Abstract. Rev Chil Psicoanal 2015 Vol 32 (1): * Psiquiatra, Psicoanalista. Miembro Asociación Psicoanalítica Chilena. 1

Transcripción

1 Rev Chil Psicoanal 2015 Vol 32 (1): REVISITANDO EL CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA KLEINIANO DESDE UNA PERSPECTIVA INTERSUBJETIVA María Soledad Díaz t.* The man bent over his guitar, A shearsman of sorts, The day was green. They said, «You have a blue guitar, You do not play things as they are.» The man replied, «Things as they are Are changed upon the blue guitar.» And they said then, «But play, you must, A tune beyond us, yet ourselves, A tune upon the blue guitar Of things exactly as they are The man of the blue guitar, Wallace Stevens 1 Resumen Se revisa brevemente la historia del concepto de Identificación Proyectiva, intentando ponerlo en relación con los actuales descubrimientos neurocientíficos acerca de las neuronas espejo y su rol en las raíces de la empatía humana. De esa exploración surgen ideas de cierta utilidad clínica para el trabajo con pacientes con núcleos psicóticos. Se plantean algunas reflexiones para la comprensión de la manera en la que se ven interferidos los procesos de simbolización en este tipo de pacientes, a partir del material clínico de un paciente afectado de Síndrome de Asperger. Palabras clave: Asperger, simbolización, espacio potencial, espacio transicional, identificación proyectiva, neuronas espejo, empatía, intersubjetividad, simulación encarnada. Abstract Re-visiting the Kleinian concept of Projective Identification from an intersubjective perspective The history of the projective identification concept is reviewed briefly, trying to put it in relation with current neuro-scientific findings about mirror neurons and his role in the human empathy roots. From this exploration appear ideas of clinical utility for working with patients with psychotic core. Some reflections are presented for the understanding of the way in that the symbolic processes are interfered with this kind of patients, from a clinical material of a patient affected by Asperger syndrome. Key words: Asperger, simbolization, potential space, transitional space, projective identification, mirror neurons, empathy, embodied simulation, intersubjectivity. * Psiquiatra, Psicoanalista. Miembro Asociación Psicoanalítica Chilena. 1 El hombre de la guitarra azul. 21

2 M. S. Díaz t. INTRODUCCIÓN Desde el inicio de mi práctica clínica, me resultó apasionante el mundo de las psicosis infantiles. Durante la formación como psiquiatra infantil tuve oportunidad de trabajar con una terapeuta ocupacional quien me introdujo al mundo de la rehabilitación e integración sensorial con niños autistas. Gracias a ella, tomé contacto con una forma de trabajo distinta a la que se me proponía en la formación de la especialidad. Comencé a acompañarla como observadora en las laboriosas evaluaciones que realizaba de los niños que se le derivaban con el Diagnóstico de Trastorno Profundo del Desarrollo. Al recordar esos años de trabajo hospitalario, marcados por la presión asistencial y el rendimiento, surge en mi mente el contrapunto con esa otra forma de observar, sin apremio pero rigurosa y detallista que marcó mi formación como especialista. Fue este un matiz que decantó bajo la forma de un interés por la experiencia corporal y la comunicación no verbal que enriqueció mi contacto con los pacientes. Más adelante, en el trabajo con pacientes adultos, este interés resultó más útil de lo que habría imaginado. La realidad clínica en la que se trabaja en la actualidad y los nuevos desarrollos del psicoanálisis han llevado a redefinir las indicaciones de los tratamientos analíticos. El notorio aumento de la patología narcisista ha modificado y en cierto modo, ampliado en diversos sentidos el campo de trabajo de los psicoanalistas. Como candidata me vi enfrentada con cierta frecuencia al dilema de indicar o no un tratamiento psicoanalítico en pacientes en los que era posible observar cierta interferencia del desarrollo de los procesos de pensamiento simbólico por razones diversas. En casos en los cuales opté por indicar un tratamiento analítico, fue natural preguntarme en qué espacio transcurrían estos análisis. Tuve la impresión por momentos de que el espacio transicional tal como yo lo había conocido en mi trabajo como psicoterapeuta de niños y en los textos de Winnicott, casi no existía o su aparición era fugaz en los pacientes a los que hago referencia. De hecho, Winnicott en su artículo Desarrollo emocional primitivo (1945), plantea que muchos de los casos no considerados aptos para el análisis, no lo son sobre todo por las dificultades de afrontar una transferencia que carece de una relación verdadera con la realidad externa. Winnicott, en Objetos y Fenómenos transicionales (1951), connota la estrecha relación del objeto transicional con el simbolismo. Dice explícitamente: Cuando se emplea el simbolismo, el niño ya distingue con claridad entre fantasía y los hechos, entre los objetos internos y los externos, entre la creatividad primaria y la percepción (p. 313). Aunque no alude directamente en el texto al espacio transicional, sí menciona la zona intermedia de la experiencia, indisputada en lo que concierne a su pertenencia a la realidad interior o exterior (compartida), que constituye la mayor parte de la experiencia del bebé y es conservada a lo largo de la vida dentro de las experiencias