteligente retorno a la simplicidad. Mahatma Gandhi 7

8 Caminar descalzo entre vidrios rotos Compartíamos en aquella primavera un atardecer espléndido sobre la bahía de Montevideo, desde la fortaleza del cerro contemplábamos el mar plateado y sereno que se extendía a nuestros pies. Gastón que tenía entonces 33 años, concurría meticulosamente a las actividades de la Comunidad Terapéutica (CT) donde su actitud de encierro y retraimiento sobre sí mismo llamaba la atención, hablaba muy poco o casi nada y menos aún sonreía. Para él la vida, (desde hacia varios años) se restringía a permanecer en su casa con sus pájaros y a limpiar fregando rigurosamente los utensillos de cocina hasta el cansancio porque aunque no se lo pidieran, ese era un rito que infatigablemente debía cumplir y no podía, ni se podía lograr que evitara. No siempre había sido así, cuando adolescente tenía la barra de amigos en el barrio y entonces juntos se divertían. Ahora Gastón estaba sentado sobre un banco de cemento mirando fijo y serio aquel paisaje. Ante esa vista realmente majestuosa le pregunte acerca de lo que a él le generaba ese panorama, me contestó breve y secamente... a veces me digo a mí mismo...! maldito perro...porqué no puedes disfrutar de todo esto... Hay situaciones en las que uno puede estar encarcelado dentro de sí mismo, y ser prisionero de miedos, temores, angustias, de impulsos y fantasías terribles y desoladoras. Son encierros que no necesitan de barrotes porque uno mismo constituye su propia celda. Entonces y solo a veces por un instante se adquiere esa lucidez que permite entreabrir los barrotes y escudriñar dentro del alma, recién es allí que se descubre con mayor nitidez lo que se ha perdido. Esa fue la sensación que me trasmitió Gastón aquella tarde. Comprendí entonces por un momento la real dimensión que puede alcanzar el dolor, la soledad,el desamparo y los padecimientos inexpresables de muchos seres humanos a los que aprendimos a valorar y respetar. Tal el caso de Selva a quien evoco en la consulta en un instante de su discurso. 8

9 El compañero que había elegido tenía problemas con el alcohol, años atrás Selva los había padecido con su padrastro ahora repetía su codependencia por el mismo motivo (esto no es poco común y menos producto de la casualidad). No soportaba ni el zigzagueo, ni la violencia, ni el aliento fuerte. Una tarde la rotura de una botella vacía contra la columna la volvió a colocar en la misma situación de vulnerabilidad que vivió como hija: siento (decía Selva) que en esos momentos camino descalza entre los vidrios rotos o como pasa en casa donde tengo un perro que le suelto la cadena pero igual se queda allí quietito a veces siento que ese perro, es como yo. Las situaciones pueden tener infinidad de variantes pero el telón de fondo es muy similar y tiene relación con la imposibilidad de acceder a una vida plena, disfrutable. Quisiéramos dedicar este trabajo a todos aquellos verdaderos protagonistas de estas historias. Historias a las que apenas hemos cambiado los nombres, así como también a maestros, compañeros y amigos con quienes hemos compartido vivencias muy intensas. Si algo hemos reafirmado en estos años es que aquello aprendido juntos no debe quedar encerrado tampoco en otras celdas y ese saber debe abrirse para transformarse en historias de muchos y esencialmente para otros que hoy acaso recorren senderos similares. Vayan entonces estas líneas como un intento para derribar otras celdas: las del miedo, las de la discriminación y fundamentalmente las celdas de la incomprensión. 9

10 Antecedentes Hace algunos años caminábamos por el calle Haig en la ciudad de San Francisco (California), ese lugar cercano a un parque fue todo un símbolo en los años 70 para el movimiento hippie, cuando la conocimos a mediados ya de los 90, era una mueca irónica de todo lo que aquella generación había soñado, entonces era la época de la imaginación al poder, de libertad, amor y paz. Ahora transformados en una triste caricatura de ese pasado deambulaban por sus calles algunos seres pálidos y delgados, consumidos por la droga. Este fue uno de nuestros primeros encuentros con la parte más cruda del tema vínculos adictivos y lo fuimos descubriendo durante las tres semanas que duró nuestra pasantía en la Comunidad Terapéutica de Walden House adonde concurrimos para profundizar en el conocimiento del uso abusivo a sustancias psicoactivas y alcohol. Entonces y ahora, nos sentìmos interpelados como trabajadores de la salud mental por un fenómeno que en nuestro país aún no tenía las dimensiones que si adquiría en la pintoresca ciudad californiana. Paulatinamente nos dimos cuenta que la única forma de aproximarnos a un problema tan complejo pasa por interrogarnos hacia nuestras propias vivencias, tratando de abrir un espacio de cuestionamiento menos prejuicioso y más honesto. Con una visión más integral que pueda ir mas allá del síntoma mismo y las reacciones que genera. Incluyendo en primer lugar aquello que nos llega desde lo social y que creemos refuerza y reafirma lo adictivo como un emblema de estos tiempos. Como segundo aspecto a tener en cuenta, la familia como ese primer grupo de referencia que debe estar comprometido en la promoción de un ideal de vida sano y de modelos de identificación válidos y consistentes. Y finalmente también aspectos individuales propios de nuestra personalidad, y de la historia particular de cada uno. Sobre estos tres elementos tratamos de dar cuenta primariamente acerca de: por qué los vínculos adictivos son fenómenos sintomáticos acentuados en estos tiempos?. 10

