1. Algunas consideraciones previas en torno a los desafíos de la articulación institucional entre el sector público y privado

Transcripción

1 PROMOVIENDO EL TRABAJO DECENTE A TRAVES DE LA RESPONSABI- LIDAD SOCIAL EMPRESARIA. APORTES A LOS OBJETIVOS DEL DESA- RROLLO MEDIANTE UNA EXPERIENCIA EXITOSA DE SINERGIA PUBLI- CO-PRIVADA 1. Algunas consideraciones previas en torno a los desafíos de la articulación institucional entre el sector público y privado Las empresas se desenvuelven hoy en entornos cada vez más globales y complejos, en los que no son sólo objeto de presiones competitivas, sino también de crecientes demandas sociales y ambientales por parte de los gobiernos y grupos de la sociedad civil interesados en su accionar. Las políticas de responsabilidad corporativa llevadas adelante constituyen una respuesta estratégica del sector privado mundial a los desafíos planteados por la globalización. El cambio en la concepción del rol de la empresa en la sociedad que la RSE supone, se funda en el mensaje central del desarrollo sostenible, cuya tesis principal sostiene que los objetivos del crecimiento económico, la cohesión social y la protección del medio ambiente se hallan intrínsicamente relacionados. Reconocer las implicancias concretas de este postulado permite avanzar en la superación de la falsa dicotomía habitualmente esgrimida, entre objetivos individuales y sociales, posibilitando la visualización de áreas de superposición y la formulación de modalidades innovadoras de cooperación entre las empresas, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil. Una derivación de estos enunciados consiste en afirmar la necesidad de instituciones sólidas y eficaces para la constitución de mercados sólidos y eficientes. Como recientemente lo ha señalado la OIT 1, la promoción de empresas sostenibles sólo es posible en la medida que se encare una decidida política de fortalecimiento de los sistemas de gobernanza que enmarcan la actividad empresarial. Creemos que en el adecuado entendimiento de estos procesos se localiza el punto de partida más acertado para reflexionar sobre las potencialidades de la responsabilidad social empresaria. Si bien los principios generales de la misma han quedado plasmados en un conjunto acotado de instrumentos internacionales e iniciativas voluntarias tales como la Declaración Tripartita de la OIT, las Directrices de la OCDE y el Pacto Global, para citar sólo los más difundidos, no debemos olvidar que se trata de una noción eminentemente dinámica que reviste significados dispares según el momento y el lugar de su aplicación. Un examen ligero de la práctica internacional demuestra que los contenidos de la RSE no son idénticos en todos los países del mundo, adecuándose, en la mayoría de los casos, a las necesidades particulares de los procesos de desarrollo nacional, y a los objetivos individuales de los grupos locales interesados, sean estos gobiernos, empresas, sindicatos u organizaciones de la sociedad civil. Esta adaptación de los principios de la RSE a las condiciones específicas en las que se desenvuelven las naciones explica el hecho de por qué en la Argentina los contenidos ligados a la dimensión laboral han ido ocupando un lugar estratégico en la agenda pú- 1 OIT: La promoción de las empresas sostenibles. Conferencia Internacional del Trabajo, 96º reunión, Ginebra,

2 blica, en consonancia con la centralidad otorgada a la cuestión del trabajo en la definición de las políticas nacionales de desarrollo económico y social. Esta convergencia en el diagnóstico es algo que puede ser discernido en el giro discursivo producido en los últimos años, no sin matices, por parte de los principales actores económicos y de sus centros de pensamiento más representativos. La promoción del trabajo decente a través de la responsabilidad social de la empresa, y su articulación con los objetivos de las políticas públicas, constituye hoy uno de los retos más importantes en el relacionamiento del sector público y privado, con perspectivas mutuamente enriquecedoras. Es relevante, al respecto, el creciente consenso que en los ámbitos políticos y empresariales argentinos tiene la idea de que las organizaciones que implementan prácticas corporativas responsables, de respeto a los derechos humanos, de promoción de condiciones de trabajo dignas y seguras y de protección del medio ambiente, contribuyen al logro de las metas económicas, sociales y ambientales de los gobiernos, sin obviar el indudable aporte dado a la gestación de mercados más sustentables, estables e inclusivos. Por otro lado, también se incrementa el acuerdo en torno al papel del sector público como promotor de la responsabilidad corporativa, y de los efectos benéficos que tales acciones tienen sobre la competitividad empresaria. Una orientación clave aquí consiste en generar condiciones propicias para que los temas de la RSE puedan ser adecuadamente debatidos y conocidos por el conjunto de la sociedad, lo que implica, sin duda, un considerable esfuerzo de sensibilización y comunicación. Alternativas más ambiciosas apuntan a consolidar experiencias de articulación de políticas gubernamentales con acciones de responsabilidad corporativa en temas claves de la agenda pública social, laboral y ambiental, los que no pueden ser escindidos tal como experiencia indica. La experiencia internacional ha dado sobradas muestras de que las iniciativas de colaboración entre el sector público y privado ofrecen mayores oportunidades para la promoción de la innovación y el desarrollo sustentable de lo que podrían lograr los empresarios actuando de manera independiente. En la figura 1 se describen esquemáticamente las zonas de convergencia entre los objetivos de las políticas públicas laborales y los objetivos empresariales en esta materia. Figura 1 2