del arte, la religión, el vivir imaginativo (p. 324). Para sostener el espacio transicional de Winnicott se requiere tanto de cierta disminución de la omnipotencia como de cierto grado de distancia self-objeto, aún cuando ambos sean oscilantes. Corolariamente, esto lleva a la construcción de un sentido de realidad. Recordemos que el objeto transicional es la primera posesión no-yo del bebé. Es decir, conceptualmente el espacio transicional, está situado entre lo real y lo simbólico teniendo simultáneamente un punto de anclaje en ambos. En este trabajo tenderé a usar el nombre de espacio potencial en forma casi sinónima de espacio transicional, aunque ambos conceptos no los son exactamente. Sin embargo, el nombre de espacio potencial, me parece dar cuenta de un aspecto fluido y aun emergente, que concuerda cronológica y conceptualmente de un modo más comprensible con el período de la vida en el que aún no están bien delimitados el self y el objeto, que es al que me referiré en este trabajo. Los descubrimientos científicos surgidos a partir de la observación de bebés y de los trabajos de Stern me maravillaron a fines de la década de los 90, como a muchos. Los hallazgos sobre la existencia de las neuronas espejo vinieron a sumarse a lo citado anteriormente, al ser reconocidas como una de las bases neurobiológicas de la empatía primitiva en el ser humano. Es así como en virtud de mis intereses personales y otras razones más circunstanciales, decidí abocarme en mi monografía teórica de 22

3 CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA DESDE UNA PERSPECTIVA INTERSUBJETIVA egreso a profundizar (en la medida de lo posible) en la relación entre intersubjetividad y procesos simbólicos, lo cual me llevó a revisar desde otra perspectiva el clásico concepto de Identificación Proyectiva Kleiniano. El vértice en el que intento ubicarme es aquel de la importancia de la experiencia corporal del sujeto (desde la experiencia intrasubjetiva e intersubjetiva) en el origen de los procesos simbólicos. La posición de Ogden (que expondré más adelante) me pareció sumamente clarificadora ya que integra la mirada Kleiniana y la Winnicottiana. Betty Joseph, en su trabajo Identificación proyectiva, algunos aspectos clínicos (1984) señala que aunque el concepto de Identificación Proyectiva introducido por Melanie Klein en 1946, ha sido controvertido, bienvenido, e impugnado, hay un aspecto que parece destacarse sobre la línea de fuego y es, su considerable valor clínico (p. 233), el cual pocos han puesto en duda. Esta frase de Joseph fue punto de partida para volver a leer las primeras descripciones realizadas por Klein poniéndolas en relación con mi propia experiencia clínica. Las ideas de Betty Joseph, fueron desarrolladas a partir de su experiencia con pacientes neuróticos. En cambio, mi intención en este trabajo es revisar a la luz de los conocimientos actuales los mecanismos de identificación proyectiva tal como se observan y experimentan en el trabajo con pacientes con mecanismos defensivos primitivos o con núcleos psicóticos. Para ello, comenzaré haciendo una brevísima reseña histórica de los conceptos de identificación e identificación proyectiva tal como fueron descritos originalmente por Melanie Klein. Me permitiré dejar fuera gran parte de los múltiples aportes hechos a la teoría en años posteriores, ya que mi intención es revisitar el concepto desde una perspectiva intersubjetiva, para lo cual me basaré principalmente en las ideas de Ogden. Posteriormente, describiré someramente algunos de los aportes que han hecho a estos desarrollos teóricos postkleinianos, los trabajos de investigación y observación psicoanalíticos en niños. Aunque mis observaciones clínicas provienen de tratamientos de niños afectados con Síndrome de Asperger, considero que esa experiencia me ha sido útil en el análisis de pacientes adultos en los cuales subsisten áreas de funcionamiento muy primitivo. Con el fin de centrarme en el tipo de pacientes que son el objeto de este trabajo, he debido dejar fuera gran parte de los aportes de teóricos que durante el siglo XX, reflexionaron sobre la Identificación proyectiva. Considero que hay muchas, excelentes y completas revisiones teóricas de dichos aportes, entre ellos el trabajo de la Dra. Edy Herrera, Identificación proyectiva (2000). Mi interés personal, como he dicho, surgió a partir del componente corporal de la experiencia compartida y sus manifestaciones en la situación global de la transferencia. Este es el tipo de pacientes que tensionan las teorías analíticas con la interacción con el analista y la presencia viva de este. En estos pacientes, la experiencia corporal puede llegar a ser un medio de comunicar experiencias no accesibles al nivel verbal ya que no han podido ser simbolizadas. Son pacientes que además ponen a prueba la capacidad del analista de sustraerse a la influencia ejercida por los mecanismos defensivos primitivos sin perder la capacidad de resonar afectivamente con él. Me interesa estudiar cómo ocurren estos procesos en el espacio intersubjetivo analítico. REVISIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO KLEINIANO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA En La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del Yo de 1930, Melanie Klein, a partir del caso clínico de un niño psicótico realiza importantes observaciones clínicas que, a mi entender, contienen ya su futuro concepto de Identificación Proyectiva. Sin embargo, este no será mencionado como tal hasta 1946, en Notas sobre algunos mecanismos ezquizoides. Aquí plantea que en las primeras etapas del desarrollo mental, el sadismo infantil también sigue una línea de desarrollo paralela a la del placer libidinal, lo que genera ansiedades muy profundas y activa los mecanismos defensivos primitivos del Yo. Klein define como una de las tareas principales que debe acometer el Yo temprano del bebé, la de dominar las intensas ansiedades persecutorias que caracterizan el período temprano de la vida. A partir de la delicada relación entre la capacidad del Yo temprano para tolerar la 23

