Línea: La educación en valores y el compromiso y responsabilidad Social

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1 LA ENSEÑANZA DE LOS VALORES SOCIALES Y HUMANÍSTICOS EN EL BACHILLERATO DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA, ANTE LOS REQUERIMIENTOS DE LA SOCIEDAD ACTUAL. José Arturo Arteaga Campos 1. Línea: La educación en valores y el compromiso y responsabilidad Social RESUMEN: Algunos elementos que dan cuerpo a la investigación de este artículo están relacionados con la necesidad de saber, en qué nivel la enseñanza de los valores en el Bachillerato de la Universidad Autónoma de Sinaloa, está repercutiendo en el aprendizaje de los valores que requiere el alumno en un mundo de aislamiento del yo, y en una sociedad donde la cultura del máximo rendimiento-beneficio y de la creciente violencia a suplantado a la otra, de la máxima humanidad, lo que afecta a todas las estructuras, pero, en especial a la familia, que se traduce en pérdida de vínculos y sentimientos de filiación, generando una sensación de vivir en un mundo sin raíces, sin historia y sin pertenencia, que es el cambio que ahora debe propiciar la Universidad en lo general y en sus planes y programas de estudio, los profesores en lo particular con su ejemplo personal y con su práctica cotidiana en el aula. Para lo cual nos ubicamos en una perspectiva cualitativa, con un enfoque socioantropológico, que significa que las funciones de la escuela se observan partiendo de las interacciones cotidianas, más que de la relación macrosocial entre escuela y sociedad. PALABRAS CLAVE. Valores sociales y humanísticos, Problemática social, Familia, Educación moral, Práctica docente. OBJETIVOS GENERALES. En el proceso docente educativo se concretan las posibilidades principales para que los alumnos asuman los valores que la sociedad requiere que adopten en ese momento, en este sentido poseen una significación especial el ejemplo del profesor y el propio desarrollo del proceso. 1 Profesor Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa; con adscripción a la Escuela Preparatoria Guamúchil y colaborador en la Lic en Ciencias de la Educación unidad guamúchil. arteagacamposjosearturo@gmail.com

2 Si el profesor posee un gran dominio de la asignatura que imparte y en su conducta diaria al comunicarse con sus estudiantes no toma una actitud como una persona honesta, solidaria, justa y disciplinada, no habría mucho que hablar de educación en valores, es importante apuntar que con frecuencia los profesores descuidan el componente afectivo en su relación con los estudiantes, la educación en valores requiere una fuerte implicación del vinculo de lo afectivo y lo cognitivo. La educación en valores a través del proceso docente-educativo sólo es posible cuando lo instructivo y lo educativo conforman una unidad. Para que el proceso docente-educativo no sea una mera transmisión de información y si el profesor desea ser un educador y no un simple instructor es de suma importancia poseer una idea clara acerca de las emociones, actitudes y valores propios de cada estudiante. Cuando se toma en cuenta la parte afectiva se facilita grandemente el aprendizaje. Por lo que es necesario preguntarnos: Por qué educar en valores y cómo debe hacerse? El por qué, lo encontramos en el sentido de qué es necesario preocuparse de la educación moral, si queremos que la escuela siga cumpliendo con los principios que inspiran su funcionamiento, es decir, la escuela que prepare para la vida y la escuela a la medida de los alumnos. Lo que significa, una escuela sensible a la realidad y conectada a los hechos del entorno próximo y del entorno lejano. Una educación vinculada a la vida, que hable de los conflictos de valor que hoy se nos plantean. Cómo debe hacerse? La escuela y en especial el profesor deben alentar la libre expresión de cada sujeto en el seno de una sociedad libre y justa, limitando la instrucción a favor de la actividad creativa, y limitando el papel disciplinario a favor de una colaboración mutua más igualitaria. Pero Se está haciendo? Con base en esta interrogante se plantean los siguientes objetivos: Conocer y analizar la práctica en el aula de los profesores del Bachillerato de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en México, para saber si con ella, los alumnos pueden desarrollar habilidades que les permitan asimilar los valores sociales y humanísticos para sí y para la sociedad donde viven.

