Presentación de los cuadernos

Transcripción

1 Presentación de los cuadernos Éste que tiene en sus manos forma parte de una colección de cuadernos sobre servicios sociales especializados e inserción social editados por el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia con la finalidad de compartir conocimiento aplicado y adquirido en el ejercicio de la responsabilidad pública en relación con la acción social especializada dirigida a personas en riesgo o situación de exclusión social. Al preparar y ofrecer estos cuadernos, la Diputación Foral de Bizkaia pretende también dar visibilidad y mostrar su reconocimiento a todas las personas usuarias y profesionales y a todas las entidades e instituciones que hacen posibles las experiencias y progresos que se han intentado sistematizar en estos documentos. Sin ellas no habría sido posible, en ningún caso, llevar adelante éstas que nos atrevemos a considerar buenas prácticas. No se trata tanto de hacer memoria o rendir cuentas, fines para los cuales disponemos de otros instrumentos y espacios, como de rescatar y elaborar algunos elementos que entendemos que pueden ser útiles a cualquier persona u organización con responsabilidades políticas, administrativas o técnicas en el ámbito de los servicios sociales o la intervención social, como elemento de inspiración o contraste con sus propias prácticas y diseños. En cualquier caso, lo que nos ha movido a plasmar o recoger por escrito algunos fragmentos de experiencia y reflexión en materia de intervención social es la convicción de que la gestión del conocimiento en la comunidad de las personas y organizaciones implicadas e interesadas en los servicios sociales constituye, como se dice en nuestro Plan Estratégico, una parte más de nuestras obligaciones si queremos contribuir al desarrollo técnico e institucional de nuestro sistema de bienestar. Juan María Aburto Diputado de Acción Social Diputación Foral de Bizkaia Por ello queremos invitar a quien lea estas páginas a que las considere como una parte de un diálogo abierto en el que el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia espera haber sido capaz de acoger aportaciones de otros agentes y, a la vez, aspira a recibir respuestas y propuestas que le permitan seguir avanzando siempre hacia una cada vez mejor atención a las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía.

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3 Liza: Intervención social especializada con personas drogodependientes Presentación 3 El nombre del programa: Liza 5 Punto de partida: análisis de la realidad de las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social y de la intervención con ellas 5 Las personas drogodependientes en situación de exclusión social: perfiles y trayectorias 6 La intervención con personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social desde los servicios sociales 7 Las viviendas tuteladas y el programa Liza 8 El proceso y los agentes de intervención 9 Evaluación del programa Liza 11 Mirando hacia el futuro 11

4 Cuadernos sobre servicios sociales especializados e inserción social Presentación del cuaderno En este cuaderno presentamos la experiencia del programa Liza de atención a personas con consumo abusivo de drogas y en riesgo o situación de exclusión social. Se trata de una iniciativa que, como tal, tiene poco más de un año de vida, aunque, como veremos, se pone en marcha a partir de experiencias y trayectorias que vienen de tiempo atrás. Este programa, coordinado desde el Servicio de Lucha contra la Exclusión Social del Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia se lleva adelante con la colaboración de las siguientes entidades sociales: Asociación Agiantza, Asociación Askabide, Asociación Bidesari y Cáritas Bizkaia. Si bien el cuaderno ha sido elaborado por el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia, se ha contado en su preparación con la participación activa de todas las entidades colaboradoras, lo que también queremos agradecer, al igual que sus esfuerzos y logros constantes para la buena marcha del programa.

