Al igual que los comentaristas que me antecedieron yo también deseo felicitar y agradecer a la autora

Transcripción

1 Comentarios de Laura González Martínez al Reporte Protection through Integration: The Mexican Government s Efforts to Aid Migrants in the United States escrito por Laureen Laglagáron y publicado por el Migration Policy Institute de Washington, D.C. en enero del Al igual que los comentaristas que me antecedieron yo también deseo felicitar y agradecer a la autora por tan oportuno e interesante trabajo, y al Instituto de los Mexicanos en el Exterior, al IME, por apoyar y difundir este tipo de estudios. Como se indica claramente en el título, este reporte trata sobre los esfuerzos, las iniciativas, y las políticas públicas que el gobierno mexicano ha desarrollado para ayudar a la integración de los mexicanos en Estados Unidos. Mis comentarios tienen el propósito de enriquecer este esfuerzo, añadiendo a esta perspectiva unilineal, o unidireccional Gobierno de México Mexicanos en el Exterior, una perspectiva más compleja, más holística, que permita incluir también toda la interacción múltiple, multi-lineal, multidireccional cambiante que existe entre nosotros, la diáspora mexicana, o los mexicanos que vivimos en el exterior, y los gobiernos de México y Estados Unidos. Los mexicanos que conformamos la diáspora interactuamos constantemente con los gobiernos locales, estatales y federales, tanto de México como de Estados Unidos, y estos distintos niveles de gobierno no siempre siguen las mismas políticas públicas, ni actúan de común acuerdo, aunque pertenezcan al mismo país. Laureen Laglagáron advierte que su estudio no trata de evaluar los programas del IME sino que trata de dar a conocer, a los angloparlantes, lo que hace el IME con respecto a la integración de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos. El reporte asume, y concluye, que Ias actividades y programas del IME en su conjunto ayudan a integrar a los migrantes a la sociedad americana que los recibe. Según ella, el primero en la lista de los proyectos que el IME desarrolló para ayudar a la integración exitosa de los mexicanos en Estados Unidos fue la creación de su consejo consultivo, el Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, o CCIME, al que describe como un modelo único de 1

2 participación cívica binacional compuesto y coordinado por consejeros, es decir los miembros que han sido electos por las mismas comunidades mexicanas que viven en el exterior; cuyo principal propósito es aconsejar al gobierno de México en materia de política pública con respecto a su diáspora; y de forma complementaria, desarrollar el liderazgo dentro de las comunidades de la diáspora. Mis comentarios se dividen en dos partes, primero describiré mi perspectiva, es decir, la perspectiva de la antropología. Empezaré por relatar cuál ha sido mi participación en el estudio de este experimento social, como le llamo yo al Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior. Relataré brevemente que me fui al norte y me convertí en migrante internacional al ir a estudiar el doctorado en antropología a la Universidad de California, Santa Bárbara. Más tarde regresé a México y ayudé al gobierno de Guanajuato a iniciar su primera oficina, y sus primeras política públicas, con el fin de atender a las comunidades guanajuatenses en el extranjero. Después, volví al norte, esta vez a Dallas, Texas, para continuar con el proyecto de investigación sobre las Redes de Migrantes Guanajuatenses que inicié en la Universidad de Guanajuato y continué en la Universidad de Texas en Dallas. A finales del año 2002, las comunidades mexicanas de Dallas Fort Worth me eligieron como una de sus representantes ante el Consejo Consultivo del IME. Además de observar el comportamiento de los integrantes de las Casas Guanajuato, de las personas que componían las redes sociales de Juan Hernández, y de muchos otros grupos y organizaciones de mexicanos en el extranjero, trabajé voluntariamente como consejera del CCIME durante el periodo Actualmente me encuentro escribiendo un libro sobre el CCIME, junto con mi colega la Dra. Jane Bayes, aquí presente. La Dra. Bayes y yo estamos convencidas de que necesitamos estudiar el Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, desde dentro, y desde la perspectiva de la investigación comprometida y participativa o engaged/participatory research. Pensamos que los consejeros debemos dar testimonio y escribir sobre nuestras luchas, nuestras esperanzas, nuestras frustaciones, fracasos, éxitos y los retos 2

