Participación y Violencia RESUMEN EJECUTIVO Y CONCLUSIONES. Participación y Violencia RESUMEN EJECUTIVO Y CONCLUSIONES

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2 Save the Children Suecia 2008 Coordinadores Responsables: Mónica Alcedo - Gaby Reyes - Gina Solari - Ricardo Souza Responsable de la investigación: Bart Tilkin Diagramación: Shinny Montes Corrección de estilo: Luis Miguel Espejo Edición: Mónica Kuljich N. del E.: Esta es una versión resumida del estudio Promoción de la participación protagónica y significativa de los niños, niñas y adolescentes expuestos a la violencia y comprende solo el resumen ejecutivo y las conclusiones, recomendaciones y estrategias del mismo.

3 Participación, ciudadanía, gobierno y derechos La participación está relacionada con la ciudadanía, el gobierno y los derechos. El gobierno se refiere a la toma de decisiones y la ciudadanía, a la participación significativa y plena en la discusión pública y en la toma de decisiones. La participación es un derecho fundamental para el cumplimiento de los otros derechos que, a su vez, son garantías fundamentales para el bienestar de una persona y de la sociedad en su conjunto. Los niños y adolescentes son sujetos de derechos y su participación es un proceso continuo por el cual se expresan e implican de manera activa en la toma de decisiones sobre todas aquellas cuestiones que los afectan. En una lectura sistemática y dinámica, la participación es uno de los cuatro derechos básicos contenidos en la Convención sobre los Derechos del Niño, junto a los derechos a la nodiscriminación, a la vida y al desarrollo y a la protección, todos ellos interrelacionados. El Estado es el principal garante de los derechos del niño, pero también son responsables los padres, las ONG, las empresas y los mismos niños y adolescentes. Apostar por los derechos de los niños y adolescentes significa fomentar su ciudadanía y su bienestar. Breve contextualización de tres formas de violencia contra niños y adolescentes El castigo físico y humillante es una forma de violencia contra los niños y adolescentes y constituye una violación de su derecho a la dignidad e integridad física. Esta vulneración incrementa la violencia en la sociedad y la legitima ante los ojos de las siguientes generaciones. Los niños y adolescentes se ven privados de su ciudadanía plena cuando la sociedad acepta los golpes como un método válido para criar a sus miembros más pequeños y vulnerables. El castigo físico y humillante es un abuso de poder y los padres, profesores y cuidadores deben aprender a ejercer autoridad sobre los niños y adolescentes utilizando formas no violentas y favoreciendo una crianza positiva. Esta forma de violencia tiene consecuencias físicas y psicosociales muy serias para los niños y adolescentes afectados. El abuso y explotación sexual se descompone en ESCI (explotación sexual comercial infantil) y abuso sexual infantil: si bien la ESCI es una subcategoría del abuso sexual infantil, ambas formas implican una invasión física y psicológica para la víctima, así como una ruptura de la confianza que genera consecuencias profundas y difícilmente superables. El abuso sexual infantil es una de las peores formas de violación de los derechos del niño e igualmente puede provocar daños físicos y psicológicos irreversibles, incluso la muerte. Los niños y adolescentes

4 pueden sufrir abuso sexual infantil en el seno familiar y en la comunidad local, y también abusos por parte de sus pares. Las niñas son más vulnerables que los niños y por ello es necesario considerar aspectos de género cuando se elaboran intervenciones para combatirlo. Los niños y adolescentes sufren ESCI a través del tráfico de menores, el turismo sexual, la pornografía y la industria del sexo. También sufren abusos y explotación durante las guerras y en calidad de refugiados, en el entorno educativo, en el trabajo, en las calles, en ambientes religiosos, al realizar actividades de ocio, en las prisiones e incluso en los servicios de cuidado y protección. Otros grupos especialmente vulnerables al abuso sexual infantil y ESCI son los niños y adolescentes con discapacidad y particularmente aquellos con discapacidad auditiva pues esa limitada capacidad de comunicación es también una limitación para la denuncia. Asimismo, los niños y adolescentes pobres son más vulnerables de ser explotados sexualmente a cambio de retribuciones económicas. Los niños y adolescentes sexualmente explotados sufren además otros tipos de violencia por parte de proxenetas y clientes. Un factor determinante en el fenómeno del abuso sexual infantil es la cultura de la sociedad, pues justifica el abuso o dificulta la denuncia en contextos particulares de honor familiar, virginidad, matrimonios precoces, etcétera. Por último, el origen de las organizaciones juveniles con carácter violento es fruto de una compleja interacción de factores. Estas organizaciones parecen proliferar en los lugares donde se ha desintegrado el orden social establecido y donde no existen formas alternativas de comportamiento cultural compartido. Los niños y adolescentes involucrados en la violencia armada organizada presencian tortura y asesinato, lo que provoca insomnio, pesadillas, traumas, un miedo aterrador y constante. Pero también genera una habituación a la violencia. Ellos suelen tener una actitud fatalista hacia sus propias vidas, lo que los conduce a vivir una vida al margen de la moral con excesos de alcohol, drogas, sexo, armas, fiestas y adrenalina. Marco legal internacional Aunque la palabra participación no aparece como tal en la Convención, el Artículo 12 determina, por un lado, el derecho de los niños y adolescentes de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que los atañen y, por otro lado, el derecho a ser escuchados en los procedimientos judiciales o administrativos que los afecten. Esta segunda estipulación es muy importante para el caso de la violencia armada organizada, pues los niños y adolescentes involucrados están en constante conflicto con la ley. En la Convención sobre los Derechos del Niño existen otros artículos que se refieren al ejercicio del derecho a la participación, a saber, 5, 9, 13, 14, 15, 16, 17, 23, 29, 31 y 40. La Convención debe ser vista como un documento orgánico cuyo contenido es constantemente interpretado por el Comité de los Derechos del Niño y complementado con otros instrumentos legislativos.