4 M. S. Díaz t. angustia, la del medio para mitigarla y el sadismo constitucional, se construye la relación del Yo con la realidad. Una defensa excesiva del yo contra el sadismo temprano puede generar identificaciones prematuras con el objeto ambivalentemente amado, que cierran el espacio a la formación de símbolos e inhiben el desarrollo del yo. Así, el desarrollo del Yo y su relación con la realidad, dependerán del grado de capacidad del Yo para tolerar la presión de las primeras situaciones de angustia. Este punto me parece crucial, ya que Klein y hasta cierto punto, también Winnicott relacionan con la capacidad del yo para tolerar la angustia lo que será su desarrollo futuro. Aunque Klein no menciona tan directamente como Winnicott la importancia del medio y las primeras relaciones, del modo en que lo entendemos en la actualidad, sí introduce la noción, en sus escritos, de que puede existir un fracaso materno, aunque siempre apunta a explorar el mundo interno del niño. De hecho, menciona al pasar, que Dick creció en un ambiente pobre de afecto. En Notas sobre algunos mecanismos esquizoides, de 1946, Klein describe la Identificación proyectiva como una forma especial de identificación que establece el prototipo de una relación agresiva con el objeto, pese a que ella misma afirma que no sólo las partes malas del yo son expulsadas sino también las buenas y amorosas, generándose un complejo ir y venir entre procesos proyectivos e introyectivos. Klein plantea que las partes malas del yo son escindidas y proyectadas dentro del objeto, que pasa a ser sentido como un perseguidor, que contiene los aspectos malos del yo y al cual no se le percibe separado, sino como un yo malo. Dichos procesos están presentes en todo momento y pienso que pueden ser considerados relacionales. Aunque son procesos mentales arcaicos, pueden estar presentes a lo largo de toda la vida y se expresan en fantasías inconscientes que contienen los modos de estar con y las sensaciones corporales, puesto que se establecen en el periodo preverbal del desarrollo. Algunos años más tarde, Susan Isaacs, en su clásico texto, Naturaleza y Función de la Fantasía (1943), retoma el concepto de fantasía inconsciente, haciendo énfasis en el aspecto de expresión de la pulsión que tienen las fantasías inconscientes en el primer período de la vida, e incluso en fases más avanzadas. Considera como un elemento característico la omnipotencia y la relación con la experiencia corporal lo que las hace difícilmente traducibles a lenguaje verbal. Las describe como fenómenos psíquicos vinculados a las pulsiones y sensaciones corporales dirigidas a un objeto. Serían así una verdadera función mental por la cual se vinculan los impulsos del ello con los mecanismos del yo. En su base reside una cualidad corporal concreta, que sólo más tardíamente en el desarrollo se va organizando, al incorporar elementos visoespaciales que van permitiendo al infante delimitar la experiencia interna de la externa y reprimir los elementos somáticos originales, que sin embargo, continúan en el inconsciente. Este hecho daría cuenta del carácter omnipotente y concreto de la fantasía inconsciente, que tiene incluso la facultad de generar cambios en la mente del infante y en la mente de otros, a través de mecanismos proyectivos e introyectivos que están a la base de la identificación y formación de defensas caracterológicas. Por su parte, Paula Heimann, en Contratransferencia (1950), explicitó el valor positivo eventual de la contratransferencia empezando a considerársela como un vehículo más del trabajo analítico y no sólo una obstrucción para la libertad de comprensión del paciente por parte del analista. Heimann consideró inicialmente la contratransferencia como la sumatoria de todos los sentimientos posibles de ser experimentados por el analista hacia su paciente, aunque destaca que el analista tiene que poder sostener los sentimientos descargados en él en lugar de descargarlos como lo hace el paciente. Bion, en Volviendo a pensar (1967), retoma el aspecto comunicativo de la Identificación Proyectiva kleiniana en la relación madre - bebé temprana, en la que, en la salud, (es decir, con una madre capaz de hacer reverie), los contenidos mentales protosimbólicos pueden volver a la mente del bebé acompañados de un significado mental. ESPACIO POTENCIAL Y ESPACIO SIMBÓLICO: IMPORTANCIA DE LA ESPACIALIZACIÓN Winnicott es el autor que acuña el concepto de Espacio Potencial que luego deriva hacia 24