11 Articulamos pues en estas líneas dos aspectos relacionados con la vida de los seres humanos que, en lo personal, han motivado nuestra inquietud. Uno es la salud, en principio pensada como un concepto integral e integrador de varios campos y luego particularmente la salud mental. En este terreno hemos incursionado primero como seres comprometidos con su tiempo y luego desde nuestra profesión junto a otros en diversas experiencias en cuya fragua nos hemos forjado. El otro aspecto que también forma parte de una vocación temprana es la comunicación. Sin bien desde siempre ha surgido la necesidad de comunicarnos con otros, es como hijos también de un período oscuro para el país donde más sentimos como necesario abrir vías a la comunicación social, al encuentro con otros y por cierto que también por esa vía al encuentro con nosotros mismos. Por esa vía interna fue quizás desde la cual nos planteamos nuevas interrogantes, humanas, éticas, de compromiso. Son pues estos dos aspectos los que nos impulsan hoy a compartir estas líneas. Un poco para pensar juntos sobre nuestra calidad de vida y sobre uno de los fenómenos cotidianos propios de esta época las adicciones o los vínculos adictivos y un mucho para abrir interrogantes y cuestionarnos. Generar desde cada uno de nosotros la pregunta acerca de nuestros propios vínculos adictivos o en todo caso respecto a: cuál es el límite? es el mismo para todos?. También para descentrar el tema de las adicciones y los jóvenes, como si solo los jóvenes y las sustancias psicotóxicas fueran los únicos vínculos adictivos, y como si además no estuviéramos involucrados todos, cada uno de nosotros desde distintos lugares con esta problemática que generalmente se vive como de otros. Acercarnos a este fenómeno con una mirada menos ajena, menos prejuiciosa, en síntesis, más autentica. No pretendemos aquí dar respuestas únicas y acabadas sobre el tema adicciones, en primer lugar porque no las hay y si las hubiera serían al menos sospechosas. Nuestro objetivo es apenas abrir un espacio para pensar y sentir juntos, no solamente desde el otro sino desde nuestras propias vivencias. Aceptar lo diferente siempre ha sido difícil, también admitir que eso que vemos tan distinto en otros cohabita en alguna medida dentro de nosotros mismos. 11

12 Reconocer las diferencias con aquello que nos resulta tan ajeno, pero que por ser humano también nos es común en cierta medida, esto es lo que nos permite aproximarnos al otro y muchas veces enriquecernos de un saber compartido. Es desde nuestro aprendizaje vivencial que podemos acercarnos al tema y desde allí también acaso conocernos más profundamente y mejorar nuestro modo de ser y estar en el mundo. Con nosotros mismos y con otros. Finalmente utilizaremos el humor para echar un vistazo sobre nuestra realidad. Para ello hemos recopilado algunos dibujos gráfi cos propios de este tiempo y que nos han parecido sumamente reveladores de circunstancias muy actuales. Siempre hemos creído en el humor abierto, compartido y recíproco también como un recurso terapéutico y más de una vez ha sido a partir de una sonrisa que se han destrabado situaciones. Que sirva también en este caso para sorprendernos tal vez de nosotros mismos. Vínculos adictivos: de que se trata? Hablar de vínculos adictivos es internarnos en una problemática compleja que viene múltiplemente determinada y que por lo mismo no tiene una respuesta única como válida. En nuestro caso nos acercaremos a este tema desde ese modelo de ser humano que describe Bleger, como esa entidad bio-psico-social. Concibiendo nuestro objeto de estudio desde ese lugar diremos que un vínculo adictivo es en primera instancia aquella relación que se establece entre un sujeto y un objeto (al que llamaremos objeto adictógeno ). 12

13 Ese objeto adictógeno puede ser una sustancia legal (cigarrillos, alcohol, psicofármacos, etc.) o ilegal (drogas diverso tipo),o puede tratarse de una actividad (juegos de azar, trabajo, computadora, compras, etc), o de una persona, etc. Queremos con esto poner el acento en que el vínculo adictivo puede establecerse con los más diversos objetos. Si bien es cierto que el grado en que esta comprometida la salud en este tipo de fenómenos puede ser variable. Seguramente no es lo mismo aquel sujeto que padece una adicción a la computadora que aquel otro que padece una adicción a la cocaína aun así en ambas situaciones esta en juego, de diversa forma y con distintos riesgos,la calidad de vida. Nos debemos interrogar entonces no solo por el tipo de objeto adictógeno sino fundamentalmente por el lugar que ese objeto ocupa en la vida de la persona. Reconoceremos entonces que se trata de un proceso, que el vínculo adictivo no es algo inamovible sino que generalmente transita por diversas etapas pudiendo o no quedar fijo en alguna de ellas, es por esta situación dinámica que hablamos de diversos grados de compromiso. Es crucial preguntarnos hasta que punto se halla comprometida la persona con ese objeto adictógeno, es decir: cuál es su grado de dependencia? Utilizaremos como referencia una escala que si bien responde al terreno de la drogadicción debemos trasladar (asumiendo las diferencias) a los diversos vínculos adictivos. Hablaremos entonces de: Consumo Ocasional Dependencia o hábito Uso compulsivo Entre un extremo y otro se despliega una amplia variedad de matices, por lo que en realidad cuando intentamos ubicar el grado de compromiso estamos realizando un corte situacional de un fenómeno que como hemos señalado resulta mucho más dinámico y cambiante. Es preciso señalar en primer lugar que no por relacionarnos con un objeto (más allá de su potencial adictógeno) ya establecemos un vínculo adictivo con él (en realidad nos relacionamos permanentemente con objetos, personas, sustancias). Tampoco un consumidor ocasional en el futuro se transformará inevitablemente 13