5 Los casos de castigo físico y humillante y abuso y explotación sexual este último recibe amplia atención en un Protocolo Facultativo de la Convención 1 están bien definidos y han sido debatidos en diferentes foros. Solo el caso de la violencia armada organizada no recibe hasta ahora la atención que se merece y no existe ninguna referencia explícita en la Convención. Únicamente las Directrices de Riad, que apuntan a la prevención de la delincuencia juvenil, recalcan varios aspectos participativos importantes para los niños y adolescentes en conflicto con la ley. Participación protagónica y significativa de niños y adolescentes El título de este estudio es La promoción de la participación protagónica y significativa de niños y adolescentes expuestos a la violencia. Durante los talleres realizados para este estudio relacionamos la participación protagónica con elementos como la dignidad, el cambio en las relaciones de poder, el nuevo modelo de sociedad, el empoderamiento y la incidencia. Por otro lado, llegamos a la conclusión de que la participación significativa también está relacionada con estándares de calidad. La dignidad es un derecho fundamental y un valor intrínseco de la persona, que la posee en razón de su condición humana. Respetar la dignidad de los niños y adolescentes significa escucharlos y facilitar su participación en la toma de decisiones que los afectan, y así permitirles vivir una vida digna. Por medio de la participación protagónica, los niños y adolescentes pueden cambiar la relación de poder desigual que existe entre ellos y los adultos. En concordancia con la teoría de género, se trata de convertir esta relación basada en un poder sobre que implica dominación hacia formas más positivas como el poder para, poder de y poder con. Este último refleja el ejercicio del poder compartido con los adultos. En el nuevo modelo de sociedad al que apunta la participación debe existir una relación de poder equitativa o compartida entre niños y adolescentes y adultos, para que ellos puedan ejercer plenamente sus derechos como ciudadanos y vivir una vida digna. Por otro lado, el empoderamiento es el impacto que tiene la participación protagónica en el desarrollo personal de los niños y adolescentes. Está relacionado con la autoestima, la autonomía, las habilidades sociales, la identidad, la solidaridad, la seguridad y la dignidad. Los niños y adolescentes se apropian de elementos externos o desarrollan otros intrínsecos para promover su desempeño efectivo y eficaz en los diferentes espacios de participación. El empoderamiento también les permite identificar sus debilidades y potencialidades con el fin de manejar y aceptar las primeras y desarrollar de forma óptima las últimas. La incidencia, por su parte, se refiere al impacto social de las experiencias de participación protagónica. Está relacionada con una visibilidad positiva, la inclusión de niños y adolescentes en las 1 Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de los niños en la pornografía. 5

6 instituciones y organizaciones, el apoyo gubernamental de las iniciativas infantiles, una comunicación intergeneracional diferente y el desarrollo de mecanismos de participación en la toma de decisiones. La incidencia puede tener lugar tanto en la familia como a nivel de las políticas nacionales o internacionales. Este elemento es indispensable para que los niños y adolescentes transformen las relaciones de poder y construyan una sociedad en la cual puedan ejercer sus derechos como ciudadanos. Asimismo, la incidencia política incluye la elaboración de propuestas para exigir derechos y hacer lobby, la eliminación de políticas que los afectan, la veeduría pública y la formación de redes para conseguir un mayor impacto. Asimismo, es importante empoderar y sensibilizar a los adultos para que tomen en cuenta las opiniones de los niños y adolescentes cuando formulen políticas de infancia. El empoderamiento y la incidencia son interdependientes y se refuerzan, ya que para la incidencia son necesarias personas empoderadas, y para facilitar el empoderamiento es esencial hacer incidencia. Cada acción de incidencia tiene, además, efectos de empoderamiento en los niños y adolescentes. A través de esta interdependencia es posible conseguir un cambio en las relaciones de poder para que niños y adolescentes consigan ciudadanía plena. Es imprescindible que los mecanismos de participación aseguren una combinación de ambos procesos para lograr este protagonismo. 2 Al lado de la participación protagónica es importante manejar estándares de calidad que hagan que la participación sea significativa. Aparte de formas de pseudo-participación de niños y adolescentes como la participación manipulada, decorativa o simbólica, existen diferentes niveles de participación genuina según el grado de independencia de los niños y adolescentes en la toma de decisiones y la forma en la que colaboran los adultos. Sin embargo, debido a los efectos psicológicos en los niños y adolescentes que han experimentado situaciones violentas, es muy probable que, en estos casos, el adulto deba iniciar el proceso de participación del niño, para después darle gradualmente más autonomía. 3 Save the Children ha desarrollado siete estándares de calidad para la participación de los niños y adolescentes que consideramos para la elaboración de este estudio: 1. Un enfoque ético de transparencia, honestidad y responsabilidad. 2. Una participación apropiada y relevante de la niñez. 3. Un entorno favorecedor y amigable para la niñez. 4. La igualdad de oportunidades. 5. Un personal que trabaje con efectividad y confianza. 6. Seguridad y protección de la niñez asegurados para la participación. 7. Un seguimiento y evaluación asegurados. Aplicar estos estándares en el trabajo con niños y adolescentes expuestos a la violencia significa considerar aspectos importantes como la protección, el bienestar personal de los niños y adolescentes, el manejo de objetivos conflictivos entre adultos y niños y adolescentes, el consentimiento informado 2 Resultado de los talleres realizados con los niños y adolescentes. 3 Idem. 6

7 del niño, la confidencialidad y confianza, la claridad sobre la actividad, una eventual compensación por su participación, la inclusión y el efecto empoderador. La participación de niños y adolescentes expuestos a la violencia es importante porque así pueden explicar la complejidad de sus experiencias, sentirse más seguros para autoprotegerse y romper el silencio, visibilizar sus problemas ante la sociedad y proponer medidas disciplinarias para los agresores. El protagonismo y la protección no son antagónicos pues mientras mayor sea su protagonismo, los niños y adolescentes estarán en mejores condiciones para protegerse, cuidar de sí mismos y de sus pares y ser parte del desarrollo de su comunidad. Una participación que empodera también promueve la protección y la trasciende para convertir a los niños y adolescentes en sujetos sociales. Sin embargo, es imprescindible que esa participación sea significativa para que no exponga al niño y al adolescente a situaciones de mayor riesgo. Por eso la habilidad del adulto acompañante es clave al apoyar al niño y al adolescente en su proceso protagónico, pero asimismo debe protegerlo contra los riesgos de este proceso. Espacios, situaciones, mecanismos y metodologías de participación Este estudio distingue espacios, situaciones, mecanismos y metodologías de participación. La participación como derecho es una relación social y los espacios marcan las relaciones sociales que en ellos se dan. Se trata de espacios de construcción de la personalidad, de ejercicio y desarrollo del protagonismo. Sin embargo, la participación infantil todavía se presenta en los espacios más como una lucha que como un ejercicio cotidiano. Por ello, para incidir en los espacios es necesario definir a todos los actores que participan de ellos. La violencia intrafamiliar es difícil de detectar y de remediar por el carácter privado que tiene ese espacio. Además de perturbar la participación del niño, la violencia intrafamiliar dificulta la formación de una personalidad protagónica y facilita la reproducción de personalidades autoritarias y violentas en los niños y adolescentes. En este sentido, es notoria la importancia de una educación para padres sobre el ejercicio del poder compartido en la familia y otros espacios. También el barrio es un espacio importante de interrelación social, de producción de cultura y de desarrollo psicosocial de los niños y adolescentes, ya que muchos valores se forman allí. La escuela es el espacio idóneo para orientar a los jóvenes en la construcción de una comunidad de personas que aprendan a respetarse y reconocerse como sujetos de derechos. En varios países existen mecanismos de participación escolar institucionalizados en diferentes medidas y que en ciertas ocasiones presentan estructuras que van más allá de la comunidad escolar. Por medio de estos mecanismos, los niños y adolescentes pueden fomentar una educación que los ayude a crecer como ciudadanos y ciudadanas, como sujetos de derechos. También pueden desarrollar su proyecto personal de vida, sus habilidades y valores, experimentar la tolerancia, la resolución de conflictos, 7