5 CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA DESDE UNA PERSPECTIVA INTERSUBJETIVA lo que conocemos como Espacio Transicional que es el espacio de juego y asimismo el espacio en el que transcurre el análisis. El señala que aunque el objeto transicional puede simbolizar un objeto parcial su valor no radica tanto en su carácter simbólico, sino en su carácter de realidad (1951, p. 22). Yo agregaría que la característica más importante es la simultaneidad de ambos aspectos. Al referirse a la relación del objeto transicional con el simbolismo, hace referencia a un proceso que tiene lugar a lo largo del desarrollo, de manera no discreta, continua, variable y se podría agregar, fluctuante. Thomas Ogden, más adelante, en 1985, en su artículo En Torno al Espacio potencial, profundiza en este concepto connotándolo como uno de los más enigmáticos de la obra de Winnicott, a pesar del tiempo transcurrido, debido, según dice a la dificultad para extraer significado del elegante sistema de metáforas en el que se le presenta. En su texto, le da un hermoso giro al término, presentándolo como un espacio físico y mental (potencial), que surge entre la madre y el bebé aunque más adelante, el individuo desarrolle su propia capacidad para generar espacio potencial. La cita directa que Ogden hace de Winnicott es la siguiente: El espacio potencial es un área hipótetica que existe, pero puede no existir entre el bebé y el objeto (la madre) en la fase de repudio del objeto como no-yo, es decir, al final de la etapa de fusión con el objeto (Ogden, 1985, p. 64). Ogden hace referencia al lenguaje utilizado por Winnicott como un conjunto complejo de ideas condensado en un sistema metafórico de engañosa simplicidad, que de algún modo quedan atrapadas en el lenguaje en el que se presentan, dificultándose así la investigación sistemática de sus ideas, y ampliación de las mismas. Pienso que la engañosa simplicidad a la que alude Ogden, podría tener que ver con que al ser presentadas en forma verbal, estas ideas deben renunciar a un aspecto intransmisible que es el aspecto vivido en la relación madre hijo para respetar lo que Winnicott denominó la paradoja. La idea del aspecto vivido de la experiencia relacional retoma la idea kleiniana elaborada por Susan Isaacs de la inextricable relación primigenia entre fantasía inconsciente y sensaciones corporales. Y cabe entonces preguntarse si es acaso posible transmitir en lenguaje simbólico verbal aquella parte de la experiencia que no lo es, permaneciendo viva en la interacción con el cuerpo de la madre y en la experiencia del propio cuerpo que será revivida a lo largo de la vida en los modos de estar con (Stern). DESARROLLOS DEL CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA Y SU RELACIÓN CON LA ESPACIALIZA- CION EN LO INTRA E INTERSUBJETIVO Ogden, en On Projective Identification (1979) retoma la identificación proyectiva de acuerdo a la siguiente definición: Es un grupo de fantasías y relaciones de objeto que tienen que ver con librar al self de partes indeseables, con el depósito de dichos aspectos en otra persona y finalmente, con el recobramiento de una versión modificada de aquello que fue expulsado (p. 357). Distingue la identificación proyectiva como un evento psíquico que puede ser deconstruído en tres fases, siempre conservando la idea de un evento psicológico único por lo que las tres transcurren con simultaneidad e interdependencia. Esta es la perspectiva que consideraré en este trabajo como intersubjetiva. Es decir, la idea de una interacción no verbal (lo verbal no está descartado, sino puesto a un lado por los objetivos del trabajo) entre dos sujetos reales (el cuerpo de la madre y el del bebé) y al mismo tiempo entre el self y sus objetos. El espacio potencial entre ambos sujetos transita entre estos dos polos: intra e intersubjetivo. Entre ambos polos hay interacción no verbal, y más adelante verbal, y es en ese espacio en el cual surge el símbolo. Todas estas formas relacionales constituyen las estructuras de la subjetividad y se dan en forma simultánea. En 1999, Stephen Seligman realiza un intento de integración de la teoría kleiniana con las investigaciones observacionales del lactante. A su parecer, dichas investigaciones iluminan el clásico concepto kleiniano de fantasía que puede ser entendido entonces como un modelo de relación bipersonal interno no verbal, tal como sugiere Ogden en la cita del párrafo anterior. Para este autor, el punto de vista intersubjetivo permite pensar simultáneamente en términos de psicología unipersonal y biperso- 25

6 M. S. Díaz t. nal. Mi experiencia clínica me ha confirmado en repetidas ocasiones este punto de vista, en aquellos casos en los que la madre no ve un aspecto importante de la conducta del niño que es entonces actuado o experimentado en alguna área de la vida, o más tarde, en el tratamiento analítico. Me ha tocado ver cómo algunos aspectos del self sólo se ponen de manifiesto cuando son escenificados en ciertas interacciones, y no en otras. Es frecuente observar que los niños tienen un comportamiento en el colegio y otro en la casa, o que ciertas actitudes sólo son vistas por la madre. Los mecanismos de escisión del yo siempre están presentes, y mi propuesta es que se pueden reencontrar esos aspectos escindidos en la interacción puesto que son relativamente inaccesibles a través de lo verbal, a causa justamente de la escisión. Sin embargo, un analista abierto a observar los modos relacionales y su propia experiencia corporal, pero capaz de traducirla a palabras, puede ayudar a estos pacientes a tomar contacto con aspectos de su yo que han quedado escindidos