3 Conocer y analizar si la problemática de la sociedad actual es conocida por los profesores y en qué medida la utilizan para fomentar en el alumno aprendizajes de valores sociales y humanísticos adecuados a su persona y al medio social donde viven. REFERENTE TEÓRICO. En la globalización económica que tiene lugar en el mundo contemporáneo, las clases y grupos sociales subordinados (campesinos, indígenas, obreros, profesionistas, amas de casa etc.) no encuentran cabida real en los planes de desarrollo, pues en estos prevalece la concepción neoliberal de la economía que impulsa prácticas orientadas fundamentalmente a consolidar los intereses de los grupos hegemónicos de la sociedad. Los lineamientos básicos de dichos planes se generan en los centros financieros internacionales y se incorporan a los proyectos nacionales, puesto que no entran en contradicción con los proyectos de nación que los grupos dominantes económica y políticamente de cada país construyen y buscan llevar a efecto. Estos grupos lo aceptan en tanto que satisfacen en primer lugar sus intereses de clase y por consiguiente, la solución a las necesidades de las mayorías, se incluye mínimamente y solo en la medida en que el proyecto hegemónico no se vea afectado. En este proceso el sector educativo se encuentra atrapado. Los dirigentes tratan, de acuerdo con los lineamientos propuestos por el gobernante en turno, de impulsar proyectos que permitan la innovación de los procesos de enseñanzaaprendizaje, concretamente en la definición de contenidos, bajo formas de organización y evaluación. Sin embargo se deja en segundo término o se olvidan otras necesidades y exigencias expresadas por los profesores y los alumnos y hasta por algunas autoridades de la escuela para elevar la calidad de la educación. Pero más aún el proceso enseñanza-aprendizaje que impera en nuestras escuelas es el proceso tradicional donde los alumnos se preocupan por asistir a la clase debido al control que se tiene de las asistencias; están aparentemente atentos a la exposición del docente para posteriormente responder a las preguntas y los

4 exámenes en los términos requeridos; participan si el profesor se los demanda; solo leen la bibliografía que se exige para acreditar la materia, sin interesarse por otras lecturas. En cuanto a la educación superior mexicana, opera en un nuevo escenario de competencia mundial que es más visible en el marco de los tratados comerciales como el del Libre Comercio de Norteamérica y la incorporación a organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). La competencia entre Universidades Mexicanas conlleva la necesidad de plantear programas de desarrollo de nuestras IES con base en indicadores y estándares internacionales. En lugar de prosperidad y soberanía, esta tendencia muestra el principio de un largo periodo de crónico deterioro, de pérdida de legitimidad en lo político, de decaimiento de la economía y de explotación y subordinación respecto de núcleos hegemónicos internacionales. Por lo cual, según Abiotes las Universidades como espacios educativos deben: Reivindicarse como parte importantísima de la educación, la gran constructora de sociedades y ofrecer el conocimiento superior, en profesionales, investigación y difusión cultural, que necesitan los grupos sociales concretos para mejorar su economía, su vida política y social y fortalecer su identidad cultural (Aboites; 2004: 117). A las Universidades Mexicanas se les pide que se defina en función de que procesos que se consideran decisivos para el futuro del país, es decir, la Universidad tiene una función social y no cualquiera sino aquella de la más alta responsabilidad, en tanto que factor de primer orden para generar las condiciones, en el terreno del saber, de la capacitación y el progreso científico, que propicien el bienestar común. En la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI; visión y acción, los participantes en la Conferencia Mundial sobre la Educación Superior, que se reunieron del 5 al 9 de octubre de 1998, en la sede de la UNESCO en París, consignaron entre las Misiones y Funciones de la Educación Superior las siguientes:

