DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA EN LOS/LAS NIÑOS/AS

Transcripción

1 DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA EN LOS/LAS NIÑOS/AS Orientaciones a la familia. La autoestima se aprende; la niña que se siente querida, aceptada, valorada, cuidado, etc. se siente importante, especial y aprende a valorarse y quererse. Es la base para desarrollar y consolidar una alta autoestima que le permitirá ser más adelante un adulto feliz y exitoso. Los padres pueden mejorar su autoestima y como consecuencia influir positivamente en el desarrollo de la de sus hijos. Los alumnos con alta autoestima se esfuerzan para conseguir éxitos en las tareas escolares y no se acobardan ante el esfuerzo o las dificultades. Sus logros los atribuye a su capacidad y los fracasos, le influyen poco, porque piensa que se deben a causas externas y modificables, la tarea era muy difícil, he estudiado poco, etc. Los alumnos con baja autoestima suelen haber cosechado escasos éxitos escolares y por contra tienen bastantes experiencias de fracaso. Como estas experiencias no les resultan agradables tratarán evitarlas, no haciendo las tareas, no esforzándose, etc., de esta forma aunque no obtienen éxitos tampoco se sienten fracasados. Su mecanismo de defensa consiste en: ante el riesgo de equivocarse mejor no hacer nada. Son alumnos que atribuyen sus fracasos a factores internos y difícilmente modificables, generalmente a poca capacidad personal y los éxitos a causas externas y poco controlables por ellos como la suerte, la bondad del profesor o lo fácil que era la tarea. Aspectos que influyen en el desarrollo de una autoestima positiva de la niña: 1.- La autoestima de los padres. Los padres con alta autoestima generalmente ayudan a sus hijos a construir una alta autoestima. Estas personas se caracterizan por lo positivo que trasmiten a los demás. Sugerencias para mejorarla: Aprecio: Fíjese en sus cualidades y aprenda a apreciarse por poseerlas. Siéntase feliz por el hecho de esforzarse en desarrollarlas. Siéntase útil. 1

2 Disfrute de sus logros por pequeños que sean con naturalidad, sin fanfarronería. Aceptación: Acéptese tal como es, muéstrese tolerante y esperanzado con sus errores y limitaciones. Mantenga una actitud responsable de todos sus actos. No se sienta excesivamente culpable por los errores. No se quede sin hacer nada por temor a equivocarse. Aspire a hacer las cosas bien no a ser perfecto. Afecto: Trátese con el cariño y comprensión con que trata a su mejor amigo. No dude afrontar situaciones que le permitan felicitarse tantas veces como pueda. Manténgase en paz con sus pensamientos y sentimientos, especialmente con los que menos le agradan. Entre los pensamientos positivos y negativos esfuércese en quedarse solo con los primeros. Atención: Encárguese personalmente del cuidado de todas sus necesidades reales. Busque momentos exclusivos para usted en los que pueda realizar y disfrutar aquello que le gusta. La persona col alta autoestima no busca el sufrimiento injustificado ni asume riesgos innecesarios, pero es capaz de afrontar y sobreponerse ante las dificultades por duras que sean. Relación: Busque y cultive la amistad. En sus relaciones evite mantener una actitud tanto agresiva como pasiva. Es posible relacionarnos con los demás defendiendo legítimamente nuestros derechos respetando los del otro, es decir, asertivamente. 2.- La educación familiar. De los siguientes estilos educativos, los padres suelen utilizar predominantemente uno de ellos, el tercero es el mejor para desarrollar una alta autoestima: 1.- Autoritario: Alto nivel de control y de exigencia de madurez. Bajo nivel de comunicación y afecto. Niño: ordenado, pasivo, poco afectuoso, baja autoestima, dependiente 2.- Permisivo: Bajo nivel de control y de exigencia de madurez. Alto nivel de afecto y comunicación. Niño: poco responsable, caprichoso, bajo autocontrol y autoestima. 3.- Autorizado: Alto nivel de control y de exigencia de madurez. Alto nivel de comunicación y afecto. Niño: responsable, alto autocontrol y autoconcepto, persistente, autónomo 2