5 Liza: Intervención social especializada con personas drogodependientes El nombre del programa: Liza El nombre escogido para este programa es el de Liza. Liza era el Dios del sol para los Fon de África Oeste. Su hermana era la Diosa de la luna, Mawu. Conjuntamente crearon el universo con la ayuda de la serpiente cósmica Da. Podríamos decir que Liza es el Dios del calor, del trabajo y de la fuerza. Con esas tres características queremos asociar este programa: con el calor humano que debe estar presente en cualquier proceso de intervención social; con el trabajo y la profesionalidad que requiere esta actividad y con el esfuerzo que representan, para las personas usuarias y para todas las personas implicadas, los procesos de incorporación social que queremos activar y dinamizar desde el programa. Punto de partida: análisis de la realidad de las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social y de la intervención con ellas La articulación del programa Liza se basa en un estudio previo que el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia encargó a un equipo de la Universidad del País Vasco coordinado por Imanol Zubero. En dicho estudio se llega a cuatro conclusiones operativas principales, la primera de las cuales es que se percibe una buena sintonía entre las entidades sociales que trabajan en el ámbito de las drogodependencias y las Instituciones públicas relacionadas. Las Instituciones reconocen la trayectoria, el compromiso y el saber hacer de las entidades y éstas agradecen el empuje que diferentes Instituciones públicas, a veces incluso con riesgo de impopularidad, han dado y dan a dispositivos de atención a personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social. La segunda conclusión del estudio se refiere a la imperiosa necesidad de abordar la intervención en el ámbito de las personas drogodependientes en situación de exclusión social desde una perspectiva sociosanitaria y, consiguientemente, fortalecer la coordinación e integración de las actuaciones propias de los servicios sociales y las correspondientes a los servicios sanitarios. La complejidad y multidimensionalidad del fenómeno de la drogodependencia asociada a situaciones de exclusión social reclama, según se dice en las conclusiones del estudio, un abordaje también complejo y multidimensional y, singularmente, la coordinación de la intervención social y la atención sanitaria. La tercera de las conclusiones del estudio señala que la principal carencia detectada en ese momento es la de servicios que incorporen la prestación de alojamiento o que, al menos, ofrezcan un lugar en el que pasar unas horas del día o la noche, guardar las pertenencias o asearse, además de configurarse como espacios para la relación y la intervención social. En la cuarta conclusión se señala también la necesidad de contar con salas de venopunción con un fin de reducción de riesgos. Este estudio, realizado con una alta participación de los agentes involucrados en la intervención en relación con personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social, recoge el sentir y la reflexión de dichos agentes, sentir y reflexión en que se basa la iniciativa de poner en marcha el programa Liza.

6 Cuadernos sobre servicios sociales especializados e inserción social Las personas drogodependientes en situación de exclusión social: perfiles y trayectorias Tal como se recoge en la definición de servicios elaborada por el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia y sus entidades colaboradoras, cuando hablamos de exclusión social hacemos referencia a procesos o situaciones en virtud de las cuales no llegan a adquirirse, se deterioran o desaparecen determinados vínculos o relaciones que las personas mantienen y que les permiten dar respuesta a sus necesidades, desarrollarse personalmente, participar en la comunidad y obtener y mantener una calidad de vida satisfactoria en la mayor medida posible. Los factores desencadenantes y catalizadores de los procesos de exclusión social son diversos y se influyen mutuamente. Indudablemente las situaciones de exclusión social comprometen seriamente la capacidad o posibilidad de ejercer importantes derechos de las personas y, en particular, los derechos sociales, tales como el derecho al trabajo, a la vivienda, a la cultura, a la educación, a la formación, a la salud o, en general, a la protección social. En el caso concreto de las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social, el estudio que antes hemos mencionado, en gran medida sobre la base de la información aportada por las entidades que trabajan en este ámbito, se refiere también al perfil o perfiles de estas personas. De entrada cuantifica en torno a 500 personas el número de las que, en Bizkaia, comparten una situación grave de consumo de droga y de exclusión social. Dentro de este grupo, según se dice, la mayoría está formada por varones de alrededor de 35 ó 40 años, básicamente con adicción a la heroína (si bien, cada vez más, van consumiendo también cocaína, por el abaratamiento de ésta). Junto a este perfil predominante también hay un grupo de mujeres que, en la mayor parte de los casos, se desenvuelven en el mundo de la prostitución. También