HISTORIA DEL IES CABO BLANCO

Transcripción

1 HISTORIA DEL IES CABO BLANCO El I.E.S. Cabo Blanco es un Centro con tan solo seis años de funcionamiento; en este curso escolar, 2011/12 comienza su séptimo año. Cuenta con tres Centros de Primaria adscritos y un elevado número de alumnos y alumnas, (un total de 986 el curso anterior), mayoritariamente de Secundaria. Concretamente en este curso escolar tenemos aproximadamente 1040 alumnos/as repartidos en 6 grupos de 1º E.S.O., 4 grupos de 2º E.S.O., 8 de 3º (2 de Diversificación Curricular) y 6 de 4º E.S.O, 2 de ellos también de Diversificación. Además de la Secundaria, el centro cuenta con 4 grupos de 1º de Bachillerato, 3 de 2º de Bachillerato y dos Aulas Enclave. También, un P.C.E. de Comercio (1º y 2º), el Primer y Segundo curso del Ciclo Medio de Climatización y Comercio, un P.C.P. de Fontanería, otro de Mecánica y un P.C.A. de Restauración (1º y 2º). El curso pasado contábamos con 209 extranjeros, lo que suponía un 22% del total de nuestro alumnado. Procedían de 31 nacionalidades diferentes, en su mayoría son hispanohablantes que habían emigrado desde Sudamérica, la cuarta parte de los extranjeros, son colombianos; contábamos con 7 alumnos y alumnas no hispanohablantes y con problemas de dominio del idioma. En el último año este alumnado, que antes se iba incorporando al centro a lo largo de todo el curso de forma paulatina, ahora suelen ir abandonando las aulas a medida que el curso avanza y dependiendo de las circunstancias laborales (y por ende económicas) de las familias. El Centro está ubicado en la zona de medianías de Arona, municipio turístico del sur de Tenerife que acoge a población extranjera inmigrante y, como consecuencia de eso, ha crecido desbordantemente en los últimos tiempos. Si a este dato le sumamos el hecho de que la población local que trabaja en las zonas de ocio y turismo también se asienta en estas medianías (pues las viviendas son más baratas), entendemos que el Centro, desde que abrió sus puertas, ha notado carencias en sus dotaciones. La medianía del municipio abarca zonas residenciales, zonas dormitorio y zonas de viviendas sociales. Todas ellas se caracterizan por una enorme afluencia

2 de población foránea desarraigada, cuyo objetivo principal es ganar el máximo dinero posible para mejorar su situación personal y familiar; generalmente con bajo nivel cultural, escasa cualificación profesional e importantes problemas familiares: divorcios, separaciones y abandono de los adolescentes. Las dos zonas más desfavorecidas son las de viviendas sociales, con unas peculiaridades concretas, como son: la economía sumergida, en algunos casos la delincuencia y la dependencia de la prestación social. Algunos de los hogares se estructuran con madres solteras con cierto grado de trivialidad en los emparejamientos, con hijos a su cargo después de separaciones y/o divorcios. Las problemáticas más detectadas en estas dos zonas son: abandono físico, violencia en el entorno, que se manifiesta con malos tratos a menores y reproducción de esa violencia con sus iguales, lo que se traduce en conductas agresivas. También se aprecia la influencia negativa del ambiente en asuntos como el absentismo o el abandono escolar, el consumo de tóxicos, las conductas pre delictivas y/o delictivas, mantenimiento de relaciones sexuales demasiado precoces y sin tener en cuenta las consecuencias de no tomar medidas profilácticas, por lo que en cursos anteriores nos encontramos con alguna niña embarazada a los 14 ó 15 años. Si bien en el pasado el alumnado y sus familias percibían gran facilidad para obtener trabajo sin cualificación (aunque con sueldos bajos, pero lo suficientemente atractivos para un adolescente como para no valorar la preparación educativa y profesional), en la actualidad ellos son conscientes de que el trabajo escasea (el 40% de la población aronera está en situación de desempleo), pero les sigue faltando la motivación hacia los estudios. Por ello, un sector del alumnado considera el Centro como un lugar de reunión, donde relacionarse y pasar sus mejores ratos, y no como un lugar de trabajo estudio y preparación. Son familias que no pueden acceder a puestos de trabajo mejor remunerados pues su nivel de estudios es bajo (el 39% de los padres y madres cuenta con los estudios básicos; un 29% estudios medios; solo un 17% cuenta con estudios superiores y en un 8% de las familias ambos progenitores no tiene estudios), lo que se traduce en un precario apoyo por parte de las familias a sus hijos e hijas en el plano académico, sobre todo, como hemos visto, por las propias carencias que ellos tienen en este terreno. Otro sector de las familias pertenece a la población arraigada, de profesionales cualificados, niveles económicos desahogados o incluso altos, con implicación social. Personas que recibieron la apertura del centro como el fruto de una lucha a lo largo de muchísimos años y por tanto lo viven como algo propio. Se preocupan muchísimo por sus hijos e hijas e incluso por la evolución del centro y los problemas cotidianos, prestándonos su ayuda y colaboración siempre y a las que tenemos muchísimo que agradecer, puesto que nos han ido abriendo el paso para incorporarnos en la zona. Estas familias comparten la educación de sus hijos e hijas con nosotros y forman una parte activa de la Comunidad Educativa. Vamos notando como el Instituto se va convirtiendo, poco a poco, en un referente respetado por la vecindad. Un porcentaje elevadísimo del profesorado cambia cada curso, en torno al 50%. No es necesario comentar los graves trastornos que este hecho ocasionan en la Comunidad Educativa, problemas que van desde el desconocimiento del centro, del alumnado, de la forma de trabajar y los proyectos y programas que se desarrollan en el centro. Desconocen a las familias, la idiosincrasia de la zona, los recursos del entorno, su historia, su cultura, etc.