14 en un adicto compulsivo. Son tantos los factores en juego y las variables que siempre encontramos en ese vínculo, aspectos que lo hacen irrepetible, inefable y único, como únicos son los seres humanos. No hay dos vínculos, iguales, porque no hay dos seres humanos iguales, con la misma estructura psíquica, con la misma familia, con la misma historia, con las mismas vivencias, con la misma percepción del contexto social, etc. Teniendo esto presente nos aproximaremos al fenómeno adictivo desde el terreno de la clínica dado que es muchas veces desde allí, desde la consulta o en el trabajo cotidiano de una Comunidad Terapéutica, donde se amplifican aquellas problemáticas que en otro lugar y con otra dimensión pasan inadvertidas hasta que emerge el síntoma en forma clara. Cuando el problema ya ha transitado por las diversas etapas y se encuentra instalado ha llegado a un extremo que hace necesario encarar un tratamiento que por lo general es dificultoso y requiere un enorme esfuerzo de los diferentes actores. La experiencia nos muestra que lo que aparece en la clínica violenta y ruidosamente como síntoma primero ha transitado callada y silenciosamente, sin llamar mayormente la atención por los diversos escenarios cotidianos. Nos referimos a la familia, el estudio, el trabajo u otros ámbitos de socialización. Aceptar esto requiere asumir con humildad los distintos grados de responsabilidad evitando así la técnica del avestruz, y lo que es generalmente más común,la depositación de toda esta problemática en los adictos. Creemos necesario sincerarnos sobre estos temas y poner el acento en aquellos factores que suelen ser el caldo de cultivo donde se inicia el proceso que denominamos como vínculo adictivo. Decía Pichón Riviere...la lucha por la salud no es solo la lucha contra la enfermedad, sino esencialmente contra aquellos factores que la promueven y refuerzan.... A esto se refería acaso Enrique Sobrado cuando nos decía...el enfoque radical y por cierto revolucionario (si logramos integrarlo a la mentalidad profesional) va a girar ahora alrededor de la salud, ya que su objetivo será promoverla. Este paso de la enfermedad a la salud hará entonces que el énfasis de la asistencia se centre en la atención de la vida cotidiana. Y esto es precisamente psicohigiene Mientras la higiene mental busca prevenir la enfermedad, la psicohigiene promueve la salud... 14

15 Desde este nuestro punto de vista se trata de potenciar aquellos aspectos saludables que hacen a la convivencia en una familia o en una sociedad, rescatando fundamentalmente el valor de la vida, el sentido que esta debería tener para cada uno de nosotros en la medida que nos permita generar proyectos sanos y saludables a corto, mediano y largo plazo. Hemos elegido, y esto no es ingenuo ni casual, los vínculos adictivos como una de las disfunciones que resulta emblemática de estos tiempos. Creemos que sintetizan el punto de encuentro de factores que van desde lo social, pasando por lo familiar e individual encontrando en esas diversas instancias vulnerabilidades específicas que lo harán más o menos proclive a la instalación de la patología adictiva. Más adelante profundizaremos en aquellos aspectos característicos de nuestra época que potencializan tales relaciones dependientes. Queda aquí planteada la problemática vista desde lo social. Sabemos que cada momento histórico ha impuesto adaptaciones a las condiciones de vida del ser humano, que para bien o para mal, fueron determinando una manera de relacionamiento con el mundo circundante. Nos referiremos a esto, llamándole cosmovisión, para señalar que nacemos en un lugar y una época determinada y esto nos va a condicionar en nuestra forma de ser, estar y concebir nuestras relaciones con nosotros, con los otros y con el mundo (también podríamos llamarle a este concepto la ideología imperante en el entendido que es la manera que nos ofrece un cierto ordenamiento para vivir en sociedad). Se trata de todo aquello que incide en nuestra existencia, desde condiciones económicas, hasta el nivel de desarrollo tecnológico y científico, pasando por las creencias, posturas religiosas y filosóficas que se ponen en juego. A ese mundo teñido de significados, de conceptos y de valores (la ausencia de valores no es neutra sino que es un referente en sí mismo), en ese mundo adviene un sujeto que deberá en el mejor de los casos realizar una Adaptación activa. Este concepto hace referencia a esa saludable capacidad humana de adaptarse al medio pero a la vez poder ser constructor, transformador y sujeto de su historia. De esto trata en parte la problemática adictiva. Aquel sujeto que ha quedado adherido a una relación, que en los casos extremos llamaremos de dependencia a un objeto adictógeno adquiera este las características que adquiera está sujeto a él como a su sombra. Uno es 15

