Bernardino Javier Sánchez-Alcaraz Martínez y Alberto Gómez-Mármol

Transcripción

1 Prevención y diagnóstico del burnout en el fútbol Bernardino Javier Sánchez-Alcaraz Martínez y Alberto Gómez-Mármol 1. Introducción El burnout se puede concebir como una de las grandes epidemias del siglo XXI (Salgado, Rivas y García, 2011). Desde que Freudenberger (1974) diera una primera noción del mismo para un contexto laboral, las investigaciones sobre esta temática no han parado de sucederse (Garcés de los Fayos, Ortín y Carlin, 2010). En nuestro caso, el interés se centra de un modo más específico en el contexto estrictamente deportivo. En este sentido, se puede señalar a los estudios de Feigley (1984) como pioneros en esta línea de investigación. De acuerdo con las recomendaciones de Gutiérrez y Pilsa (2006), todo trabajo debe comenzar con la definición de los conceptos que se van a manejar, determinando la perspectiva que va a definir el desarrollo del mismo. Así, el burnout se concibe como un síndrome tridimensional caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y reducida realización personal (Maslach y Jackson, 1981). El agotamiento emocional, siguiendo a Sarros (1988), hace referencia a las sensaciones de sobreesfuerzo físico y hastío emocional; la despersonalización supone el desarrollo de actitudes y respuestas cínicas hacia las personas que conforman el entorno; y la reducida realización personal conlleva la pérdida de confianza en la realización personal y la presencia de un negativo autoconcepto como resultado, muchas veces inadvertido, de las situaciones ingratas, tal y como explican Vives y Garcés de los Fayos (2004). Además, contextualizados en la esfera deportiva, prácticamente todos los agentes implicados han sido ya analizados en busca del conocimiento de la incidencia del síndrome de burnout. Podemos encontrar de este modo, investigaciones que demuestran el padecimiento de burnout por parte de profesores de educación física (Viloria y cols., 2003; Fejgin, Ephraty y Ben-Sira 1995), entrenadores deportivos (Kelley y Gill, 1993; Ryska, 2009; Tashman, Tenenbaum y Eklund, 2010), árbitros (Garcés de los Fayos, Elbal y Reyes, 1999; Taylor, Daniel, Leith y Burke, 1990), funcionarios deportivos (Schulz y Auld, 2006; Walter, Van Lunen, Walter, Ismaeli y Oñate, 2009) y, por supuesto, deportistas (Balaguer, Duda, Castillo, Moreno y Crespo, 2009; Cohn, 1990; Feigley, 1984; Gustafsson, Kenttä, Hassmen y Lundqvist, 2007; Hill, Hall, Appleton y Murray, 2010; Vives y Garcés de los Fayos, 2004). Asimismo, cabe señalar que no están exentos del mismo aquellos practicantes no profesionales (Dosil, 2002), ni tampoco los deportistas más jóvenes

2 (Salgado, Rivas y García, 2011); de hecho, tanto Cohn (1990) como Carlín, Garcés de los Fayos y De Francisco (2012) han encontrado múltiples manifestaciones de burnout en niños (de 10 años), lo que pone de manifiesto que se trata de un síndrome al que se debe atender desde el propio comienzo de la práctica deportiva. La proliferación de estudios sobre burnout puede encontrar su justificación en las consecuencias que éste acarrea en aquellos sujetos que lo padecen. En primer lugar, cabe destacar el abandono deportivo (Carlín y Garcés de los Fayos, 2010). La relación directa entre padecimiento prolongado de burnout y cese de la práctica deportiva ya ha sido ampliamente contrastada (Cantón y cols., 1990; Cantón, Mayor y Pallarés, 1995; Jiménez, Jara y García Montalvo, 1995; Pallarés, Cantón y Mayor, 1990). Por tanto, se debe reconocer nuestra preocupante afirmación: un deportista que padece un burnout que pasa inadvertido, aumenta en gran medida sus probabilidades de abandonar el deporte. Análogamente, se presenta la disminución del rendimiento deportivo como efecto del burnout (Cohn, 1990; Sierra, 2008). Es generalmente conocido que el rendimiento en una determinada competición no se debe exclusivamente a la preparación física, técnica y/o táctica, sino que también se encuentra implicado el factor psicológico. Por ende, la alteración por parte del burnout de la preparación psicológica repercute perjudicialmente en el éxito deportivo. En el presente capítulo se reseña la relación entre el síndrome de burnout y la motivación. Un alto grado de motivación es el predictor más potente del disfrute con la práctica deportiva, aunque ésta sea de carácter intenso (Balaguer et al., 2009). No obstante, llegados a este punto se debe añadir una importante puntualización: no todos los tipos de motivación contribuyen a dicho disfrute (Álvarez, Balaguer, Castillo y Duda, 2009). Bajo el modelo teórico de Nicholls (1984), podemos distinguir dos tipos de orientaciones motivacionales: Orientación a la tarea: en la que el rendimiento es evaluado en términos de aprendizaje y dominio personal. El deportista disfruta con practicar el deporte y mejorar sus capacidades; se trata de recompensas intrínsecas al propio sujeto. Orientación al ego: centrada en la consecución de un buen resultado en la competición, juzgando el nivel de competencia basándose en comparaciones con otros deportistas. El deportista disfruta ganando trofeos y demostrando mayor habilidad que el resto de deportistas; se trata de recompensas extrínsecas al propio sujeto.