3 Uno de los cargos que cambia curso a curso es el de orientación, con lo importante que es para un centro con estas características y tan grande conservar a una persona con este cargo, para poder llevar una continuidad en el conocimiento y estudio de los chicos y las chicas y un Plan de Acción Tutorial que vaya poco a poco ayudando en la consecución de los objetivos establecidos para el centro. Cada curso es un volver a empezar, se extiende entre el alumnado, sus familias y el propio profesorado la sensación de provisionalidad del trabajo que se realiza y la falta de continuidad de la labor docente, ya que ésta reposa sólo en el Equipo Directivo y en el grupo de profesores y profesoras con continuidad en el centro. Características el alumnado. El total de alumnado va cambiando a lo largo de todo el curso; entre los que abandonan y se incorporan el resultado final no suele superar los 20 ó 30 alumnos y alumnas. Este total parece no ser destacable (un grupo más o menos a lo largo de un curso), pero lo complejo es que la mayoría de los abandonos se dan en 2º ESO y las incorporaciones se producen indistintamente en todos los cursos. Esto supone un importante desequilibrio en las ratios por grupo a lo largo del curso. Destaca el importante desequilibrio entre el total de alumnado: los de 1º y 2º ESO suponen el 30% del alumnado. Esto condiciona una parte importantísima del trabajo, los objetivos y la vida cotidiana del centro. El elevado número de alumnado de 1º y 2º ESO, el bajo nivel competencial, las dificultades para seguir las clases, la desmotivación por los estudios, etc. hacen que la conflictividad sea elevada en un sector reducido, pero muy visible en el alumnado de estos niveles. Este alumnado impide que haya un clima de clase adecuado, molestan a sus compañeros y compañeras, no traen el material, se distraen y distraen a los demás, no hacen las tareas, hablan, se levantan, buscan cualquier disculpa para salir de clase y si se les impide responden con violencia. Esta actitud genera mucho malestar en el aula, tanto en el alumnado como en el profesorado. Por ello, sobre todo en 1º ESO y 2º ESO, el primer trimestre es una lucha para que acepten normas, respeten a la colectividad, permitan dar clase, trabajen y tengan una actitud tranquila en el aula. Algunas veces no se logra y algunos de ellos terminan con expediente de expulsión. La autonomía y los hábitos de estudio y de trabajo no se corresponden con el nivel educativo en el que están. Les cuesta muchísimo hacer las tareas, se muestran inseguros, no saben buscar ni completar la información que se les requiere, dudan de lo que han hecho, pidiendo continuamente el apoyo y la revisión del profesorado. Recurren fácilmente al no sé hacer eso o no lo entiendo. Presentan graves problemas en la comprensión y expresión escrita y oral, en el razonamiento lógico y resolución de problemas. Estas deficiencias dificultan el éxito en todas las materias del currículo. En el centro, además, tenemos una tasa de idoneidad muy baja, así vemos que en 1º de ESO el 42,7 del alumnado ha repetido alguna vez a lo largo de su vida académica. En 2º de ESO, han repetido alguna vez, el 55,4%, en 3º ESO, el 42,3% y en 4º ESO el 51,8%. Este hecho lleva a que muchos alumnos y alumnas, en cuanto perciben que una materia o una actividad les pueden presentar dificultades, la abandonan y no intentan superarla, se rinden fácilmente. De ahí que tengamos que plantearnos seriamente la necesidad de cambiar metodologías, hacer hincapié en las Competencias Básicas y animarles en la posibilidad de mejorar sus expectativas académicas. Además debemos atender a