5 -Educar, formar y realizar investigaciones: promover, generar y difundir conocimientos por medio de la investigación y, como parte de los servicios que han de prestar a la comunidad, proporcionar las competencias técnicas adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social y económico de las sociedades. -En lo que toca a la Función Ética, Autonomía, Responsabilidad y Prospectiva: reforzar sus funciones críticas y progresistas mediante un análisis constante de las nuevas tendencias sociales, económicas, culturales y políticas, desempeñando de esta manera funciones de centro de previsión, alerta y prevención. -En cuanto al reforzamiento de la cooperación con el mundo del trabajo y el análisis y la previsión de las necesidades de la sociedad, se destacó que en su calidad de fuente permanente de formación, perfeccionamiento y reciclajes profesionales, las instituciones de educación superior deberían de tomar en consideración sistemáticamente las tendencias que se dan en el mundo laboral y en los sectores científicos, tecnológicos y económicos. A fin de satisfacer las demandas planteadas en el ámbito del trabajo, los sistemas de educación superior y el mundo del trabajo, deben crear y evaluar conjuntamente modalidades de aprendizaje, programas de transición y programas de evaluación y reconocimiento previos de los conocimientos adquiridos, que integren la teoría y la formación del empleo. (En: Confluencia, revista de la ANUIES, número 68, octubre de 1998, México). De acuerdo con lo anterior, la docencia debe convertirse en un espacio para la reflexión, la crítica y la formulación de propuestas a fin de lograr que la preparación académica sea de excelente calidad pero con un profundo sentido social y humanista, que satisfaga las exigencias del medio, que incida con análisis críticos y propuestas fundamentadas, en la búsqueda de solución a los problemas del contexto social donde estamos inmersos. Concebir la docencia de acuerdo con este marco de referencia conlleva a una toma de posición frente a la vida y la sociedad y, en particular, ante el proceso educativo. Pero no basta con que contextualicemos la escuela para avanzar hacia la construcción de una formación académica diferente. Se requiere, y la realidad

6 en la que vivimos así lo exige, que como docentes busquemos la forma de situar nuestras enseñanzas en el ámbito social correspondiente. Ello permitirá al educando encontrarle sentido a lo que aprende y a participar activamente en su preparación académica. El propósito es, pues, formar individuos capaces de asumir su responsabilidad histórica para que el uso de la ciencia tenga realmente un sentido social y deje de servir solo a grupos minoritarios que insisten en mantener las relaciones de explotación predominantes, sin que se preocupen por las consecuencias sociales y morales que este hecho tiene para el conjunto de la sociedad. La educación en valores a través de la práctica solo es posible cuando lo instructivo y lo educativo conforman una unidad, pues los conocimientos científicos permiten el asumir de forma consciente valores como la verdad, la exactitud, la creatividad y la curiosidad. Para que la práctica educativa no sea una mera transmisión de información es de suma importancia que el profesor posea una idea clara acerca de las emociones, actitudes y valores propios de cada estudiante. Cuando se toma en cuenta la parte afectiva se facilita el aprendizaje (Álvarez; 2001). Para describir los enfoques teóricos que más se acercan a explicar el problema que se plantea en la presente investigación se tomaron en cuenta como autores base, entre otros a Rojas Soriano Raúl, Hugo Aboites, Álvarez Aguilar Nivia, García Salord Susana, Taylor y Bogdan, Sacristán José Gimeno y otros de no menos importancia. APARTADO METODOLÓGICO. El presente trabajo de investigación se sitúa en la perspectiva cualitativa, definida en su más amplio sentido como la investigación que produce datos descriptivos: Las propias palabras de las personas, habladas o escritas y la conducta observable. El conocimiento y la profundización por parte de los investigadores acerca de la investigación cualitativa les abre una perspectiva que puede contribuir a elevar la efectividad y calidad de la investigación en el campo educativo donde cada día