3 que tenemos por delante. Los consejeros y consejeras necesitamos contar la historia de cómo fuimos electos, seleccionados, o nombrados, de cómo empezamos a trabajar juntos, de cómo hemos cambiado, lo que hemos aprendido, lo que vemos que sí ha funcionado y lo que nos detiene y pone obstáculos. Por ejemplo, necesitamos reconocer a los verdaderos líderes que existen entre nosotros e identificar las estrategias que mejor han funcionado. Debemos discutir civilizadamente las acciones que provocan conflicto y división, así como las características y habilidades que debemos buscar y desarrollar en los futuros miembros de este Consejo Consultivo. La Dra. Bayes y yo queremos continuar estudiando desde dentro y desde fuera este experimento social ; y para poder lograrlo necesitamos de su ayuda. Hemos propuesto que el Consejo Consultivo es un laboratorio ideal para el estudio de muy distintos fenómenos. Por ejemplo, en un primer libro afirmamos que el CCIME puede explicarse como resultado de la globalización, como la creación de un nuevo espacio, de una nueva estructura binacional, o transnacional, que está permitiendo realizar actividades nunca antes permitidas a las mujeres y a los inmigrantes, y que está obligando a los científicos sociales y a los líderes políticos a replantear las nociones de ciudadanía, identidad, pertenencia, nacionalismo y transnacionalismo. Yo pienso que los consejeros debemos permitir que nos sigan estudiando desde afuera, pero también debemos continuar estudiándonos a nosotros mismos, y hacer que nuestra historia sea también parte de la historia oficial. Nuestra historia, este experimento social llamado CCIME, es un fenómeno que está siendo observado tanto por gobiernos como por diásporas organizadas de todo el mundo; y mi argumento, el argumento de muchos de mis compañeros consejeros es que este experimento social empezó con nuestras demandas, las constantes y crecientes demandas de los mexicanos que vivimos en el exterior, y no solamente como una nueva estrategia del gobierno mexicano. 3

4 Si tenemos tiempo, me gustaría describir la historia de cómo empezó el CCIME en Dallas, Texas. Me encantaría mencionar algunos ejemplos de cómo fue que desde un principio, los miembros de la primera generación del consejo, tuvimos que luchar, negociar, y a veces hasta exigirle neciamente al gobierno de México, y muy concretamente al personal del IME. Podríamos demostrar que nuestras demandas y recomendaciones modificaron la estructura original, y de cómo ésta sigue cambiando, creciendo, transformándose; otra vez, debido a las demandas, a las propuestas, y a la naturaleza misma de nuestras nuevas organizaciones, e instituciones, que han sido producto de las relaciones horizontales que hemos establecido entre los más de 400 consejeros que ahora podemos operar unida, e independientemente del gobierno de México, y con una fuerza política que ni el mismo gobierno de México se imaginaba que podíamos llegar a tener. Quiero aprovechar esta oportunidad para pedirles a mis compañeros, en especial a todos los consejeros y consejeras de las tres generaciones , y , y desde luego a nuestro director, Don Cándido Morales, a nuestro nuevo director ejecutivo, el Embajador Carlos García de Alba, a nuestro primer director ejecutivo y ahora Ministro y Cónsul General en Sacramento, Carlos González Gutiérrez, a Hilda Dávila, Atala Pérez, a nuestra querida Luisa Medina Mora, y a todo el maravilloso equipo que forma el IME, que apoyen, faciliten y difundan los estudios que sobre nosotros mismos estamos haciendo; que sigan trabajando en los proyectos que más nos interesan, y que como bien lo señala Laureen Laglagáron, evaluemos sistemáticamente, y a nivel local, los programas que ha desarrollado y sigue desarrollando el IME y las otras agencias del gobierno mexicano que atienden la diáspora, y que dediquemos los pocos recursos con los que ahora contamos a expandir las áreas que más nos convienen, que más urgen en estos momentos, como lo es la protección de los mexicanos indocumentados y sus familias. 4