4 sus hábitos de estudio y de trabajo, sobre todo en el centro, en vista de las carencias de sus familiares. Otro sector, más numeroso en 2º ESO que en el resto de los niveles, acude a clase porque los obliga la ley y sólo están esperando a cumplir los 16 años para abandonar la enseñanza. Por otro lado, dado que dedican mucho tiempo del día a las amistades (un 40% dedica entre una y dos horas a sus amistades fuera del horario escolar), a las nuevas tecnologías (también dedican entre una y dos horas diarias a Internet y otros juegos electrónicos), entre estos jóvenes funciona el aprendizaje entre iguales, muchas veces sin personas adultas que tamicen los valores que circulan entre ellos. El absentismo escolar ha mejorado en los últimos cursos de forma destacable. En el curso 2006/07 en 1º ESO teníamos un absentismo de un 18%, en 2º de un 14%, en 3º de un 3% y en 4º un 1%. En el curso 2008/09 tuvimos un 6% en 1ºESO, un 7% en 2ºESO, un 4% en 3ºESO de ESO y en 4º ESO había desaparecido. En el curso 2008/09 siguió la misma tendencia. Este último curso no hemos contado con la Trabajadora social, por lo que el absentismo ha subido ligeramente. En otro orden de cosas, institucionalmente esta zona ha sido desfavorecida durante años por parte de las Instituciones y así, la historia escolar de muchos de nuestros alumnos y alumnas se ha visto afectada por claustros que han cambiado constantemente, largas bajas del profesorado sin cubrir, masificación de los centros, absentismo del profesorado, además de un Servicio de Orientación compartido entre centros que no ha podido atender adecuadamente los casos puntuales. El fracaso, la dejación y el abandono institucional han sido, en muchos casos, la causa directa de esta problemática. Por otra parte está el alumnado de incorporación tardía y procedente de otros países; llegan desorientados, desarraigados, inadaptados, enfadados con sus familias y su entorno por haberlos separado de su ambiente en una edad tan difícil. Este alumnado duplica el fracaso escolar respecto al de la zona. A un sector del alumnado al que le gusta muchísimo todo lo que se refiere a la expresión artística y musical, lo que facilita su identificación con el centro y la participación en actividades de están índole. Algunos le dan importancia al deporte, pero sólo lo practican asiduamente bastantes alumnos y muy pocas alumnas (un 35% practica algún deporte). Pero la inmensa mayoría del alumnado tiene actitudes muy positivas. En primer lugar, es muy participativo, una vez pasados los primeros meses del curso, asumen las normas y se han adaptado al centro. Aceptan la colectividad y participan en la elaboración de normas, en la mejora de la convivencia en el aula, asisten c/n muchísima regularidad al Centro, no suelen faltar salvo que haya motivos muy justificados. Sus familias comunican a la mayor brevedad posible la inasistencia y el motivo de ella. Llevan bien el ritmo de la clase, del centro, realizan sus tareas y ellos y sus familias muestran una gran preocupación por los estudios y por su futuro. Estas familias suelen acudir al centro ante cualquier problema, cuando se les requiere y cuando realizamos cualquier actividad en la que se solicita su presencia. No acumulan partes de incidencia y tienen una actitud positiva, participativa y alegre en el centro. Se les nota que son chicos y chicas queridos y protegidos por sus familias, además de que son bien educados por sus padres y madres, que en multitud de ocasiones vienen a pedir ayuda o consejo al centro cuando se enfrentan a los problemas de adolescencia de sus hijos e hijas. Suelen aprovechar correctamente los medios que el centro y el entorno pone a su

5 disposición, trabajan codo con codo con nosotros, nos ofrecen ayuda, muestran apoyo a la labor que hacemos y nos han ido incorporando a las distintas instituciones y acciones que se desarrollan en la zona, nombrándonos positivamente en actos públicos, asociaciones de vecinos, fiestas, etc. El alumnado de todos los niveles cuando va a algún tipo de actividad fuera del centro, presenta un comportamiento educado y respetuoso tanto con el profesorado como con el lugar que visitan. Los percances que hemos tenido son contados. En general la inmensa mayoría del alumnado se siente satisfecho de estar en el centro, aunque no vayan a terminar los estudios. Creemos que es porque maduran y se socializan bastante bien. Es por ello por lo que creemos que, para rescatar a todos estos chicos y chicas que salen sin titular, se debería incrementar la oferta de PCPI que hay en la zona, ya que es realmente ridícula.