3 2. La Iniciativa de Responsabilidad Social y Trabajo Decente del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Argentina La Iniciativa de Responsabilidad Social y Trabajo Decente, puesta en marcha en enero del 2006 por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, constituye una idea innovadora de gestión de lo público que encuentra su diseño estratégico en esta comprensión de las potencialidades de la colaboración institucional. Se trata en breves líneas de una experiencia de sinergia público-privada destinada a promover la cultura del trabajo decente en la Argentina, a través de la articulación de esfuerzos con 100 empresas líderes y organismos del Sistema de Naciones Unidas con interés en promover los principios y derechos fundamentales del trabajo. Centrada sobre los principales temas de la agenda laboral definida por el Gobierno Argentino, la Iniciativa de Responsabilidad Social y Trabajo Decente busca contribuir a la concreción de los objetivos estratégicos del Ministerio de Trabajo, mediante el diseño, formulación y ejecución de proyectos público-privados de responsabilidad social, dirigidos a potenciar el desempeño de los programas y de los planes de acción instrumentados. Sintéticamente, la figura 2 ilustra la correspondencia establecida entre los temas de la agenda laboral, las políticas del Ministerio de Trabajo y las acciones ejecutadas durante los últimos dos años por la iniciativa en cuestión. Figura 2 Más allá de la formulación conceptual puesta en juego, conviene señalar que buena parte de la eficacia lograda radica en las características y valores del proceso de trabajo emprendido desde el inicio mismo. Un elemento determinante en ese sentido fue, sin lugar a dudas, la sostenida participación del sector empresario, académico y de los 3

4 organismos internacionales convocados, representados en cada caso por sus máximos niveles de dirección. El soporte organizativo sobre el cual se monta la iniciativa lo constituyen las denominadas Mesas Técnicas Empresarias, organizadas en base a los temas de agenda más arriba especificados y como instrumentación del espacio público-privado mediante una convocatoria abierta y voluntaria de concurrencia permanente. Los participantes, primeros niveles técnicos de las empresas y funcionarios del Ministerio de Trabajo, asisten en representación de sus organizaciones a las reuniones que se celebran periódicamente en las oficinas del Ministerio. En ellas se presentan inquietudes y problemáticas que se debaten hasta consensuar líneas de acción conjuntas en distintos campos programáticos. Esta dinámica de encuentros ha dado lugar a un interesante proceso de retroalimentación entre directivos empresariales y funcionarios públicos, en donde el aporte de los académicos especialmente convocados ha cumplido también un importante papel. Principales resultados obtenidos La promoción de buenas prácticas, la apertura al debate y la generación de convenios con las empresas son sólo los primeros pasos estratégicos que se están dando en esta materia. Tras dos años de gestión algunos logros merecen ser especialmente destacados: La puesta en marcha de una Red de Empresas denominada Jóvenes con Futuro, destinada a brindar oportunidades de prácticas laborales calificantes a jóvenes sin estudios secundarios de sectores sociales desfavorecidos. A menos de un año de la firma del Convenio Nº 164/06 ya son jóvenes los que participan en este proyecto. El desarrollo de dos herramientas de trabajo con el objetivo de promover una gestión sustentable en la cadena de valor de las líderes participantes: - Principios Fundamentales para una Gestión Responsable en la Tercerización y Subcontratación. - Pautas para promover el cumplimiento de Obligaciones Laborales y Previsionales en la Cadena de Valor. La ejecución de los compromisos adquiridos a través de la celebración del Convenio de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, destinado a crear conciencia y a dar respuesta a una problemática que afecta al niño, su familia y su comunidad. La generación de un ámbito permanente de diálogo tripartito destinado a enriquecer la negociación colectiva con nuevos contenidos, tales como: políticas conjuntas de capacitación activa, mapas ocupacionales destinados a articular la formación profesional programada con los requerimientos del mercado, y medidas de equiparación personal y profesional en pos de la igualdad de oportunidades en el empleo. La confección de un Banco de Buenas Prácticas de Responsabilidad Social Empresaria en la Dimensión Laboral, destinado a recopilar, comunicar y transferir experiencias privadas de creación y promoción de trabajo decente. 4