3 En este sentido, se ha constatado una relación positiva entre los niveles de burnout experimentados y el grado de desarrollo de la orientación hacia el ego (Cervelló, 2003; Lemyre, Hall y Roberts, 2008). Además, también se quiere hacer una breve mención a los estudios de otras variables que se relacionan con el burnout, a saber: estrés, fatiga, insomnio, dolores de cabeza, problemas de sociabilidad, baja autoestima y dificultades para concentrarse (Cresswell y Eklund, 2005; Maslach y Jackson, 1986; Raedeke y Smith, 2004; Tutte y Suero, 2009) así como insatisfacción con el estilo de vida que mantiene, insatisfaccion con su rol relacionado con el deporte, expectativas incumplidas, o sentimientos de aislamiento (Garcés de los Fayos, De Francsico y Arce, 2012). Consecuentemente, para cualquier entrenador (independientemente de la disciplina deportiva a la que se dedique), resulta vital la adquisición de las habilidades y herramientas necesarias para prevenirlo, detectarlo y tratarlo. 2. El burnout en el fútbol Centrados de forma más concreta en nuestro ámbito de interés, el fútbol no ha quedado al margen de la realización de estudios sobre la incidencia del burnout entre sus agentes implicados. Así, García (1999), a través del Instituto de Medicina del Deporte de La Habana, realizó un estudio sobre una muestra de entrenadores de fútbol, entre los que, si bien es cierto que la mayoría no presentaba riesgo de padecer burnout, también se debe reconocer que algunos entrenadores sufrían de un burnout que no había sido detectado anteriormente y que, evidentemente, tampoco estaba siendo tratado. Por otro lado, Pedrosa, Suárez, Pérez y García-Cueto (2011) registraron, mediante cuestionarios administrados a 150 futbolistas profesionales que competían a nivel regional y nacional, que el burnout aparecía con más frecuencia de forma estadísticamente significativa en los futbolistas de la categoría regional. Asimismo, Salgado, Rivas y García (2011), en una muestra de 25 de futbolistas, también practicantes con carácter profesional, observaron que el 68 % de los participantes padecía el síndrome de burnout, o bien estaba en un alto riesgo de padecer esta psicopatología y, tras realizar una intervención psicológica de seis meses, la prevalencia del síndrome disminuyó un 38%, y el total de participantes que presentaban riesgo a padecerlo se redujo significativamente. Por último, Sánchez-Alcaraz, Gómez-Mármol y García expusieron en el I Congreso Internacional de Psicología Aplicada al Fútbol, celebrado en Zaragoza en marzo de 2012, los resultados de una investigación («Síndrome de Burnout en futbolistas») en la que participaron cincuenta y un futbolistas. Se obtuvieron datos