16 impensable sin el otro y más aún cuando la problemática se agudiza. El objeto anula de tal forma al sujeto que este diluye en él su vida, entonces existe en tanto que mero partenaire de su objeto adictógeno. Yves Pelicier habla de este fenómeno en su trabajo Dependencia y objeto totalitario :...Lo que llamamos el objeto totalitario es una enfermedad mortal del sistema de los objetos. Se produce en efecto, una suerte de captación del sujeto, una suerte de apresamiento del individuo por uno de los elementos del sistema que esta investido (cargado de afecto) de una manera tan excesiva que desplaza a los demás. Cuando está ausente, es deseada, inscribiéndose en una relación de carencia y necesidad. De hecho el objeto totalitario es el instrumento de la dependencia. El consumidor de hecho es consumido. Cree elegir, pero es elegido. Piensa en actuar, pero permanece pasivo......el hombre es en adelante un elemento extraño para la organización del sistema. Él es su elemento y este hombre elemental se comportará de una manera en general previsible, teniendo en cuenta la naturaleza del objeto totalitario.... Cuando leímos esto por primera vez vimos cierto paralelismo con el fenómeno de la fascinación que ejercen algunos reptiles los cuales a partir de la mirada se apoderan de su futura víctima inutilizándola. Durante el tiempo que dura la fascinación la víbora ejerce tal grado de seducción y poder sobre su víctima que esta queda como deslumbrada por ese hechizo. Los objetos adictógenos parecen tener esta cualidad, ese poder de embelesamiento, seducen y ejercen un control de tal magnitud que terminan controlando al sujeto que a partir de esto ya no será más sujeto (entendido este como aquella persona constructora de su propia historia que tiene deseos propios), será pues objeto de... Estamos ya en el terreno de la psicopatología,aquí todo parece tan discordante que nos resulta evidente. Sin embargo todo vínculo adictivo se inicia con una primera experiencia placentera, pero qué es entonces lo que nos hace vulnerables? Ya hemos señalado diversas causas desde lo social a lo familiar incluyendo lo individual, estos factores no se dan aislados (es decir fuera de contexto) se van integrando unos con otros y es precisamente la multiplicidad y el encuentro de estos lo que hace a la instalación de la problemática. Consideramos que la sociedad actual dificulta la construcción de la subjetividad y que este fenómeno se reproduce en la familia, en síntesis: 16

17 no es fácil transformarnos en sujetos, esto es construir una identidad propia dentro de una familia y de una sociedad como la de hoy. Muchas veces necesitamos amuletos en que apoyarnos, o necesitamos huir de una realidad que nos resulta intolerable, o necesitamos emblemas sociales (objetos que nos embelesan) que nos dan seguridad y poder. Estas son algunas de las necesidades por las que atravesamos como seres humanos, y es que tambíen necesitamos tener reconocimiento, límites,afectos, valoración, proyectos,etc. Es preciso que se nos reconozca como sujetos únicos,irrepetibles e inefables. Ser sujetos con una identidad ligados a un existir en el mundo con lo que ello conlleva de felicidad y también en algunos casos por que no, de dolor. Cuando no se tienen medianamente resueltas satisfactoriamente estas dificultades es aquí por donde comienzan a filtrarse paulatinamente todo tipo de sucedáneos, para escapar, para prolongar el placer, para ocupar el existir, para colmar una u otra necesidad. Generalmente esa necesidad que colmamos/calmamos con algún objeto externo es una necesidad interna que suele quedar por lo mismo insatisfecha reanudándose así el ciclo. La intención de estos apuntes es resaltar la importancia de reforzar aquellos aspectos que hacen a nuestra calidad de vida y a la forma en que estamos y nos sentimos en el mundo, con nosotros mismos, con otros y con las cosas. Apropiarnos de nuestras necesidades, de nuestros anhelos, de nuestras alegrías, de nuestras fragilidades y de nuestras frustraciones, hacernos cargo en definitiva de la humana y hermosa experiencia de vivir. Y esto último no se alcanza ni incorporando, ni poseyendo,ni consumiendo,ni acumulando objetos externos con los que permanentemente se nos seduce. Se trata sencillamente de hacernos cargo de nuestros deseos más auténticos y de poder transformarnos en sujetos constructores de nuestra propia historia. 17

18 El ser humano entidad bio-psico-social Al iniciar el abordaje de una temática esencialmente humana como es el caso de los vínculos adictivos resulta imprescindible señalar desde què desarrollo teórico trabajaremos, cuál será el marco o referente teórico desde el que nos apoyaremos para generar preguntas y de ser posible intentar darnos algunas respuestas? J. Bleger defi ne al ser humano como esa entidad bio-psico-social compuesta entre otras cosas por un cuerpo físico dotado de vida, una estructura fi siológica que sirve de soporte y sostén a todo nuestro ser. Sobre ese basamento fi sicoquímico se asienta la experiencia misma de la vida. Sin embargo la manera en que experimentamos la vida y como nos hacemos cargo de aquellos mensajes internos y externos que nos llegan, implica ya 18

