La microbiota intestinal y la diabetes.

Transcripción

1 La microbiota intestinal y la diabetes. Saludos de nuevo desde Boston, En la segunda jornada del congreso de la ADA ha destacado un simposio sobre el papel que la microbiota juega en la aparición y evolución de la diabetes. Es importante recordar que en los humanos el 90% de las células de nuestros cuerpos no son células humanas, sino bacterias que colonizan nuestro intestino. La microbiota intestinal está compuesta por centenares de especies de bacterias distintas. En cada individuo la composición de la microbiota es diferente. Esta composición viene determinada por la flora intestinal que recibimos al nacer, y que se ve modificada por nuestros hábitos alimentarios. Pero además, la composición de la microbiota puede verse alterada en distintas situaciones patológicas, lo que ha generado un gran interés en la comunidad científica. Así pues, la microbiota se ha convertido en una diana potencial de intervención terapéutica, así como en un nuevo filón de negocio en la industria alimentaria. Conocemos como productos probióticos aquellos que contienen microorganismos vivos mientras que los productos prebióticos son tipos especiales de fibra alimentaria que estimulan el crecimiento de determinadas clases de bacterias del colon. La aparición de nuevas técnicas de secuenciación masiva de DNA permite poder identificar las especies que se encuentran en la microbiota de cada individuo, y relacionar esta composición con distintos estados patológicos. La principal forma que tenemos para identificar la presencia de las distintas especies de procariotas es mediante la secuenciación de la subunidad 16S del RNA ribosomal. El doctor David Endesfelder ha presentado un estudio basado en la identificación del microbioma en la diabetes de tipo 1. Su grupo ha analizado la microbiota de niños a los 6 meses de edad. Han seleccionado esta edad porque es previa al pico de autoinmunidad que se produce a los 9 meses. Para ello se seleccionaron niños que tenían susceptibilidad genética a desarrollar diabetes de tipo 1. El objetivo era identificar si se producen cambios en la microbiota antes de este pico en niños que desarrollan la diabetes en comparación con niños que no la desarrollan. A partir de un complejo análisis estadístico, han identificado 3 distintos componentes de grupos de géneros de bacterias cuya prevalencia va cambiando durante los primeros meses de edad y han encontrado que uno de estos

2 componentes presenta un cambio en la composición de especies en niños que acaban desarrollando diabetes de tipo 1. Por otro lado, el doctor Patrice Cani ha realizado una interesante revisión del papel de la microbiota en la diabetes de tipo 2. Se sabe que el consumo de prebióticos tiene un efecto protector sobre la resistencia a la insulina. Y eso lleva a preguntarnos: cómo pueden las bacterias de nuestro intestino influir en la capacidad de acción de la insulina? Los estudios del Dr. Cani han demostrado que los prebióticos incrementan la producción de GLP-1 endógeno por las células L presentes en el epitelio intestinal, las cuales son células endocrinas responsables de la producción y liberación de incretinas después de una comida. De hecho, este incremento correlaciona con la producción de ácidos grasos de cadena corta, abreviados como SCFA. Entre estos encontramos el butirato o el propionato. Estas moléculas son productos del metabolismo de las bacterias que se encuentran en el intestino.

3 Y aquí surge una pregunta muy interesante: como estos SCFA influyen en la producción de GLP-1? Los estudios sugieren que estos compuestos favorecerían la liberación de GLP-1 Pero además, han demostrado un incremento del número de estas células L. Este incremento podría deberse a una inducción de la diferenciación de células L, ya que se inducen los genes que gobiernan la generación de estas células, y que muy interesantemente corresponden a genes que también están implicados en la generación de las células beta durante el desarrollo. Entrando ya en detalle en la composición de la microbiota, una de las especies más incrementadas (más de 100 veces) en ratones a los que se administraron prebióticos es Akkermansia muciniphila. Los resultados sugieren que esta especie es responsable de la liberación de mayores cantidades de SCFAs, por lo que podría tener un papel clave en el efecto protector de las prebioticos sobre la diabetes de tipo 2 a través de GLP-1.

4 Pero además, una menor presencia de Akkermansia muciniphila está asociada con una alteración del epitelio intestinal que favorece la existencia de una inflamación de grado bajo (o low-grade inflammation), pero que al ser sistémica, puede influir en la inflamación de otros órganos como por ejemplo del tejido adiposo, que se ha relacionado con estados de resistencia a la insulina. Finalmente, han identificado un nuevo papel para un enzima que podría estar implicado en los efectos beneficiosos de los prebióticos. Se trata de la fosfolipasa D de N-acil-fosfatidiletanolamina, abreviada como NAPE-PLD. Esta fosfolipasa hidroliza fosfolípidos de membrana, generando endocanabinoides. Se interesaron por esta proteína porque encontraron que la administración de la bacteria Akkermansia muciniphila en ratones incrementa los niveles del endocanabinoide oleoil-etanolamina (OEA) y de su receptor GPR119, incrementos que han sido asociados con una mayor producción de GLP-1. El grupo del Dr. Cani ha demostrado que la eliminación genética de la NAPE-PLD específicamente en las células epiteliales del intestino mediante un sistema Crelox dirigido por el promotor de la vilina incrementa los desórdenes metabólicos inducidos por una dieta rica en grasa.

5 Así pues, para concluir, los datos presentados hoy indican que hay que seguir investigando en el papel que la flora intestinal juega en la aparición y la evolución de la diabetes tanto de tipo 1 como de tipo 2. En el turno de intervenciones del público se ha constatado que existe aún una gran disparidad en los resultados, sobre todo con los relacionados con la diabetes de tipo 1. La forma de recoger las muestras, su manipulación posterior y sobretodo el análisis estadístico de los resultados parecen ser las causas de esta disparidad. En cambio, cada vez es más contundente el papel que la microbiota juega en la resistencia a la insulina y la diabetes de tipo 2. Por lo tanto, en nuestras dietas no sólo hay que tener en cuenta las calorías de los alimentos que ingerimos, sino también su composición, ya que ésta influye en la composición de la microbiota, así como otros factores que pueden modificarla como el consumo de antibióticos o alcohol.