son, mayoritariamente, mayores de 30 años, con bastantes años de consumo, politoxicómanas (con muchos problemas de alcohol frecuentemente) y gran deterioro físico. Habría un tercer gran grupo que es el caracterizado por proceder del ámbito penitenciario. De nuevo se trata, mayoritariamente, de varones, entre 28 y 40 años, policonsumidores (preferentemente de heroína y cocaína), con una media de entre 13 y 15 años de consumo y difícil situación familiar. La reflexión de las organizaciones que trabajan en el ámbito de las drogodependencia, en todo caso, apunta a que cada vez es más necesario, más allá de perfiles generales, analizar a cada individuo, en la medida en que cada vez se diversifican más los itinerarios de las personas y aparecen más y más casos que no necesariamente encajan en perfiles como los que acabamos de presentar. Ello tiene que ver con una situación de cambio social caracterizada por fenómenos como los avances médicos y sanitarios, los cambios en los modelos familiares y de convivencia, los nuevos procesos de exclusión social no necesariamente vinculados a la situación de desempleo, el incremento de la inmigración, las nuevas dinámicas de consumo y de ocio En el caso de las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social nos encontramos, por tanto, con un grupo poblacional cada vez más diverso y heterogéneo en términos de sustancias consumidas, edad, clase social, problemáticas o patologías asociadas, situación familiar, situación económica, expectativas en relación con la inserción laboral, formación, capacidades, características étnicas o culturales... También con una diversificación de programas y estrategias de abordaje y tratamiento de la drogodependencia desde el ámbito terapéutico y sanitario. Por otra parte esa misma reflexión apunta al hecho de que nos encontramos ante un colectivo en el que, junto a las necesidades de atención sanitaria, van adquiriendo progresivamente más preponderancia las necesidades de apoyo social. Dicho de otra manera, la problemática de exclusión social puede ir siendo más relevante para analizar los casos y las trayectorias que la drogadicción como tal, por más que ambos fenómenos estén muy relacionados. No nos encontramos ni en aquellos finales de los setenta y comienzos de los ochenta en los que nuestra sociedad se da de bruces, alarmada, ante la realidad emergente de la drogadicción. Tampoco en la época entre los ochenta y los noventa en la que el SIDA segaba sistemáticamente la vida de muchas personas drogodependientes. Nos encontramos en

7 Liza: Intervención social especializada con personas drogodependientes una sociedad más consumista, permisiva y satisfecha; en una sociedad en la que se han desarrollado de forma importante el sistema de salud y, en general, los dispositivos de protección social. Una sociedad en la que, sin embargo, aparecen nuevos elementos desencadenantes de procesos de exclusión social como el la fragilización de los vínculos familiares o el precio de la vivienda. La intervención con personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social desde los servicios sociales En el mencionado estudio y, en general, en la reflexión de los agentes relacionados con la intervención con personas drogodependientes se identifican una serie de retos para los servicios sociales que, como veremos, están a la base de la iniciativa que supone el programa Liza. Y podríamos decir que el reto fundamental que aparece es el que tiene que ver con la ordenación, organización y coordinación de los servicios sociales y de éstos con otros sistemas en el abordaje de la situación de las personas drogodependientes. Efectivamente, son muchas las iniciativas que han ido surgiendo para dar respuesta al fenómeno de la drogadicción. Muchas de ellas han nacido del tejido social y solidario. Otras desde las Administraciones públicas, sea desde el ámbito sanitario, de servicios sociales, judicial Este surgimiento y desarrollo de iniciativas corre paralelo en el tiempo con el desarrollo y crecimiento de los servicios sociales, rama de actividades que, pese a contar con antecedentes de larga historia, se ha ido dotando de un marco jurídico, institucional y técnico tan sólo en las últimas décadas. En ese contexto, junto a importantes y valiosas trayectorias de intervención y resultados positivos, ha de reconocerse que también han existido problemas de descoordinación, solapamientos y lagunas en la intervención. Desde el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia entendemos que la misión de los servicios sociales especializados en el ámbito de la inserción social es la de responder a las necesidades y demandas de las personas en riesgo o situación de exclusión social y, específicamente, brindarles el apoyo relacional y, en general, de proximidad que contribuya a facilitar su proceso de inserción o integración social, así como incidir en el entorno social para contribuir a prevenir, corregir o paliar riesgos y procesos de exclusión social. En ningún caso se considera a los servicios sociales la instancia que permitiría, por sí sola, conseguir la superación de la situación o riesgo de exclusión social sino una herramienta que, junto con otras, puede contribuir al cumplimiento, por