8 la democracia y la participación infantil, fomentar una relación más equitativa niño-adulto, niñoniño e incidir en el currículo escolar para combatir la discriminación, el abuso y el castigo físico y humillante en la escuela. La capacitación de profesores en derechos de la niñez y en habilidades para acompañar a sus alumnos en su protagonismo es clave. La participación de los niños y adolescentes en la comunidad a nivel local, regional, nacional e internacional es también importante para convertirse plenamente en ciudadanos y ciudadanas. En el 2006, el Comité de los Derechos del Niño instó a los Estados Partes 4 a promover una institucionalización de la participación de los niños y adolescentes en políticas y la asignación de recursos para la misma; la asignación de un tipo de Defensor de los Derechos del Niño accesible para los niños y adolescentes; la participación de los niños y adolescentes en los planes nacionales de acción por la infancia, en la evaluación de la implementación de la Convención y en la revisión de leyes que los afectan; iniciativas mediáticas infantiles; la creación de parlamentos de niños y adolescentes con poder de decisión; y el fomento para la creación de organizaciones dirigidas por niños. La participación de niños y adolescentes expuestos a la violencia cambia según su situación, que define si necesitan estrategias de prevención o de atención. En el caso de la violencia armada organizada se trata más de restauración que de atención. En los casos de abuso y explotación sexual y violencia armada organizada observamos que la mayoría de los factores de riesgo de los niños y adolescentes en prevención son vulneraciones flagrantes de sus derechos y que, dentro de nuestro modelo conceptual, constituyen también obstáculos para su participación protagónica. A veces al buscar una mayor participación (menor exclusión) estos niños y adolescentes acaban siendo víctimas de abuso y explotación sexual o violencia armada organizada. A pesar de esta nueva situación de vulneración de (otros) derechos, los niños y adolescentes ven satisfechas algunas de las necesidades que tenían en su situación inicial. Para la atención, al ofrecer una salida a los niños y adolescentes ante el abuso y explotación sexual o la violencia armada organizada es importante también ofrecerles acceso a una vida distinta a su situación inicial, un contexto que respete el ejercicio de sus derechos como ciudadanos y elimine en gran parte su vulnerabilidad. Los niños y adolescentes víctimas de abuso y explotación sexual o violencia armada organizada se encuentran, además, estigmatizados por la misma sociedad que los excluyó inicialmente. Esto imposibilita aun más su participación protagónica. En el caso de la violencia armada organizada, existen muchos jóvenes que se encuentran privados de libertad, lo que se traduce directamente en una no-participación ciudadana. En este caso proponemos la justicia restaurativa como el mejor método para rescatarlos como ciudadanos y transformar el problema en una oportunidad para que el joven retome lo mejor de su condición humana. Desde la perspectiva de la participación protagónica es importante que los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual no sean considerados responsables de su situación ni los 4 Comité de los Derechos del Niño. 43 período de sesiones. Ginebra, de septiembre de

9 niños y adolescentes expuestos a la violencia armada organizada sean vistos como victimarios. Sin embargo, tampoco se les puede considerar meras víctimas que no han tomado ninguna decisión previa a llegar a la situación de explotación. Es indispensable contemplarlos como sujetos de derechos que por medio de la participación protagónica pueden tomar la decisión de no formar parte de una pandilla o de dejar la situación de explotación sexual. La solución es ofrecerles acceso a un proyecto de vida digna, con posibilidades de participar en la sociedad como ciudadanos plenos y ejercer sus derechos. Generalmente, el castigo físico y humillante no es una consecuencia de buscar la salida ante una situación de vulneración de derechos. Se trata, en mayor medida, del producto de una cultura de crianza de los hijos que se reproduce generacionalmente. Sin embargo, existen situaciones de pobreza que pueden aumentar el estrés en la familia y, con ello, las posibilidades de que los hijos se conviertan en víctimas del castigo físico y humillante. Parte de esta cultura hace que los niños y adolescentes con discapacidad sean más vulnerables. En términos de participación, se puede romper este círculo de violencia eliminando pautas culturales a través del empoderamiento de los niños y adolescentes sobre sus derechos y mediante estrategias que incrementen su autoestima. Esto los ayudará tanto a autoprotegerse como a incidir en el imaginario de los adultos para que éstos impulsen leyes que prohíban explícitamente el castigo físico y humillante. Indudablemente es necesario capacitar a los adultos para que adopten formas no violentas de crianza. Mecanismos básicos de participación Los dos mecanismos básicos de participación de niños y adolescentes que hemos distinguido son: - El establecimiento de sistemas de consulta y acción de niños y adolescentes dentro de programas/servicios específicos o estrategias de incidencia. - La participación de niños y adolescentes en organizaciones dirigidas por niños y su inclusión como socios de entidades dirigidas por adultos para la elaboración e implementación de políticas. El primer mecanismo es el más utilizado. Existen indicadores de participación infantil en proyectos que retomamos para nuestro marco conceptual. El segundo mecanismo implica un nivel superior de participación en comparación con el primero y tiene especial importancia para niños y adolescentes expuestos a la violencia ya que su participación en organizaciones dirigidas por niños ha demostrado promover el cumplimiento de otros derechos. 5 Además, la experiencia grupal y protagónica de niños y adolescentes permite terminar con ciclos de violencia. 6 5 Clare O Kane. Children and Young People as Citizens: Partners for Social Change. Part I, Miguel Ángel Jiménez Rodríguez. Crecer en Libertad. Save the Children Suecia y Fundación Paniamor. 9