7 interesan con más fuerza, los procesos, las relaciones causales, y la relación proceso- resultado, que los resultados finales. Cuando la formación de la personalidad y en particular la educación en valores se convierten en objeto de investigación, se requiere del descubrimiento de la estructura dinámica interna que le es peculiar a esos procesos y se precisa comprender la compleja interdependencia de factores, causas y consecuencias que confluyen en un individuo particular y en un grupo bajo determinadas condiciones sociales, entonces se hace imprescindible el uso de una metodología cualitativa. De acuerdo a las características del estudio planteado, se utilizaron algunos conceptos y orientaciones del método cualitativo, que nos permite estudiar la actividad áulica de los profesores en la enseñanza de valores, misma que se inscribe dentro de la corriente socioantropológica, desde donde se procuró el acercamiento a las funciones de la escuela en el desarrollo de las interacciones cotidianas, más que desde la relación macro-social entre la escuela y la sociedad. Según García dice que: En el enfoque socioantropológico de la cuestión educativa, las funciones de la escuela se observan partiendo del terreno de las interacciones cotidianas, más que desde la relación macro-social entre la escuela y la sociedad Esto significa que el objeto de estudio articula la presencia de sujetos sociales genéricos como el Estado, las clases sociales, las instituciones y las dimensiones formales de las estructuras y sus funciones explícitas, la legislación y las políticas que instrumentan, pero se focaliza en la representación individual y cotidiana de de lo social, en sujetos concretos, Maestros, Alumnos, Directores, e incorpora la dimensión informal e implícita que estructura las interacciones en el ámbito escolar( García;2009:9). El interés por producir conocimientos sobre el fenómeno educativo o por plantear estrategias y propuestas de intervención en la realidad educativa, más que un intento por consolidar una comunidad, es crear un campo especifico llamado, investigación educativa, que tenga origen en la ambigüedad estructural, es decir, que más que campo de producción de conocimientos científicos, son prácticas que en su desarrollo se constituyen en el saber y hacer especializado, sin el respaldo de una disciplina que dé cuenta del método y objeto propios. Son prácticas sin autonomía, en cuanto a que carecen de teorías elaboradas a partir de su mismo

8 quehacer, por lo tanto, para conformar su discurso y práctica apelan al conjunto de conocimientos generados en el campo de producción sólidamente estructurados. DESCRIPCIÓN DEL PROCESO. El trabajo de campo se realizó a través de la perspectiva socioantropológica adecuada a la postura de Woods, quien la concibe como: El método que se interesa por lo que la gente hace, como se comporta y como interactúa. Se propone descubrir sus creencias, valores, perspectivas, motivaciones y el modo en que todo esto se desarrolla o cambia con el tiempo o de una situación a otra (Woods; 1998). El escenario donde se llevó a cabo la presente investigación fueron las cuatro unidades escolares de la Región del Évora, comprendida en la unidad regional centro-norte de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que comprende tres Municipios del Estado. En general el escenario es de una escuela grande y tres pequeñas, de las cuales se escogió en forma aleatoria a catorce maestros, considerados sujetos informantes claves. Nos apoyamos inicialmente en el cuestionario abierto como sondeo para marcar tendencias, diseñado con 16 preguntas, para que ellos mismos lo contestaran. Las interrogantes se establecieron de antemano, en un mismo orden y formuladas en los mismos términos para todos los sujetos, con pretensiones de explorar opiniones que no exigen profundidad en la reflexión, las preguntas giraron en torno a la problemática que se presenta en el salón de clases para lograr que los alumnos asimilen los valores sociales y humanísticos útiles para ellos y para la sociedad a la que pertenecen, y la medida en que utilizan la problemática social del medio en que vive para enseñar los valores adecuados a cada uno de los estudiantes. A partir de los resultados del trabajo piloto se procedió a aplicar en forma simultánea la entrevista semiestructurada y la revisión de documentos. La entrevista se estructuró con un guion activador de ejes generales sobre el tópico a investigar y de algunos supuestos que se fueron formulando durante la observación.