19 un fenómeno intrapsíquico que tiene como materia prima, el deseo, propio de la vida pulsional. Todo el reino animal se mueve básicamente por el instinto y está animado por fuerzas que poco tienen que ver con lo racional, así la comunidad de abejas sigue trabajando para elaborar la miel como lo hacían sus antecesores hace miles y miles de años, nada ha cambiado para ellas en ese aspecto. En los seres humanos la situación es algo más compleja dado que si bien el hombre es parte del reino animal y lo anima sino su instinto, sus pulsiones, también es cierto que el razonamiento (para bien o para mal)le ha permitido moldear cada vez más, el mundo de acuerdo a las necesidades que en el proceso histórico fue encontrando. Esto no implica un juicio valorativo acerca si eso fue bueno o malo, sencillamente es la constatación de su alejamiento de las leyes de la naturaleza que para otras especies parecen inmutables. El hombre que no está muy alejado de sus antepasados respecto a su vida emocional y está ligado a las misma limitaciones físicas de hace unos miles de años, ha podido adaptar y adaptarse a otras condiciones de vida, donde por ejemplo prima lo racional, y desde el tecleado de una computadora toma decisiones a larga distancia. Y es justamente en ese impreciso límite entre lo somático y lo psíquico donde transita y se juega toda la vida pulsional. Freud la describió como una caldera hirviente regida por dos pares antagónicos, Eros y Tánatos dioses mitológicos del amor y de la muerte respectivamente. De sus deseos desencontrados y en permanente puja se alimentará la vida psíquica. Resultan así el magma, el fuego que nutre nuestra vida anímica Cuando hablamos de vida psíquica nos hemos deslizado desde lo fisiológico a lo metapsicológico y nos referimos a ese mundo complejo que incluye deseos, sentimientos, pensamientos, todo aquello que el yo como sintetizador de nuestra personalidad debe armonizar permanentemente. Hemos recorrido un largo y azaroso proceso que va desde el registro mismo de las primeras sensaciones hasta la paulatina interpretación y metabolización por parte de nuestro yo ahora ya constituido como sintetizador de nuestra personalidad en tanto sujetos, es decir con deseos e inquietudes propias. De esa forma por medio del pensamiento, la simbolización, el lenguaje y la escritura podemos alcanzar juicios, y elaborar conceptos más elevados. Se ha comparado al yo con un jinete que debe gobernar aquellos deseos desencontrados que dan impulso a su corcel en distintas direcciones. 19

20 Ellos son por ejemplo el mundo instintivo, los procesos inconscientes, aquellos deseos inconfesables que están presentes en nosotros, aunque en forma aparentemente callada y silenciosa. La realidad exterior que impone también sus exigencias y necesidades, a veces con tal premura que podríamos invertir el pensamiento Cartesiano y decir : primero me alimento para así existir, por consiguiente es por ello que pienso Los imperativos morales también plantean a nuestro yo sus requerimientos, esto que paulatinamente fuimos adquiriendo como normas y valores impuestos desde las diversas instituciones formadoras del sujeto social: familia, escuela, inst.religiosas, medios de comunicación etc., Así, lo que inicialmente es adquirido del exterior sé internaliza en nuestra psique a partir de complejos mecanismos de identificación e introyección y se transforma en lo que habremos de conocer como super yo e ideal del yo (lo que definimos como el deber ser ) Estos tres exigentes amos que presionan nuestro yo hacia uno u otro sentido no suelen presentarse ordenadamente sino que irrumpen bruscamente, en general promoviendo deseos ambivalentes, y opuestos, necesidades urgentes que requieren de una inmediata satisfacción. La resolución en uno u otro sentido deja siempre alguno de ellos insatisfecho gestándose así toda una serie de malestares de diversa naturaleza que forman parte de los conflictos con los que debemos convivir a lo largo de nuestra existencia. El síntoma nace de esos desencuentros de deseos y es pues la cara visible de ese malestar resultando por consecuencia una solución de compromiso que intenta resolver el dilema. No debemos perder de vista que es apenas lo visible, lo que emerge como manifestación ruidosa de un malestar que comprende varios aspectos de la persona, de su familia, del entorno que se hallan comprometidos e interrelacionados en esa respuesta. Desde este modelo integral que muy escasamente hemos descripto es con el que hemos de abordar los fenómenos adictivos, teniendo presente siempre que nos encontramos frente a un mecanismo muy complejo, múltiplemente determinado y al que para poder entender debemos pensar siempre desde los más diversos ángulos. El permanente interjuego de uno y otro enfoque hacen que nuestra visión siempre sea parcial y necesariamente recortada. 20

21 Como en la cinta de Moebius cuando hablamos de la construcción del sujeto nos encontramos a veces con pautas, deseos, fantasías que son externas y que provienen de sus progenitores o del contexto social y cultural, pero en otros casos ya han sido incorporadas, internalizadas y forman parte del sujeto tanto como sus más legítimas manifestaciones, estamos pues en el mismo territorio sin que necesariamente tengamos que hablar de lo social o de lo familia, o de un adentro y un afuera. En el síntoma así concebido leemos un nuevo significado, propio abarcativo para esa persona y su contexto familiar y social. Vínculos adictivos: grados y diversos tipos. Lo común y lo diferente de las adicciones El ser humano es vincular por naturaleza. Nacemos en inmensa mayoría de los casos a punto de partida del encuentro de dos deseos. Se trata de un vínculo de dos (aùn cuando hoy la ciencia y la tecnología permitan la fertilización in vitro siempre hay un vínculo establecido, incluso aunque los progenitores no se conozcan más que en las fantasías que esto promueve), requerimos de un vínculo extenso, intenso y prolongado para alcanzar la maduración y el desarrollo. El niño se gesta en un primer vínculo simbiótico e indiscriminado con su 21