10 La participación de los niños y adolescentes expuestos a la violencia en una organización dirigida por niños 7 tiene un efecto psicológico importante cuando descubren que otros niños y adolescentes comparten las mismas emociones y experiencias. En la organización dirigida por niños, el niño o adolescente puede ensayar comportamientos, ser creativo y reflexivo, practicar nuevas habilidades sociales, aceptar diferencias, construir una identidad que incluya al prójimo, etcétera. La participación en una organización dirigida por niños permite una reflexión crítica sobre su realidad y orienta al grupo hacia acciones transformadoras que fortalecen la autoestima, la solidaridad y promueven relaciones más funcionales. Todos estos elementos son indispensables para la prevención de violencia intrafamiliar. El grupo se convierte además en una fuerza social que logra construir nuevas relaciones libres de violencia dentro y fuera de la familia. La participación protagónica conduce así a eliminar patrones culturales de violencia. El papel del adulto facilitador es delicado y clave pues debe encontrar un balance entre la firmeza para crear un ambiente seguro y la flexibilidad para despertar confianza y autoestima en los niños y adolescentes. Hay que tomar en cuenta diferentes elementos para facilitar la creación de organizaciones dirigidas por niños, como la agenda propia de los niños y adolescentes, procedimientos democráticos y representativos, facilitación entre pares y un mapeo de los obstáculos y riesgos. Se deben crear oportunidades para diferentes edades, pensar en maneras de expandir la organización, contar con factores culturales y basarse en buenas prácticas. Además, es importante que los niños y adolescentes se capaciten en planificación estratégica para asegurar la sostenibilidad social, institucional, política y financiera de la organización dirigida por niños. Aunque en el estudio se mencionan algunas metodologías para fomentar la participación de niños y adolescentes expuestos a las tres formas de violencia, el desarrollo de éstas será el objetivo de la segunda parte del estudio. Papel del adulto acompañante El papel del adulto cuando acompaña a los niños y adolescentes expuestos a la violencia cambia según el espacio, la situación, el mecanismo y la metodología utilizada y, sobre todo, según la historia específica de cada niño o adolescente. Un aporte importante de la organización dirigida por niños es la creación de un clima en el cual cada niño y adolescente vaya encontrando elementos que favorezcan su resiliencia. En este sentido, el papel de los adultos acompañantes es percibir quiénes aparte del trabajo cotidiano en la organización requieren una atención más profesional, además de cuidar el buen clima organizativo y democrático. Para el caso del castigo físico y humillante, la comprensión, la paciencia y la sensibilidad son características importantes del adulto acompañante. También son imprescindibles las habilidades comunicativas, como adaptar un lenguaje amigable según la edad, la cultura y el grado de madurez 7 Durante los talleres se hizo evidente que es recomendable que los niños y adolescentes se organicen según el caso de violencia al que fueron expuestos, pero agrupando niños y adolescentes en riesgo y niños y adolescentes que necesitan atención para evitar un estigma fuerte en los segundos. 10

11 del niño, utilizar un estilo de comunicación cómodo para los niños y adolescentes, despertar confianza en ellos y apreciar la visión diferente que pueda tener el niño y el adolescente de su situación. Durante los talleres realizados, los niños y adolescentes expuestos al castigo físico y humillante apreciaban, además, las siguientes características en sus acompañantes varones adultos: discreción, amistad, transparencia, honestidad, seguridad y alegría; además debía tener capacidad de liderazgo y dominio de la problemática y de los derechos del niño. Asimismo, los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual destacaron las siguientes características de su mujer adulta acompañante ideal: confiabilidad, discreción, seguridad, bondad, información, dinamismo, amabilidad, alegría, cariño, compromiso y comprensión, saber escuchar y entender, saber hacerse entender, dar seguridad y ser, de preferencia, mujer. Los niños y adolescentes expuestos a la violencia armada organizada señalaron los siguientes rasgos importantes para el adulto que los acompaña en la participación: visionario, flexible en sus ideas, abierto, empático, carismático, crítico, sensible, sin prejuicios, amigo, humano, comunicador, mediador en conflictos, tener buen dominio del tema, dar confianza, saber escuchar y tener conocimientos y experiencia psicopedagógicos. Los mismos acompañantes adultos añadieron al perfil del acompañante ideal la capacidad de relacionarse con estructuras institucionales y tener claridad sobre sus propios miedos, proyectos y apuestas. Obstáculos para la participación protagónica Para desarrollar metodologías adecuadas de promoción de la participación es importante definir los obstáculos que existen para la participación de los niños y adolescentes, considerados como sujetos de derechos y ciudadanos. Podemos distinguir entre obstáculos endógenos y exógenos que se superan respectivamente con estrategias de empoderamiento y de incidencia. Estos últimos son ingredientes indispensables del proceso protagónico que apunta a un cambio en las relaciones de poder entre niños y adolescentes y adultos. Los obstáculos endógenos tienen que ver con la falta de información adecuada, la falta de conciencia y la falta de habilidades que requiere la participación. Los obstáculos exógenos apuntan a la falta de leyes, reglamentos y procedimientos institucionalizados que aseguran el derecho a la libre asociación, a participar en los ámbitos políticos, a tener acceso a opinar en los medios de comunicación, entre otros. Podemos distinguir entre obstáculos para la participación de niños y adolescentes en general, que también afectan a los que están expuestos a la violencia, obstáculos particulares para niños y adolescentes expuestos a la violencia y obstáculos según la forma de violencia que sufren. Entre los obstáculos generales, podemos observar que los espacios físicos ya no son tan referenciales para los jóvenes urbanos, debido a las nuevas tecnologías de comunicación, y para los jóvenes rurales, debido al fenómeno de la migración. Las tendencias de individualismo y competitividad y 11