de esta particular manera. Para Seligman, la identificación proyectiva se reformula en términos intersubjetivos como un formato procedimental relacional particular en el nivel más básico de la relación self - objeto. Sería así una manera de organizar los sentimientos del self y la intersubjetividad que implica la restricción e incluso, la asignación coercitiva en otro, de los propios estados mentales intolerables e imposibles de ser pensados. Es decir, una forma de organización mental anterior al reconocimiento claro del límite y diferencias con el objeto y con el sujeto de la interacción. Sin embargo, este proceso debe ser distinguido de la posición autista contigua descrita por Ogden, ya que en ésta la vivencia entre el estar con y el repliegue se organiza sólo en torno a la experiencia sensorial. No hay aún procesos de pensamiento ya que no hay diferenciación alguna self - objeto. Al volver sobre las descripciones kleinianas se observa el énfasis que esta autora puso en las fantasías primitivas basadas en la experiencia corporal y su relación inextricable con los estados afectivos primitivos, y el rol de estos en la organización de las relaciones tempranas del self con sus objetos. Sin embargo, según la conceptualización de Ogden, con la cual concuerdo, el requerimiento para que exista la identificación proyectiva es una mínima diferenciación self objeto, aunque sea emergente y/o fugaz. Seligman habla de imprecisión y entusiasmo en torno al concepto de Identificación Proyectiva, lo que se relaciona cercanamente con mi propia experiencia. La Identificación Proyectiva fue para mí uno de los conceptos más difíciles de aprehender al iniciarme en el trabajo psicoterapéutico. Me generaba gran curiosidad, tal vez por el aspecto paradójico que incluye acerca de un interior misterioso en nuestro propio self y en el del otro al cual tenemos, sin embargo, una vía de acceso, muchas veces fuera de la percatación consciente, a la que no se le ha dado la importancia que merece: la relacional. Sin embargo, esa misma oscuridad del concepto, tal vez haya influido en el entusiasmo con que se reciben los estudios neurocientíficos que, a partir del descubrimiento de las neuronas espejo y estudios observacionales del bebé, muestran un retoño humano mucho más orientado a la realidad de lo que se creía hasta ese momento. Dichos estudios, entre los que citaré principalmente a Beebe y su estudio comparado del concepto de intersubjetividad, en Meltzhoff, Stern y Trevarthen, y a Vittorio Gallese quien, junto a Giacomo Rizzolati demuestran la existencia de las neuronas espejo a principios de los 90. Estas neuronas fueron primero descubiertas en la corteza premotora de los macacos, y se activan tanto cuando son ejecutadas acciones dirigidas a una finalidad específica, como cuando se observan dichas acciones siendo ejecutadas por otro. Se pudo demostrar que el ser humano tiene una capacidad preprogramada de internalizar, incorporar, asimilar, imitar y las neuronas espejo serían la base biológica de este mecanismo. Se ha observado que los mecanismos imitatorios se observan desde las 14 horas de vida (Beebe). Los investigadores proponen un mecanismo funcional llamado simulación corporalizada que genera una sintonía intencional interpersonal. Ya en 1967, Stern había descrito el attunement : mecanismo interaccional en el que la madre responde al bebé no simplemente imitando, sino trascendiéndolo e introduciendo variaciones sobre el tema que permiten transferir y traducir transmodalmente, las sensaciones y sentimientos del bebé. Para estos investigadores, la simulación encarnada, sería el mecanismo 26

7 CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA DESDE UNA PERSPECTIVA INTERSUBJETIVA involucrado en la comprensión implícita de las acciones ajenas. Experimentos posteriores avanzaron en esta dirección, al comprobar que acciones observadas en forma incompleta también generaban activación de las neuronas espejo que participarían en esa acción, si el observador la ejecutara y de este modo permitían su comprensión implícita. Las neuronas espejo pueden activarse tanto por la observación, la ejecución, así como por la escucha de sonidos asociados a una determinada acción. La evidencia empírica tiende a sugerir entonces, que la integración multimodal sensoriomotora permitida por las neuronas espejo, crea simulaciones de acciones que no sólo son utilizadas para su ejecución imitativa, sino también para su comprensión implícita cuando son realizadas por otros. La simulación encarnada constituye así un mecanismo central de la intersubjetividad. Proponen que este mecanismo podría cumplir un importante rol en la empatía, en la comunicación de inconsciente a inconsciente, así como en la identificación proyectiva. Estos descubrimientos permiten reflexionar acerca de las raíces básicas de la empatía. Por supuesto, la identificación proyectiva no puede ser reducida al de un simple movimiento empático, puesto que es un hecho psíquico mucho más complejo que involucra procesos identificatorios, proyectivos e introyectivos. Ogden hace bien sistematizando su descripción en fases, lo cual nos permite aislar operativamente cada una de ellas, para separar la empatía pura como movimiento identificatorio, de las fases de proyección y reintroyección: No es lo mismo pensar con el paciente que pensar acerca del paciente (David Beres), del mismo modo que no es lo mismo