22 madre para ir discriminándose y separándose hasta alcanzar paulatinamente su identidad y, en el mejor de los casos la autonomía plena. Esta primera relación del niño con la madre será fundamental y marcarà probablemente un modelo vincular propio para ese sujeto concreto. En el inicio ese pequeño bebé desvalido es presa de una cantidad de sensaciones desordenadas y caóticas, ruidos, olores, etc. que es su bienvenida a un mundo distinto del que conocía en el resguardo de la vida intrauterina. En ese verdadero marasmo, en esa conmoción, el bebé solo tiene la posibilidad de expresarse a partir del llanto o el quejido cuando tiene alguna necesidad y es precisamente el ser más cercano con quien aún comparte esa relación simbiótica quien debe interpretarlo correctamente y retraducir sus sensaciones, si él bebe tiene hambre lo alimenta, si llora intenta calmarlo. La madre paulatinamente lo introduce en ese otro mundo que desconoce. Qué ocurre si la madre retraduce incorrectamente las necesidades del bebé y no se ofrece como un traductor válido para sus requerimientos?. Esto forma parte de la llamada Teoría del doble vinculo, en cuya base se percibe una grave distorsión en la comunicación madre-bebé. Recuerdo a Alberto un joven corpulento de mirada recelosa a quien en una de las actividades de la CT y como forma de reconocimiento lo toqué en el hombro, inesperadamente se dio vuelta enojado como si lo hubiese agredido, lo mismo ocurría (según nos relató su familia) con las notas de la escuela, hacía todo lo posible por no alcanzar buenas calificaciones y si esto ocurría no le gustaba ser reconocido, y más, eso lo enojaba. En esta grave problemática se descubría por momentos una inversión de las interpretaciones y las respuestas en la comunicación afectiva con los otros. Nos movemos en un terreno que tiene infinidad de variantes y de interrogantes, vaya solamente y a modo de síntesis resaltar la importancia del rol de la figura materna en este proceso de construcción del sujeto. Se parte de ser el objeto de deseo inicial de los progenitores y paulatinamente se irá recortando y construyendo un sujeto único y de ser posible autónomo, es decir con deseo propio. Hay toda una gama de matices que van marcando ese proceso de individuación y son también en ese camino muchas las dificultades y los obstáculos que se deberán ir sorteando. Aún como seres aparentemente independientes y adultos también establecemos permanentemente vínculos transitorios, o duraderos, de 22

23 diversa naturaleza, que tienen muchas veces las características de aquel modelo de relacionamiento de la infancia. Nos retrotraemos a los sentimientos de aquel niño y nos sentimos entonces: valorados o ignorados, queridos u odiados, sobreprotegidos o abandonados, respetados o ultrajados, temerosos o confiados, felices o infelices, majestuosos o ínfimos, las alternativas son múltiples y variables según las circunstancias. La relación con un semejante, un objeto, una sustancia o una actividad, etc., que puede establecer una persona reviste muy diversas características y en gran parte depende de aquellos primeros modelos vinculares. Ese vínculo puede ser con otro sujeto o con un objeto, pero siempre conlleva una carga afectiva de amor/odio y es precisamente entre estos polos que se establecerá en general la relación conteniendo siempre ingredientes de una y otra tendencia. Del predominio de una de las dos o de la opuesta, es que luego hablaremos de lo que vulgarmente denominamos una relación positiva o negativa. También nos vinculamos con nosotros mismos, con nuestras ideas, con nuestras convicciones, con nuestros deseos, con nuestro cuerpo, con la naturaleza o con la imagen que tenemos de nosotros mismos, allí también podríamos hablar de un vínculo aun cuando sea en el imaginario. Es decir que nos estamos vinculando permanentemente con nosotros, con otros, con objetos, cosas e incluso con instituciones en diversos ámbitos como pueden ser la familia, el trabajo, la sociedad, la cultura etc. Podemos establecer vínculos con distintos grados de compromiso, hay un vínculo que se define estrictamente en todos sus términos y es por ejemplo el que se establece en el terreno jurídico, allí los limites, las obligaciones, los derechos están claramente explicitados, no ocurre lo mismo en el terreno afectivo donde los limites son más imprecisos. En el vínculo amoroso hay un sujeto que inviste al otro con una determinada carga afectiva, con una cierta valoración estética, moral, etc. Normalmente los montos de afecto, la intensidad de los mismos no es igual en ambas partes, es decir no hay una relación directamente proporcional, de allí nacen casi todos los desencuentros amorosos de los que tanto se han alimentado las novelas y las comedias televisivas a los efectos de tejer y destejer tramas y desenlaces. Por otro lado la investidura que parte del yo hacia el objeto amado es subjetiva y por lo tanto no necesariamente coincide con una apreciación más realista de la situación, de allí que se halla acuñado la frase acerca de que el amor 23