12 la heterogeneidad (etárea, social y cultural) de los niños y adolescentes como grupo dificultan la participación. Los niños y adolescentes tienen además dificultades para vincular las acciones políticas con sus necesidades diarias y su concepción de la vida se reduce muchas veces a lo inmediato. La conciencia de los jóvenes acerca de su condición de sujetos sociales suele ser escasa y, por lo tanto, debe ser potenciada. Un acompañamiento efectivo es necesario para evitar que los niños y adolescentes reproduzcan los modelos autoritarios y no-democráticos del mundo adulto y para superar la imagen de los jóvenes como seres débiles o peligrosos. Sin embargo, aún faltan recursos humanos con estas cualidades. Para que los niños y adolescentes adopten el ejercicio del poder compartido será indispensable la expresión articulada de un movimiento de niños y adolescentes como actor reconocido en el escenario político. Los niños y adolescentes expuestos a la violencia se enfrentan, además, con obstáculos particulares para su protagonismo, como la fuerte lealtad hacia los padres, el temor, la vergüenza, el dolor, así como factores culturales de adultocentrismo, que dificultan la comunicación del niño y adolescente sobre su problema. Los niños más pequeños pueden incluso tener dificultades para reconocer la violencia como tal por haber sido socializados de esta manera y ciertos grupos de niños y adolescentes discriminados son aun menos capaces de manifestarse. A partir de los obstáculos destacados por los niños y adolescentes expuestos al castigo físico y humillante llegamos a las siguientes conclusiones. Los obstáculos psicológicos para la participación de los niños y adolescentes requieren estrategias de empoderamiento tanto para ellos como para los adultos, pues son útiles para la prevención y para la detección y la denuncia de casos de violencia. Las capacitaciones para los niños y adolescentes deben servir, en primer lugar, para superar el miedo de expresarse sobre experiencias violentas, mientras que los adultos deben ser introducidos en el uso de formas no violentas de crianza y capacitados sobre los derechos del niño. La mejor manera de asegurar que las opiniones de los niños y adolescentes sean tomadas en cuenta se da a través de una participación institucionalizada pero autónoma en espacios físicos seguros. Es necesaria una atención especial para los grupos más vulnerables frente al castigo físico y humillante, como las niñas, los niños y adolescentes con discapacidad y los menos informados. También hace falta realizar un trabajo de incidencia a largo plazo a cargo de una organización dirigida por niños en colaboración con otras organizaciones de la sociedad civil para cambiar el imaginario social sobre los niños y adolescentes y su crianza, y conseguir políticas públicas dirigidas a la prevención y atención de niños y adolescentes expuestos al castigo físico y humillante. A partir de los obstáculos definidos por los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual durante los talleres, hemos formulado las siguientes conclusiones. Los obstáculos para la participación de los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual nos enseñan que su situación de víctimas compensa también algunas necesidades anteriores y quita algunas inseguridades, sobre todo económicas. Las experiencias de abuso y explotación sexual, sin embargo, afectan su integridad física y su autoestima y la situación los aísla cada vez más de un entorno saludable y protegido. Tanto para los niños y adolescentes que se encuentran en una situación de exclusión que los podría empujar hacia la ESCI como para los niños y adolescentes víctimas de esa forma de violencia es necesario ofrecer acceso a un proyecto de vida digna en una organización dirigida por niños donde puedan compartir sus experiencias con pares, se empoderen para lograr resiliencia y pasen por la experiencia grupal y protagónica que permita terminar con ciclos de violencia. Salir 12

13 de esta problemática no puede significar un regreso a la situación de exclusión inicial. Es necesario abrir espacios seguros institucionalizados donde los niños y adolescentes puedan ejercer su derecho a la participación y hacer incidencia social para eliminar el fuerte estigma que llevan y conseguir el apoyo de la comunidad, difundiendo información y promoviendo relaciones equitativas de género e intergeneracional. Los obstáculos formulados durante los talleres por los niños y adolescentes expuestos a la violencia armada organizada nos permiten llegar a las siguientes reflexiones. Para los niños y adolescentes que viven en una situación inicial de vulneración de derechos, de exclusión y con múltiples necesidades insatisfechas, la pandilla tiene un gran atractivo pues les ofrecen una solución a muchas necesidades, 8 a pesar de la nueva situación de desprotección que implica formar parte de ella. Formar parte de la pandilla les da dinero, estatus, poder y favorece sus contactos con el sexo opuesto. El constante miedo que viven los miembros de pandillas es uno de los obstáculos más grandes para la participación: miedo de relacionarse, de involucrar a su familia, de ser asesinados por la policía o por miembros de otras pandillas, pero también miedo de volver a la situación de exclusión que vivían antes. Hacen falta espacios físicos seguros donde los niños y adolescentes puedan opinar y tomar decisiones. Tanto para los niños y adolescentes en riesgo como para las víctimas de violencia armada organizada es necesario brindar acceso a un proyecto de vida digna dentro de una organización dirigida por niños, así como un entorno saludable y protegido en el cual no se les juzgue, puedan compartir vivencias con sus pares y pasar por la experiencia grupal y protagónica que les permita respetar y ser respetados. La incidencia social en la comunidad y el trabajo con la policía son importantes para quitar los fuertes prejuicios que existen sobre los jóvenes de cierto barrio, edad y etnia, que conducen más hacia la pandilla. La participación de los jóvenes expuestos a la violencia armada organizada debe ser asegurada en todas las etapas de desarrollo de cualquier programa/política que los afecte. Para detener la constante formación de futuros pandilleros y promover la salida de jóvenes ya involucrados, la sociedad misma debe crear oportunidades reales de esparcimiento y de trabajo para estos jóvenes. Asimismo, debe ofrecerles una educación pacífica en valores que los forme críticamente en temas como el individualismo, el materialismo, el consumismo, etcétera. Cualquier estrategia debe tomar en cuenta que la violencia armada organizada es un síntoma de profundos problemas en la sociedad que hacen imposible que los jóvenes construyan su ciudadanía. Intervenciones para fomentar la participación de niños y adolescentes expuestos a la violencia Para empoderar a los niños y adolescentes expuestos al castigo físico y humillante resultan muy efectivas las metodologías que utilizan el arte y las nuevas tecnologías de la comunicación. El mejor mecanismo es dejarlos formar parte de una organización dirigida por niños en la cual puedan 8 Necesidades básicas, pero también subjetivas. 13