5 Pero el logro más demandado por los actores sociales radica en la institucionalización de este espacio lo que se alcanzó mediante la reciente firma de los Compromisos sobre Responsabilidad Social Empresaria para la Promoción de Trabajo Decente por parte de 100 empresas líderes, con el patrocinio de la CEPAL, el PNUD y la OIT, agencias éstas del Sistema de Naciones Unidas constitutivas del Pacto Mundial en la Argentina. En tal instrumento las empresas y asociaciones firmantes se comprometen a diseñar e implementar programas de acción relativos al desarrollo de una cultura de la responsabilidad social y el trabajo decente, que incluye, entre otros aspectos, la promoción del empleo de calidad, la capacitación laboral, la prevención para la erradicación del trabajo infantil, la inclusión de grupos vulnerables y el fomento de instancias de diálogo social. El Ministerio de Trabajo se compromete, por su parte, a profundizar los programas desarrollados en este marco, asumiendo el compromiso de articular con otras áreas gubernamentales con el fin de favorecer la replicabilidad de la iniciativa; y a reconocer públicamente las acciones que desarrollen las empresas suscriptas, mediante el llamado a concurso de proyectos innovadores, con el objetivo de sensibilizar y reconocer las prácticas empresariales en favor del respeto de los derechos laborales. 3. Perspectivas futuras de la articulación institucional del sector público y privado en el cumplimiento de los objetivos del desarrollo La Iniciativa de Responsabilidad Social y Trabajo Decente ha dado pasos iniciales, aunque significativos, en la vasta tarea de coordinar los esfuerzos institucionales dirigidos a la instalación de una cultura del trabajo digno en la Argentina. Se abre tras su reciente institucionalización una nueva etapa de consolidación. El sostenimiento de los proyectos público-privados puestos en marcha a lo largo de los últimos dos años, la profundización de los mismos, y la eventual adhesión de nuevas empresas interesadas en formar parte de esta convocatoria, incluídas su cadena de valor, constituye un desafío sumamente importante. La creciente necesidad de contar con un sistema de información actualizado sobre las diversas prácticas empresariales vuelve también necesaria la labor de desarrollar aún más el incipiente banco de buenas prácticas constituído. Una recopilación más exhaustiva de las experiencias innovadoras en la materia, no necesariamente circunscripta a la esfera laboral, constituye una línea de trabajo que seguramente deberá ser profundizada en los próximos años. La difusión de las acciones privadas socialmente responsables es un objetivo relevante, pero son las posibilidades de replicabilidad de estas experiencias, especialmente entre pequeñas y medianas empresas, el verdadero propósito de tales políticas de acompañamiento. Se hace evidente el papel estratégico de la cadena de valor como vehículo de transmisión de los contenidos de la responsabilidad social. Sin embargo, queda mucho por hacer en la generación de mayor confianza entre las empresas de proveedores y subcontratistas y las compañías líderes, así como entre aquellas y los organismos públicos. Dos orientaciones claves son las dirigidas a brindar asistencia para la formación de proveedores y subcontratistas, y las destinadas a instrumentar mecanismos de diálogo entre 5

6 éstas y las líderes respecto de temas como la formación profesional, la incorporación de jóvenes y grupos vulnerables, la previsibilidad en la contratación, la formalización de las relaciones laborales y comerciales, el cuidado del medio ambiente, como así también la generación de valor agregado compartido. Diversas lecciones pueden extraerse de la ejecución de esta iniciativa, en el que los aprendizajes organizacionales han contribuído a formar un capital social nada despreciable. Es sabido al respecto que el establecimiento de relaciones de colaboración entre actores con acuerdos ampliamente compartidos no supone una correspondiente suspensión de las lógicas particulares. El doble principio de responsabilidad y participación que inspira la iniciativa implica un fuerte grado de enriquecimiento en la formulación y elección de las acciones a adoptar en forma conjunta. Ello le otorga un carácter eminentemente estratégico al respeto de opiniones contrapuestas y a la búsqueda de consensos. 6