24 es ciego Es que nos ubicamos en una característica esencial del ser humano: la capacidad de establecer distintos vínculos, algunos se plantean por necesidades externas, otros por necesidades propias de nuestro mundo interno (que pugnan por ser satisfechas al menos parcialmente). Los objetos adictógenos con los cuales se establece la dependencia suelen ocupar en el imaginario del sujeto adicto un lugar de enorme valoración, precisamente porque colman/calman aquellas necesidades impostergables que nacen de las propias carencias como expresión compensatoria. Llegados a este punto es bueno señalar que la posibilidad humana de establecer vínculos no solo es imprescindible, necesaria y saludable sino que además en la gran mayoría de los casos es la que nos permite madurar, enriquecernos con alguien diferente y alcanzar el crecimiento personal y colectivo. Un vínculo establecido bajo los términos de libertad, de respeto mutuo, de solidaridad y amor (aún entendido con sus componentes ambivalentes) es uno de los grandes privilegios que potencialmente poseemos los seres humanos. Cuando hablamos de vínculos adictivos hacemos referencia a un modelo particular de relacionamiento (en sus extremos patológicos), donde se pone el acento en lo adictivo de esa relación. La palabra adicción tomada del diccionario señala...el efecto de sumar o agregar algo..., también se habla de aditivos para (agregados) al motor otorgarle mayor potencia, darle mayor vida útil. En el contexto que aquí nos interesa resaltar quizás el ejemplo del aditivo para el motor del automóvil nos ofrece un ejemplo gráfico de los vínculos adictivos. El objeto, así se trate de una sustancia, una acción o una persona ofrecerá aspectos que, por la sobrevaloración dada por quien va a establecer un vínculo con las características señaladas (ya por cubrir una necesidad real o una carencia interna) otorga al comienzo un plus de placer. De aquí en más la posibilidad o no de establecer un límite o quedar adherido dependerá de la vulnerabilidad adictiva de ese sujeto y de la capacidad potencial de ese objeto de convertirse en indispensable para ese sujeto, así puede iniciarse o no el camino de la dependencia. 24

25 El proceso adictivo y los distintos niveles Es necesario recordar que toda aquella situación, elemento o sustancia con la que se establece la adicción ha tenido un inicio con una relación placentera para el sujeto. Aquello a lo que luego se es adicto primero fue fuente de placer y gratifi caciones sin que entonces existiera dependencia. Hay todo un trayecto, una graduación en cuanto a qué tipo de vínculo se establece y si efectivamente estamos frente a un vínculo adictivo. Vemos sobre esto algunas de las defi niciones dadas a cada una de las etapas a recorrer en el camino adictivo. Consumidor ocasional Se trata de un primer contacto con el objeto adictógeno en estos casos (cuando hablamos de drogas) el consumo de alguna de ellas, puede ser intermitente y causar poco o ningún trastorno físico, psicológico o social. No obstante se debe recordar que el empleo inadecuado e inexperiente de las drogas puede determinar en algunos casos situaciones de riesgo. Consumo recreativo Como en el caso anterior se trata de un consumo esporádico que se realiza generalmente en grupo y en ciertas fi estas o los fi nes de semana. Dependencia psicológica o hábito Aquí el consumidor pasa a depender de la droga o del objeto adictógeno para poder funcionar socialmente, de acuerdo a lo que se espera de él. A veces las exigencias para cumplir el rol o el mandato profesional que exige la sociedad son de tal magnitud que se necesita ese plus para alcanzar lo que se considera un nivel satisfactorio. Esta dependencia psicológica o hábito puede culminar en el abuso compulsivo de la droga. 25

26 Los niveles de exigencia y de agresividad a que se ha llegado en el mercado laboral son de tales dimensiones que algunos ejecutivos asi como otras tareas que se realizan bajo enorme presión necesiten para alcanzar ese nivel óptimo una dosis habitual por ej. de cocaína a partir de la cual desplegarán en su trabajo el rol y los atributos que se esperan de ellos. Abuso compulsivo de la droga Aquí el empleo y la obtención de la droga pasan a ser una preocupación primaria de la vida del individuo. La vida gira en torno a la obtención y al consumo de droga. Cuando se ha llegado a este nivel la persona ya no es dueña de su vida y el consumo pasa no por un acto libre o voluntario (si los hay) sino por un acto impulsivo del que la persona no puede sustraerse. No hay un registro mental en el ámbito de proceso secundario (es decir de pensamiento, de refl exión), aquí nos movemos en un nivel más primario de necesidades inmediatas e impostergables que deben ser satisfechas sin que exista la posibilidad de juicio o de razonamiento alguno por parte del sujeto. Decía Marvín un nicaragüense, adicto al crack de cocaína que conocimos en Walden House y que llevaba ya más de un año en tratamiento....tu ya no eres dueño de ti mismo...cometes fechorías, haces cosas con un revólver que ni se te pasarían por la cabeza estando sobrio...y todo para obtener la droga..., De lo anterior se desprende otro tipo de problema social que surge paralelo al consumo y es la delincuencia. En casos extremos una persona utilizará todo tipo de recursos para mitigar su desesperación frente a la ausencia de su objeto adictógeno, es decir en este caso: la droga. 26