14 construir colectivamente una réplica de sociedad democrática, segura e inclusiva que les permita eliminar ciclos de violencia y formular estrategias de incidencia para luchar contra el castigo físico y humillante, siempre con colaboradores adultos. El compañerismo y la educación en valores y derechos son insumos esenciales para desarrollar habilidades. Otras organizaciones de la sociedad civil dirigidas por adultos son socios ideales, pero deben respetar y adecuarse a las decisiones que han tomado los niños y adolescentes. Los padres, profesores y autoridades deben ser capacitados sobre el castigo físico y humillante, y sensibilizados para proporcionar e institucionalizar espacios de participación para los niños y adolescentes donde éstos aprendan, opinen y tomen decisiones para erradicar el castigo físico y humillante. Este tema puede ser debatido en cualquier organización dirigida por niños tomando en cuenta a las niñas, los niños con discapacidad y los menos informados como grupos de alto riesgo. La escuela y la organización dirigida por niños son lugares idóneos para fomentar el diálogo y las buenas prácticas entre pares. La escuela es, además, un espacio ideal para una primera experiencia organizativa. Educadores jóvenes y órganos democráticos de niños y adolescentes dentro de escuela pueden promover un ambiente seguro y son muy efectivos para prevenir, identificar y denunciar casos de violencia y ayudar en la atención de víctimas. Se debe establecer un mecanismo de denuncia discreto que respete al niño y adolescente; asimismo, los derechos del niño deben estar contenidos en el currículo escolar o deben ser divulgados por medio de cuidadores y de la comunidad. Los representantes de los niños y adolescentes deben, además, formar parte de los gobiernos locales para defender sus derechos y hacer incidencia exigiendo el fin del castigo físico y humillante. También en el caso de abuso y explotación sexual hemos visto que el mejor mecanismo para terminar con los ciclos de violencia y hacer incidencia es formar parte de una organización dirigida por niños en la cual sea posible desarrollar habilidades para la autoprotección, el intercambio de experiencias entre pares y la recuperación de la autoestima. Dentro de la organización dirigida por niños, y con el apoyo de adultos profesionales, los jóvenes pueden desarrollar relaciones nuevas y positivas e iniciar una transformación personal hacia un pensamiento diferente acerca de los derechos, las relaciones de poder, el crecimiento personal, la sociedad y los valores. Los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual deberían tener la oportunidad de expresarse por medio del arte, sobre todo del teatro y de otros medios creativos, porque el protagonismo y la creatividad expresados de esta manera contrastan con las experiencias traumáticas y dañinas vividas. Es muy importante sensibilizar a la familia, la escuela y la comunidad para que tomen medidas de prevención, de detección de víctimas de abuso y explotación sexual y de denuncia. La escuela es sobre todo un espacio propicio para empoderar a los niños y adolescentes y emprender acciones de incidencia social contra el abuso y explotación sexual con efectos multiplicadores. El uso de formas de participación institucionalizada dentro de la escuela para tal objetivo sirve muchas veces como una primera experiencia organizativa para los niños y adolescentes. Escuelas y municipios deben además realizar actividades de prevención a temprana edad para niños y adolescentes en alto riesgo de convertirse en algún momento en víctimas de ESCI. 14

15 La comunidad, por su parte, debe fomentar espacios de participación de niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual y promover su articulación a nivel nacional, regional y global. Los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual deben participar en todas las etapas de desarrollo de políticas y programas que los atañen y hacer alianzas con la policía y gobiernos para encontrar maneras de combatir conjuntamente el abuso y explotación sexual. Las organizaciones representadas por adultos deben darles a los niños y adolescentes acceso a la información y recursos, y desarrollar sus habilidades para organizarse y convertirse en consejeros, comunicadores y líderes comunitarios. Tanto en las organizaciones dirigidas por niños como en las escuelas y las comunidades, a los niños y adolescentes se les debe brindar capacitaciones en habilidades para la vida, equidad de género, técnicas de denuncia, derechos del niño, manejo de conflictos, etcétera. Los niños y adolescentes expuestos a la violencia armada organizada deben tener la oportunidad de formar parte de una organización que les ofrezca crear una réplica de sociedad democrática y no violenta en la cual no se sientan marginados y puedan empezar a construir un proyecto de vida digna pacífica. A partir de ahí podrán contribuir con su comunidad y convertirse en líderes y modelos para los demás. Por medio de símbolos y expresiones artísticas, los jóvenes expuestos a la violencia armada organizada pueden aprender a expresarse sobre el miedo constante que experimentan. Además es importante potenciar intereses, capacidades y modos de ver el mundo para canalizar la abundante energía de los jóvenes hacia fines positivos. Igualmente es primordial generar una capacidad de resiliencia en los jóvenes y ofrecerles una educación en valores que critiquen el consumismo, las drogas, las armas y estereotipos sobre las mujeres. El adulto que los acompaña debe ser un profesional con alta aceptación en el grupo. Promover un diálogo entre los jóvenes expuestos a la violencia armada organizada y la comunidad puede, en primer lugar, reducir los preconceptos existentes y, en segundo lugar, involucrarlos en el diseño y la implementación de programas contra la violencia armada organizada. Los incentivos para que los jóvenes permanezcan en la escuela y en los programas de inserción laboral y de recreación deben estar acompañados de actividades que desarrollen sus habilidades para transformar a la comunidad. Para tal motivo no solo los jóvenes sino también sus familias deben tener acceso a los talleres sobre ciudadanía. En el caso de los pandilleros privados de libertad, se les debe dar acceso a una justicia restaurativa para rescatar lo mejor de su condición humana. Experiencias de promoción de participación de los niños y adolescentes expuestos a la violencia Los niños y adolescentes expuestos al castigo físico y humillante se han organizado en comisiones y, en alianza con ONG, han emprendido acciones de incidencia social y política como la producción de documentales, la organización de petitorios y la promoción de métodos positivos de crianza. Los niños y adolescentes han participado en investigaciones y dentro de la escuela, se han organizado 15