parte del cuerpo social, de su obligación de posibilitar la inclusión o incorporación social de todos sus miembros. Partiendo de esta óptica, desde el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia se ha considerado que nos encontrábamos ante un triple reto. Por una parte, identificar dónde empieza y dónde termina el ámbito de la responsabilidad pública (en este caso, de la responsabilidad foral) en materia de servicios sociales, de modo que aquello que se considere de responsabilidad pública deba ser garantizado de forma estable y sostenible por parte de la Administración pública. Ello no excluye que, más allá de dicho ámbito, la Administración pública pueda apoyar o fomentar iniciativas sociales pero diferenciando claramente la gestión concertada de servicios de responsabilidad pública del apoyo o fomento público de actividades libremente desarrolladas por la iniciativa social. Por otra parte, teníamos y tenemos el reto de la clarificación del espacio propio de los servicios sociales (que tiene que ver con el apoyo al desenvolvimiento autónomo y la inserción social de las personas) frente al que corresponde a los servicios sanitarios, al sistema judicial, al ámbito del empleo La asunción por parte de cada sistema de sus responsabilidades para con toda la población en lo que a cada uno le corresponde es condición de posibilidad para la colaboración y coordinación entre sistemas. Entendiendo que todos los sistemas son, por principio, para todo el mundo y cada uno es competente para responder a unas determinadas necesidades de las personas. Un tercer reto en el que hemos trabajando es el de la delimitación y articulación del ámbito de los servicios sociales de base (de competencia municipal) y los servicios sociales especializados (de

8 Cuadernos sobre servicios sociales especializados e inserción social competencia foral), delimitación y articulación cuya necesidad ha venido siendo y es sentida por todos los agentes que estamos involucrados en el día a día de la intervención con personas drogodependientes y de la intervención social en general. En definitiva, toda esta reflexión nace de la constatación de la complejidad de la situación y de la necesidad de gestionar dicha complejidad con herramientas adecuadas y recursos suficientes. De ahí la construcción de lenguaje común y la definición de servicios y procedimientos de intervención y la gestión de espacios de coordinación. Y ahí, efectivamente, la responsabilidad tanto de la Administración pública como de las entidades. Hay momentos en la historia de los sistemas de servicios en los que a una etapa de crecimiento sucede otra de ordenación, antes de abordar nuevos desarrollos. En otras ocasiones, como nos está ocurriendo, intentamos crecer y ordenar a la vez. En este contexto se inscribe el programa Liza, como programa que pretende ordenar y articular, al menos inicialmente, lo que tiene que ver con la atención residencial desde los servicios sociales especializados a personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social. Las viviendas tuteladas y el programa Liza El programa Liza parte del análisis de que dentro del colectivo de personas en situación o riesgo de exclusión social (destinatarias, en tanto que tales, de servicios sociales especializados), la problemática de las personas drogodependientes es suficientemente específica como para que se justifique un programa de intervención que las toma como grupo objetivo. Y, específicamente, se entiende que esto es así, en primera instancia al menos, en lo que tiene que ver con los dispositivos de carácter residencial que forman parte de la cartera de servicios sociales especializados en el ámbito de la inserción social. El programa Liza pretende, inicialmente, mejorar la respuesta de los servicios sociales residenciales a las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social. Ello pasará en muchos casos por la existencia de servicios específicos para dicha población pero no se excluye, como se verá, que las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social puedan beneficiarse de servicios que no sean específicos o exclusivos para ellas. Por ello Liza se establece, en primera instancia, como un programa que pretende impulsar y coordinar viviendas tuteladas para personas drogodependientes en situación de riesgo o exclusión social, sin excluir, desde luego, el impulso de dinámicas de coordinación en las que se involucren otros programas o centros no residenciales de incorporación social que también forman parte de la cartera foral de servicios sociales especializados en el ámbito de la inserción social. Estas viviendas tuteladas, con orígenes y enfoques diversos, se conciben, en general, como espacios de vida que pueden ayudar a la persona a replantearse y reorientar su proyecto y su trayectoria personal. Por eso el acompañamiento social es el nervio central de su funcionamiento, por más que dicho acompañamiento se de en un contexto en el que resultan también fundamentales las prestaciones de alojamiento. Más que un lugar físico, que lo es, la vivienda tutelada se convierte en un espacio afectivo y referencial para la persona, incluso cuando ya no vive en ella. Es un lugar donde la persona se siente