27 Dependencia fìsica - sindrome de abstinencia. Algunas drogas además tienen capacidad para producir dependencia física. Esta consiste en un estado fi siológico alterado por la administración repetida de una droga, que requiere proseguir tal administración a fi n de evitar la aparición de un síndrome característico para cada sustancia (el llamado síndrome de supresión o abstinencia). El grado de malestar y marasmo es tal para la persona, que la mayoría de las veces una crisis de abstinencia no puede ser sobrellevada en la casa por lo cual requiere su internación. Recuerdo a Miguel un alcohólico compulsivo padeciendo su primera crisis grave en su casa. Temblaba en todo su cuerpo y hasta la cama misma se movía, transpiraba y aunque estaba abrigado con buzo y varias frazadas no soportaba el frío (estábamos en pleno verano) y los dientes chirriaban, el estado de agitación era tal que no podía casi hablar. Miguel creía que no era necesario internarse, lamentablemente luego en un periodo no mayor de dos años tuvo al menos cuatro ingresos a clínicas psiquiátricas. Tolerancia Al ir repitiendo la administración de una misma dosis de droga, el efecto de esta disminuye, con lo cual la necesidad de aumentar las dosis se incrementa a fi n de poder obtener por lo menos los mismos efectos logrados con la primera. De esta forma el consumo va aumentando,y como ya no se logran los mismos resultados con la misma cantidad, ésta aumenta, iniciándose un espiral nefasto. Dependencia cruzada Se refi ere a la capacidad que tiene una droga para suprimir los síntomas de abstinencia producidos al interrumpir otra diferente. Se trata de consumir otra para tapar los efectos de la primera La dependencia cruzada puede ser completa o parcial como ocurre con el alcohol y los barbitúricos. En otros casos se busca potenciar aún más los efectos de una droga consumiendo una segunda (Por. Ej. cocaína y alcohol). 27

28 El consumo como síntoma Más allá de la sustancia o el elemento con que se establece el acto adictivo en sí, éste es pues, un síntoma que denuncia (con diversos grados) un vínculo adictivo. Los signifi cados de este vínculo son mucho más profundos y bastante más complejos que lo que en apariencia el síntoma muestra. En realidad hay que profundizar en las causas de ese vínculo adictivo y no pensar el síntoma en sí como algo aislado que irrumpe inexplicablemente. Cuál es la frontera entre un comportamiento normal y el adictivo? Se han establecido cuatro rasgos que caracterizan un vínculo adictivo: A) La persona pierde el control cuando desarrolla una actividad determinada. B) Sufre síndrome de abstinencia si no puede practicarla. C) Su dependencia es cada vez más fuerte. D) La persona no siente interés por lo que le rodea, sólo por el objeto que es motivo de su atención: estrechamiento de conciencia. Podemos decir que existen muy diversos tipos de adicciones o situaciones en las que con graduaciones y variantes la persona ha establecido una relación adictiva. 28

29 Lo común en los diversos tipos de vínculos adictivos Cuando hablamos de objeto adictógeno nos referimos tanto a una sustancia, como a un objeto concreto, una actividad, un ritual determinado o una persona. En realidad parece relativa la importancia dada a las cualidades que en lo concreto y real distinguen o adornan al objeto adictógeno, se trata más bien del signifi cado (consciente e inconsciente) que un sujeto particular en función de su historia y de sus características personales entre otras cosas,habrá de atribuirle a ese objeto en especial. Si el objeto cumple una serie de requisitos que en la fantasía o en la realidad (o en ambas) satisfacen determinada necesidad propia, subjetiva de esa persona podríamos pensar que están dadas ciertas condiciones (no necesariamente sufi cientes) para que se establezca una relaciòn que podría derivar en lo que denominamos un vínculo adictivo. En función pues de ese objeto adictógeno, sea este una actividad, una sustancia, etc. la persona establece una relación que no es casual (sí bien puede que lo sea en su inicio), sino más bien causal. Hay algo en el objeto adictógeno que hace que este coincida (en el imaginario) con lo que cada estructura de personalidad busca, por carencia, por necesidad, porque es una forma de refugiarse o de defenderse de aquellas situaciones angustiantes. De esta manera puede decirse que quien establece un vínculo adictivo proyecta sobre el objeto adictógeno aspectos que son propios, ya sea por rechazo, repudio, necesidad, o por idealización, como compensación etc. El objeto adictógeno siempre está investido para el adicto de toda una serie de depositaciones, de afectos, fantasías, imágenes, etc. Quizás por este camino podemos entender por que hablaremos más adelante de dependencia y es que cuando hablamos de ese vínculo sujeto/objeto en realidad estamos hablando de algo que se funde (o con/funde ) que se complementa y que es uno solo en los casos extremos de una adicción. Podríamos imaginarnos esta situación como una persona y su sombra, una es impensada sin la otra. Así los diversos tipos de vínculos adictivos tendrán características específi cas según la persona o el interesado en cuestión. Posiblemente todos somos particularmente vulnerables a un tipo de objeto adictógeno, así como también establecemos con distintos objetos diferentes 29