16 en clubes que aconsejan a otros niños y adolescentes, detectan y reportan casos de castigo físico y humillante y ayudan en la atención de víctimas. También existe un diálogo entre diferentes organizaciones juveniles sobre el castigo físico y humillante para compartir información y prácticas. Los representantes infantiles negocian sobre sus derechos con autoridades locales, cuidadores y empleadores, participan en cumbres internacionales donde discuten el castigo físico y humillante y plantean acciones simultáneas de incidencia política y social en varios países. Los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual han utilizado técnicas teatrales para conocerse y aceptarse a sí mismos, quererse y valorarse, además de convencer a otros niños y adolescentes de involucrarse en su organización. El teatro ha permitido a los niños y adolescentes transmitir mensajes de abuso de manera indirecta y ha servido tanto para la recuperación psicológica como para la incidencia social. Los niños y adolescentes han logrado romper su silencio, hablar en público y ayudar a sus pares y así han iniciado una transformación personal dentro de un proyecto de vida digna. Ellos han desarrollado habilidades para el liderazgo, la prevención y la denuncia, además de destrezas sociales indispensables. Los niños y adolescentes también han involucrado a padres y docentes en su lucha contra el abuso y explotación sexual. Por medio de órganos juveniles institucionalizados dentro de la escuela, y con la ayuda de la dirección y ONG, los niños y adolescentes expuestos al abuso y explotación sexual han realizado campañas de sensibilización dentro y fuera de la escuela, han compartido sus experiencias acerca de la ESCI entre pares y han planteado estrategias comunes de prevención. Los niños y adolescentes han logrado el apoyo de los padres de familia y de sus familiares, se han involucrado directamente en acciones de prevención e identificación de casos de ESCI. También a nivel de la comunidad los niños y adolescentes organizados expuestos al abuso y explotación sexual han participado en espacios locales, nacionales e internacionales para realizar incidencia social y política en defensa de los derechos del niño, muchas veces en alianza con organizaciones de la sociedad civil dirigidas por adultos. Así, han conseguido hacer aportes para la elaboración de leyes y planes de prevención y atención a nivel jurídico y crear semilleros 9 en varios municipios, localidades y escuelas. Las niñas se han organizado para crear vecindarios sin riesgos con ayuda de adultos, familiares y autoridades. Ellas han realizado incidencia social mediante varias metodologías para cambiar la actitud sexista de los adolescentes varones y han abierto buzones para facilitar la denuncia de abuso y explotación sexual. La mera participación de las niñas en todas estas actividades las ha empoderado para autoprotegerse y evitar matrimonios precoces. Por medio de la organización, los niños y adolescentes han podido abrir un diálogo con los adultos en torno a la prevención y las mejores maneras de apoyar a la niñez para que revelen el abuso y expresen sus sentimientos, temores y problemas. 9 Los semilleros son mecanismos de participación para niñas y niños en edad temprana que se encuentran en alto riesgo de convertirse en algún momento en víctimas de explotación sexual. El empoderamiento que reciben en el semillero intenta evitar esta situación. 16

17 Finalmente, las organizaciones dirigidas por niños en asociación con los medios de comunicación, la policía y autoridades penales han resultado ser muy efectivas a la hora de prevenir y denunciar abuso y explotación sexual. Los fuertes prejuicios sobre los niños y adolescentes expuestos a la violencia armada organizada por parte de la comunidad, el gobierno y la policía hacen que ellos no reciban suficiente apoyo para organizarse de manera genuina y efectiva. Se ha creado una política de servicio joven como alternativa de educación y aprendizaje que integra el servicio comunitario con la educación y fortalece a la comunidad. Una serie de proyectos han incorporado exitosamente actores juveniles involucrados con la violencia armada a proyectos sociales y programas de reintegración. El hecho de incluir a esos jóvenes en la discusión sobre cómo disminuir su participación en ese tipo de violencia contribuye a mejorar el efecto de los programas que tienen este objetivo. Diferentes organizaciones dictan clases de ciudadanía a los jóvenes y a sus familias y al mismo tiempo les dan la oportunidad de practicar deportes y les brindan educación y acceso al trabajo. La idea es mezclar varios componentes que, en combinación, ofrezcan a los jóvenes la mejor posibilidad de conseguir un espacio en una sociedad de la cual han estado excluidos. Las actividades culturales y deportivas resultan efectivas como una forma de prevención dirigida a los jóvenes en áreas con altos niveles de violencia. 17

18 CONCLUSIONES, RECOMENDACIONES Y ESTRATEGIAS CONCLUSIONES, RECOMENDACIONES Y ESTRATEGIAS Como resultado de este estudio hemos desarrollado un marco conceptual extenso sobre la promoción de la participación protagónica y significativa de niños y adolescentes expuestos a la violencia a partir de un estudio de la literatura y de consultas directas a especialistas y mediante talleres con niños y adolescentes expuestos a la violencia. Dentro del marco conceptual encontramos referencias a una primera sistematización de todos los datos y a fuentes bibliográficas recogidas en una hoja de cálculo con opciones de búsqueda por temas. El marco conceptual nos permite llegar a las siguientes conclusiones y recomendaciones y hemos tratado de responder a las preguntas claves de la investigación elaborando un listado de estrategias que deben servir para desarrollar metodologías en el marco de un programa o proyecto: - Cómo pueden los niños y adolescentes ejercer su derecho a participar en las estrategias directas de prevención de todas las formas de violencia? - Cómo pueden ser involucrados aquellos niños y adolescentes que han sufrido algún tipo de violencia en el diseño de estrategias e intervenciones pero, al mismo tiempo, no ser expuestos ni re-victimizados y/o estigmatizados? Al desarrollar políticas públicas, programas y estrategias para fomentar los derechos de los niños y adolescentes no basta con considerar su participación como un punto más en la agenda, se trata, más bien, de que ellos mismos elaboren una agenda propia y busquen el apoyo de los adultos para realizar sus propios programas. Aunque parezca sencillo de postular, no lo es por el hecho de que se trata de una lucha en un escenario de relaciones de poder, de representaciones sociales que justifican la dominación y el privilegio de los adultos sobre los niños y adolescentes. Conseguir que los adultos cedan poder a los niños y adolescentes es un proceso complejo pero también difícil, pues ellos necesitan a los adultos por su mayor y casi exclusivo acceso a recursos, conocimiento, medios de comunicación, etcétera. Paradójicamente, para acabar con la dominación exclusiva de los adultos, los niños y adolescentes necesitan aliarse con sus actuales dominadores y llegar a un ejercicio del poder compartido. Aquí es importante que tengan contacto con modos alternativos de ser adulto, es decir, que puedan encontrar en sus educadores otra cultura de adultez diferente a la predominante actualmente en la familia, la sociedad o el Estado. En este escenario, la transversalización de los derechos del niño en todas las políticas, programas y estrategias significa sin duda un avance importante, pero no garantiza que una parte importante de fondos se destine directamente a las organizaciones dirigidas por niños y permitan a los niños y adolescentes reforzarse como grupo en la sociedad para cambiar esa relación de poder desigual. En este sentido, la experiencia de los grupos feministas puede servir de ejemplo. Lamentablemente, el discurso de la protección a la cual los niños y adolescentes tienen derecho es constantemente utilizado por los adultos para evitar que cumplan su verdadero rol en la sociedad como sujetos de derechos, como ciudadanos. Esta participación les permitiría, sin embargo, colocarse en 18