3 Evitar ser excesivamente autoritarios o excesivamente sobreprotectores. Intentar ser padres AUTORIZADOS, padres que ejercen su autoridad de forma responsable, razonada, con sentido común, dialogando pero a su vez con firmeza y serenidad. Tratar al hijo con respeto y consideración. Gritos, insultos y malos modos no son aconsejables, en vez de firmeza indican debilidad. Explicitarle que confiamos en él, que es querida: besos, abrazos. El/la niño/a necesita que se le valore y felicite frecuentemente en sus avances y cuando se esfuerza. NO LO CONFUNDA CON LOS PREMIOS. Si se acostumbra a ser premiado/a por todo lo positivo que hace recurrirá al chantaje y le pasará factura por todo. Fijar normas claras y ser consecuentes en su cumplimiento. Padres y madres han de ser coherentes en las normas, estar de acuerdo entre ellos y ser sistemáticos en su cumplimiento. No desautorizarse. No cambiar las decisiones por presiones: pataletas, llantos, etc. Estar abiertos a razonamientos y cambiar si hay razones objetivas y poderosas, evitará que el/la niño/a se desoriente y le ayudará a tener un comportamiento más uniforme. Ante el incumplimiento de una norma indique el error y como evitarlo, manteniendo en todo una actitud firme pero serena y calmada. Mostrar interés cuando el/la niño/a realiza su trabajo. Cuando no hace algo bien se le indica, pero tener en cuenta que se critica el fallo, no la persona (Debemos decir te has salido al colorear, nunca decir eres un inútil ). Evite muletillas insultantes: eres tonto!, y las comparaciones: tu hermano es más listo que tú. Comentarle lo que ha hecho mal y sugerir como hacerlo mejor. 3.- La transmisión de expectativas. Dar una elevada importancia a los aprendizajes escolares y transmitir claramente esta idea al niño. Mostrar interés por el rendimiento escolar. Acéptelo como es. Evite comparaciones y recriminaciones. Reconozca sus valores y limitaciones Ayúdele a conocer y valorar sus características personales. Sus puntos fuertes y sus limitaciones y a aceptarse tal como es. Transmitirle expectativas realistas de éxito. Exigirle de acuerdo a sus posibilidades. Píllelo haciendo cosas buenas, sea positivo. Ayudarle a ser responsable. Valorar el trabajo y el esfuerzo. Cuidado con las etiquetas que les ponemos. Si constantemente les decimos o nos oyen comentar que son un desastre, probablemente se empeñen aún más en cumplir dicho papel. Transmitirle la idea de que nadie es perfecto y todos tenemos derecho a equivocarnos 4.- La experiencias de éxito. Animarle a practicar y desarrollar sus habilidades. Ser pacientes. Seleccionarle tareas asequibles y proponérselas como un reto a su alcance. 3

4 Ayudarles a afrontar las situaciones de fracaso. 5.- La educación emocional. Dedicar un tiempo exclusivo para hablar con él de lo que le preocupe. Ayudarle a identificar correctamente sus emociones. Ayudarle a expresar adecuadamente sus emociones. Ayudarle a sentirse bien y aceptar las frustración cuando las cosas no salen bien. 6.- La autonomía. Crear un medio estimulante. Fomente que tome iniciativas y emprenda pequeños retos. Animar en los progresos. Permitir que vaya a su ritmo. Limítese a vigilarlo de cerca y prestarle ayuda cuando la necesite. Desarrollar actitudes de esfuerzo ante las dificultades. Procurar hacer las cosas lo mejor que se pueda. Favorecer progresivamente la toma de decisiones. Favorecer la capacidad de disfrutar del trabajo realizado. Desarrollar la capacidad de afrontar situaciones difíciles. Riesgos que se deben evitar: 1.- La sobreprotección. El exceso de protección no suele obedecer a causas reales, sino a la angustia de los padres. La mayoría de los padres sienten que su primera obligación es proteger a sus hijos del estrés, pero proteger a los niños cuando no lo necesitan, hace más mal que bien. Debemos favorecer su autonomía para enfrentarse con los problemas. Influye negativamente causando, poca autonomía, irresponsabilidad, indecisión, pasividad y baja tolerancia a la critica y a la frustración. 2.- La falta de comunicación. Surge cuando no se escucha o no se responde adecuadamente al niño. Produce introversión, inseguridad, ansiedad, dificultades de integración social y elevada dependencia del grupo. 3.- Las dificultades para fijar límites. La excesiva permisividad o rigidez dificultan al niño comprender donde están los límites, las lindes que marcan el camino por donde debe transcurrir su comportamiento. Produce: Dificultades para interiorizar las normas. Rigidez en su cumplimiento o tendencia a transgredirlas. Necesidad de que el adulto dirija su conducta. 4.- Los conflictos familiares. Los conflictos entre los padres deben afrontarse dejando al margen al niño. Cuando esto no ocurre así le afectan negativamente incrementando su 4

5 ansiedad, provocando cambios bruscos en su comportamiento y excesiva dependencia del grupo. 5.- La sobreexigencia. Pedir que la niña se enfrente con tareas o situaciones para las que no esta preparado por un exceso de expectativas de los padres puede provocar falta de motivación, dificultad para aceptar pequeños fracasos, afán competitivo. 5