4 que confirman un mayor desarrollo del agotamiento emocional frente a las dimensiones de reducida realización personal y despersonalización. Además establecieron la relación positiva entre el agotamiento emocional y la despersonalización, y la relación negativa con la reducida realización personal. Dicho de otro modo, a mayor agotamiento emocional, mayor despersonalización y menor realización personal. 3. Prevención del síndrome de burnout Tenemos datos más que suficientes para afirmar que el deporte del fútbol (sobre todo en el alto rendimiento) es un escenario propicio para que se ponga de manifiesto el síndrome de burnout. Para la tarea de prevención de esta patología en los futbolistas, es muy importante la figura del entrenador y del psicólogo/a, en la detección de conductas y variables que pueden ser predictoras del síndrome, ya que los sujetos que lo padecen no están en condiciones de reconocer su significado y no buscan ayuda hasta que las dificultades o la angustia los supera (De Cos y Mizrahi, 2007). Del mismo modo, es necesario aplicar un conjunto de acciones conjuntas en la prevención de estas variables, sin olvidar que no todos los deportistas responden de la misma manera ante el estrés, influenciados por las características de su personalidad. Dichas variables predictoras y acciones se recogen a continuación en la Tabla 1, adaptada del estudio de Salgado, Rivas y García (2011). Tabla 1: Variables predictoras y acciones a realizar ante la presencia de dichas variables. Variable Conducta inadecuada del entrenador Altas demandas competitivas Excesivas demandas de energía y tiempo Monotonía del entrenamiento Sentimiento de estar apartados Carencia de refuerzos positivos Falta de habilidades Estrategias de afrontamiento Incapacidad para lograr sus metas y objetivos Falta de apoyo en su grupo de referencia Intereses mercenarios de los padres Estilos de vida externos, fiestas, comerciales, distracciones Fuente: Salgado, Rivas y García, Acción Educación y formación deportiva hacia el entrenador Entrenar el control de las emociones Implementar técnicas de relajación Técnicas cognitivas de recuperación emocional Entrenar técnicas de control de emociones Variabilidad de las sesiones y ejercicios Entrenamiento en diferentes ambientes y contextos Objetivos individuales y estrategias para lograrlos Apoyar reforzando las actitudes positivas y los logros individuales Objetivos e individualización del entrenamiento Entrenamiento de técnicas de afrontamiento, autodiálogo, recuperación emocional, concentración de la atención y agresividad positiva Replanteamiento de metas y objetivos de ejecución Trabajo en círculos de control Realizar dinámicas de grupo y actividades que faciliten la cohesión de equipo Educación y formación deportiva a los padres Código interno y sanciones para los jugadores Compromiso con el equipo

5 De entre estas variables predictoras, las relaciones sociales que los futbolistas presentan con otras personas del entorno (padres, entrenadores y compañeros), es quizá la más importante en la evolución y adherencia a la práctica deportiva. De estas relaciones, parece que la familia adquiere el papel más predominante durante la infancia del jugador y que la percepción de la vinculación e interés de los padres hacia el deporte afectará al nivel de participación de los hijos. Por lo tanto, a estas edades el trabajo sobre prevención de burnout debe ir destinado tanto a padres como a jugadores. Posteriormente, durante la adolescencia, los iguales adquieren una gran prioridad y la influencia de los procesos de socialización con los compañeros se hace más notoria, sirviendo como fuente de apoyo y reconocimiento social del jugador (Carlín y Garcés de los Fayos, 2010), por lo que el diseño de tareas cooperativas y de cohesión de equipo adquiere vital importancia en las sesiones de entrenamiento. Finalmente, se ha estudiado que la influencia del entrenador afecta en los resultados de los futbolistas y que los entrenadores con credibilidad, que generan más clima de implicación a la tarea y tienen un estilo de comunicación basado en el apoyo, las instrucciones y la cantidad relativamente baja de punición, son determinantes para que los jóvenes se diviertan más y estén más comprometidos con la práctica deportiva, disminuyendo así el riesgo potencial de incidencia de burnout (Carlín y Garcés de los Fayos, 2010). 4. Evaluación y diagnóstico del burnout Análogamente, el control de estas variables predictoras debe ir acompañado de mecanismos de medición periódica del síndrome de burnout y es por ello que el diseño de instrumentos de evaluación específicos para el contexto deportivo sea una línea de trabajo que está adquiriendo una importancia sobresaliente en los últimos años entre la comunidad científica (Garcés de los Fayos y cols., 2012). Para la evaluación del síndrome de burnout se han utilizado diferentes técnicas. En las primeras investigaciones, se utilizaban las observaciones sistemáticas, entrevistas estructuradas y tests proyectivos, pero posteriormente se ha ido dando mayor énfasis a la evaluación mediante cuestionarios y auto-informes (Martínez, 2010). En este sentido, uno de los instrumentos más utilizados y específicos para la evaluación del síndrome en deportistas es el Athlete Burnout Questionnaire (ABQ), traducido al castellano y adaptado para futbolistas por Arce, De Francisco, Andrade, Arce y Raedeke (2010). Dicho cuestionario está al alcance de cualquier técnico que trabaja en fútbol y es fácil de administrar. Está formado por 15 ítems que miden tres componentes del burnout en futbolistas: agotamiento físico/emocional,