acogida y acompañada de forma integral o global y dónde puede construir alianzas y compromisos que le ayuden a salir adelante. Las viviendas tuteladas se conciben como un espacio complementario con el tratamiento de la drogadicción, sin el cual entendemos que estos servicios residenciales ofrecidos por el sistema de servicios sociales no tienen sentido. Las viviendas tuteladas son espacios educativos, con la exigencia que ello comporta, con la asunción de compromisos por parte de la persona usuaria y de quien presta el servicio, compromisos que permiten que la persona vaya desarrollando competencias, construyendo vínculos, ordenando y gestionando cada vez mejor su vida. En el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia entendemos que los servicios residenciales para la inserción social se clasifican, fundamentalmente, en función de la intensidad del apoyo que brindan a sus usuarias y

9 Liza: Intervención social especializada con personas drogodependientes usuarios. La intensidad del apoyo viene dada, en términos generales, por la duración en horas del acompañamiento social (en general de la atención directa) y la cantidad y complejidad de otras prestaciones que se brindan a las usuarias y usuarios. Específicamente en el caso de las viviendas tuteladas se distingue entre baja, media y alta intensidad de apoyo. Así, las viviendas tuteladas (o, en su caso, pisos tutelados) de baja intensidad de apoyo están dirigidas a personas con baja necesidad de apoyo para la gestión autónoma y el mantenimiento adecuado de su vida en el hogar y, en general, baja necesidad de acompañamiento social en su proceso de inserción. El número de plazas en este tipo de servicio residencial será mayor de dos y menor de 10. La ratio en cuanto al personal de atención directa será de 0,07. No es necesaria la disponibilidad de personal las 24 horas del día. Las viviendas tuteladas (o, en su caso, pisos tutelados) de media intensidad de apoyo están dirigidas a personas con media necesidad de apoyo para la gestión autónoma y el mantenimiento adecuado de su vida en el hogar y, en general, media necesidad de acompañamiento social en su proceso de inserción. El número de plazas en este tipo de servicio residencial será mayor de dos y menor de 10. La ratio en cuanto al personal de atención directa será de 0,20. Aunque no esté presente siempre necesariamente, hay personal de atención con disponibilidad las 24 horas del día. Las viviendas tuteladas (o, en su caso, pisos tutelados) de alta intensidad de apoyo están dirigidas a personas con alta necesidad de apoyo para la gestión autónoma y el mantenimiento adecuado de su vida en el hogar y, en general, alta necesidad de acompañamiento social en su proceso de inserción. El número de plazas en este tipo de servicio residencial será mayor de cinco y menor de 10. La ratio en cuanto al personal de atención directa será de 0,90. Hay personal de atención presente las 24 horas del día (y, por tanto, necesariamente, una estancia para el personal). Dentro del programa Liza existen viviendas tuteladas de alta y media intensidad de apoyo y, en el futuro puede haber también viviendas de baja intensidad de apoyo. Se considera que en el caso de las viviendas de baja intensidad de apoyo cabría que no fueran específicas para personas drogodependientes. El proceso y los agentes de intervención La puesta en marcha del programa Liza se ha beneficiado de la previa creación, en el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia, de una Unidad de Valoración Psicosocial por la que pasan todas las personas candidatas a ocupar una plaza en una vivienda tutelada para personas en situación o riesgo de exclusión social (u otros servicios o programas ofrecidos por la Administración foral). Ello ha hecho que se modifique el sistema de funcionamiento anterior en el que dicha valoración inicial era realizada por las propias entidades gestoras de las viviendas. Para la valoración de las situaciones individuales y planificación de la intervención, como lenguaje y formato común, se utiliza la herramienta de diagnóstico (e intervención) social en cuya preparación por parte del Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno Vasco se ha colaborado desde el Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia. En dicha herramienta se toma en cuenta un amplio conjunto de variables relativas a la situación económica o laboral de las personas, a sus capacidades, a su condición de salud o a la fortaleza de su red familiar de apoyo, entre otras. La puesta en marcha del programa Liza está suponiendo, también, modificar las relaciones entre el ámbito de los servicios sociales y los entornos desde los que suele derivarse a las personas para que utilicen las viviendas tuteladas (también denominadas, en algunos casos, como pisos de acogida o pisos de inserción), tales como los centros de salud mental, los módulos de atención psicosocial o los centros homologados de tratamiento de personas toxicómanas. Desde los servicios sociales se está trabajando con estos centros y, más allá, con el ámbito sanitario, con el ámbito penitenciario, con los servicios sociales de base o con otros agentes para que conozcan y utilicen esta nueva forma de funcionar.