19 mejores condiciones para protegerse, cuidar de sí mismos y de sus pares y ser parte del desarrollo de su comunidad. Una participación que empodere y que no exponga al niño y adolescente a situaciones de mayor riesgo promueve la protección y la trasciende para convertirlos en actores sociales. En el caso de los niños y adolescentes expuestos a la violencia, la necesidad de asegurar la protección durante su participación es mayor y el adulto acompañante debe ser, además, una persona que conscientemente deje que el protagonismo de los niños y adolescentes crezca a costa del suyo propio, un individuo que sepa medir los riesgos y tenga la capacidad de acompañarlos en su sufrimiento por la violencia vivida. La necesidad de una mayor protección representa también un mayor riesgo de manipulación que podría convertir al niño en un objeto vulnerable y sin voz. La participación de los niños y adolescentes en la discusión pública y la toma de decisiones deben garantizarles bienestar y convertirlos en ciudadanos con plenos derechos. La sociedad debe ser sensibilizada sobre el derecho a la participación de los niños y adolescentes, y este debe hacerse efectivo a través de leyes y políticas públicas con el fin de transformar las representaciones sociales existentes. La participación a la que apuntamos debe ser protagónica y significativa. Protagónica porque debe implicar procesos de empoderamiento e incidencia que conduzcan a un nuevo modelo de sociedad en el cual exista una relación de poder equitativa entre adultos y niños y adolescentes, y que permita a estos últimos vivir una vida digna como ciudadanos con plenos derechos. Debe ser significativa porque cada proceso de participación debe apuntar a la excelencia y seguir estrictos estándares de calidad que, especialmente en los casos de violencia, permitan combinar protagonismo con protección. Los programas para fomentar su protagonismo deben promover estos procesos. De este modo, los niños y adolescentes expuestos a la violencia podrán explicar la complejidad de sus experiencias, sentirse más seguros para autoprotegerse y expresarse, visibilizar sus problemas ante la sociedad e impulsar medidas disciplinarias para los agresores. La estrategia que se debe aplicar y el papel del adulto cuando acompaña a los niños y adolescentes expuestos a la violencia cambian según el espacio, la situación, el mecanismo y la metodología utilizados y, sobre todo, según la historia específica de cada niño o niña. A nivel de la familia es importante considerar que lo privado es lo público para poder acabar con situaciones de violencia intrafamiliar que no hacen más que dificultar la formación de una personalidad protagónica y reproducir el carácter violento y autoritario en los niños y adolescentes. Las capacitaciones institucionalizadas dirigidas a padres y madres sobre la crianza de los hijos e hijas son imprescindibles. Igualmente, el barrio, como escenario importante de interrelación social, producción de cultura y de desarrollo psicosocial, debe darles a los niños y adolescentes un espacio propio, formación y apoyo a sus iniciativas. En la escuela es importante institucionalizar mecanismos de participación autónomos con poder de decisión e incidencia en el currículo que permitan que los niños y adolescentes se desarrollen como buenos ciudadanos y puedan construir una sociedad sin violencia. 19

20 A nivel de la comunidad es importante hacer incidencia para que los niños y adolescentes consigan el respaldo necesario para formar sus organizaciones dirigidas por niños y para que sus iniciativas reciban apoyo, asimismo para que participen en el desarrollo de políticas públicas, generen una figura que les asegure justicia y puedan vigilar el cumplimiento de las leyes que los afectan. En el caso de abuso y explotación sexual y de violencia armada organizada, observamos que la mayoría de los factores de riesgo de los niños y adolescentes en situación de prevención representan vulneraciones flagrantes de sus derechos que dentro de nuestro marco conceptual son, además, obstáculos para su participación protagónica. Huyendo de la exclusión que viven acaban siendo víctimas de abuso y explotación sexual o violencia armada organizada, y un regreso a la situación de exclusión inicial no los animará en absoluto a salir de la nueva situación de vulneración de derechos. Es, entonces, importante ofrecerles, tanto a los niños y adolescentes en situación de riesgo como a las víctimas de estas formas de violencia, acceso a un proyecto de vida digna, una situación que respete el ejercicio de sus derechos como ciudadanos y que elimine en gran parte su vulnerabilidad. Nos parece, además, la única estrategia válida para disminuir la creciente oferta de niños y adolescentes para estas situaciones de violencia. Tanto la violencia armada organizada como el abuso y la explotación sexual son síntomas de una sociedad que crea víctimas al no respetar a los niños y adolescentes como sujetos de derechos. Actualmente, se centran demasiados esfuerzos en remediar los efectos de las víctimas de violencia armada organizada o abuso y explotación sexual. Estos niños y adolescentes víctimas de abuso y explotación sexual o violencia armada organizada son además estigmatizados por la misma sociedad que los excluyó inicialmente, lo que dificulta aun más su participación protagónica. En el caso de la violencia armada organizada hay incluso muchos jóvenes privados de libertad, situación que les impide participar. En este caso es importante fomentar la justicia restaurativa como el mejor método para rescatarlos como ciudadanos y transformar el problema en una oportunidad para que el joven retome lo mejor de su condición humana. Por el hecho de que los niños y adolescentes expuestos a abuso y explotación sexual o violencia armada organizada están en esta situación por un contexto de exclusión, de vulneración de derechos, de falta de ciudadanía, no se les puede considerar como victimarios, pero tampoco como meras víctimas sin poder de decisión, sino como sujetos de derechos que a través de la participación protagónica puedan abandonar las pandillas o dejar la situación de explotación. Hay que ofrecerles acceso a un proyecto de vida digna con posibilidad de participar en la sociedad como ciudadanos con plenos derechos. El castigo físico y humillante es más bien el producto de una cultura de crianza de los hijos que se reproduce generacionalmente. La mejor estrategia para eliminarlo apunta al empoderamiento de los niños y adolescentes sobre sus derechos y estrategias para incrementar su autoestima, tanto para autoprotegerse como para incidir en el imaginario de los adultos y en leyes para que prohíban explícitamente el castigo físico y humillante. 20