identificarse con el bebé sin poder hacer reverie (Bion). Los mecanismos de identificación proyectiva pueden ser así comprendidos en su dimensión relacional y comunicativa, lo cual resulta útil en el trabajo clínico. Joseph Sandler, en su trabajo, No todo es Identificación Proyectiva, se refiere al renovado interés en la teoría de la técnica como un intento de disminuir la brecha generada entre las distintas escuelas. Propone que las estructuras internas inconscientes del analista juegan un rol importante cristalizando sus interpretaciones. De igual forma, recíprocamente, las comunicaciones inconscientes del analista influyen al paciente. Sandler enfatiza la importancia de los elementos inconscientes en la identificación y empatía del analista con el analizando. Relata una observación casual en que, mientras caminaba por la calle, vio a un hombre resbalar en la calzada. Sandler recuerda haberse erguido inmediatamente, como si hubiera sido él el que tropezó. Le asombra que, al no estar alertas, tendamos a espejear los movimientos que percibimos en los otros. Para él, la evocación refleja en el observador del comportamiento y los sentimientos de la persona observada, es un proceso automático unido a la percepción y bastante diferente de la imitación consciente. Está conectado con la identificación primaria, y persiste tardíamente en la vida, aunque de manera muy fluctuante. IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA Y LIMITES SELF-OBJETO Asombran las intuiciones de diversos autores que desde Freud en adelante fueron elaborando las ideas acerca del funcionamiento mental primitivo y que fueron confirmadas por descubrimientos muy posteriores. Ya desde inicios del siglo XX, se plantea la importancia de la experiencia corporal y la inducción de reacciones en otro. Los límites del sí mismo y el no sí mismo, así como los de la representación del self y del objeto, no son tan fijos como podría pensarse, dice Sandler. Parece operar una función de desidentificación, automáticamente. Ocurriría una constante fluctuación inconsciente en el grado de intensidad de este límite, que se vuelve a establecer de manera extremadamente rápida. Me parece importante esta idea desde el punto de vista teórico ya que permite pensar en lo que ocurre cuando ese límite se rigidiza o fluctúa excesivamente, que es, de hecho, lo que se observa en los vínculos simbióticos de algunos niños psicóticos con sus madres. Ogden, en On projective Identification, con respecto a lo que esquematiza como primera fase, hace ver que es evidente que la fantasía de poner partes del sí mismo en otro y controlarlas desde ahí,refleja un nivel de desarrollo en el que hay un borramiento de límites entre self y objeto. Es fundamentalmente en este punto en el cual difieren la Proyección y la Identificación proyectiva, la cual es un mecanismo defensivo en el cual hay borramiento 27

8 M. S. Díaz t. de dicho límite evidenciado en la segunda fase del proceso, en la que se es uno con el objeto. En lo que denomina operativamente, segunda fase de la Identificación Proyectiva, lo característico es la presión ejercida por el proyector en el recipiente de la proyección, de modo que su conducta se ve modificada hasta hacerse congruente en algún sentido con el contenido de la fantasía proyectada. Ogden dice en forma categórica: Esta no es una presión imaginaria y se ejerce a través de diversos medios en la interacción entre el proyector y el receptor de la proyección. A esto lo denomina fase de inducción. Se llega así a la tercera fase de la identificación proyectiva, que involucra el procesamiento psicológico por parte del receptor de la proyección de aquello que ha sido proyectado y su reintroyección en el proyector, después de haber sido modificada. En esta fase, el recipiente de la proyección se experimenta a sí mismo tal como es dibujado en la fantasía proyectada. La realidad es ligeramente diferente: el receptor experimenta un set de sentimientos nuevos de una manera diferente de aquella que fueron realmente experimentados por el proyector. Por más cerca que se sienta del proyector, este set congruente de sentimientos elicitados en el recipiente, no son sentimientos transplantados, sino los sentimientos del receptor tal como los experimenta bajo una situación de presión ejercida por el proyector (Ogden). Este hecho de la realidad es el que abre la puerta a la posibilidad que los sentimientos proyectados o, más exactamente, el set congruente de sentimientos elicitados en el recipiente, sean manejados de diferentes maneras de tal modo de ser metabolizados, contenidos o digeridos (Bion). Si el recipiente de la proyección puede manejar los sentimientos proyectados de una manera diferente a la que usa el proyector, se generará un set nuevo de sentimientos, que será experimentado como nuevo. Es a través de la interacción relacional que el proyector puede reinternalizarlos, en rangos que van desde las introyecciones más primitivas a las identificaciones más maduras. Ogden, considera la identificación proyectiva simultáneamente como un mecanismo defensivo, un modo de comunicación y una forma de relación objetal primitiva. Como relación objetal, constituye una manera de estar con y relacionarse con un objeto parcialmente separado. Finalmente, es una vía para el cambio psicológico. Para el bebé, es una manera de sentir lo que está sintiendo. El niño no puede decirlo en palabras a la madre, pero puede inducir sentimientos en ella, es un modo de estar básico como relación de objeto con el cual sólo hay una separación parcial. Es una forma transicional de relación objetal que se localiza en algún punto del tránsito desde el objeto subjetivo al objeto percibido objetivamente. Por lo tanto, se requieren ciertas condiciones para que acontezca la identificación proyectiva: 1) El proyector debe ser capaz de fantasías proyectivas aún cuando sean muy primitivas en su modo de representación. Y de establecer formas de relación objetal específicas involucradas con la inducción de sentimientos en el receptor de la proyección que puedan ser recobradas en la reinternalización. 