5 Como concluye Laureen Laglagáron en su reporte para el Migration Policy Institute, es muy cierto que hemos tenido grandes avances en las áreas de educación y salud; pero si Laureen hubiera entrevistado a algunos de los consejeros, habría comprobado que no solamente estamos trabajando en aumentar el nivel de escolaridad de la población migrante mexicana, en reducir la deserción escolar, en prevenir enfermedades y defender los derechos de los mexicanos en Estados Unidos y Canadá, en realizar proyectos binacionales de investigación compuestos por equipos realmente binacionales e interdisciplinarios que integran investigadores, profesores y estudiantes de distintas universidades y centros de investigación, y que estamos estudiando asuntos clave, como la salud mental de la población transnacional. Los que somos ciudadanos estadounidenses estamos ayudando a otros a hacerse ciudadanos, estamos aprendiendo a cabildear en el congreso y el senado de los Estados Unidos, tanto en los niveles estatales como federales. Ahora tenemos intercambios importantes con diásporas organizadas en otros países desarrollados, y también con las de los menos desarrollados; y se están escribiendo y publicando libros sobre nosotros en los que se asegura que los migrantes internacionales no sólo seremos sino que ya somos los protagonistas del siglo XXI. Hace 7 años, cuando iniciamos los trabajos de la Primera Reunión Ordinaria del CC-IME aquí en la Ciudad de México se nos dijo a los consejeros que nos viéramos como puentes de entendimiento entre los pueblos de México y Estados Unidos. Yo había estudiado para mi tesis doctoral de UC Santa Barbara, el comportamiento de los political brokers, o intermediarios políticos entre el campesinado y el estado, así que inmediatamente entendí y asumí el papel de intermediaria, de intermediaria entre los pueblos y gobiernos de México y Estados Unidos. Pero al iniciar nuestras reuniones ordinarias y de comisiones también entendí que debíamos ser intermediarios entre nosotros mismos, entre los distintos grupos de consejeros del CCIME, entre los distintos sectores de la diáspora, entre los nacidos y criados aquí en México y los nacidos y criados allá, en Estados Unidos. 5

6 En el camino aprendimos juntos, diáspora y gobierno mexicano, y los resultados son muchos. Debemos sentirnos muy orgullosos, yo me siento muy orgullosa del trabajo realizado durante estos casi ocho años de trabajo ininterrumpido. Obtuvimos beneficios colaterales, beneficios no planeados originalmente, como la creación de nuevas comisiones, como el empoderamiento de nosotros mismos al irnos conociendo, al haber establecido fuertes redes de amigos, amigas, y comadres; al haber ido descubriendo poco a poco quiénes somos, al descubrir que hay compañeros consejeros que no trabajan, que sólo quieren salir en la foto, que solo vienen a turistear, o a usar este escalón para avanzar sus carreras políticas. Afortunadamente, la gran mayoría de mis compañeros consejeros y consejeras son gente comprometida, profesionales del más alto nivel, seres humanos maravillosos que luchan incansablemente, sin pedir o esperar reconocimiento, para mejorar la situación de todos los mexicanos, tanto la de los de allá, como la de los de aquí; y esta historia, nuestra historia, la tenemos que contar, la tenemos que escribir, publicar y la tenemos que seguir discutiendo en foros como éste. Así que nuevamente le doy las gracias a Laureen Langlagáron por haber escrito este reporte y por haber provocado que hoy 25 de abril del 2010 se generara este primer intercambio. Buenas noches. 6