10 Cuadernos sobre servicios sociales especializados e inserción social Consideramos que esta manera de trabajar está permitiendo un uso más adecuado, eficaz y eficiente de la red de servicios. Lógicamente, este cambio puede haber tenido o tener repercusiones no tan positivas que hay que analizar y corregir. Así, por ejemplo, anteriormente la relación entre el personal de las entidades y las personas que se acercaban a ellas era más directa y ahora, el establecimiento de nuevos trámites anteriores al ingreso en la vivienda puede disuadir a algunas personas de utilizarlas pese a necesitar el servicio. Entendemos que hay que ir entrando en la nueva dinámica sin perder, en ningún caso, la especificidad, frescura, calor, proximidad, accesibilidad y flexibilidad de cada una de las entidades y servicios. Estamos organizando el mapa de este tipo de recursos en Bizkaia y ello puede tener también repercusiones, en el futuro, a la hora de empoderar a las usuarias y usuarios en la medida en que sea más transparente y accesible la información sobre los servicios disponibles. Un mapa que haga posible una variedad de trayectorias, con diferentes ritmos y metas. El programa Liza se apoya, también, en políticas compartidas de profesionalización de las entidades y de mejora de las condiciones laborales en el ámbito de los servicios sociales especializados para la inserción social, sin desdoro, sino todo lo contrario, de la importante aportación del voluntariado en las entidades sociales. Creemos que es de justicia reconocer el esfuerzo de las entidades del tercer sector en lo que tiene que ver con la gestión de su capital humano, aspecto clave para responder a los retos de la profesionalización de su labor siendo, a la vez, fieles a sus señas de identidad. En cualquier caso se considera que un elemento clave del programa es la coordinación entre las entidades gestoras de las diferentes viviendas tuteladas y de éstas con el Servicio de Lucha contra la Exclusión del Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia. En ocasiones nos ha sorprendido hasta qué punto había y en ocasiones sigue habiendo un desconocimiento recíproco entre agentes que vienen trabajando desde tiempo atrás en un ámbito social, profesional y territorial relativamente pequeño. El programa Liza está siendo ocasión para encontrarnos y compartir visiones, criterios, perspectivas y propuestas. Nos atrevemos a decir que, hasta el momento, éste puede estar siendo el fruto más importante del programa, por su repercusión en la mejora de la atención a nuestras usuarias y usuarios. El programa Liza, por otra parte, representa un mayor compromiso de la Administración pública, no sólo en la financiación de los procesos de intervención social sino en la aportación directa, con su propio personal, de valor añadido en diferentes eslabones de ese proceso de intervención, como son el diseño del programa, la tramitación de las solicitudes, la adjudicación de las plazas a las personas usuarias, el seguimiento de los procesos de intervención, la coordinación de la gestión del programa y su evaluación. Igualmente es fundamental la coordinación entre las viviendas tuteladas y el resto de agentes relacionados y, en particular, los centros de tratamiento de las drogodependencias. En la medida en que aumente el conocimiento y reconocimiento recíproco entre los diferentes agentes estaremos mejorando el diseño y la realización del itinerario que ofrecemos a las personas, disminuyendo el número de derivaciones inadecuadas o fracasadas. Ello permitirá también ir mejorando el diseño de las políticas públicas relacionadas con la atención a las personas drogodependientes en situación de riesgo o exclusión social. Hemos de señalar, también, que una parte significativa de las personas usuarias de las viviendas tuteladas del programa Liza, lo son en el contexto de un cumplimiento alternativo de penas. Esta situación se da a partir del compromiso de una persona drogodependiente encarcelada para continuar su tratamiento fuera de la prisión, con los apoyos necesarios, entre ellos, el de los servicios sociales y, específicamente, el de una vivienda tutelada. El programa Liza, desde nuestro punto de vista, contribuye, entre otras cosas, a hacer visible el valor añadido que los servicios sociales aportan a la calidad de vida de las personas drogodependientes en situación o riesgo de exclusión social. Entendemos que no hay una subordinación del tratamiento terapéutico a la intervención social ni de la 10