2) El objeto de proyección debe ser capaz de una relación de objeto en la que se recibe una proyección y de algún tipo de procesamiento de dicha proyección. Es sólo cuando se llega a ese punto del desarrollo que el concepto de identificación proyectiva se vuelve aplicable, dice Ogden. CONCLUSIONES Este trabajo intenta explorar la identificación proyectiva en sus inicios, es decir, cuando apenas se vislumbra una diferenciación self objeto. Me parece posible imaginar a modo de ilustración, una situación similar a la que ocurriría en un vestíbulo con una puerta de acceso desde el interior y otra hacia el interior de una casa. Este vestíbulo-límite entre lo interno y lo externo es cruzado constantemente por corrientes de aire que a veces abren y otras cierran bruscamente las puertas aislando el espacio interno del externo. Es decir que por un lado está la cuestión del espacio potencial, cuya creación requiere de un aporte mínimo ambiental (lo externo) y por otro la activación 28

9 CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA DESDE UNA PERSPECTIVA INTERSUBJETIVA de los sistemas neuronales espejo como plataforma biológica sobre la que se establecen los primeros intercambios madre bebé (Lo interno). Parecería entonces que la creación del espacio simbólico se entrelaza con procesos biológicos complejos que pueden alterarse lo que por supuesto alterará también la puesta en marcha de los procesos psicológicos que inician la diferenciación de la mente del bebé. El resultado de la detención del desarrollo en algún punto del proceso de diferenciación selfobjeto podría ser entonces un grado de fusión con el objeto que impida el surgimiento pleno del espacio potencial. Volviendo a la imagen del vestíbulo/espacio potencial, este sucumbe pues es inundado por corrientes de aire que lo atraviesan constantemente sin poderse diferenciar lo externo de lo interno obliterándose como espacio transicional. Pues como dice Winnicott, cuando el encaje es total el símbolo ya no es necesario. El aporte mínimo ambiental necesario tendría que ver con una cierta tolerancia a la discontinuidad o a la mínima distancia necesaria para el sostenimiento de la paradoja winnicottiana. Es interesante pensar que pueda existir un punto en el cual apenas surge la conciencia del límite self-objeto es inmediatamente aniquilada pues tiene el significado de separación y diferenciación. Se está entonces en la antesala de lo simbólico: se tiende a percibir el límite con el objeto pero se elimina de inmediato esa percepción, como si alguien cerrara bruscamente la puerta de un vestíbulo que tiende constantemente a abrirse por las corrientes de aire, cada vez que esto sucede. Menciono esta imagen porque me ayuda a imaginar como un juego puede llegar a parecer simbólico sin serlo verdaderamente o al menos sin serlo todo el tiempo. Esta discriminación es crucial en los pacientes a los que me refiero al principio de este trabajo. La deconstrucción en fases de los mecanismos de identificación proyectiva ayuda a pensar de qué modo estos procesos pueden verse alterados durante el desarrollo. Una posibilidad es que en pacientes con núcleos psicóticos, persistan islotes de funcionamiento mental indiferenciado en los que las experiencias corporales no han podido reprimirse lo suficiente como para estructurar fantasías inconscientes en forma de imágenes visuales que puedan ser traducidas transmodalmente. Esto podría ser secundario al fracaso en los procesos de diferenciación por alteraciones en la tercera fase descrita por Ogden de la identificación proyectiva, es decir, en la reintroyección. La madre que entrega un reflejo literal de estados afectivos del bebé, no ayuda a la puesta en marcha del proceso de delimitación self-objeto, cerrándose entonces el vestíbulo/espacio potencial en el que puede surgir el símbolo. Es posible entonces que aquellos contenidos mentales proyectados en la mente de la madre, sigan siendo controlados en su mente y que ella los acepte pasivamente, sin poder digerirlos para ser reintroyectados en la mente del bebé. Así, la última fase de la identificación proyectiva no puede completarse. Y los contenidos mentales proyectados, no pueden acceder a la representación simbólica, quedando así de algún modo atrapados en la interacción y ligados a la experiencia corporal concreta. Otra pregunta que me viene a la mente es cómo ocurre la cronología de estos procesos. Es posible que haya una falla primaria en los mecanismos primitivos neurobiológicos reguladores de la empatía, o es la falla ambiental la que no posibilita el desarrollo pleno de los mecanismos de simulación encarnada? Creo que la frase de Winnicott sobre el encaje total, trae al primer plano la función especular de