9 Los ejes de investigación que se desprenden de los objetivos de la investigación y que sirvieron de guía al trabajo de campo fueron: -La problemática de la sociedad actual y la importancia de la enseñanza de los valores sociales y humanísticos. -La práctica del docente en el aula como generadora de aprendizajes de valores en el alumno. PRINCIPALES RESULTADOS Y CONCLUSIONES. En cuanto al primer eje de investigación y en cuanto a la importancia de enseñar valores manifiestan casi en su totalidad los profesores que en la escuela no se educa en valores sino en conocimientos, que es en la familia donde los padres deben moldear al individuo y la escuela solamente le da seguimiento, que la no existencia de valores se debe a que no se inculcan los valores como antes, pues las familias jóvenes no inculcan valores, además influye lo económico, los avances tecnológicos y los medios de comunicación. De las manifestaciones anteriores se puede apreciar que en gran medida el profesor no conoce la función que tiene que desempeñar, los medios que debe utilizar y el conocimiento que debe tener para lograr los objetivos que se persiguen y sigue utilizando las prácticas tradicionales de enseñanza-aprendizaje comunes a otras materias de lo social, sin entender que la educación en valores es parte importante de una sociedad que reclama una educación distinta que tenga como horizonte la formación de la persona en la totalidad de sus dimensiones En cuanto al segundo eje se concluye que los profesores consideran cumplir con su función de enseñar valores cuando logra que el alumno pueda leer un tema y lo explique, cuando se hace pensar al alumno con videos y hacen preguntas, así cuando se motiva el trabajo reflexivo en el alumno por medio de la representación del profesor en la clase, pero nada sirve pues cuando salen de la escuela toman otra actitud. Manifestaciones que nos llevan a concluir y ratificar la visión tradicionalista del profesor al presentarse por su parte un conjunto de teorías éticas, expuestas en forma tradicional, sin proporcionarles los instrumentos de reflexión intelectual y sin permitirles que tengan la experiencia de vivir en un

10 contexto de mutuo respeto, de diálogo, de indagación cooperativa y libre de manipulaciones. CONCLUSIONES. Las bases para la educación en valores radica en la necesidad de que el alumno asuma de forma consciente su propio proceso de formación donde las influencias externas, entre ellas el trabajo del profesor, tengan como función esencial el ayudar al alumno a descubrir sus propias potencialidades y consecuentemente asuman un determinado sistema de valores. Pero frecuentemente se descuida el componente afectivo, siendo que la educación en valores requiere de una fuerte implicación de lo afectivo con lo cognitivo, lo que es solamente posible cuando lo instructivo y lo educativo forman una sola unidad. Para que la práctica educativa no sea una mera transmisión de información es de suma importancia que el profesor posea una idea clara acerca de las emociones, actitudes y valores de cada estudiante, lo que no aparece en las manifestaciones de los profesores encuestados y entrevistados, más bien manifiestan cierta tendencia a lo tradicional en la práctica educativa BIBLIOGRAFÍA ABOITES, Hugo, 2004, Siglo veintiuno; los desafíos para la educación superior; En Globalización y crisis: Contribuciones al debate en el ámbito social y educativo ED. Colegio de Sinaloa y CISE-UAS, México. ALVAREZ Aguilar, Nivia, 2001, Educación de la personalidad y desarrollo intelectual. DGEP-UAS. U. de Camagüey. México. CONFLENCIA, Revista de la ANUIES, 1998, Número 68. México. GARCÍA Salord, Susana. 2009, Normas y valores en el salón de clases. ED. Siglo veintiuno. México. ROJAS Soriano Raúl, Vínculo docencia-investigación, para una formación integral. ED. Plaza y Valdez. México. WOODS, Peter. 1998, La escuela por dentro. La etnografía de la investigación educativa. ED. Paidos. Madrid. España.