6 reducida sensación de logro y devaluación con la práctica deportiva (adaptación de la dimensión despersonalización al contexto deportivo), medidos a través de una escala tipo Likert de cinco posibilidades de respuesta. Dicho cuestionario, que se encuentra anexo al final del capítulo, permitirá al entrenador y al psicólogo deportivo establecer una medición de los valores de burnout que presentan sus jugadores para cada una de las dimensiones mencionadas. Conclusiones En este capítulo se realiza una aproximación al concepto de burnout, su afectación en el deporte de fútbol y las estrategias para la prevención y diagnóstico, estudiando las relaciones que el burnout establece con el desarrollo de diversas variables psicológicas. Si atendemos al análisis de la frecuencia de aparición de burnout o alguna de sus dimensiones en los estudios realizados en muestras de futbolistas, se observa que los altos valores registrados requieren de la aplicación inmediata de estrategias y medidas de prevención y tratamiento, pues estamos haciendo referencia al padecimiento de un síndrome intenso que afecta de un modo muy perjudicial en el futbolista, generando estragos demoledores que no sólo afectan a su actividad deportiva, sino especialmente a su vida personal. Por lo tanto, será tarea del psicólogo deportivo el tratamiento del síndrome en los futbolistas que presentan riesgo de padecer burnout, a través de técnicas cognoscitivas conductuales y estrategias de afrontamiento, como pueden ser estrategias para la resolución de problemas, asertividad, organización y manejo del tiempo, entrenamiento de las relaciones sociales, de la relajación y del manejo de emociones tales como hostilidad o ira. Finalmente, siguiendo a Carlín y Garcés de los Fayos (2010), queda para los padres, directivos y entrenadores, crear estrategias para que los jóvenes deportistas desarrollen sus habilidades técnicas, tácticas, físicas y psicológicas, evolucionando en el deporte y, sobre todo, para que se diviertan practicándolo, a través del diseño de actividades orientadas a climas motivacionales implicados a la tarea y racionalizando las cargas y sesiones de entrenamiento. Es muy importante también la aplicación de todo lo que hemos comentado al fútbol profesional porque tenemos muchas evidencias de padecimiento de burnout por parte de jugadores y de entrenadores de élite.

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11 - Devaluación de la práctica deportiva: ítems 5, 7, 8, 10 y 13. * El ítem 15, creo que tengo éxito en el fútbol, está formulado de forma positiva, por lo que al realizar el cálculo para cada una de las tres dimensiones del burnout, es necesario recodificar el ítem. De este modo, si el sujeto contestó en el test casi nunca, debe ser puntuado como casi siempre; mientras que si contestó pocas veces, debe ser puntuado como a menudo. Valores del riesgo del burnout: - Si los sujetos presentan unos valores entre 5 y 11 puntos en alguna de las categorías de burnout, su riesgo de padecer burnout en esa dimensión es bajo. Por otro lado, si presentan valores comprendidos entre 12 y 18 puntos, su riesgo de padecer burnout en esa dimensión es medio. Por último, si los valores para alguna dimensión se sitúan entre 19 y 25, el riesgo de padecer burnout en esa dimensión es alto. - Aquellos sujetos que presenten un riesgo alto de burnout en las tres dimensiones, serán calificados como sujetos que padecen burnout extremo o burnout total.