la madre que se entona con el bebé devolviéndole una imagen congruente en un cierto sentido con la emoción observada a través de la entonación emocional. No es un simple reflejo literal, se introducen ciertas variaciones a las que podemos llamar, digestión, reverie, transmodalidad, pero que en su conjunto son conceptos que ayudan a comprender la importancia de un mínimo espacio/ vestíbulo entre lo interno y lo externo, entre la madre y el bebé, en el que pueda respirar la frontera self-objeto. Los trabajos neurocientíficos han confirmado las intuiciones de autores kleinianos y postkleinianos, acercándonos a la comprensión de los complejos fenómenos involucrados en la comunicación de inconsciente a inconsciente pero quedan aún muchas oscuridades conceptuales en las que probablemente la teorización sobre la técnica de trabajo clínica con pacientes que hace años habrían estado en los deslindes de la indicación de tratamiento analítico, permitirán abrir nuevas líneas de pensamiento y aplicaciones del psicoanálisis. 29

10 M. S. Díaz t. El hombre inclinado sobre su guitarra, Un pobre sastre. El día era verde. Dijeron: «Tienes una guitarra azul; No tocas las cosas tal como son». El hombre replicó: «Las cosas como son Cambian en la guitarra azul». Entonces le dijeron: «Tócanos un aire Más allá de nosotros, que sea nosotros mismos, Un aire en la guitarra azul De las cosas exactamente como son». REFERENCIAS 1.- Beebe B, et al (2003). Una comparación entre Meltzoff, Trevarthen y Stern. Aperturas psicoanalíticas. Revista internacional de psicoanálisis, nº 17, publicado el 5 de Julio de Disponible en [ 2.- Bion WR (1962a). Una teoría del pensamiento. En Volviendo a pensar. Buenos Aires: Lumen- Hormé, pp: Bion WR (1962b). Aprendiendo de la experiencia. Buenos Aires: Paidos, Gallese V, et al (2006a). La simulación corporalizada: las neuronas espejo, las bases neurofisiológicas de la intersubjetividad y algunas implicaciones para el psicoanálisis. Clínica e investigación relacional. Revista electrónica de psicoterapia, 3(3): , octubre Disponible en [ 5.- Gallese V (2006b). Intentional attunement: Embodied simulation and its role in social cognition. En M. Mancia (editor), Psychoanalysis and neuroscience. Milan: Springer. 6.- Gallese V (2009). Neuronas espejo, simulación corporeizada y las bases neuronales de la identificación social. Clínica e investigación relacional. Revista electrónica de psicoterapia, 5(1):34-59, febrero Disponible en [www. psicoterapiarelacional.es]. 7.- Heimann P (1950). La contratransferencia. Revista de Psicoanálisis de la Asoc. Psic. de Madrid, (32):51-61, Herrera E (2000). Identificación Proyectiva: El desarrollo del concepto. Revista Chilena de Psicoanálisis, 17(1): Isaacs S (1943) Naturaleza y función de la fantasía. En Desarrollos en psicoanálisis. Buenos Aires: Hormé, Pp: Jordán JF (2012). Projective Identification and the weight of intersubjectivity. En Projective identification: the fate of a concept. London: Routledge Joseph B (1987). Identificación proyectiva: algunos aspectos clínicos. En Equilibrio psíquico y cambio psíquico. Madrid: Julián Yébenes eds., Klein M (1930). La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo. En Amor, culpa y reparación y otros trabajos ( ). Vol. 1. Buenos Aires: Paidos, Pp: Melanie Klein, Klein M (1946). Notas sobre algunos mecanismos esquizoides. En Envidia y gratitud y otros trabajos. Vol. 3. Buenos Aires: Paidos, Pp: Ogden T (1979). On Projective identification. Int. J. Psychoanal., 60(3): Ogden T (1985). En torno al espacio potencial. Libro Anual de Psicoanálisis, 1: Ogden T (1989). La estructura de las vivencias. En La frontera primaria de la humana experiencia. Madrid: Julian Yébenes eds., Pp: Ogden T (1989). La posición autista-contigua. En La frontera primaria de la humana experiencia. Madrid: Julian Yébenes eds., Pp: Sandler J (1993). Acerca de la comunicación del paciente al analista: no todo es identificación proyectiva. Libro Anual de Psicoanálisis, 9: Sandler J (1976). Countertransference and role-responsiveness. Int. Rev. Psychoanal., 3: Schore A (2003). Clinical implications of a psychoneurobiological model of projective identification. En Affect regulation & the repair of the self. New York; W.W. Norton & Co., pp: Segal H (1991). Espacio mental y elementos de simbolismo. En Sueño, fantasma y arte. Buenos Aires: Nueva Visión, Pp: Seligman S (1999). Integrando la teoría kleiniana y la investigación intersubjetiva: Observando la Identificacion Proyectiva. Revista Chilena de Psicoanálisis, 26(1): 76-96, Spillius E B (2012). The emergence of Klein s idea of Projective Identification in her unpublished and published work. En Projective identification: the fate of a concept. London: 30

11 CONCEPTO DE IDENTIFICACIÓN PROYECTIVA DESDE UNA PERSPECTIVA INTERSUBJETIVA Routledge Stern D et al (1998). Non-interpretive mechanisms in psychoanalytic therapy: The something more than interpretation. Int. J. Psychoanal. 79: Stern D (1990). Diario de un Bebé. Buenos Aires: Paidos, Winnicott DW (1945). Desarrollo emocional primitivo. En Escritos de pediatría y psicoanálisis. Barcelona: Paidos, Pp: Winnicott DW (1951). Objetos y fenómenos transicionales. En Escritos de pediatría y psicoanálisis. Barcelona: Paidos, Pp: Winnicott DW (1967). Papel de Espejo de la madre y la familia en el desarrollo del niño. En Realidad y juego. Barcelona: Gedisa, Pp: msdiaz76@gmail.com 31