11 Liza: Intervención social especializada con personas drogodependientes intervención social al tratamiento terapéutico: son procesos complementarios y han de ser sinérgicos. Evaluación del programa Liza El programa Liza tiene previstas evaluaciones anuales utilizando indicadores de cobertura, de cumplimiento de objetivos y de satisfacción, tanto en lo que se refiere a las entidades gestoras como a las personas atendidas. En este sentido, cabe decir que está en proceso la evaluación general de la actuación desarrollada en 2006, pudiendo adelantar que en dicho año fueron atendidas 127 personas de las que 31 permanecían el 31 de diciembre. De las personas que causaron baja, en el 64,58% de los casos se cumplieron, total o parcialmente, los objetivos propuestos en el plan individual de atención o plan de intervención. Por otro lado, recientemente se ha pasado a los usuarios y usuarias del programa una encuesta de satisfacción en la que se pedía que valorasen en una escala de 1 a 5 diversos aspectos. La media de satisfacción se sitúa en una puntuación de 3,61. El aspecto mejor valorado fue la relación con los compañeros, con una nota media de 4,28, mientras que el peor valorado fue la claridad de las cartas que reciben de la Diputación Foral de Bizkaia, que obtiene una nota media de 2, Tu habitación 2.- El espacio que tienes para guardar tus cosas 3.- El baño 4.- Los espacios comunes (la sala, el comedor) 5.- La comodidad del piso en general 6.- La acogida que tuviste al llegar al piso por parte de tus compañeros 7.- La relación con los compañeros de piso 8.- La acogida que tuviste al llegar al piso por parte de las/los educadoras/es 9.- La relación con las/los educadoras/es 10.- La forma en la que se resuelven los conflictos 11.- Las actividades que se organizan 12.- La utilidad de tu estancia en el piso para tu futura integración 13.- La claridad de las cartas que recibes de la Diputación Foral de Bizkaia M.- Media Mirando hacia el futuro Liza es un programa que está empezando. No por ello, sin embargo, hemos desechado la idea de hacer este cuaderno, precisamente para compartir los planteamientos y los hallazgos que estamos realizando en el comienzo de nuestra andadura y poder también recibir, de quien lea el cuaderno, sugerencias o aportaciones para irlo completando, desplegando y mejorando. Terminamos el cuaderno haciendo referencia a los retos que tanto la Diputación Foral de Bizkaia como las entidades que colaboran en el programa entendemos que tenemos de cara al futuro en el marco del programa Liza. El primero de los retos es el de incorporar en mayor medida a la dinámica del programa Liza no sólo a las viviendas tuteladas sino también a los centros (no residenciales) de incorporación social (o 11

12 Cuadernos sobre servicios sociales especializados e inserción social centros de día) y también a otros programas como los de inserción o reinserción de personas drogodependientes o determinados dispositivos de carácter sociosanitario para esta población. Otro de los retos es el de la planificación individualizada de la intervención y el de la participación de la persona usuaria en dicha planificación. Queremos que cada persona usuaria cuente con un único plan de intervención desde el sistema de servicios sociales en el que una parte importante, pero no única, sea la que se realiza desde la vivienda tutelada. Por otra parte queremos que la persona usuaria tome cada vez más parte en el diseño de la intervención y pueda ejercer cada vez más su capacidad de elección. drogodependientes sin hogar en situación grave de marginación, las personas alcohólicas con problemas de demencia y las personas que, por sus especiales características o deterioro, precisan de un acompañamiento a lo largo de toda su vida. Queremos, por otro lado, hacer cada vez más fluida y más intensa la relación entre los diferentes agentes de intervención, tanto los que forman parte del sistema de servicios sociales como los que forman parte de otros sistemas. Liza es un paso de trabajo en red que hay que seguir potenciando y facilitando a través de sistemas de gestión de la información y de gestión del conocimiento que eliminen trabas burocráticas y aumenten el valor añadido de los procesos llevados a cabo por cada uno de los agentes. Ello es especialmente necesario en el caso de intervenciones complejas en las que toma parte el sistema de servicios sociales, el sanitario, el judicial y penal Nuestra experiencia es que hay que potenciar simultáneamente la claridad en la identidad y los limites de cada sistema y la intercomunicación entre ellos a todos los niveles de responsabilidad e intervención. Los datos de alta ocupación de los pisos y las impresiones que vamos compartiendo en las reuniones de seguimiento del programa Liza nos transmiten una primera impresión positiva de la experiencia. En todo caso, como se ha mencionado anteriormente, tenemos en marcha una evaluación general del programa cuyo resultado esperamos nos ayudará a mejorar. Para terminar, diremos que siempre nos queda la inquietud acerca de necesidades o perfiles de personas que no están siendo suficientemente atendidas. Tal es el caso, por ejemplo, de las personas 12